Observo como mis perennes lágrimas caen sobre el piso,
Crean efervescencias llenas de melancolía sin mi permiso.
El jabón derramado la culpa tiene, pero quién me traicionó de verdad fue Irene.
Creí que era alguien obediente y ataraxia, más entendí que solo era una máscara.
Feliz al inicio estuve, ya que el sabor de sus labios obtuve. En el calor de mi cuerpo la refugié, y supe que eso no era lo que yo tanto ansié.
Tenía la esperanza de que hubiera habido amor en ese momento, aunque descubrí que el encuentro te causo sufrimiento.
Lo admito, sabía que estabas en el acmé, pero quiero que entiendas que en serio te amé. Resistirme no pude a la tentación de tenerte, y por mi culpa ahora te encuentras con la muerte.
Mi trabajo tenía que hacer, pero la manera en la que me sedujiste me hizo caer.
Mientras limpio con lágrimas el piso de este hospital, me culpo a mi por algo accidental, pero también en tu traición pienso porque me dijiste que bien ibas a estar, y el que me hayas mentido no lo puedo soportar, te fuiste una vez después de eso sin avisar. ¿Acaso querías sentirte mujer antes surcar?