Cuando quede embaraza de mi hijo, su papá no estaba de acuerdo que lo tengamos porque según él todavia eramos jóvenes pero yo me opuse a sus sugerencias y segui adelante con el embarazo. Al comienzo eran discusiones todo el tiempo, el me maltrataba psicológicamente diciéndome que me iba a quitar a mi hijo una vez que naciera que yo no merecía ser la madre de su hijo, por suerte su mamá cuido de mi todo el embarazo.
Antes que nazca mi hijo intentamos llevarnos bien pero cuando nació nuestro bebé él se fue a festejar y conoció a una mujer casada y su comportamiento volvió a cambiar, cuando yo me entere estaba destrozada y no sabia que hacer, tome la decisión de alejarme de él, lo único mas importante para mi en ese momento era el bienestar de mi hijo, no quería que el creciera en medio de discusiones y peleas, queria que sea un niño feliz.
Con el pasar de los años él cambio de novia como se cambiaba la camisa.
Paso un tiempo hasta que junte las fuerzas suficientes para hablar con el como dos personas civilizadas, le dije que nuestro hijo era de los dos y que todo debía ser 50/50, su educación, su alimentación, vestimenta, salud y todo lo referido a nuestro hijo, agradezco que él haya entendido lo que quise decirle. Desde ese momento, decidimos quedar como amigos y estar siempre presente para nuestro hijo, prometimos nunca llevarnos mal ni contradecirnos delante de nuestro hijo.
Ya pasaron 17 años, mi hijo tiene lo mejor de dos mundos, recibe el doble de amor, el doble de cuidados, tiene dos mamás y dos papás que lo aman con todo el corazon. Nosotros seguimos caminos separados y rehicimos nuestras vidas, sin dejar de lado a nuestro hijo, que nos va a unir para toda la vida.
Espero que mi historia les sirva de algo, porque a veces es mejor dar un paso al costado y dejar un lindo recuerdo que forzar a alguien a quedarse y arruinar la vida de todos, no siempre se puede reparar lo que se rompió.