Kebin:
Yo tenía como doce años, cuando comenzó todo.
Mis padres, son las mejores y más dulces personas qué e conocido. Nosotros somos algo escasos de recursos, pero ellos siempre han buscado lo mejor para mí.
Mi padre es un vendedor de autos usados. Y con vendedor quiero decir que trabaja como un simple empleado, en un pequeño local y con el salario mínimo. (O como odio a su jefe, es un bastardo que siempre explota a mi papá, por dinero y creo que con ese carácter hay que agradecer que tiene prestaciones de ley, su dicho empleó).
En cuanto a mi madre solo se dedica a los trabajos del hogar.
Pero como les comentaba. Son unos padres ejemplares, ellos solo quieren lo mejor para nosotros. Así que nos piden mucho, que estudiemos para no pasar las dificultades de ellos.
En fin. Mis calificaciones no eran tan buenas, pero siquiera me defendía. (Digamos que solo soy algo modesto).
Recuerdo que cuando entré a la secundaria. Todo el primer año se me hizo algo pesado.
Casi todos chicos de mi salón me hablaban bien, y con eso quiero decir que solo con uno, no me llevaba. Digamos que éramos como rivales.
Éramos buenos en matemáticas, geografía, incluso en el taller de fotografía. En todos lados teníamos la maldita coincidencia de sacar las mismas calificaciones. Eso está horrible, durante todos mis años de estudios, no había nadie que me llegará a los talones.
Como sea. Un día nos informaron que habría un concurso de baloncesto y como me encanta ese deporte, me inscribí sin dudarlo ni un segundo. ¿Y adivinen qué?. A él también se le ocurrió lo mismo.
Resulta que el entrenador nos explico que éramos sus mejores estudiantes, pero que si queríamos estar en el equipo, teníamos que intentar llevarnos bien. Ya saben ¡El dichoso trabajo en equipo!.
Y así comenzó nuestra amistad. Resulta que no era tan odioso como pensaba, incluso me hacía reír.
Pronto nos hicimos mejores amigos. Conocimos a nuestras familias y por las tardes jugábamos videojuegos o baloncesto. Da igual nos caíamos muy bien. Pero la relación que tenía con su hermana era otro cuento.
La niña era dos años menor que él. Siempre estaba de genio y de mal humor. Aunque era mucho más lista que nosotros, parece que eso le amargó la existencia.
Pasaron un año y medio y ella ingreso a la misma secundaria que nosotros.
Al principio no conocía a nadie de sus compañeros, por eso se juntaba en el receso con su hermano y conmigo. Yo no la toleraba y ella tampoco a mi, pero ambos fingimos agradarnos, por su hermano.
Así lo olvidaba mi amigo se llama Edgar y su hermana Marllori.
Pasaron los días y Marllo logro hacer amigos, así que dejó de frecuentarnos.
Fue hay cuando sucedió el primer amor de mi amigo, el me contó cómo un secreto y me dijo que no le dijera nada a nadie.
La niña se llamaba Emili, era de segundo. De piel blanca y con chapitas y su cabello castaño oscuro, lazio. Si estaba linda.
Le pregunté a mi amigo ¿si la iba a invitar a salir? Y me respondió que le daba vergüenza confesarselo. ¿Qué tal si lo rechazaba?.
Me quedé analizando la posición que tenía mi amigo en todo esto y la verdad me di cuenta de que no estaba yo tan lejos de terminar como él.
Ya saben del odió al amor, solo hay un paso. Me había enamorado de su hermana.
Y así empezó nuestra aventura. Como somos unos escuintles, cabezas huecas e inmaduros, pensamos que haríamos lo correcto si llamábamos su atención con algunas pequeñas bromas. Claro yo nunca le comenté que le jugaba así a su propia hermana. Él me mataría. Las primeras bromas fueron algo inocentes, como dibujarles algo feo en su libro de texto o decirles que estaban feas y prietas por el pasillo.
Después todo fue aumentando, les dijimos que parecían hombres y que también apestaban. Les escondimos algunas de sus libretas y tareas en el colegio para que las regañaran los maestros. Era muy divertido ver sus caras de preocupaciones de no encontrar sus cosas.
Yo le ayudaba a mi amigo con sus bromas, pero también necesitaba ideas originales para conquistar a mi chica. Así fué que empezé a buscar otras formas de llamar su atención.
Así fue como empezé a subir la intensidad de mis juegos. Le pegaba chicles en el cabello, ponía pintura en su casillero, polvo pica pica en su uniforme de deportes, etc. Y otras cosas más que me da vergüenza decir.
El punto es que todo se empezó a salir de control. Mis amigos y amigas se dieron cuenta (Exepto Edgar) y también comenzaron a jugar pesado con ella.
Marllori, sabía que todo era obra mía y por eso me odiaba más de lo que no me quería. Siempre terminaba evitandome con ese seño fruncido que me encantaba ver. Y remataba mis actos con una pequeña sonrisa de sarcasmo mientras le decía — ¿Por qué no lo admites? Estás enamorada de mi.
— Ella sólo se burlaba y me contestaba — Ya quisieras. Yo ni loca estaría interesada en ti. Tu no me llegas, ni a los talones — "O ese egocentrismo. Me encanta".
Podrían decir que no están muy bien lo que hacía, pero solo así la sentía cerca de mi. Además estaba seguro que yo le gustaba, por qué solo a mi me trataba así, en todo el colegio.
Peroooo..... Todo cambio el día en que le metí una rana en su mochila. La verdad deseaba que gritará con miedo y terror o al menos de asombro, pero no. Ella solo abrió los ojos como platós, y permaneció con los labios entré abiertos.
Parecía estar en shock, por qué no emitía ningún sonido. Me preocupé —"¿Y si está vez me pasé?". — Iba acercarme para ver en qué podría ayudarla. Pero ella relaciono y se fué.
Supongo que intuyo que la había sacado del largo qué estaba atrás de la escuela. Por eso fue hay a depositar a la rana sobre un roca. Le sonrió en forma de despedida y se fué de regreso a sus clases.
Los días siguientes, no jugué con ella. Pero ni siquiera se acordó de mí, así que comenze de nuevo.
Le pedí prestado uno de los espejos de maquillaje a una amiga y lo utilize para segar los ojos de la chica, por la ventana, para no dejarla escribir. Si se molestó, pero al ver que era yo, le restó importancia y me ignoro. ¡Hay como me dolió ésto!.
— ¡¿Encerio?!. ¿Yo ya no le importó?. ¡¿Ni siquiera un poquito?! — Dije mientras caminaba de un lado a otro, con los dedos heredados en mi cabello, en tono de desesperación.
La esperé hasta la hora de la salida. Y en cuanto tuve la oportunidad, me dirigí a hablar con ella, necesitaba saber que estaba pasando. Necesitaba una explicación.
— Marllori — La detuve en el pasillo. Ella solo me miró con indiferencia. — ¿Qué te pasa?.¿Acaso ya no te importó?.
— Deja de molestarme Kebin, tengo cosas que hacer.
— Espera. ¿Te gustó?
— No.
—No te creo. Si todo el tiempo nos la pasamos peleando
—No. Tú te la pasas pelando y jugandome bromas. Y lo admito yo me enojó contigo, pero eso solo es por qué tú me haces perder mi tiempo y solo me estorbas. — Me lo dijo con un tono tan sereno como una lechuga.
— Si no sientes amor por mi, entonces que sientes.
— Nada. ¿Por qué debería de sentir algo?.
— ¿De verdad nada?. — Le contesté en tono molestó.
— Está bien. Me das asco y lastima. ¿Ya me vas a dejar irme?.
— "Cínica malcriada". — ¿Y pensar que me gustabas, pero ya no. — No dige nada más y me fui.
Ok. Eso último fue capricho, pero que más podía hacer.
Pasaron los días y yo tenía roto el corazón. Me dolía mucho.
Y por más que quize olvidarla, no puede. Me nege a hacerlo.
Así fue como tomé la peor decisión de mi vida.
Junte a mis amigos y amigas (Exepto a Edgar, ya saben), y con ellos le hicimos la vida de cuadritos a esa chica, al menos ella llegaría a odiarme en algún momento y creo que eso es mucho mejor que la indiferencia de su parte.
Les mencioné que era la peor decisión de mi vida, pues si. Por qué si ya todo se me había salido de control, ahora ya estaba mucho peor.
Comenzamos con bromas en insultos más repugnantes, después a empujones y la verdad no sé en qué momento terminé aquí en este callejón, con 4 amigos hombres golpeando a la chica, ya han pasado meses después de su rechazo, y lo admito está es la quinta golpiza que le metemos de nuestra parte, y de la parte de mis amigas, le a ido peor. Por qué ella no entiende su posición en esta sociedad escolar. O al menos eso es lo que decimos.
Todo esto es una estúpides, no entiendo porque lo estoy haciendo. Yo no quería llegar a tanto. Solo estaba algo ardido.
La chica me ve con odio. ¡Fantastico lo e logrado!. Pero no me siento nada bien. Veo como escupe un poco de sangre al suelo y me da una advertencia.
— Deja que se entere mi hermano y ya verás como te irá. — Claro, su hermano.
El y yo seguimos siendo amigos y digamos que nosotros somos las dos cabezas de los idiotas que molestan a los demás. Es como si fuéramos los dos mafiosos de la prepa, no pasa absolutamente nada en ella, que nosotros no nos enteremos.
— Jajaja. — Finjo una pequeña burla para no parecer débil, ante mis camaradas.
— ¿Sabes que?, Ahora sí ya me colmaste la paciencia. Te tuve contemplación. Te tuve paciencia, solo por ser amigo de mi hermano y por no causar problemas, pero ya desde cuándo te pasaste el límite — Ví como se levantó del suelo, llena de irá. Y recogió un palo de escoba roto, del montón de bolsas de basura del callejón. Y.....
Y en fin cuando llegue a casa, con los dos ojos morados, casi azules de la golpiza que nos metió la chica. Tuve que decirles a mis papás que, querían asaltarme, y que me golpearon y se fueron, solo para no pasar la maldita vergüenza de explicar que una niña dos años menor, golpeó a cinco chicos mayores que ella y que, casi mando a uno al hospital.
No hay duda que es por mucho más peligrosa mi novia que su hermano y yo juntos. No creen jajaja.
Que risa tan amarga.