Eran jóvenes cuando se casaron, ella de 18 años y el 23, a ambos los ayudó sus familias. Ella estaba encinta, y fueron a vivir en la casa de la familia de él la cual quedaba justo enfrente de la casa de la familia de ella. Si, eran vecinos desde hacía aproximadamente cinco años, así fue como se conocieron.
Desde el principio la convivencia entre las familias no era cómoda, más aún al estar tan cerca de la casa de su mamá le permitía a ella permanecer allí durante bastante tiempo cuando su esposo salía a trabajar y a su suegra no le parecía adecuado que ella no estuviera en su casa esperando a su marido ni ocupándose de las cosas de él, además al estar conviviendo con otros no les permitía crecer como pareja ni integrarse, aunado a los malestares y sensaciones y descontrol hormonal que trae consigo el embarazo de ella, no obstante sorteando obstáculos y limando asperezas el matrimonio salió adelante y al cabo de dos años de matrimonio tenían dos niñas y vivían en una casa aparte, cerca de las familias pero independientes de ellos, el tenía un trabajo estable y ella se hacía cargo de la casa, es decir era ama de casa a tiempo completo y ni posibilidades de que trabajara en la calle porque su esposo no toleraba tal situación, él no quiso que ella trabajara y ella a pesar de que al principio protestó por eso, tuvo que conformarse por mantener la paz y armonía en su hogar.
Gracias a los esfuerzos y con mucha dificultad lograron adquirir su casa propia cuando las niñas ya contaban con cinco y seis años de edad y a base de sacrificios y ahorrar pudieron arreglarla y transformarla en el hogar que ellos querían, asimismo en su trabajo él había prosperado y lo consideraron para cargos políticos de responsabilidad, su esposa por supuesto siempre estaba allí para apoyarlo en todo, bien dispuesta, amable con todos, las niñas bien arregladas, siempre con las palabras adecuadas para todos, en fin, eran el sueño de todos, la familia perfecta, bien avenida, bien vestidos, siempre alegres, sólo ellos sabían que no era así, cuando mejor momento tenían ocurrió lo menos pensado, rumores de infidelidad, durante la campaña, cuando ella más lo apoyaba delante de todos, él le fue infiel con la hija de uno de los socios principales lo que originó una situación incómoda que tuvo como consecuencia para él: el de perder la promoción y por supuesto problemas conyugales que podían generar la separación de la pareja.
En esos días hubo rumores de separación, mi hermana estaba reacia a perdonar la infidelidad y él cada día profesaba arrepentimiento y juraba no volver a hacerlo, todo un mes de peleas de reproches y tensiones durante el cual no faltaron los consejos de los allegados: "... hija él es un buen hombre y un buen padre de familia"..., "... donde te vas a encontrar otro que se haga cargo de todo como él lo hace"..., "... mira que tienes dos hembras y tú nunca has salido a trabajar porque él te trae todo a la casa"..., "... no vas a conseguir otro mejor que ese, yo que te lo digo"..., y no faltó la amiga que dijera "... ya quisiera yo conseguirme con un hombre como ese, me hiciera la vista gorda"..., o "... y se lo vas dejar servido en bandeja de plata, tu eres tonta o qué".
En un último intento por recuperar la paz familiar él organizó unas vacaciones en familia para la playa y ella fue, escuchó sus argumentos y luego de mucho pensar y anteponiendo el bienestar de sus hijos y la tranquilidad de su familia a sí misma, decidió intentarlo de nuevo y continuar la vida conyugal como hasta ahora lo habían hecho, cerró los ojos a la falta cometida y perdonó la infidelidad de su marido.
Al año siguiente volvió a salir embarazada y tuvo otra hermosa niña, la vida familiar continuó igual, él trabajando en la calle y como proveedor de la familia y ella una ama de casa que casi nunca salía, aparentemente todo estaba bien, para las familias de ambos siguieron siendo la pareja perfecta, igual para los amigos, no obstante la realidad era que él no era completamente fiel y eso no le permitía a ella ser feliz porque aunque no estaba segura de ello lo intuía, no obstante ante los demás siempre estaba sonriente y aparentemente felíz.
Pasaron varios años y por supuesto se superaron muchos obstáculos, la economía familiar mejoró considerablemente, sin embargo ella no podía decidir libremente sus compras o hacer algo para proyectarse a sí misma, dependía en su totalidad de él y de las decisiones que él tomaba en los gastos de la casa, incluso al comprar su ropa, porque él decidía que era lo que más le convenía vestir y lo que mejor le quedaba, ella dependía de él para la mínima decisión porque "... el sabía lo que mejor le convenía...", y explotó el problema, una vez más él era infiel.
La situación era otra, las hijas ya eran grandes, dos de ellas tenían hijos y la tercera ya mayor de edad, pero ése no era el problema principal, el mayor problema es que esta nueva mujer era mucho menor que los dos y él estaba más entusiasmado con ésta nueva relación, por más que todos los amigos y algunos familiares le advirtieron él no estaba dispuesto a renunciar fácilmente a ésta aventura.
Y ella?, quien le devolvía todos los años invertidos, todo el sacrificio de dejar ser que le costó el mantener ese matrimonio, cómo empezar a ser independiente cuando durante casi tres décadas has estado subyugada a las decisiones de otra persona, no, era mejor seguir igual que antes, poner una sonrisa y callar ante la nueva infidelidad, total ya se le pasaría, igual que siempre.
Pero no, el destino era otro, por más que esperó en las noches que regresara, por más que discutió con él instándolo a volver por el bien familiar (como él muchas veces antes lo había hecho), no había forma de convencerlo.
Y entonces llegaron los llantos, las llamadas de advertencia, los alegatos de chantaje para hacerlo volver y nada de eso funcionó, al final entendió que no había nada que hacer, que él no iba a volver porque no quería regresar con ella.
Cómo quedó? casi destruida como ella misma dice, adelgazo más de cuarenta kilos, a ella misma le daba pena salir para que no vieran lo flaca y ojerosa que estaba, sin rumbo fijo, de tanto escuchar durante tantos años que ella no sabía hacer nada si no se lo indicaban o no podía tomar decisiones, se había convencido a sí misma que así era y ahora no sabía que hacer, debía aprender, afortunadamente sus hijas estaban allí y la apoyaban pero ella creía que no era suficiente sin su marido.
Hoy la vida ha continuado y ella aprendió a superar sus expectativas, poco a poco salió adelante, cuidó niños, cosía ropa de bebés, hacía lencería del hogar para vender, en fin se dió cuenta que su fortaleza era ser ama de casa y lo ejerció pero con un sueldo por delante, era feliz con su familia y hasta tenía un novio, eso sí estaba muy clara que no iba a aceptar infidelidades, por lo que se aseguró que su nueva pareja no tenía compromisos con otra mujer antes de aceptarlo, y comprendió que las mujeres no debemos permitir ninguna infidelidad del marido contando con que "... no lo va a volver a hacer", ni tampoco permitir que la pareja decida por ti, ahora se sentía mejor que nunca, plena, satisfecha consigo misma.
Él hoy está flaco, después de un tiempo su nueva pareja se dió cuenta que la diferencia de edades era mucha, tampoco le permitió que tomara decisiones por ella y los conflictos contínuos los separaron y ella buscó una nueva pareja, cuando él quiso volver con su esposa de tantos años ya no pudo, ella ya lo había superado y no quiso volver con él, sus hijas lo quieren pero cada una siguió su vida, ayudadas por su mamá y no pueden estar con él tanto tiempo, las obligaciones con sus familias, con sus trabajos (porque entendieron que es necesario ser independientes y buscar su realización personal), y con su mamá, no les permiten estar con él mucho rato, por lo que él siempre está sólo, a veces comparte con amigos y familiares pero en general le llegó la soledad porque ninguna mujer es como su esposa de tantos años, la que callaba, la que le permitía escoger y decidir sobre todas las cosas y la que siempre lo esperaba con una sonrisa, la casa limpia y la comida caliente