Tu ausencia duele cómo pinchazos de rosas, o cómo una vela quemandome. Hace unos días traté de superar el dolor tratando de negar que me abandonaste. Tu abandonó no me dolió, me dolió que me hayas desechado como si no fuese nada. ¿Realmente soy nada para ti?
Años complaciendote, dándote lo que querías, siendo tu misma piel en carne y hueso, pero nada sirvió porque cuando un humano se aburre el corazón lo aleja. Tú me alejaste de ti ese día en concreto.
No volviste a saber de mí, pero yo todavía te recuerdo. Recuerdo tu risa, recuerdo tus ojos, recuerdo nuestros momentos y recuerdo esa vez que me regalaste tus brazos para sentirme cálido con ellos. Tu olor todavía lo tengo en la punta de la nariz molestándome cada vez que quiero olvidarte.
¿Me hiciste daño? Claro que me hiciste daño, me dañaste y me tiraste. Soy desechable para ti, un envoltorio que simplemente puedes tirar y abandonar. Lo que no te duele a ti me duele a mí.
— {Nawyl}