Todos guardan en su mente secretos que pueden destruir con un chasquido de los dedos.
Otros solo caminan como personas que no les importa nada, cuando solo es una vil mentira.
En su mente esconden cosas maliciosas, perversas, que el día que salen a la luz se convierten en gente enferma, trastornada o peligrosa, cometiendo los actos más atroces que su oscuro corazón pueda guardar, ni siquiera su alma si es que tienen una, puede ocultar, su maldita oscuridad.
Así soy, una maldita, maldita.
Esas son las voces que mi mente grita.
Sangre, sudor y lágrimas es lo que mi sed de venganza clama.
Dolor, sufrimiento es lo que oculta el tiempo, de heridas que quedan imposibles de cerrar, ya que no se pueden olvidar.
Odio, desgracia son las palabras que matan por un amor o desamor, esas palabras de ilusión que hacen que jugar con la mente sea fácil, pero a la hora de la verdad pueden destruirla más ya que no hay quien las pueda salvar.
El destino es cruel, cuando en el siempre te hieren. Sientes un dolor en el pecho que nunca antes sentiste, ese que se clava como una flecha que traspasa el corazón y el alma. Porque así me sentí yo, el día de su traición.
No puedo definir de otra manera la forma en la que me destruyó, porque es un recuerdo amargo que en mi mente se quedó.
Ahora mi vida es tan diferente, hay muchas personas ausentes, recuerdos que hacen perder mi mente, heridas que son persistentes, que no cicatrizan en un camino que poco a poco pierde sentido viviendo en este mundo tan vacío.
Todas estas palabras son mi tormento, mi única verdad, ya que por más que me vea en el espejo e intente buscar mi alma no la voy a encontrar, ya la perdí, la destruí. Ese es mi fin.