Un mensaje muy temprano en la mañana despertó mi interés, alguien le había escrito y el no dudo en ocultar la notificación, no dije nada pero mi alarma interna se activó.
Instante después se dirigió al baño con su teléfono en mano, era algo que normalmente hacía, pero está vez supe que era diferente.
Tomé mi teléfono e inmediatamente abrí su bandeja de textos en el mío, la satisfacción de saber su clave y que el ignore tal dato me da una ventaja en el asunto... no hacia esto hace mucho, digo no lo hacía porque si lo hice en otra ocasión hace mucho, mucho tiempo y es que en ese entonces también se había activado mi alarma femenina y lastimosamente no falló.
Aquella vez decidí perdonar y seguir con él; fué una tarea un poco difícil pero se portó a la altura así que no estaba tan mal, pero de nuevo tengo esa horrible sensación y está vez es peor.
Los mensajes no demoraron en llegar, no eran demaciado comprometedores pero sí revelaban claramente las intenciones.
Para él aquella conversación no terminó muy bien, pero para mí fue la chispa que dió origen a mi plan; ahora no sé qué tan bueno fué ese plan pero por lo menos me aclaró muchas dudas.
Me cree un perfil falso y robe algunas pocas fotos e inventé que una amiga me había puesto un reto para contactarlo, realmente fue muy fácil llamar su atención y descubrir lo que realmente pensaba de su esposa, osea de mí.
No fue nada lindo fingir que todo estaba bien, ni fue chévere leer todo lo que le decía a su nueva amiguita que en realidad era yo, de su esposa, pero sí fue muy satisfactorio ver su rostro, cuando el día de conocerse la que llegó a su encuentro fuí yo.