Te vi entre tantas personas, estabas en medio de ellos, y chocamos miradas, de la manera mágica que cualquiera podría decir que era amor a primera vista.
Sin embargo, yo estaba segura que no era eso, que por primera vez era algo mucho más lejos, que podía ver a ese hombre cada día de mi vida y jamás me iba a cansar. De alguna manera, quería verlo al lado mío cuando me despertará, que luego de una pesadilla quien me consolará fuera él, yo de verdad deseaba tenerlo a mi lado, que me abrazará y me consolará.
Por alguna extraña razón de mis ojos salían lágrimas, ¿por qué lloraba? ¿por qué me estaba pasando esto? No podía entender porque lloraba por él, no descubrí nada. Me desperté, me desperté del sueño más triste que había tenido en 19 años de vida, y casi diez de pura consciencia de mi misma.
Miré a mi alrededor, dándome cuenta que estaba en mi habitación, sola, esperando para el nuevo día que me esperaba de estudiar y trabajar al mismo tiempo, simplemente sacudí mi cabeza con fuerza, y cuando bajé la mano sintiendo mi rostro húmedo, incluso había llorado fuera del sueño.
No quise preguntar por miedo a la respuesta, no deseaba saber que era lo que me tenía de esa forma, no quería aceptar que había algo en mí que había dejado de funcionar hace unos meses, tal vez por miedo aceptar la realidad cruel que me venía encima.
La segunda vez, esta persona me abrazaba y me decía que me amaba, que estaba feliz de tenerme, yo solo deseaba responderle que también, que lo amaba, que era mi todo; esa fue la primera escena, llena de amor y ternura, la segunda fue más cruel y me hizo querer llorar con rabia, como un montón de destrucción llegaba, como quitaban todo a su paso, como quitaban a quien sería el amor de mi vida, pero esto jamás había pasado.
Nunca en mi vida me sucedió eso, yo llevaba años de soltera, y nunca me había llamado la atención un hombre lo suficiente para decir que daría todo por él, estaba lejos de decir que me gustaba, porque no lo conocía, no sé nada de esa persona, ¿cómo podía decir que lo amaba? ¿Cómo podía indicar que me volvía loca?
—¿Cómo estás?, ¿te ha ido bien? —Por primera vez me habló, parecía que estábamos en otro universo, mire a mi alrededor, este sueño era el cuarto de la semana.
—Sí, supongo que sí —No me costaba responder, después de todo, era la primera vez que estábamos hablando y podía hablar con total sinceridad, deseaba respuestas, había aprendido a ser lo suficiente calculadora para deducir cuando hablar y cuando no.
—¿Tienes muchas preguntas? —Asentí, mirándolo, detallando cada centímetro de su rostro, de su cuerpo, de todo, no quería perderme de nada, quería conocerlo en todo, me sonrío y creo que me sonroje por una alucinación de sueño, porque sentí mis mejillas calientes, como si estuviera en el mundo real —No deberías sentirte tímida, eres todo para mí, eres la niña de mis ojos y la mujer porque la que daré toda mi vida, si ella me lo pide.
El sueño se acabo apenas termino de hablar, quise gritar cuando sentí que me despertaba, el sueño no podía terminar, no podía, pero una mano me estaba sacudiendo, y cuando volví a lo que debía ser el mundo real, mi madre que visitaba mi apartamento cada principio de mes, me miraba preocupada, pero no estaba en mi habitación, estaba con un respirador en un hospital, ¿qué había pasado?
Giré mi cabeza hacia la izquierda, mi papá sentado en un sofá, dormido, sin embargo, al sentir mi mirada se levanto preocupado.
—Hija, ¿estás bien?, ¿Estás mejor? —Recordé las palabras del sujeto de mis sueños y volví a llorar, quería hablar con él, quería volver a verlo, quería sentirlo.
Al escuchar lo que había pasado, me di cuenta que verlo era casi 8 a 10 horas de sueño, pero que él me hablará era mucho tiempo, casi dos días, por esa razón mi mamá se había preocupado cuando no contestaba llamadas, ni atendí a la puerta, y entro a la fuerza, viendo que estaba tendida en la cama, pensó que me había pasado algo, no me despertaba por nada del mundo.
Un mes paso, yo quería volver a verlo, no importaba cuanto quisiera tenerlo otra vez en mis sueños, ya no estaba, y me extrañaba que después de tanto tiempo no llegará, pero esta vez era especial, había tenido un mal día en el estudio y trabajo, solo lo necesitaba a él.
—¿Tanto querías verme? —Fue el saludo del hombre, corrí para abrazarlo, solo deseaba que me abrazará, que me consolará de todo el día tan desastroso que había tenido, beso mi frente, dándome cariño mientras me repetía “Todo estará bien”
Pasaron meses, de sueño en sueño, pensando que tal vez tenía un trastorno, porque ese hombre me arreglaba todo con solo verlo, aunque fuera de lejos, tenía miedo de preguntar y que respondiera “Es algo de tu cerebro, soy algo de tu imaginación”
—¿Por qué no podemos hablar mucho? —Más de dos líneas, implicaban que estaría bastante tiempo en el sueño, por eso siempre trataba de advertir a mi familia que estaba bien, para que no pasará lo de la última vez, que pensaron que había muerto.
—Lleva mucha energía, tengo que ahorrarla.
Un día, con mi rutina de siempre, caminando para la casa luego del trabajo, sentí como mi cuerpo se estrellaba contra el pavimento, y traté de gritar pero cubrieron mi boca, no podía distinguir quien era, pero tenía una de sus manos en mi cuello, escuchaba su risa, una risa malvada que me hacía querer gritar más fuerte, pero solo podía llorar, pero era diferente a lo que él me hizo sentir, era totalmente diferente.
Con el sueño sentía paz, sentía la tranquilidad que jamás pude tener, en cambio, con el individuo que estaba arriba de mí, que presionaba mi cuello y luego lo soltaba cuando sentía que estaba cerca, se reía, de la condena de verme morir en sus brazos.
¿Tal vez de esta forma podría volver a ver a mi sueño?, ¿podría verlo nuevamente?
—Ahorro tu energía, no la mía —Habla el hombre frente a mi —Si permito que estés mucho tiempo conmigo, va atraer mucho mal para ti, simplemente estarás al paso de la muerte, y yo quiero protegerte, no destruirte —Recordaba las palabras de él, tratando de consolarme cuando estuve muy triste porque no podía estar mucho tiempo con él.
—Yo quiero estar contigo, por favor —Negó con su cabeza, y acerco su mano derecha a mi mejilla, apoyándola, para luego acariciar dulcemente.
Con ese recuerdo me hizo llorar y susurrar un nombre que no sabía que existía “Anubis” Una sombra nos cubrió, y un humo negro hizo volar al hombre que estaba sobre mi tratando de matarme.
Sollocé mientras regulaba mi respiración, no sabía que estaba peor, si mi respiración o mis sollozos que no frenaban, sentí unos brazos alrededor de mi cuerpo, y me llamo por un nombre “Rhea”
Era lo único que necesité para recordar al hombre moreno de toda mi existencia, al mismo niño que estaba a punto de asumir el cargo más importante de su vida y su muerte, sería el próximo gobernante que tendría el nombre de Anubis, y yo era la siguiente para tomar el trono de madre tierra, no podíamos amar, no podíamos sentir, siempre neutrales.
No podíamos hacer eso, porque nos gustamos, tan guapo y con una presencia que no se podía ignorar, sus ojos dorados que me dejaban detrás de él, eso era Anubis, el hombre que todas deseaban.
Seguí llorando por el castigo que nos dieron por amarnos, el castigo que tuvimos que enfrentar con los años encima, estábamos condenados a enamorarnos en cada vida, porque él me iba a buscar, pero en cada vida, por ser parte de la vida y muerte de una persona, me llevaría a la muerte o me dejaría antes de esto, y nuevamente tendría que esperar mi renacimiento para amarme, para seguir amándome, siguiendo su castigo por amarme y mi castigo era verlo sufrir.
Agarré mi pecho por el dolor, sus brazos trataban de calmarme, pero yo solo podía llorar, sintiendo todo mi ser adolorido, no podía con esto, no podía con mi existencia.
—Lo siento, lo siento —Lo escuché sollozar también y cerré mis ojos.
—Estábamos condenados amarnos por toda la eternidad, sin importar cuanto suframos, solo fuimos dos personas enamoradas y cegadas por este amor —Contesté, y lo sentí abrazarme más fuerte, y me quedé, aguardando ese momento para mi dulce memoria.
—Te amo —Habló, y cerré mis ojos.
—Yo mucho más —Nos quedamos en silencio.
¿Este amor era un pecado?, ¿de verdad? No me importaba, no me interesa que piensen los demás, solo yo podía manejar mi vida, solo yo podía decir si estaba bien amar o no, nadie tenía derecho a quitarme al amor de mi vida, solo yo tenía ese poder.
—Tengo que dejarte.
—No —Giré, y lo mire —Esta vez, aunque tengamos que destruir al mundo, tu estarás conmigo, en mis sueños y cada mañana cuando despierte, no me interesa el mundo —Beso mi frente, dándome una sonrisa cálida.
—Tal vez, algún día seamos perdonados.
Grité, y todo se volvió negro, estaba en un hospital, la policía hablaba con mis padres y yo estaba llorando por como el me había elegido por sobre todo las cosas, lo amaba, lo amaba con locura, cada una de mis reencarnaciones amaban a ese hombre con locura.
Tal vez, llegaría el día que no lo tendría que ver en mis sueños, tal vez un día podría besarlo con todo el amor que tenía por él.
FIN.