No quisiera guardar sentimientos por ti, pero no puedo dejar de desear tu muerte.
Sé que es demasiado, pero es necesario.
Arruinaste mi vida.
Antes de ti, era una persona respetable. Tenía amigos, familia, casa, dinero, ¡todo! ¡Todo!
No entiendo porque pasó lo que pasó. No te di ninguna razón para sabotear todos mis proyectos. Siempre fui cuidadoso contigo. Te amé y te puse encima de todos y de todo. Eras la única persona para mí. Así que, dime, ¿por qué?
¿Por qué matarme?
Llevábamos 8 años de relación. Teníamos 6 años de casados. ¿Acaso nada de eso sirvió? Yo solo te golpeé algunas veces. Solo algunos cuantos raspones que tu respondías con moretones. Nada irreparable. Nada imperdonable.
Te amo y te amaré siempre. Así que, dime, ¿porqué incendiar mi casa? ¿Acaso no le temías a las brasas infierno? ¿Acaso vale todos esos años que pasarás en la cárcel? ¿Por qué me mataste?
Yo solo salía de vez en cuando con la niñera y aprovechaba el tiempo con ella para ahorrarte el discurso de cada noche.
Así que, dime, ¿por tan poco me mataste?
Estás loca, mujer.
¡Estás loca! Y nada te salvará.
Pues acá hay una silla con tu nombre escrito. Aquí, donde el lamento es música de fondo, te esperamos. Pues, ¿adivina con quiénes me encontré?
Sí, querida mía.
Con aquellos que...