Yo soy Neji, vivo en un pequeño pueblo tranquilo. No soy de creer en historias que los demás aseguran es ver, pero les quiero contar algo que me pasó cuando tenía 8 años...
Ahí estaba yo, sentado en las escaleras afuera de la casa...
El viento soplaba fuerte sin llegar a ser muy exagerado, las nubes grises estaban amenazando con llover, pero eso poco me importaba...
—¡Hijo, creo que va a llover!, ¡Ve a recoger la ropa!...
Oí a mi madre gritar desde la cosina, sólo le respondí con un "Ya va" y me encaminé al patio de atras, tome la cesta de ropa y comencé a doblar la ropa y acomodarla dentro.
Cuando termine comenzó a llover, puse la tapa de la cesta para evitar que la ropa comenzara a mojarse, y me fui al interior de la casa, mi madre me dijo que la comida estaría casi lista y salió de la cosina, al verme empapado me dijo...
—Hijo, ve a darte un baño, para que no te resfries..
Sólo asentí con la cabeza, y me fui.. los minutos pasaron y salí del baño, me fui a la cosina para ver si mi madre ocupaba ayuda.
—¿Qué pasa mamá?.
—Se terminó el gas...
—Yo iré a comprar otro...
—¿Seguro?..
Asentí y comencé a quitar la mina de gas. Mi madre me dio el dinero, mi suéter y un paraguas. Salí de la casa, abrí el paraguas y me fui. La tienda estaba algo retirada de la casa, y la calle estaba algo peligrosa, así que me fui con cuidado....
Cuando salí de la tienda, cerca de un pequeño lago vi a un chico, casi de la misma edad que yo.. pero su delgadez le hacía ver más pequeño.
No pensé en acercarme pero, verle ahí solito y todo empapado, me llenó de curiosidad y me acerqué a él. Lo saludé y el me miró con ojitos tristes... Le pregunté que hacía ahí. Pero no recibí respuesta, él me ignoró, no le insistí más. Cuando tome la decisión de irme, me detuve a mirar atrás, me regresé y le dejé el paraguas.
—No te vayas a enfermar.
Le dije y me fui a casa rápido, llegué y mi madre me estaba esperando, me pregunto que había pasado.. y le dije que el viento sopló y se llevó el paraguas.. ella me creyó, y me dio una toalla para secarme, me fui a bañar de nuevo y regresé a la sala.
Mi mamá sirvió la cena, el silencio era cómodo y tranquilo, pero en mi mente estaba la imagen de aquel chico.
Me atrevo a decir que habría echo hasta lo imposible para no verle llorar. Lo que más odio en la vida es ver llorar a la gente, se que es algo natural, pero... Verlos tan decaídos me pone mal, y por más que intento no puedo pensar en algo más que no sea esa persona llorar.
Cuando lo volví a buscar en aquél lugar, vi a un señor ya mayor, con una paleta de hielo doble ya partida para hacer dos de ellas..
Me acerque a ese señor, y ahí estaba el señor albino, mirando con cariño una foto del chico que había visto hace dos días..
Le pregunté si conocía a ese chico, el me respondió que él era padrino de aquel chico rubio de ojos azules. Pregunté el nombre de ambos, el mayor dijo que él chico se llamaba Naruto, y Jiraiya es su nombre.
Me senté junto a él... Y me contó la historia de aquel chico, que solía aparecer en aquel lago.. cuando extrañaba algo, el chico aparecía y se quedaba ahí, hasta que alguien le dejaste una ofrenda...
El me llevó al cementerio, y luego de caminar unos minutos, vi una lápida muy bonita, esa lápida estaba siendo tapada por aquel paraguas que le había dado..
Después de todo, la tumba de aquel chico era la más cuidada por muchas personas...