Se cercaba el día de las brujas y los muertos y a Boruto no le hacía ninguna gracias aquella fecha debido a que la sola idea de ver muertos vivientes le resultaba aterradora.
Sin embargo toda Konoha se preparaba para festejar aquel horroroso día con una alegría singular. Su familia siempre debía destacarse en menuda fiesta, debido a que su padre era el maldito Hokage de la aldea.
Suspirando profundo caminaba por las calles de la aldea con cero ánimo, en contraste con todos sus amigos y aldeanos que preparaban las fachadas de sus casas con todo lo necesario para halloween.
Con las manos en los bolsillos, miraba el suelo sin deseos de permanecer en la aldea siquiera. Pero sabía que no podría irse a ningún lado aquellos días debido a las malditas apariencias.
Cuando llegó a casa vió a su madre, hermana y a kawaki preparando la fachada de casa para la fiesta de halloween.
Frunció el ceño sintiéndose muy molesto, pero nada dijo. Había aprendido a callar sobre ciertas cosas.
—¡Hermano! — dijo Hima feliz — Al fin llegas ¿vas a ayudarnos ésta vez?
— No Hima, no lo haré.
Sin detenerse se adentró a la casa para dirigirse a su habitación, donde sacó su celular y llamó a su amor platónico Shinki.
Su semblante se iluminaba cada vez que escuchaba la envolvente voz de Shinki. Se arrojó a su cama conversando con él. Shinki sabía lo que sentía Boruto sobre halloween.
— Boruto es solo una fiesta más, una costumbre nada más.
— Lo sé Shinki, lo sé. Solo que....
El rubio sintió un nudo en la garganta debido a su angustia. En verdad odiaba esa fiesta, llamar a los muertos y demonios era algo espeluznante para el rubio.
— Es por tu tío Neji ¿verdad?
— Si — respondió Boruto angustido — Es como si...no lo dejasen descansar en paz ¿sabes? Como si lo invocaran obligandolo a regresar a éste mundo en contra de su voluntad. Y no me parece justo Shinki.
Boruto había encontrado el diario personal hacía tiempo, lo había leído tres veces logrando así conocerlo a fondo. Le habría gustado poder conocerlo en persona, pero Neji murió en la cuarta gran guerra.
— Te entiendo Boruto
— Mi tío Neji era alguien que deseaba vivir, no quería morir Shinki. Pero ahora ya no forma parte de éste mundo y....estas supuestas fiestas lo obligan a recordar lo que tuvo y lo que perdió.
El rubio no se sentía nada bien, pero era la primera vez que contaba su verdadera razón, por la cual rechazaba aquella celebración y se sintió aliviado.
—Boruto...amigo...
— Ojalá estuvieras aquí Shinki.
— ¿En serio quieres que vaya allá?
— Por supuesto Shinki.
Ambos tenían quince años y sentían extraños sentimientos que los unía más que a cualquier otra persona.
Los días pasaron y la horrenda noche llegó, ellos debían estar en el centro de la aldea junto a Naruto quien, como Hokage que era, daba inicio a la celebración año tras año.
Por más que no quisiera, tenía que disfrazarse y este año se puso el disfraz de un vampiro. Sus hermanos y sus padres disfrutaban en verdad.
Luego de un tiempo aprendieron a respetar su estado anímico ignorandolo. Ese año no fue la excepción.
Mientras su padre daba el discurso inicial de la noche de hallowen, Boruto se alejó del lugar para respirar.
Miraba las estrellas intentando no pensar en nada ni en nadie, cuando escuchó una voz de hombre.
Alguien lo llamó, era un joven que no llevaba ningún disfraz. Su aspecto físico era muy parecido a su abuelo materno, solo que muchisimos años más joven. Parecía tener la edad de sus padres.
— Eres Boruto Uzumaki ¿verdad?
—S-Si ¿y usted quién?
El extraño sonrió complacido mirándolo feliz. El rubio se sintió algo incómodo, pero por alguna razón no tuvo miedo ya que sentía la certeza de que no sufriría daño alguno.
— Tenía muchos deseos de poder verte al fin Boruto.
—¿Me conoce?
— Si
El extraño tenía los mismos ojos que su madre, su abuelo materno y su tía Hanabi.
—¿Por qué quería conocerme?
— Porque te interesas en mí, leíste mi diario y llegaste a entenderme como tu padre lo hizo antes. Por eso era mi mejor amigo ¿sabes?
Boruto empezó a sentir cómo las lágrimas humedecían su rostro al comprender de qué iba la cosa.
—Tío Neji ¿verdad?
— Si, soy yo — Neji sonrió feliz
— Lo siento mucho tío, mucho.
— Yo no
— ¿Qué?
— No llores Boruto, no es una tortura volver a este mundo. No me duele hacerlo ¿sabes?
—¿En serio lo dices tío?
Neji y Boruto caminaron por las calles de Konoha mientras hablaban alejándose de las personas.
— Venir aquí una vez al año me hace feliz querido sobrino, es el momento en que puedo hablar otra vez con tu padre, mi gran amigo. Y mi padre puede volver a hablar con su hermano gemelo.
— Entonces.....¿no estás aquí por obligación tío Neji?
— Sobrino, si no quisiera estar aquí directamente no vendría.
Boruto abrazó a Neji fuertemente sintiendose aliviado y feliz al fin.
— Me habría gustado que sigas vivo tío Neji
— De haber vivido yo, tú ni tu hermana no existirían y que tus padres habrían muerto en la guerra.
—Lo se tío, mamá me lo contó. Me gustó verte al fin.
— Y a mí igual. Pero no te pierdas la fiesta sobrino, mira allá. Hay alguien que te anda buscando.
Cuando Boruto volteó vio a Shinki disfrazado humano sensual, víctima del vampiro. El rubio sonrió al tiempo que sentía cómo su cuerpo reaccionaba ante esa belleza oscura.
Pero al volver la vista atrás en busca de su tío Neji, éste ya no estaba. Había desaparecido. Sin embargo la voz sensual de Shinki llegó a él excitandolo más de lo que estaba ya.
Feliz por primera vez en esa celebración, el rubio corrió a sus brazos. El pelinegro lo besó con intensa pasión.
—Shinki....viniste....por suerte...
— No me perdería una invitación tuya mi amor. Estás genial Boruto.
— Y tu muy apetitoso Shinki.
—¿Piensas morderme?
— Algo así, ven Shinki. Se que es tu primer halloween en Konoha.
— Así es
— Te mostraré cómo festejamos este día nosotros.
—¿Festejamos? Wow, hubo un cambio....un gran cambio en tí ¿puedo saber a qué se debe?
Como única respuesta el rubio sonrió misteriosamente mientras se lo llevaba por todo el centro de Konoha.
Este Halloween sería inolvidable para Boruto, quien reía como solía hacerlo siempre sorprendiendo a todos sus amigos y familia.
Pero al ver a Shinki a su lado, tomaron que se debía a su presencia. Por supuesto que aquello era cierto aunque solo en parte.
No lejos de ellos Naruto y Neji los contemplaban sonriendo felices.
—Gracias por hablar con él Neji, en verdad mi hijo te necesitaba — decía Naruto — Por cierto, bienvenido una vez más amigo mío.
Hinata se les acercó feliz, aquel día los tres conversaban hasta altas horas disfrutando del momento mientras Neji comía y bebía lo que en vida tanto le gustó. Era una verdadera fiesta.
Con la conclusión del día tanto Neji como su padre regresaban al otro mundo despidiendose de sus seres queridos hasta el proximo año.
Por primera vez Boruto podía entenderlo y disfrutar de esa celebración. Aunque la presencia de su amado Shinki era más felicidad aún. Los dos se ocultaron en un lugar apartado, para dar rienda suelta a su amor y salvaje pasión.
FIN