—¿Cómo es eso? — Explicate.
—Si, tía es cierto, yo venía caminando tranquilo, cuando un gatito blanco y muy tierno se detuvo frente a mi.
—Okey, okey, ya me has dicho eso, pero que más.
—Bueno, yo lo acaricié, y lo tomé entre mis brazos, pero lo solté rápido porque me asusté.
—¿Que te asustó?
—Es que no lo has de creer tía, seguro que vas a decir que soy un mentiroso, que siempre estoy inventando historias, pero tía, te lo puedo jurar por lo más sagrado, no estoy diciendo mentiras, y aunque parezca increíble, pero es cierto. Yo tomé el gatito tierno entre mis brazos, lo estaba acariciando y hasta me hice ilusiones de traerlo a vivir a casa, pero cuando lo miré fijamente, ahí entendí que no era de éste mundo, me asusté muchísimo, rápidamente lo solté y salí corriendo, porqué tenía un ojo azul y otro verde.