-Lágrimas de ira mezcladas con trizteza amenazaban salir si la situación no era tomada con calma ¡¡La última barra de chocolate había sido tomada por el michi!! Era una gran desesperación para un niño de 9 años, era la última barra que comería luego de pasar un mes en casa de los abuelos. El vieje fue largo, y regresarían a casa luego de una semana. ¿Qué es una semana sin ese delisioso pedazo de chocolate? Era una semana, 7 días largos de espera, las energías se acabarían antes que aquella semana de aquel año. O al menos eso se creía, luego de pasar varios días como fantasma en pena, vino madre, lo único que pudo decir fue "¿Aún quieres quedarte con el michi?" Rápidamente una cara de espanto nació aquel niño "¡¡Sí!!" Únicas palabras que salieron en un tono de voz alto, dando parecer un grito, pequeñas risas empezaron a crecer de parte de madre, junto a unos chocolates entregados a ese niño berrinchudo, que ahora lleno de alegría estaba "¡¿Son míos?!" exclamó y tuvo una inmediata respuesta positiva, al final, el chocolate fue algo que causó más unión entre el michi, el niño y los chocolates.
[Escrito basado en echos reales por: "El Google UwU"]