Esta noche vimos la pasión de Cristo como todos los miércoles de ceniza, cuando terminó cada uno se fue a su habitación y yo me fui a dormir a la sala el calor es demasiado intenso y mi habitación no tiene ventanas.
Estaba recostada en el mueble revisando el WhatsApp, esperando a ver si alguien me escribía el aburrimiento me consumía.
Luego de unos minutos la computadora se encendió, sentí un escalofrío recorrer mi piel, mi corazón latía con fuerza cuando recordé que no la había apagado, me levanté del mueble y apague la computadora, nuevamente un frío recorrió mi columna vertebral todo estaba en silencio y a oscuras, me arme de valor y estire el brazo para encender la luz, miré a mi alrededor y no había nada.
Cogí el celular del mueble y prendí la lámpara, apague la luz de la sala, y me fui al mueble nuevamente seguí revisando el WhatsApp cuando la computadora se encendió de nuevo, y no contento con eso también la impresora empezó a imprimir una hoja, me asusté.
Mire a todas partes encendí nuevamente la lámpara, y no había nada, el temor se apoderó de mí, trate de pensar en muchas razones lógicas para quitarme el miedo cuando nuevamente la impresora empezó a trabajar, una hoja iba saliendo y se leía en grandes letras TE AMO, lo primero que pensé es que alguien estaba mandando algo por WiFi, pero el miedo seguía dentro de mí.
Todos dormían.
Ya no fui al mueble, quise subir las escaleras, pero el miedo me paralizaba, escuché unos arañazos en el futón, y luego un llanto no quería voltear, sabía que había alguien ahí. Me arme de valor y gire una sombra negra estaba estirada en el futón mientras se cubría el rostro con un brazo y su pecho se movía al ritmo de sus sollozos.
Me acerqué a paso lento, la sombra estiró un brazo y me cogió por el borde de la camiseta, sentí sus lágrimas mojarme la ropa.
—Por fin, por fin estamos juntos —hablo—No sabes cuánto te extrañe amor. Sabía que volveríamos a estar juntos.
Asombrada me di cuenta lo que estaba pasando.lo abrace con fuerza mientras las lágrimas caían por mi rostro. Frente a mí , la mesa de centro tenía un pote de pastillas vacio y un cuerpo sin vida estaba tirado en medio de la sala. Ahora comprendía todo. El estaba muerto, pero yo también.