XiaoJi había sido humillado. De la forma más inesperada e inconcebible que uno pudiera llegar a imaginar.
Fue en un evento de la Secta donde las jóvenes promesas tendrían un enfrentamiento con los juniors de la rama externa. Tendría que haber sido una batalla donde podría lucirse frente a los ancianos de la Secta, pero terminó derrotado de una forma absoluta y bastante ridícula.
XiaoJi era un discípulo interno destacado. Tenía talento, un cultivo más alto y habilidades que el otro joven solo soñaría con aprender. Sin embargo, fue sorprendentemente XiaoJi quien fue vencido.
Su contrincante lo abrumó con su ferocidad. Su velocidad de reacción superó ampliamente lo que podría haber predicho y solo así lo arrinconó golpe a golpe, hasta que lo derribó de la plataforma de batalla.
Descompuesto e infeliz se subió una vez más a la plataforma ignorando todas las reglas. Lo retó nuevamente y el otro joven con indiferencia aceptó. XiaoJi, preparado ahora, lo superó sin dificultad, pero no era feliz con solo eso. Había visto los ojos de los ancianos llenos de un deslumbrante brillo de entusiasmo cuando lo miraban al niño de la rama inferior y a sus compañeros discípulos de la Secta interna susurrarse sin disimulo mientras mantenían la mirada llena de burla puesta en él.
Sintió que su cara ardía de vergüenza. Quería desesperadamente deshacerse de aquella mancha en su carrera y sabía que, si quería una posibilidad de ello, debería derrotarlo una y otra vez de tal modo que no quedaran dudas de su superioridad. La frustración y la depresión de XiaoJi no pudieron aliviarse con esa única victoria, quería ganar más y más. Pero, a pesar de estar desesperado, no le dieron oportunidad.
Intervinieron rápidamente para evitar que sus batallas se exacerbaran sin control.
Su resentimiento hacia aquella persona se disparó. Fue abrumadora. Aún peor al notar que no hubo ningún tipo de reacción en el joven después de haberle ganado, aun teniendo todo en contra o por haber perdido luego tan mal. No había nada en su expresión, y ese rostro imperturbable envió olas de desconcierto a su corazón.
Olvidó cómo acabó aquel evento. Solo los combates con el niño sin expresión se quedaron grabados a fuego en su memoria.
Luego de aquello su atención se centró sólo en él. Cada paso que daba, lo sabría antes que nadie. Como predijo, fue enviado a la rama interna e incluso un anciano reconocido lo tomó como discípulo principal. Su posición pronto se elevó más y más alto. Sin embargo, la sed de venganza en XiaoJi nunca se apagó.
Todavía ansiaba derrotarlo en un evento oficial para finalmente limpiar su nombre. Aunque, en realidad, solo a él le importaba. Ya nadie recordaba una batalla tan aleatoria de un campeonato informal. Solo XiaoJi se mantenía aferrado a ese instante de forma obstinada. Así es cómo se convirtió en el único que fue consciente de su constante y aterrador crecimiento.
Las bases inestables de aquel chico se volvieron rápidamente sólidas. Su habilidad innata se pulió hasta que casi no pudo reconocer a la persona que lo había derrotado antes con ataques torpes, pero veloces y llenos de ferocidad. XiaoJi tuvo que entrenar casi a la par del chico, para no quedar relegado ante su meteórica habilidad de aprendizaje.
Descubrió también que su personalidad era definitivamente mala. Para decirlo de manera simple... era inconmovible. Orgulloso, nunca bajó la cabeza ante los arrogantes y soberbios discípulos internos y soportó tanto desprecio que a XiaoJi le dio sinceros escalofríos.
Sintió un involuntario sesgo de admiración. Sabía que, si hubiera estado en sus zapatos, no habría podido actuar como lo hizo el chico. Aunque actuar en realidad era un decir, porque el muchacho no actuó en absoluto. Simplemente se centró en mejorar como si eso fuera lo único importante para él.
No mucho después, XiaoJi tuvo su tan anhelada oportunidad de vengarse.
¡En igualdad de condiciones se iban a enfrentar una vez más!
Sin embargo, antes de comenzar el partido que tan ansiosamente esperó, el chico se paró vacilante frente a él y le habló por primera vez.
"Senior, he esperado mucho por este momento", le dijo sorprendiéndolo. Y no fue lo único que dijo. El niño le confesó que había estado entrenando de forma tan persistente solo y sencillamente porque quería enfrentarlo una vez más.
Desde aquella vez, para el niño sin expresión, XiaoJi se había convertido en la persona que se había ganado su admiración y a quien debía superar. Tan increíble, hábil e inalcanzable en su corazón.
Aturdido XiaoJi dio un paso atrás. No podía creerlo realmente. Su persistente y elaborada venganza sería desmoronada por las palabras de quien veía como contrincante... ¿solo así?