Siempre supe que no existía el matrimonio perfecto, el tenía sus defectos y yo tenía los míos. Sin embargo, siempre logramos mantener estabilidad, algunas veces el cedía, algunas veces lo hacía yo.
Cuando pensaba en matrimonio, pensaba en un hogar, un trabajo estable y alguien con quién compartir el camino de la vida.
Al verlo como padre, miraba aquel hombre que no importaba cuan cansado estaba del trabajo siempre tenía una sonrisa para su pequeño hijo.
Comencé a notar que aquellas noches de tiempo extra en el trabajo terminaban con una borrachera. Aunque no quería admitirlo, notaba su ausencia por las noches cuando abandonaba la cama.
Ahora lo sé, me regalaba una infidelidad por cada rosa.
-Lo siento pero es tu culpa- murmura pasando sus dedos por su despeinado cabello.
-¿Que?- Se me quiebra la voz.
-¡Mírate en el espejo! ¡ya no eres la persona de la que me enamore!
Lágrimas comienzan a descender por mis mejillas, el aire comienza a faltarme y mi vista comienza a nublarse.
-¡¿Me estás culpando por los errores que túnel y cometiste?!
-Te pusiste fea- me señala- ya no eres atractiva en absoluto. Solo te preocupas por tu hijo, dejas de lado tu deber como mujer.
-Nuestro hijo siempre fue lo más importante-sollozo- pero por lo visto para ti no.
-Esto no funciona por tu culpa. Ya no me haces feliz, ya no me haces sentir deseo. Solo me miras como una máquina de dinero.
Nunca fuimos pobres, pero tampoco millonarios. Entre ambos siempre logramos sacar la casa adelante, dividiendo los gastos. En algunos momentos tuvimos que decidir entre comprar una botella de whisky o un paquete de pañales, más sin embargo, sabíamos la respuesta. Por su puesto, primero nuestro hijo.
Aunque ahora veo que el solo lo sentía como una carga, un gasto mayor por el cual preocuparse.
Entiendo, ya no me arreglo como antes. Mi tiempo se lo lleva nuestro hijo, mis mañanas son preparar lonche y asegurarme de que vaya bien aseado a la escuela. Aunque eso no quiere decir que no me cuide o no dedique tiempo para mí. De vez en cuando voy con la estilista, me pongo uñas, me compro ropa nueva.
Por su puesto que mi menor preocupación no es vestirme como si fuera a una noche de antro como las mujeres con las que seguramente está acostumbrado a salir. Y no las crítico, bien por ellas. Cada quien decide cómo llevar su vida.
-Bien es mi culpa- se acelera mi corazón- pero acepta también la tuya.
Nunca le reclamé nada, siempre me preocupe por que fuera bien vestido al trabajo, ropa limpia y planchada. No me molestaba que no ayudará en casa, sabía lo cansado que estaba. No sé en qué estaba pensando, si yo también estaba cansada del trabajo. No le tomaba mayor esfuerzo que a mí, podíamos realizar las misma labores.
-¿culpable yo?- su cara denota asombro.
-Sabes yo no merezco esto- levanto mi rostro triunfante- no merezco que alguien como tú denigre mis esfuerzos. La basura fuiste tú, por no saber cuidar de tu familia y de tu hogar.
-¿que?
-Te agradezco por enseñarme a confiar más en mi misma- sonrió- esto se termina aquí. Pediré el divorcio y más vale que lo firmes sin pelear.
Retiro el anillo que se encuentra en mi dedo anular, es la primera vez que lo siento vacío. Lo miro un par de segundos y lo lanzó al suelo, rompiendo la alianza que este representa.
-¿pero que dices?- su rostro denota confusión.
- Yo me quedo con la custodia de nuestro hijo. No impedire que lo veas, después de todo eres su padre, pero espero que no le falles como lo hiciste conmigo.
-Espera- me toma del brazo- hablemos.
-¿Que más hay que hablar?-sonrio- quieres contarme las veces que metiste a mujeres en la misma cama que compartimos por tantos años.
-Lo siento- su rostro se torna rojo- No sé porque lo hice, soy un idiota. Dame otra oportunidad.
-No más, no dejaré que trates de manipularme- me suelto de su agarre- elegiste tu camino y ese es tu destino.
Me doy media vuelta y abandono la habitación con las piernas temblando y el corazón a punto de estallar. Estoy herida de mil maneras, pero sigo lo suficientemente cuerda como para darme cuenta que este no es mi lugar. Yo no merezco este trato y este hombre no me merece. Pinto una ilusión, se colocó una máscara y está ahora se ha caído revelando su verdadera identidad.
Yo soy fuerte, por mi y por mi hijo debo superar esto .