Melissa se dio cuenta que no valía desperdiciar más lágrimas por ese hombre, así que terminó divorciandose y se llevó a su hijo con ella.
Estableció nuevas metas en su vida. Dijo: "Que se vayan a volar todos, yo puedo con mi vida" y logró conseguir un buen trabajo y a partir de ello le brindó una buena educación a su hijo, e incluso su salario le alcazaba para disfrutar de vez en cuando unas buenas vacaciones.
Más adelante encontró a un hombre que sí la valoraba, y con su hijo ya graduado de la universidad, Melissa entendió que a veces se dan sucesos inesperados en la vida, y que las personas por más dolidas que estén deben hacerles frente, sobre todo para poder volver a encontrar la felicidad con uno mismo.
Fin