Estaban los preparativos listos para partir, la noche había transcurrido en silencio pasando desapercibida a mí vista. Tenía semanas planeando unas vacaciones bien merecidas, quería desconectarme de la vida tan complicada de la ciudad; mi bolso repleto de cosas que pudiese utilizar, agua, galletas, comida enlatada y pan, mantas y abrigos y un par Cámaras, para capturar cada cosa que encontrase. Fui a dormir, espectante al día siguiente que me preparaba una maravillosa aventura.
El sonido del despertador avisó a mi oído que era hora de partir. Las montañas saludaban por la ventana del autobus, estaba ansioso como una niño al ver la variedad de formas y colores de la vegetación, y pronto, un letrero dándome la bienvenida: "Boconó"...
"¡Es bellísimo! Por algo le dicen el "Jardín de Venezuela"- comenté a mi compañero de asiento mientras fotografiaba todo a mi paso, nos encaminamos a una parada donde un Jeep nos estaría esperando para acercarnos a la "Laguna Negra" donde pensaba acampar. El sonido de las rocas que conformaban el camino susurraba en mi cabeza, y mis ojos espectantes al camino admiraban el paisaje.
Llegados al sitio, nos encontramos con una imponente laguna, que haciendo honor a su nombre, su agua era negra, un fondo tan oscuro que era como mirar al cielo nocturno ausente de la luz. Los lugareños cuentan que una criatura devoraba todo lo que cayese en aquellas aguas, que en la profundidad existían cavernas que conectaban incluso hacia el mismísimo mar.
Ensimismado en ella, la noche se posó sobre nosotros, me adentré en la profundidad de la espesa vegetación buscando dónde acampar, caminé aproximadamente media hora y encontré un claro solitario y me dispuse a instalar un pequeño campamento. Poco a poco entre cuentos y leyendas, un sueño profundo me abrigó. El sonido del viento y las aves me acurrucaron y extraños sueños comenzaron a danzar ante mis ojos, veía personas caminando a mí al rededor, me miraban fijamente y murmuraban hacia mí. Mis movimientos eran nulos, como si mi fuerza hubiese quedado en el olvido. De pronto, un hombre con sombrero alto de paja oscura, su estatura era baja, típico de las personas que habitan en el campo, su voz áspera declamaba juicios hacia mí y "mi gente", me señalaba de perturbador de la naturaleza. Mi voz no era escuchada, y el temor cada vez avanzaba más dentro de mi... Este hombre, pequeño hombre, se acercó a mí rostro, su barba blanca estaba manchada de un color café, tenía un fuerte olor a tabaco, sus ojos eran negros, tan negros como el agua de aquella laguna, sacó un cuchillo y muy lentamente me dijo "pagarás por esto", rasgó la piel de mi brazo mientras mis ojos derramaban lágrimas, más por temor que de dolor... Los demás presentes comenzaron a dar extraños bramidos de aprobación, vitoreando al unísono a una grotesca acción. Las prendas de mi pecho fueron arrancadas con fuerza y mi piel rallada con aquel gélido filo, mi sangre brotaba rápidamente como riachuelos, fui llevado por todos entre la maleza, todos gritaban y mi llanto apagaban. Se detuvieron frente a las negras aguas de aquella laguna... Aquella maldita laguna...
De pronto, todo quedó en silencio... Espectantes... El goteo de mi sangre musitó... En el agua... Luces amarillas se avistaron, como ojos vigilantes... Las aguas perturbadas por una silueta que emergía, era un ser grotesco, iluminado por la luna, su piel viscosa como la de un sapo. Sin percatarme, el nivel del agua comenzó a subir, mis pies cubiertos e inmóviles sentían en frío de la muerte que se acercaba, vegetación acuosa me arrastraba hasta la bestia que rugía sin parar, fui llevado hasta el interior de su boca mientras mi mente no paraba de llorar, sus dientes poco a poco trituraban mis huesos mientras mi vida corría hacia la oscuridad...