Las pupilas de ShenGong se encogieron significativamente. Había un hondo y persistente rastro de temor en su corazón imposible de dominar o erradicar. Observó directamente al hombre frente a él y su corazón dio un vuelco pesado, como si incluso aquella aparentemente simple pero fría mirada tuviera el poder de provocar las reacciones más inconcebibles en su interior.
Inevitablemente todo el vello del cuerpo se le erizó. Un sudor frío le empapó las prendas y la más mínima brisa le causó violentos escalofríos. Un miedo profundo y primitivo, nacido de las más oscuras y espeluznantes pesadillas que lo aprisionaban en las noches, lo envolvieron hasta sofocarlo por completo.
ShenGong podía sentirlo incluso si no se lo decía. El cultivo de Cao Lin se había incrementado de forma considerable, exponencialmente, pero al parecer trajo consigo consecuencias demasiado aterradoras en su personalidad.
Cao Lin se había convertido en algo que ShenGong ya no reconocía.
Lo que no sabía tampoco, era que Cao Lin había perdido todos los recuerdos acerca de ambos.
Los pasos de aquel demonio sin alma y sin memoria se acercaron a él con suavidad. Lento, cada uno de ellos resonó en su mente como si contuvieran el imponente poder de los truenos retumbantes y parecían ejercer una poderosa presión en su cuerpo, haciendo que le fuera imposible moverse e incluso respirar era difícil. Paralizado y entumecido lo vio acercarse sin poder hacer nada para evitarlo. Se encontró sin poder retroceder. Sin poder huir.
Cao Lin era como un espíritu gigante e indomable que se dirigía ciegamente hacia él, atraído por una razón desconocida.
Nunca creyó que alguna vez en su vida sentiría la urgente sensación de escapar y alejarse de quien era la persona más importante en su vida. Sin embargo, aquel desconocido no era Cao Lin. No podía serlo.
Los ojos de aquella persona brillaron con una intención inexplicable. Emitía una sombra inequívoca de confusión. Había incertidumbre en su mirada y algo de emoción. Como si lo reconociera y a la vez no. La duda no lo detuvo, pero parecía considerar que todo aquello era algo sumamente extraño. Cao Lin sentía curiosidad por la familiar y compleja sensación que desprendía ShenGong en él. Era como si una parte de él supiera que si lo dañara, debería soportar el mismo dolor en su propia piel. Como si compartieran un mismo núcleo. Como si un fragmento de su alma misma residiera en el interior del hermoso joven frente a él.
ShenGong tenía la mirada de una bestia feroz que era llevada al límite y luchaba desesperadamente por soltarse de las ataduras de su presión. A la vez había un dolor extremo y una tristeza velada que Cao Lin no entendía.
¿Quién era esta persona?
¿Por qué su corazón dolía cuando lo miraba?
No podía comprenderlo, pero odiaba profundamente aquella inexplicable sensación de debilidad en él.
Ahora mismo era una de las personas más fuertes y sin rival en esta vida, entonces... ¿por qué se sentía tan insignificante frente a aquel desconocido? ¿Por qué había una profunda sensación de vulnerabilidad en su corazón y qué demonios tenía que ver con este joven?
Un enceguecedor dolor surgió desde el centro de su entrecejo hasta volverlo inestable. Sentía como si la cabeza fuera a partírsele en dos por el dolor.
Un rastro de locura momentánea invadió sus sentidos. Cao Lin se llenó de ira. De frialdad. Con un veloz movimiento su mano se cerró sobre la garganta de ShenGong y los pies del joven se elevaron del suelo unos centímetros mientras Cao Lin ejercía una presión mayor. Quería estrangularlo. Quería desgarrarlo con los dientes y devorar su alma.
Sin embargo, en el instante en el que el joven enfrentaba su momento más crítico y a pesar de que no había en realidad resistencia alguna su parte, las manos de Cao Lin temblaron sin poder completar su propia orden. De los ojos de ShenGong escaparon lágrimas silenciosas. Su mirada nunca había dejado su rostro y Cao Lin sentía que la pena en su expresión era tan profunda que lo conmocionó.
¿Por qué?
¿¡Por qué!?
El dolor se hizo más vicioso y un grito ronco explotó desde su garganta hacia el cielo, como el rugido de un animal herido.
Finalmente ShenGong se movió, pero no para atacarlo, sino para acariciar su rostro con suavidad y una ternura infinita. Las fuerzas lo estaban abandonando. Era como una lámpara a punto de extinguirse. Cao Lin estaba confundido, pero no lo pudo evitar. Sus sentidos se enfocaron completamente en aquella persona y notó un sutil aroma cítrico en él, que despertó un sentimiento dormido. Un sentimiento que había estado escondido profundamente en su corazón. Olía muy bien. A días soleados y cálidos, y la frescura de una piel de la que nunca parecía tener suficiente.
Aparentemente provenía de las delicadas manos de ShenGong.
Cao Lin parpadeó, luchando consigo mismo la claridad surgió por un breve instante.
Aquel aroma persistente, delicado y resistente al paso del tiempo se grabó en sus recuerdos. Fragmentos remanentes aparecieron en su mente y el dolor en su cabeza se acrecentó a un nivel imposible de controlar. Soltó a ShenGong y se sujetó la cabeza que parecía querer dividirse a la mitad. Las memorias de aquel joven lucharon por tomar el lugar privilegiado que siempre habían tenido, y, cuando finalmente lo hicieron, lágrimas amargas brotaron como cascada sin poderlo contener.
Lo había herido.
Había herido a la persona que más amaba.
Para poder conseguir su cultivo actual tuvo que renunciar a su tesoro más preciado e irremplazable. No creyó en su jodida vida que este tipo de tesoro incluyera a ShenGong.
El senior que cumplió con su parte del trato le otorgó la energía crucial para llevarlo al siguiente nivel en su cultivo, pero había visto en su corazón y descubrió que lo más importante para Cao Lin no era nada material sino un joven excepcional. Lo eliminó por completo de sus memorias y planificó tomar a ShenGong como pago.
Sin embargo, no esperó que Cao Lin superara sus expectativas y rompiera aún más con los límites, llevándolo a superar una línea imaginaria incluso más alta y volviéndose aún más poderoso de lo que se suponía que fuera.
Al despertar su consciencia y con su cultivo en un extremo jodidamente aterrador, Cao Lin pudo ver cosas que antes no. Pudo descubrir las malas intenciones de su senior que no había podido ver con anterioridad.
Iba a dejarlo pasar, porque el hombre había cumplido con su parte del trato y había logrado superar con creces su cuello de botella en el cultivo, pero antes de irse lo vio expulsar suavemente de entre sus labios un nombre y sus ojos brillaron perversamente. Cao Lin no supo porqué, pero regresó sobre sus pasos y degolló al hombre sin piedad.
Ahora que estaba un poco más lúcido comprendió que el nombre que aquella persona había susurrado lleno de intenciones ocultas fue precisamente el de ShenGong.
En ese momento, el cuerpo de ShenGong estaba debilitado y al borde de sus fuerzas. De la esquina de sus labios una línea de sangre fresca fluía, y Cao Lin supo que era porque había llenado su núcleo de grietas en aquel arrebato de ira.
Sin medirse le transfirió energía espiritual a su interior, tratando de reparar el daño. Sin embargo, el efecto era mínimo. Las heridas internas eran más grandes de lo que había temido, y se sintió inmensamente despreciable. El temor corroía su corazón.
Pero, no lo pensó siquiera un instante. Usó todo el poder que había conseguido de aquel senior y se lo cedió a ShenGong sin ningún tipo de duda o vacilación.
En sus brazos, ShenGong se recuperó y le sonrió dulcemente como la primera vez. Cao Lin supo que él era todo lo que necesitaba.
El aroma cítrico llenó sus fosas nasales cuando el joven lo derribó en un abrazo lleno de anhelo, y Cao Lin lo besó con la ansiedad de un corazón que volvía a latir intensamente cargado de sentimientos por el chico.