—Melisa —gritó Bruno al verla parada frente al auto.
Un cuchillazo en el corazón.
Un gritó desgarrador en su interior y el dolor punzante e incomodo en la garganta, ocasionaban que salieran lágrimas acompañandola hasta su habitación.
Habitación que estuvo fría y silenciosa durante semanas.
Semanas dónde la dama espero por horas a el caballero que habia conocido hace 7 años y poco a poco se esfumo.
El descaro del deseó entre los amantes los llevo a estacionarse en un lugar de la hacienda, dónde la oscuridad, el silencio de la luna y la angustia de Melisa la llevo a hasta ahí.
Ese amor, esa pasión, y esa confianza desaparecieron al instante en que lo vio semidesnudo besando cariñoso a Cristina, la prima preferida de Melisa. La prima mentirosa y maquiavélica.
Al mirar corrió y aguantó un llanto ruidoso para no ser escuhada por Nicolás: su amado hijo. Quien en su momento fue el fruto del amor en su matrimonio. Al cuál no le gustaría acucharle el corazón por las acciones de su padre, pero a quien enseñara que si llega a vivir una infidelidad no se quede con la persona que lo mate en vida, ni mucho menos que él mate en vida a alguien más.
Se alejó, se consiguieron un nuevo hogar, pero al final Nicolás tendrá el amor de ambos padres, aún que sus padres tomaron rumbos diferentes.