Siempre escuché las frases... a mí si me pasa, "Lo mato" o "lo dejo sin un peso", "lo voy a hacer sufrir", pero sólo sé que al verlo a los ojos esa tarde fría de invierno sólo pude decirle..."BASTA".
Fue en ese preciso instante que sentí que una simple palabra pudiera darme un gran alivio, no deseaba forzar a alguien que esté a mi lado y que me fuera fiel como yo lo era, por más que me dijera mil veces cuánto me ama...o que nunca lo volverá a hacer.
Mientras me marchaba sola por el parque tomé un poco de nieve del suelo y como si estuviera por hacer un pacto, cerré los ojos, recordé tristemente todo lo que habíamos pasado y dije a viva voz...primero fiel a mí, a mis principios y a mi dulce hijo y soplé con la esperanza que la decisión que había tomado era la correcta.
Soy consciente que nada se desvanecerá como la nieve que acabo de soplar, pero tengo la ilusión que el dar éste primer paso cambiará muchas cosas.
Mientras caminaba pensativa en cómo explicarle a mi pequeño que su papá ya no viviría más con nosotros, que él lo seguiría amando, pero ya no podría estar en casa y ser parte de ese hogar, un nudo comenzó a formarse en mi estómago y las lágrimas brotaron sin control.
Basta Melisa! me digo con voz un poco temblorosa, por qué perdonar a ese hombre que hoy resulta ser un total extraño?, produciendo tanto dolor y sufriento.No se lo merece y mí hijo no tiene porque vivir entre engaños y mentiras.No debe importar el qué dirán, soy capaz y podré salir adelante, merezco que me respeten y él ya no lo hacía.
Durante el trayecto a casa voy justificando mis palabras y argumentando todo lo que se me cruza por la mente, como si la que había tirado todo por la borda fui yo y no él.
Para mi sorpresa me cayó un copo de nieve en mi rostro, no pude evitar detenerme inmediatamente y mirar al cielo,se podía percibir en el aire una sensación de calma, ésto significaba que después empezaría a nevar con más intensidad, así que respiré profundamente y apresuré mi andar.
Ya enfrente de mi hogar, veo que las luces se encuentran prendidas, eso significaba que mi pequeño ya estaba y cuando abrí la puerta lo pude confirmar, sentí sus pequeños bracitos queriendo rodear mi cintura con tanta fuerza, como si no quisieran que me fuera nunca más, es ahí que comprendí que "BASTA" fue perfecto como una tarde fría de invierno.