Cada noche cuando quiero ir a dormir siempre encuentro mi habitación cerrada y tengo que abrirla de manera forzosa para poder entrar, mis padres siempre se asustan cuando lo hago y no entiendo por qué la siguen cerrando. Cuando salen nunca me llevan con ellos y eso me pone muy triste, pero así tengo más tiempo para jugar con mis amigos.
Hay dos grupos de personas que son amigables conmigo, solo que no entiendo por qué se pelean entre ellos aún así me agradan. Hoy tuve otro encuentro con mis amigos, para que me entiendan mejor se los contaré:
me encontraba jugando con unas de mis muñecas favoritas llamada Martina, su cabello de color rojo me gusta mucho y también sus ojos verdes que son botones, de repente la habitación se llenó de luz y se sentía acogedor y fue ahí donde llegaron unas personas vestidas de trajes blancos y hermosas alas blancas y empezaron a hablarme:
—ahora si vendrás con nosotros pequeña—dijo uno de ellos extendiendo su mano hacia mi.
—pero ¿adónde iremos?—pregunté curiosa.
—iremos a un lugar mágico donde tus sueños más felices se harán realidad y podrás jugar para siempre con nosotros—su propuesta era tentadora para mi.
—¡alto ahí maldita sabandija!—gritó uno de los seres oscuros al otro lado de la habitación que se empezó a llenar de oscuridad y un frío de ultratumba.
—la niña se irá con nosotros—dijo uno de los seres de oscuridad.
—no lo permitiremos seres del mal—dijo uno de traje blanco.
—quiero ver que lo intentes tu ser celestial marioneta de Dios—se burlo un ser oscuro.
No pudieron terminar su pelea pues mami y papi regresaron a casa, entraron por la puerta y corrí enseguida para recibirlos, pero me ignoraron. Mamá tenía en sus brazos un pequeño bulto que solo alcance a ver cuando se sentó en el sofá y cual fue mi sorpresa era un bebé, yo por fin tendría un hermano, me emocioné mucho y quería cargarla.
Papá se dirigió al patio trasero de la casa y dejó unas flores en un pequeño bulto de tierra, me entristeció mucho, pues ahí se encontraba mi cuerpo y por eso mis padres lloraban mucho.
Todas estas cosas malas pasan desde que aquel hombre malo me llevo a su casa y me hizo unas caricias extrañas y me dolían mucho y luego me hizo dormir, ahora no puedo hablar con nadie.
Aún no se que invitación de mis amigos debería aceptar, aunque desearía quedarme a cuidar a mi hermanito para que no le pase lo mismo que a mi.
No se que hacer, quiero estar aquí pero siempre estoy sola y no quiero estarlo, talvez no deba pensarlo tanto, ahora mismo iré a jugar con mi nuevo hermano, espero que mamá y papá no se asusten al verme y quieran que me vaya de nuevo...