Aquí estoy, fuerte decidida empoderada como una potra salvaje decidida a arrasar como un torbellino todo a mi paso. Al ver mi reflejo tan esbelto y seductor sonrío con satisfacción.
La dulce María de los Ángeles, la tonta, la ingenua y tímida la que todo perdona ya murió junto a aquella noche fría dónde encontré a Benjamín mi supuesto amor de vida revolcándose con la que decía ser mi mejor amiga. En ese momento la venda cayó de mis ojos y me marché en silencio.
Concluí que no iba a confrontar a esos idiotas mis palabras y mis lágrimas eran más valiosos que el oro refinado.
Solo moví mis cartas en silencio. Cancelé todas sus tarjetas, recuperé mis autos de lujo, dejándolo sin un quinto. Benjamín no era más que un parásito y yo una tonta por darle dinero. Quizás fue por mi falta de confianza que me aferraba a Él.
Era una obesa con dinero que simplemente compró el amor de un sinvergüenza.
En un momento pensé que era amor del bueno ya que habíamos cumplido 3 años juntos. El siempre se mostraba como un amante cariñoso y desinteresado que le duró aproximadamente un año. Me doy cuenta que fue muy astuto al mover sus piezas sin exponer su verdadera intención.
Con la amargura recorriéndome sali del país para darme un respiro. Canadá me recibió con los brazos abiertos y empecé una nueva vida. Ocupada en el trabajo y el Gym me convertí en una mujer exitosa y hermosa. De curvas envidiables y rostro perfecto, no era ni la sombra de mi antigua Yo.
Una mañana estaba sentada bebiendo una taza de te en mi casa, mientras revisaba las noticias en mi teléfono, cuando ví una gran portada.
El famoso pintor Benjamín del Monte y Alesia Batura contraeran Matrimonio: La boda del año. Ceremonia este viernes 14 de Octubre. En el hotel Miravke.
Una sonrisa ladeada se pintó en mi rostro. Si que tenía muchas ganas de asistir a la dichosa boda del año. Tomé el primer vuelo de regreso a Cancún con algo en mente. Llegué por la noche y me hospedé en un hotel muy lujoso.
El día estimado llegó. Me enfundé en un vestido dorado con escote en la espalda, y abertura a ambos lado de mis muslos. El diseño era exquisito que dejaban a la vista todos mis atributos y se ceñía a mi cuerpo a la perfección. Las pedrerías incrustadas desde el hombre hasta la abertura de mis senos le daban el toque celestial de elegancia. Con el pelo recogido en un elegante moño me dispuse a ponerme el zapato de tacón aguja color negro, demasiado hermoso. Y pensar que en el pasado no podía mantenerme en pie con estos zapatos.
Tomo un taxi y me dirijo al Dichoso hotel 5 estrellas. La puerta se abre de par en par. Desde la entrada echo un ojo al lugar. No me sorprende que se vea tan pulcro y elegante. La decoración de ve exquisita con flores frescas colgando del techo y bolas de cristal hacia la pérgola de lo novios.
Camino con seguridad para adentrarme, eso sí que me va a divertir. Llegó en el momento oportuno donde el cura pregunta lo más temido por los novios.
--- Hay alguien que se ponga a esta unión?
---Yo.
Grito mientras avanzo por en medio de los invitados. Todo giran para verme con asombro
La cara de esos par, da la impresión de ser golpeados por un rayo mientras abren los ojos como platos. Benjamín me recorre de pies a cabeza y de manera inconsciente se lame los labios.
Recupera la compostura al oír chillar a los invitados.
---Quien rayos eres. Grita Benjamín desconcertado y camina a grandes zancadas hacia mi encuentro.
----Holi. Osito. Saludo. Con la intención de que recuerde algo con ese apodo. Pero nada aparece en su mente. Así le llamaba cuándo estábamos juntos.
Su ceño se frunce y yo sonrío de forma divertida al ver que esa traidora se acerca muy molesta.
---Que significa esto Benjamín. Quien es esta mujer.
---Soy su amante. Digo con diversión ---- No voy a permitir que se case contigo porque estoy embarazada.
Sus ojos se abren como platos y empieza a llorar y golpear a Benjamín con ira. Sale envuelta en llanto mientras la multitud se alborota y empieza a abandonar el lugar.
---Dime quien rayos eres. Porque inventas tal estupidez. No te conozco.
Me coje del brazo con rabia. Pero yo me zafo de un tirón.
---Sueltame imbécil. No me toques con tus sucias manos.
---Dime quien diablos eres.
Vuelve a gritar. Yo solo sonrió de manera glacial.
---Te gustó el regalo? No me digas que me olvidaste tan rápido. Quizás el nombre María de los Ángeles Ferreira te suene.
Su rostro se volvió tan blanco como una tiza.
---Tu.. Tu.
Empezó a balbucear.
---Si idiota soy yo. Sorprais.
---Que quieres de mí porqué diablos malograste mi boda.
---Corrección queridito. No quiero nada de ti. Y si hice lo que hice fue porque me dió la regalada gana.
Me giré sobre mi talones y lo deje plantado procesando la bomba de noticia. Su cara de payaso hizo que una risa audible brotara con delicia desde mi interior.
Con la mente revuelta y el disfrute del momento no me percaté de que alguien venía del otro extremo y choqué con un pecho bien duro. Al alzar la vista me topé con unos ojos azules.
Dios es el chico con que que me acosté en Canadá 2 años antes. En mi estado de embriaguez me metí a la habitación equivocada y me encontré con su cuerpo ardiente por el deseo. Saqué mis conclusiones en que había sido drogado. Quise huir pero el me detuvo suplicando que sacie su sed. No me pude resistir a sus encantos y caí rendida ante el monumento de hombre plantado frente a mi con Medio cuerpo desnudo.
Fue en ese hostal donde perdí la virginidad. Huí muy de mañana antes de verle la cara si lo hacía iba a morir de vergüenza.
No creo que me reconozca, me consuelo. Ya que en ese entonces estaba todavía subida de peso.
---Tenga más cuidado.
Me dice sacándome de mi estado de shock. Me dedica una mirada desprovista de emoción y sigue su camino.
Me quedo perpleja. Procesando lo que mis ojos volvieron a ver.