Desde niña he tenido sueños extraños, no sé por qué o qué quiere de mí pero a estado ahí desde hace tiempo.
Son dos los sueños que más recuerdo con él, tres sueños extraños que no olvido y me hacen pensar que algo quiere de mí.
El primero que recuerdo:
* Aún soy una niña y duermo profundamente, de repente despierto en las afueras de una ciudad en ruinas, detrás de mí hay tres enormes demonios esperando la orden para alcanzarme y devorarme, son particularmente feos y grandes, sus cuerpos como de perro gigante, con hombros y patas delanteras más anchas y gruesas que las caderas y patas traseras, un ocico alargado y grandes colmillos, sus ojos son grandes, profundos y particularmente oscuros por último y lo que más recuerdo unos grandes y enroscados cuernos adornando sus frentes, a un costado una figura alta y muy negra me sonríe; al frente de mi, pero a la distancia, justo a la salida de la ciudad, un arco en piedra blanca que cruza de lado a lado la calle o lo que queda de ella con una imagen de la virgen María, algo maltratada ya pero aún de pie y un poco iluminada, señala ser el punto de salvación, del lado de la ciudad en que me encuentro todo es oscuro y en ruinas, desde donde estoy no logro ver lo que hay al otro lado del arco, pero gracias a la imágen, sé que es a dónde debo llegar, la voz de la figura es grave y fuerte, siento temor y escalofríos al escucharla, me dice que debo llegar hasta la imágen antes de que sus bestias me alcancen.
La cabeza me da vueltas con miles de pensamientos, trato de comprender lo que pasa mientras salgo corriendo para escapar de aquellas bestias, ellas corren en línea rectas tras de mi, están furiosas y deseosas por atraparme, de repente una voz suave y tranquila me dice que ore, sólo dí el padre nuestro me dice, pero no pares de correr. Casi llego al arco, pero una bestia está muy cerca de mí, veo como estira una de sus garras que de seguro me atrapará y entonces hago lo que la otra voz me dijo, empiezo a decir el padre nuestro y veo como todo de repente parece empezar a llenarse de luz, increíblemente logro cruzar el arco y todo lo que había atrás de mí se derrumba, quedo en un espacio claro, con mucha luz, estoy sola y entonces despierto.
el segundo que recuerdo:
* En esta ocasión ya estoy grande, tengo pareja y un niño hermoso, esa noche decido dormir en la alcoba de mi hijo por un trato que hice con ellos, así que una vez a la semana yo duermo sola y elijo la alcoba de mi hijo para hacerlo, mi esposo duerme con el niño en nuestra habitación.
Ellos duermen primero, yo me preparo y me meto en la cama, digo que es un sueño pero recuerdo estar despierta aún cuando desde el marco de la puerta una sombra negra y alta empieza a arrastrarse por la superficie de la pared, la habitación se llena de un frío agobiante y entonces siento mucho temor, estoy intentando gritar o por lo menos levantarme pero no puedo hacerlo, mi voz está atrapada y ahogada en mi garganta y mi cuerpo parece atado a la cama, no puedo dejar de ver cómo se hace cada vez más invasivo, grande y oscuro, me genera la misma sensación de maldad que los demás sueños, simplemente hago lo que ya sé que lo espanta, lo que indiscutiblemente lo aleja, empiezo a llamar a Dios, aquel Dios en el que yo creo y que sin duda me a salvado hasta ahora.
Poco a poco mi voz se va sintiendo más audible, lo que repito sin cesar cada vez más fuerte es Dios está conmigo, quien contra mí, no sé de dónde sale tanto valor para enfrentarlo, cada vez es un poco más desafiante y yo cada vez me siento más confundida.
Ya ha pasado algún tiempo desde aquel suceso y no puedo dejar de pensar en lo real que fué, antes estaba segura y sabía que eran sueños pero aquella ve estoy segura que fue más personal, estoy segura que no fue un sueño.
No sé qué quiere de mi, religiosamente hablando no soy muy entregada a lo espiritual, sólo creo en Dios y en las veces que me a salvado de la oscuridad, no sé por cuánto tiempo más pueda salvarme, quizás el último momento esté cerca y él por fin logre su objetivo, al pensar en eso logro sentir temor, pero no puedo vivir atemorizada en mi día a día, así que sigo de pie y preparada para confrontarlo cada vez q decida visitarme.