Una semana tenía en este maldito lugar, había sido abusada en varias ocasiones por el mismo hombre que me había comprado. El hombre que yo creía me amaba me había vendido por unos cuantos dólares a este tipo, te odio Julián Gómez desearía nunca haberte conocido.
Mi tortura era diaria cada día mi verdugo a quien desconocía por completo pues no sabía su nombre, simplemente lo había visto aquella noche en que me trajeron aquí, pedí ayuda, grite implore por piedad pero nunca me escuchó, simplemente abuso de mi.
Así eran mis días en este lugar despertaba y en ocasiones me daban de comer, cuando había pasado lo suficiente como para apestar un poco me llevaban a un cuarto de ducha y yo disfrutaba tanto poder darme un baño, cepillaba mi cabello largo y un poco maltratado y como no había perfume utilizaba el agua de rosas como si lo fuera. Una noche el hombre llegó a "visitarme" pero en esta ocasión no me hizo nada, simplemente se sentó a observarme, me quedé callada temiendo que si decía algo me volvería a lastimar, no sabía exactamente cuánto tiempo llevaba ya aquí pero estaba desesperada, me recosté en mi cama y al poco tiempo me quedé dormida, cuando desperté estaba sola en la habitación y lo agradecí. En muchas ocasiones tuve la oportunidad de escapar pero algo en mi cabeza me decía que no lo hiciera, una noche en la cuál me permitieron salir de mi encierro y subir a asearme me sorprendió escuchar una voz femenina y su voz también.
--Señor yo no podria--
--Eres hermosa me encantaría que fueras mi mujer--
Dijo el con una preciosa sonrisa, mire a la chica y si era bellísima, me sentí una cucaracha a su lado. Me dió demasiada tristeza y mi corazón sintió morir cuando lo ví besarla, de pronto la ira se apoderó de mi y mis ojos vieron todo rojo. Corrí hasta él, le arrebate el arma que tenía en su costado y apunte a esa chica que me miraba con horror.
--Por que me a mi nunca me has tratado con un poco de respeto, quieres que está sea tu mujer pues lo será pero muerta--
Jale el gatillo y la chica cayó al suelo uno de sus hombres me quito el arma y otro me cargo como costal de papas y me llevo nuevamente al sótano. Llore, cómo había sido capaz de matar a alguien, me sentía la peor mujer del mundo por haber matado a una chica que no tenía la culpa de nada, no supe en que momento me quedé dormida, al día siguiente desperté con un balde de agua fría que me habían hechado, estaba temblando de frío y de miedo al ver a ese hermoso hombre verme con odio y desprecio.
--COMO TE ATREVES A DESAFIARME MALDITA--
No dije nada solo temblaba aún que hubiera querido no sabría que decir, simplemente agache mi cabeza y suplique su perdón.
--Es lo único que sabes hacer suplicar maldita perra, lo harás imploraras por qué te mate--
Me dió una bofetada y se fue del lugar, me dejo ahí tirada muriéndome de frío, pasaron los días y yo solo quería morirme, me dolía todo el cuerpo, hacia unos días que estaba inconsiente, tenía demasiada sed mis ojos ardían por tanto llanto, llore hasta que ya no salieron mas lágrimas
Un día no supe cuánto tiempo después me encontraba en una habitación diferente, tenía un suero conectado a mi cuerpo, me sentía un poco mejor, el entro por la puerta con un hombre que supuse era doctor.
--Ya has despertado, ¿cómo te sientes?-- pregunto el médico--
--Un poco aturdida--
--Es normal en un par de días estarás como nueva--
Me retiro el suero le dijo un par de cosas en Ruso al tipo que me miraba fijamente sin ningún tipo de expresión y salió.
Me dió una última mirada y se fue, me quedé dormida, cuando desperté lo tenía encima de mí mirándome fijamente.
--¿Por que lo haz hecho?-- preguntó --
--No lo sé...-- dije mirando hacia otro punto de la -- La besaste como nunca lo haz hecho conmigo y la has tratado bien yo solo soy un pedazo de carne después de todas las veces que has abusado de mi-- dije con lágrimas en los ojos-- No deseaba que estuvieras con otra que no fuera yo-- Definitivamente estaba loca pero eso quería solo quería que me tocara a mi, el se levantó de golpe pero yo me levanté y lo jale hacia mi dandole un corto beso por primera vez desde hace más de 3 años que estoy aquí -- Besame y dime qué no te gustan mis besos, tocame y dime qué no te gusta mi cuerpo por qué solo así tal vez pueda dejar de desear que me hagas tuya-- dije apenas nos separamos, me miro a los ojos y por primera vez pude ver sus hermosos ojos color azul con claridad no en la obscuridad de esa habitación que solo vio dolor, su mirada era intensa; destellaba deseo y lujuria. Miro mis labios por un momento después escaneo mi cuerpo y ahí me di cuenta que solo tenía puesto un camisón pues mis pezones erectos podían notarse a simple vista, después me beso y susurró algo en Ruso que no pude distinguir. Me beso intensamente y toco mi cuerpo lentamente, me perdí en el deseó y solo suplique por más. Por primera vez no utilizo un preservativo y termino dentro de mí.
--Eres mía Josefina...--
--Solo tuya....--
Me perdí en los brazos de morfeo, pegada a el. Por primera vez en tanto tiempo disfrute de un sueño profundo y tranquilo. Podría estar loca tal vez pero está mágica noche lo cambiaría todo para mí. Al día siguiente desperté y estaba sola en la cama desnuda me sonroje un poco al recordar todo lo que hicimos la noche anterior, me metí al baño y me di una ducha, salí y como solo tenía el camisón y había una bata en un pequeño sofá que estaba en la habitación fue lo que me puse espere a que viniera alguien pero con el paso de los minutos mi estómago comenzó a gruñir. Estaba pensando en salir en busca de comida pero cuando me decidí el entro por la puerta, se veía tan guapo y relajado, usaba solo un pantalón de franela y una camisa blanca, sonrió cuando me vio y solo desvíe la mirada, traía una bandeja con demasiada comida, la puso en la mesita de noche y se acercó a mi. Tomo mi mano y me sentó en la cama, se acercó más a mi y depósito un beso en mi frente y hablo.
--Tienes que comer-- extendió una pequeña mesa de cama y coloco diversos alimentos y fruta en ella-- Es para ti lamento que hayas tenido que esperar tanto tiempo para comer-- dijo disculpándose-- Come por favor -- mi corazón latía fuertemente y al ver un poco de ¿ilusión?¿amor?¿Preocupación? no sé que era pero había algo en sus ojos, comí o más bien devore casi todo lo que había traído para mí y el también comió un poco, me sentí avergonzada pero moría de hambre, cuando estuve satisfecha, una chica entro por la puerta y retiro todo--
--Gracias-- dije apenas y ella se fue-- el sonrió y asintió --
--Tengo que salir por un momento pero estaré de regreso en menos de lo que imaginas, por favor descansa o si quieres dar un paseo por el jardín dile a Vayola que te lleve es la chica que acaba de salir, ella te ayudará a acomodar toda tu ropa en el vestidor--dijo señalando unas bolsas que estaban en un lado de la cama, me beso tiernamente y se metió al vestidor salió cambiado con un traje negro se veía guapísimo fue imposible no mirarlo como una estúpida enamorada suspire cuando salió y me dió una pequeña sonrisa, después entro Vayola y cómo el me lo dijo acomodo toda la ropa y zapatos en el vestidor escogí unos pantalones cortos y una camiseta, busque ropa interior y me metí al baño a cambiarme--
--¿Esta lista señorita?--
--Si gracias podemos salir al jardín quiero sentir el sol por un momento--
Ella asintió y salimos.
Todo fue maravilloso hasta que una mañana comencé a vomitar, el me escucho y se preocupo un poco al día siguiente me llevo al médico, me realizaron estudios y un par de minutos después nos dijeron que podíamos pasar al consultorio nos recibió una doctora y me pidió que me sentara.
--Esta embarazada señora Mendoza felicidades--
El estaba en shock igual que yo, agradecimos y después de que me realizará un chequeo rápido e imprimiera una ecografía con la foto de mi bebé salimos del consultorio, llegamos a la mansión en completo silencio, me dejo en nuestra habitación me miro por un momento y se marcho. Supuse que necesitaba tiempo para digerir la noticia y yo igual, no podía creer que estuviera embarazada del amor de mi vida por qué así lo veía yo en ese momento.
Pasaron los días y el no aparecía me sentía preocupada, pero preguntaba por el solo me decían que estaba ocupado y que había tenido que salir de viaje. Me sentía sola y triste supuse que me dejaría que el no quería un bebe.
Después de 4 meses el regreso.
Una noche, la noche que lo cambio todo el llegó ebrio, me beso y me tocó de manera diferente un poco brusco, olía a perfume de mujer y tenía labial en el cuello de la camisa.
--Por favor detente me estás lastimando-- dije al borde del llanto--
--Eres mi mujer Josefina tienes que complacerme--
--Por favor detente Dimitrio no me lastimes, estoy embarazada por favor--
Suplique y suplique miles de veces pero el nunca me escuchó, me golpeó y me violo como nunca lo había hecho, dejo marcas en todo mi cuerpo, sació conmigo sus más bajos deseos, me sentía aterrada solo pensaba en mi bebé, en la habitación solo se escuchaban mis gritos de dolor y se suplica hasta que me desmaye.
Cuando desperté tenía demasiado dolor lo primero que pensé fue en mi bebé, grite por ayuda pues estaba sangrando, grite y grite hasta que alguien vino y me llevo al hospital. Pero estaba perdida en mis pensamientos y mi dolor.
Cuando volví en si me informaron que había perdido a mi bebe y que nunca podría volver a ser madre. En ese momento mi odio por Dimitrio Mendoza regreso, lo odiaba, nunca más quería volver a verlo en mi vida.
Que estúpida había sido que ciega había estado, el nunca me amo nunca me quiso simplemente deseaba mi cuerpo para saciar sus deseos. Que equivocada estaba cuando pensé que era el amor de mi vida en ese momento solo quería morirme. Con el paso de los días me recupere y el nunca se apareció por el hospital solo envío a Vayola con una pequeña maleta y un cheque en blanco a mi nombre. Le dije que solo dejara la maleta que el cheque si quería lo tirará o se lo devolviera que no quería nada de ese idiota, Vayola insistio en qué me lo quedara para poder buscar un lugar donde vivir de mala gana lo acepte, ella solo me veía con pena, se disculpó conmigo y se fue.
Fui dada de alta y cuando salí del hospital solo quería morirme junto con mi bebé, había pensado en tantas cosas que haríamos juntos como una familia que estúpida había sido.
Odiaba a quien creía haber amado con locura pero eso había sido una locura, llegue a un desfiladero y sin pensarlo mucho me avente por el. Terminado con mi sufrimiento y reuniéndome con mi amado bebé.
En su mansión aquel hombre de ojos azules como el mar lloraba desconsolado por la muerte de la mujer y el hijo que más había deseado y amado, el miedo lo había cegado y llevado a cometer aquel acto imperdonable. se arrepentía y solo deseaba morir. Tomo su arma y se disparó así mismo terminando con la vida del Demonio que llevaba en su interior.
El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador. Cuando se ausenta la violencia por parte del agresor se malinterpreta con un acto de humanidad por lo cual el cerebro y los sentimientos se ven afectados.