En algunos momentos me gustaría tener el control de mi vida y poder decidir hacia dónde quisiera moverme o no. Sin embargo, aún no llegó a ese punto de mi vida.
Los días siempre solían ser caóticos en mi vida de adolescente, pero había momentos en los que no tenía control de mi vida por el simple hecho que mis padres decidían por mí y no me habían preguntado nada de nada. Solo habían decidido que debíamos unir fuerzas con los demás parientes que solía esquivar.
Tenía mis razones para no estar familiarizada con ellos. Todos teníamos nuestros secretos y yo tenía los míos. Ansiaba que se quedarán en la oscuridad pero la vida no era color de rosas. Alrededor de mis parientes podía ver sus perversiones brillar sobre mis propios deseos.
Mi tío por ejemplo, siempre sonreía de manera extraña a mi alrededor y siempre me tomaba de la mano para acercarme a mis abuelos. Era incómodo la forma en que se aferraba a mi piel dejándome moretones y lo tenso que estaba por mantenerse pegado a mí.
Trataba de alejarlo lo máximo que podía pero los astros siempre nos ponían juntos y a solas o a la vista de todos. Había que aparentar y mantenernos unidos.
Pero hoy parecía empeorado muchísimo su cercanía al punto de la indecencia por la forma en que me empujó bajo la mesa y apoyo su espalda contra mi cuerpo doblegandome. Nunca he sido cercana a mi tío, pero aquel día, sus manos me tomaron por detrás y sentí su aliento en mi oído. Sentí que el próximo paso estaba cerca. Temí porque mi final estuviera cerca.
—Guarda silencio, Natalia. Prometo que no dolera nada. Si eres una buena chica y sigues las instrucciones al pie de la letra, nada malo pasara. Esto terminará rapido—pronunció en voz baja y severa. Trague saliva ruidosamente ante su advertencia. Tire, pero él apretó más fuerte para liberarme, quería huir de él. Era una amenaza muy grande para dejarme caer a sus manos. Continúe moviéndome hasta que él tiro ahogandome un poco. —Mamá está afuera. —con eso, deje de forcejear por el miedo de su propia voz. —así perdimos a tu abuelo, será mejor que me hagas caso. Si quieres sobrevivir... Mamá pierde la noción de quien son sus familiares. Ahora solo somos viles ratones que ensucian su hogar y piensa exterminarlos... —escuche como la puerta se abrió y una escopeta se deslizaba por el cerámico. Temble del miedo pero me aferre a él mientras la veíamos moverse por la cocina pero en ningún momento decidió mirar abajo de la mesa. Era como si no existiera para ella.
—Puedo haber oído unas miserables ratas aquí. —escuché como tomaba mejor la escopeta y disparaba causando unos agujeros en la pared. Ahogue una exclamacion con mis manos, debido a que, no quería delatarnos.
Comenzaba a darme cuenta que tal vez, había malinterpretado las cosas que hacía mi tío a mi alrededor porque nunca había visto una amenaza tan grande como lo estaba siendo mi abuela ahora.