Lo amó desde que lo conoció ya que él fue el único que demostró cariño e interés por su persona. Kawaki se había criado en un orfanato donde sufrió toda clase de abusos, cuando cumplió los dieciocho años salió de ese infierno para adentrarse en otro peor.
Pero en ésta ocasión ya estaba preparado para enfrentarlo. Conoció a Naruto uno de esos días en que mendigaba en las calles e intentó robarle para comer.
El rubio lo sujetó al instante y por más que Kawaki forcejeó no logró soltarse ya que Naruto tenía mucha fuerza. El muchacho creyó que lo llevaría a la policía pero no fue así. Más bien lo arrastró a su auto que era nada menos que un Ferrari amarillo.
Una vez dentro Naruto colocó el seguro para evitarle escapar. Kawaki no sabía si admirarse por estar dentro de un auto de esa magnitud o asustarse por haber caído en las manos de un millonario desconocido.
-¿Quién eres muchacho?
-¿Por qué?
-Responde ¿quién eres?
-Me llamo Kawaki
-¿Solo Kawaki?
-Si, no tengo apellido ni nada.
Naruto observó a ese chico con detenimiento, era joven de blanca piel de porcelana, cabellera bicolor, rubio y negro, ojos oscuros.
Su mirada reflejaba desesperación e intensa tristeza, vestía harapos pero tenía buena materia prima. Un buen cuerpo se ocultaba bajo esos ropajes.
-¿Dónde están tus padres?
-No lo sé, nunca los conocí
-¿Eres huérfano?
-Si
-¿Y tienes una familia adoptiva?
-Nunca tuve una familia, ahora si me va entregar a la policía apúrese y hágalo.
Naruto era alguien muy sensible a la hora de detectar el dolor en el otro y en éste caso no fue la excepción. Algo en su interior se movió haciendo que lo lleve a su casa.
-No será a la policía donde iremos Kawaki
-¿A no? ¿Y dónde se supone que me llevarás?
-A mi casa, tienes más de dieciocho años ¿Verdad?
-Sí, tengo diecinueve ¿por qué?
-Eres mayor de edad y no es ilegal llevarte a mi casa entonces
Diciendo aquello Naruto arrancó el auto y fue rumbo a su mansión, en el camino Kawaki se detuvo a contemplar a ese rubio tan extraño como atractivo.
-¿Cómo te llamas tú?
-Naruto Uzumaki
-¿Cuántos años tienes?
-Treinta y dos
No parecía tener esa edad, se veía más joven en realidad. Cuando llegaron a destino Kawaki quedó con la boca abierta al ver la fachada de tan grande morada.
El portón se abrió solo. Era de noche ya cuando entraron a la mansión. Kawaki no sabía dónde mirar primero, aquella era una mansión gigantesca en verdad.
Naruto lo condujo a uno de los baños del primer piso donde había una gran bañera. El mayordomo le preparaba el baño mientras Naruto lo llevaba a una de las habitaciones de huéspedes.
Había una cama de una plaza y media, dos sillones, un armario con ropas para jóvenes varones. Ventanales gigantes con rejas, un espejo tamaño natural y un escritorio.
Había un pequeño baño interno junto a una chimenea cuyo fuego estaba encendido. Kawaki no paraba de asombrarse, se preguntaba quién era realmente Naruto para vivir con semejante lujo.
-Te quedarás aquí conmigo Kawaki, aprenderás todo lo que necesitas saber para formar parte de mi mundo. Seguirás una carrera y encararás tu vida de una manera diferente
-¿Por qué yo? ¿Por qué haces esto por mí?
-No preguntes tanto Kawaki
-¿Por qué?
-No lo sé a ciencias ciertas.
Cuando el baño estuvo listo el mayordomo les avisó. Naruto le pidió que se desnude y vaya al baño a sumergirse en la tina el tiempo que así lo desee, luego se retiró para darle privacidad.
Kawaki estuvo tentado de robar la mayor cantidad de objetos de valor e irse pero la imagen de Naruto cruzó su mente despertando algo en él e impulsándolo a quedarse.
Se quitó esos harapos y se dirigió a la bañera. Aquel baño era mucho más grande que la habitación que solía tener en el orfanato.
Cuando se sumergió en esas aguas sintió un placer tan grande como nunca antes lo hubo sentido. Jamás imaginó disfrutar algo así.
Pasó una hora y media allí dentro lavándose el cabello y todo su cuerpo para relajarse con los productos relajantes.
Cuando salió se secó con las toallas del lugar sintiendo que su propia piel se volvía suave. Por primera vez no sentía dolor al pasarse una toalla por su cuerpo.
Se contempló al espejo sintiéndose más que extraño, limpio de una forma única, en ese tipo de baño parecía en verdad el hijo de un millonario. Nada más alejado de la realidad.
Salió y se dirigió a la habitación donde vio que Naruto le había elegido la ropa que debería usar y se encontraba en la cama.
Un pantalón negro de jeans, medias negras, zapatillas negras, polera azul y buzo azul y negro. Cuando se volvió a ver al espejo se sorprendió ya que no se reconoció. Se sentía tan cómodo con esas ropas como extraño.
A su vez en el espejo otra persona le devolvía la mirada ya que el Kawaki que ahora estaba observándolo era diferente, era alguien que empezaba a anhelar pertenecer a ese mundo en verdad.
Naruto entraba en esos momentos tras tocar la puerta y ser invitado a pasar, el rubio sonrió al verlo tras comprobar que no se había equivocado. Era en verdad muy atractivo para andar por las calles a la deriva.
El recuerdo de Boruto, su propio hijo, regresó a él desbastándolo. Había cometido tantos errores en el pasado que Hinata, su esposa, lo abandonó llevándose con ella a sus hijos. En aquella época él era un don nadie a diferencia de ella que pertenecía a una familia aristócrata.
Hinata y su familia le quitaron a sus hijos logrando que su hijo lo odie a más no poder. Tenía dos años menos que Kawaki.
Hacía diez años que no lo veía y en verdad los extrañaba a ambos. Su hija si lo quería pero no le era permitido verlo por culpa de la familia de su madre y la orden del juez.
Hacía tan solo dos años supo que su materno paterno era millonario y murió dejándolo como único heredero de su cuantiosa fortuna y empresas. Tuvo que cambiar su apellido por el de su madre y prepararse durante un año y medio para poder empezar a frecuentar ese mundo.
Fue cuando quiso recuperar a sus hijos pero era demasiado tarde, su hijo Boruto estaba convencido de que él se fue de sus vidas abandonándolos para siempre.
Hinata se había casado con otro hombre quien criaba a sus hijos y él sin poder hacer nada.
Recordó cómo se esforzó por recuperarla tenencia legal de ellos debido a que ambos eran menores de edad, pero fue Boruto mismo quien le arruinó sus planes y esfuerzo tras denunciarlo de acoso.
De no haber sido un aristócrata ahora estaría en prisión de por vida. Pero la orden del juez fue terminante. Mientras sean menores de edad no podría acercarse a ninguno de los dos y cuando hayan cumplido la mayoría de edad ellos podrán renovar la restricción del juez para evitarle acercárseles.
Kawaki lo sacó de esos tristes recuerdos. Naruto lo miró y sonrió tristemente, perdió a sus hijos pero la vida le daba otra oportunidad con Kawaki y no la desperdiciaría. Perdió a su hijo pero su hija aún lo quería y estaba dispuesto a recuperarla.
Para ello recurrió a un juez muy amigo de los Uzumakis quien se estaba ocupando del caso. Naruto sabía que era cuestión de tiempo para recuperar a su hija y en ésta ocasión él se aseguraría de que Hinata y su familia no pueda verla nunca más. Kawaki lo miraba más que asombrado ya que era evidente que ese rubio sufría intensamente.
-Oye Naruto ¿qué ocurre?
-Nada
-Sufres, puedo notarlo. ¿Cómo alguien como tú que puede vivir en un lugar así padece tanto?
Kawaki era muy perspicaz al parecer pero no le diría nada sobre su vida intima después de todo era solo un desconocido.
-Vamos a cenar Kawaki
La preparación de Kawaki comenzó al día siguiente, el chico no tenía tiempo de nada con todas las lecciones que tenía por delante.
Pero Kawaki le ponía todo su empeño debido a Naruto ya que no quería decepcionar a ese hermoso rubio que había puesto todas sus esperanzas y confianza en su persona disponiéndose a salvarlo.
Ambos hacían gimnasia juntos, leían literatura juntos y compartían demasiadas cosas descubriendo que eran mucho más parecidos de lo que se podían imaginar.
Pronto a Naruto dejó de interesarle salir de su mansión ya que sentía que permanecer en casa era muchísimo mejor.
Kawaki fue quien dio el primer paso al besarlo en la boca tomándolo desprevenido, el rubio se alejó al instante siguiente para mirarlo con asombro ya que no se esperaba eso.
Pero Kawaki sonreía sensualmente sin rendirse.
-Kawaki ¿qué haces?
-Besarte
-No...no...
-Eres hermoso Naruto ¿por qué no lo haría?
-Podría ser tu padre kawaki...no...
-Pero no lo eres ¿o sí?
-No, pero...
Kawaki sabía cómo excitarlo y llevarlo al climax, lo besó acariciando aquel cuerpo tan apetitoso para ser un hombre mayor que en realidad no parecía tener la edad que decía tener.
Esa noche Naruto volvió a experimentar el amor como nunca antes lo había vivido, de hecho era la primera vez que lo hacía con un hombre y encima uno que parecía ser su hijo.
Muy a su pesar ese fue el mejor momento después de haber sido padre.
Las embestidas que Kawaki lo colmaban de intenso placer y desesperación por más, muchísimo más.
La pasión se encendió entre ambos y comenzaron a vivir una pequeña luna de miel sin boda.
Naruto junto a su ex siempre lo hizo en el dormitorio y más en concreto en la cama. Pero Kawaki lo hacía experimentar formas diferentes de hacer el amor.
En todas partes de la mansión y de diversas formas. Era costumbre andar desnudo por todo el lugar mientras que el mayordomo tenía órdenes estrictas de no dejar pasar a nadie ni ser interrumpidos por nadie.
Solo a los tutores de Kawaki que tenían días y horarios específicos.
Pronto pasaron seis meses en los cuales Kawaki habías aprendido todo lo necesario para poder formar parte de los aristócratas.
Además empezaba a dedicarse a las leyes para ser un futuro abogado. Pero lo que más disfrutaban era hacer el amor en diversas partes de ese lugar.
Naruto se había enamorado de ese chico a más no poder pero nada decía porque no sabía si en verdad era correspondido en el amor.
Por supuesto que Naruto era muy despistado en ese tema debido a que kawaki no solo estaba enamorado de él sino que no podría volver a vivir lejos de Naruto.
Cuando el juez amigo lo llamó para informarle que ya podía ver a su hija debido a que tenía la tenencia legal definitiva y los Hyuuga no podían acercársele nunca más. Eso lo incluía a su hijo Boruto.
Cuando le contó aquello a Kawaki, el chico se alegró por él. Por supuesto que lo acompañó a buscarla. Cuando llegaron Boruto salió indignado a su encuentro destilando odio hacia su persona.
-¡Maldito bastardo! ¡Mamá está desbastada por tu culpa! ¡Tú nos abandonaste hace años!
Pero cuando quiso golpearlo fue Kawaki quien lo detuvo sujetándole el brazo y arrojándolo al suelo.
-Tranquilo niñito o te las verás conmigo
-¿Quién demonios eres tú?
-Alguien que en verdad se preocupa por él y no como tú imbécil.
Himawari salió corriendo de la casa para arrojarse a los brazos de su querido padre. Ella lo adoraba como en el pasado.
No quería saber nada con su madre y la familia de ella pero sentía tristeza al tener que separarse de su hermano mayor. El era muy terco.
Naruto ignoró a Hinata y los demás. Así tras unos instantes abandonaron la mansión de los Hyuuga para siempre.
Llegaron a casa y ella corrió rumbo a su antigua habitación sintiéndose muy pero muy feliz.
Himawari los observó unos instantes más para confirmar lo que se sospechaba al observarlos en el auto durante el trayecto. Sonriendo dijo:
-Ustedes son novios ¿verdad?
Aquella pregunta dejó a Naruto helado y más rojo que un tomate pero Kawaki sonrió complacido sintiendo que la hija de su amado Naruto le caía muy pero muy bien.
-Si, somos novios aunque él aún no se me declaró ¿sabes? - respondió Kawaki
-Así es mi papá, tendrás que ser tú quien dé el primer paso
-Oigan - el rubio enrojeció hasta la raíz de sus cabellos muerto de vergüenza.
Todos rieron felices. Luego Himawari se fue a casa de unas amigas para hacer la tarea de ciencia dejando a su padre con Kawaki en privado para que sigan disfrutando del amor que los unía.
Kawaki era muy posesivo y sabía aislar a su amado rubio sin que este no se diera cuenta ni mucho menos su hija.
Pronto se mostraron en público pero escasas veces, ya que la pasaban en extremo bien solos siendo Himawari la única con quien eran felices pasar el tiempo.
Así al cabo de unos meses eran una auténtica familia muy feliz. Himawari mantenía contacto con su hermano, su padre le permitía aquello ya que sabía que su hija necesitaba a su hermano.
-Kawaki mi amor, me salvaste en más de un sentido. Deseo que seas mi esposo
-Si mi amor, por supuesto que sí. Pero recuerda que no me gusta verte frecuentar con los demás demasiado
-Y a mí no me interesa hacerlo más que en momentos indispensables.
-Te amo Naruto
El amor posesivo de Kawaki era muy bien recibido por Naruto debido a todo lo vivido durante su vida. Habían sido creados para estar juntos siempre.
FIN