— Una de las principales razones de la vida trágica de Marllori, es el escribir novelas.
— ¿Y cuáles son?.
— Sus primeras historias comienzaron con algunos cuentos de amor real y sus últimas obras consisten en el género del terror.
— Todos estos relatos le han generado mucha fama.
— ¡Si!. Pero... no tanta fortuna; sin embargo ninguna de esas cosas le interesa. Ella escribe por otro simple hecho, tiene otra razón.
— Cuál?
— A la chica pelirroja, le gustaría vivir en un mundo vacío, dónde solo su imaginación sea la que importe, dónde los sentimientos son falsos y mágicos a la vez. Dónde ella puede moldearlos y manipularlos a su antojo.
— Pero...¿Porque esas emociones son mentiras?
— Porque no son de la vida real.
— ¿Y eso no es bueno.... porqué?
— No está viviendo su vida.
— ¿Porque lo dices?.
— Sus padres tuvieron algunos problemas cuando era niña, siempre discutían. Su papá fingía ser un hombre dulce comprensivo, pero siempre que tenía algún problema emocional su hija, el solo contestaba:
— ¡No empieces con tus dramas!. Tú puedes hacer todo. ¡Solo son pretextos!
En cuanto a su madre, ella siempre le exigió aplicarse en sus responsabilidades escolares, pero... siempre que quería distraerse de lo habitual, su madre buscaba la manera de hacerla aterrizar, para que no viviera solo de su imaginación.
— ¿Qué padres tan malos?.
— No eran malos, solo querían una hija que se comportará de la forma correcta para defenderse contra el mundo cruel y despiadado que hay aya afuera. Ellos le daban consejos y todo el tiempo estuvieron solo para ella. No había ningún momento donde no le prestarán la atención.
— Si sus padres hicieron todo eso por ella. ¿Y ahora porque se comporta así?.
— Por qué ese miedo que esconde por todo su alrededor, nunca lo superó. Su madre y su padre la comprendían, pero nunca supieron expresarlo de la mejor manera. Y ella nunca supo escuchar, por qué había otra cosa que siempre le ocasionó ruido en su mente.
— ¿Que cosa?, ¿Las palabras de su padre?
— Unas simples palabras que marcarian su corta existencia vivida. La frase que siempre se detonó en su cabeza: ¡No empieces con tus dramas, solo son pretextos!. Si, esa frase dura y fría que retumba una y otra vez en su cráneo, esa frase que nubla todos los esfuerzos que han hecho por ella, para que salga adelante, esa frase que a marcado su carácter y que se a hundido para siempre en su corazón como una estaca mortal, y que duele como miles de dagas atravesandola.
— Pero yo veo que sus padres quieren arreglar su situación moral con ella, quieren que sonría y no vea la vida tan amargada, quieren su motivación para que arregle su vida, quieren que la chica reaccioné. ¡Que viva!. Que decida que quiere de su vida. No les importa a qué se dedique abogada, bombera, ¡No importa!, solo que sea feliz.
— Si, pero.... ella no le interesa la felicidad, ni mucho menos la que le brinda la vida. ¡Una familia que se preocupa por su bienestar!.
— Pero lo que a ella le hace feliz es... escribir historias ¿O no?.
— Lo que a ella le hace feliz es esconder sus emociones en sus narraciones y que nunca se enteren de lo que siente.
— ¿Y que siente?
— Frustración. Miedo. No sé cree capas de hacer muchas cosas. Se ve al espejo y nota los errores que a tenido durante su vida, nota la frases que le han dicho los de su alrededor, ¡Porque arruinas todo!.
— Pero ella dice que no le importa lo que opinen los demás, ¿Acaso no es cierto?
— Lo es, pero esa es la principal razón de que no escuché los consejos de las personas que la estiman y la quieren.
— Entonces.... ¿Nunca a tenido apoyo?
— Si, el de sus padres, ya te lo había mencionado. Pero la pelirroja no se da cuenta. No ha escuchado sus consejos, para no cometer los mismos errores que ellos, ni valora todo el amor que le dieron, ni a madurado lo suficiente para enfrentar el mundo. Solo quiere vivir en una de sus historias. De hay el motivo de que sean tan sobre protectores y que no la dejen salir sola a la calle.
— ¡Rayos!. ¿Y que es lo que vas a hacer de tú vida Marllori?. Solo te piden un poco de amor, un poco de respeto, un poco de comprensión, de tiempo. ¿Qué te pasa? ¿Qué acaso no te importan?.
— ¡YA CÁLLATE LORENA!.Tú no sabes nada!. Y ésto también va para tí maldita conciencia chismosa, que le cuentas mis problemas a esta niñata. ¡YA LARGUESÉ Y DÉJENME DORMIR!. — Marllori se acuesta en su cama y se tapa hasta el rostro con el cobertor colorado.
— Que descanses hermana.
— Que descanses Lore. Hasta mañana. Y por favor te pido que ya no me fastidies y te metas en algo que no te interesa. — El tono de molestia de Marllo no se hizo disimular.
— ¿Mañana irás a tus exámenes extraordinarios?. — La niña entré susurros y mordiéndose la lengua habló de más.
— La pelirroja se levanta de un sobre salto de rabia y le contesta: — ¿Qué te dije de no meterte en mis asuntos?. — La pequeña hermana solo soltó una lágrima y se recostó sin decir ni una palabra más.