¿Qué pasaría si te quitarán tu trono?, ¿tu poder y el amor de tu vida?, con el que siempre estuviste esperando una reacción de cariño, pero en vez de eso, te desprecia y te engaña.
Aquí yo, Josefina Palacios, lucho por lo que me corresponde, mi trono y mi marido.
-Sonido de carruaje- madame Josefina, ya estamos llegando al palacio del emperador -dice la sirvienta- gracias por avisarme -responde ella-
Al llegar el palacio estaba decorado y la gente hablaba cómo si nada hubiera pasado, pero yo en cambio, no vine para divertirme, si no para arruinar a la prometida del emperador.
Luego de un buen rato, llega un buen amigo que estaba de mi lado, me dice: Hola Josefina, ¿cómo has estado? - dice el- yo le respondo: Hola Daniel, muy bien en realidad, ja sabía que me iba a encontrar con el, pero no podía rechazarlo, después de todo, el estuvo en los momentos difíciles conmigo.
-Sonido de copa- Damas y caballeros, el emperador dará unas palabras -dice el mayordomo-
Ja, no me sorprende que vaya a dar unas palabras por su prometida, -dice con sarcasmo-, tranquila Josefina, seguramente solo la va a presumir, como te hizo a ti -responde Daniel-
Buenas noches -dice el emperador- me alegra mucho que allan venido a celebrar mi matrimonio.
Tch, solamente lo dice para llamar la atención de todos, es un verdadero idiota, Daniel, ¿seguro no hay una manera de matarlo? -dice de ella- ¡¿qué?!, Josefina, tratemos de calmarnos, no hace falta matar al emperador -dice el-
Yo obviamente tenía la ira sobre mi, estaba completamente furiosa, pensar que antes había sido yo la mujer en el lugar de su querida amada.
Pero aún así, Daniel tenía razón, no podía volverme loca, además no vine por el emperador -sonrie sarcásticamente- vine para arruinar tu reputación querido emperador.
El emperador no dio muchas palabras, solo explicaba lo enamorado que estaba de su prometida, y yo tenía un poco de envidia, de igual forma me di vuelta y me fui hacia la mesa de bocadillos.
Había tantas variedades, que no sabía que escoger, todos los bocadillos se veían exquisitos.
Lástima que no puede disfrutar nada de esto cuando estaba en el palacio, siempre trataba de comer menos para poder mantener mi postura, y lo hacía para ese idiota del emperador.
Aún así quise dar un bocado, pero...
Ah, pero si es nuestra vieja amiga Josefina -dice la mujer- ¿qué? -dice ella-
Pareciera como si no nos conocieras, ¿somos invisibles o algo así? - dice la mujer- Bueno, en realidad con tu aspecto amiga, no me sorprende que estés sola -dice ella-
-Furiosa- ¡Tu...!
Pude sentir su enojo, jajajajaja, eso no era de mi incumbencia, lástima por ella.
-Grita desaforadamente- ¡¿Cómo puedes hablarme así?!, ¡soy una de las sirvientas de su majestad!
¿Su majestad?, ¿yo no veo que lo estés sirviendo?, ¿es otro de tus juegos, señorita mucama? -dice Josefina-
La mujer obviamente, como toda malcriada, corre hacia los pies de su ama, la prometida del emperador.
-La agarra del vestido- ¡Por favor su majestad, tiene que ayudarme, esa mujer codiciosa me amenazó! -señala con el dedo a Josefina-
¿Yo?, si tu fuiste la que empezó, creíste que te ibas a salir con la tuya, querida sirvienta.
La prometida del emperador se acercó hacia mí, era una joven hermosa, de cabello rubio y ojos celestes como el cielo, no me sorprende que no se allá enamorado de ella.
Y con sumo respeto, me inclino y hago Reverencia, después de todo, no puedo arruinar mi reputación.
-Reverencia- mil disculpas, su majestad, lamento mucho si le e causado problemas, la culpa es mía.
Mire con enojo a la mucama, y ella sonreía de alegría, pero el juego no acababa aquí.
No, no, madama Josefina, el problema fue mi sirvienta, enseguida la despediré - Dice Claire-
La sirvienta, tenía una mirada fija hacia mí, y yo obviamente no podía quedarme sin responder.
Muchas gracias, su majestad, lamento mucho los problemas que le causé - Dice Josefina-
No, no hay problema, me alegra poder conocerla al fin, y sobre la sirvienta, hace tiempo que quería despedirla.
-Sonrie fríamente-
Bueno me retiro, que tenga buena noche.
¡Espere! -dice Claire-
¿Si? - dice ella-
-Reverencia- muchas gracias por haber venido de todos modos, se que no le caigo bien, y tiene todos sus derechos de no agradarle, pero espero poder ayudarla si es que necesita ayuda algún día.
Vaya, las palabras de esa chica me abrieron los ojos, pero no por mucho tiempo, sabía que no tenía que confiar en nadie, cuando se trata del trono o el dinero, los amigos no existen.
De igual manera se lo agradecí.
-Sonrie- gracias su majestad, que tenga buena noche.
-Sonido del carruaje-
Casi llegamos a casa -dice la sirvienta-
Si, si, solo avísame -dice Josefina-
Ya estaba muy cansada, el emperador se presentó, pero ni ahí se acercó a mí, era una pérdida de tiempo, cómo lo había dicho mi padre.
Pero de igual manera no podía faltar, si me quedaba en casa, solo iban a creer que era una ex mujer que era celosa y envidiosa. Ósea no digo que no lo fuera, pero mi deber era tomar el trono, después de todo, tal vez no le caigo bien al emperador pero a la ex emperatriz, si le caía bien.
Era una mano más en la masa.
Ah la mañana siguiente, me reuní con la emperatriz, ella me dijo que estaba de acuerdo con mis intenciones, y también que su hijo era un idiota al haberse enamorado de una chica como Claire.
Yo también estaba muy emocionada, tenía mucha gente de mi lado, además, yo era y soy la verdadera heredera al trono de emperatriz, ¿por qué debería dejar que me saque mi trono?, eso si no lo iba a poder permitir.
Pasaron los meses, meses y meses.
Y el emperador ya estaba haciendo los preparativos de la boda, tan emocionado el con su bodita a la perfección.
Y yo, muy preparada para lo que se le venía.
Me reuní con duques, condes y hasta con la junta suprema, todos ellos estaban de mi lado.
Ah ver, cuando era niña, conocí al emperador en el pueblo, ambos nos habíamos escabullido de nuestras casas, y de ahí nos hicimos grandes amigos.
Al pasar los años, nos volvimos a reencontrar, y mi padre había podido arreglar un matrimonio con el, cuando apenas tenía yo, unos 15 años. Obviamente era tres mil veces mejor que esa Clarie.
Aún así, no me importaba el pasado si no el futuro.
Llega el día de la boda.
Todos contentos con la boda de su emperador.
Yo, cómo no podía ir sola, Daniel se ofreció a acompañarme.
¿Estas lista? -dice el- ¡Claro, vamos a realizar un espectáculo! -dice Josefina-
El solo me sonrío, la verdad amigos como el, no se encuentran fácilmente en este mundo.
Llegamos al palacio y el show ya iba a comenzar.
La emperatriz y los ministros ya estaban ahí.
Pero...
¡¿Por qué tenía qué encontrarme con él?!
Hola Josefina, estas muy bella, y veo que viniste acompañada -Dice Alan-
-Mira fijamente- Disculpe emperador, lamento mucho si lo ofendemos, -le dice Daniel-
El... ¿me estaba defendiendo?
-Interrumpe- ¡Por favor, no nos peleemos!, felicidades por su boda, emperador, ya nos retiramos.
El solamente nos miró, era muy raro.
Nos miraba haciendo referencia, cómo si fuera que hubiese sido abandonado.
¡Tch, ese idiota es un farsante! -dice Daniel-
Ey, tranquilo, no le des importancia, además tu eres mi compañero hoy y siempre, eres un gran amigo Daniel -Sonrie-
-Sonrojado- Eh, gracias.. Josefina.
Llego la hora en que la emperatriz, iba a entregar la Corona a la futura esposa del emperador.
Yo, estaba lista.
¡Qué comience el show!
Queridos hermanos, hoy estamos aquí, para presenciar, la coronación de los nuevos emperadores.
Y en un momento, la emperatriz levanta la Corona, pero...
No se la entrega a Claire.
-Susurra- ¿madre, qué esta haciendo?
¡Haciendo lo correcto!
-señala a Josefina- ¡Josefina Palacios, ven aquí y reclama lo que es tuyo!
¡¿Qué?! -dice el emperador-
Yo pasé con orgullo y honor al trono.
Yo la emperatriz del nuevo Reino, coronó a Josefina Palacios como legítima heredera del trono y nueva gobernante de este país.
-Gritan todos- ¡Qué así sea!
Yo miro con orgullo y Victoria a Alan, el solo agachó la cabeza y aceptó la derrota, como me lo imaginaba.
-Gritan todos- ¡Saludos y bendiciones para los nuevos emperadores del nuevo mundo!
-La agarra de la mano- Esto no termina aquí, Josefina.
-Sonrie- Te equivocas, a penas comienza.
La prometida se fue llorando desconsoladamente, pero que raro. Alan no fue a consolarla.
Luego de unas horas, solo se fue y por lo que me había enterado, había huido del Reino. El no la detenio, pero aún así no bajaba la guardia.
Luego, me estaba durmiendo.
-Mira con curiosidad-
-Susurra- Lara, lleva a la emperatriz a descansar, dile que enseguida voy y también asegúrate de que esté cómoda.
-Reverencia- Si, su majestad.
Vamos emperatriz, la llevaré a su recámara.
¿Qué?, estoy bien -dice Josefina-
El emperador dijo que quiere que descanse, y que lo espere en la recámara real -dice Lara-
Eh, bueno.
¿Recamara real?, ¿por qué dormiría conmigo después de lo que le hice?, ¿acaso se querrá vengar?
Aún así no me importaba, me fui y me vestí, luego me recosté un rato.
Hasta que llego el.
¿No se suponía que ibas a dormir en otra habitación?, ¿aún sigues enojado?
Sin más que ver, el se avalanso sobre mi, y me agarró de las manos.
¡¿Ey, qué estás haciendo?!, ¡Salte de encima de mí!
El solamente me miraba, pero no decía nada, hasta que trató de besarme.
Y lo hizo. Yo había esperado este momento hace mucho tiempo, quería sentir como se sentía ser amada, y al fin lo estaba haciendo.
Solo duramos un rato besándonos y luego me aparté de él.
-Se aparta- Ya, ya basta, ¿por qué haces esto?, ¿no estás enojado por lo que te hice a ti y a tu prometida?
-Sonrie- No, y si te soy sincero, no era que me interesara mucho mi prometida.
¿Qué?, ¿y entonces por qué me dejaste?
Fui un idiota, lo admito, pero dame una oportunidad, prometo que te voy recompensar todo.
¿Qué?, ¡tú...!
Y ahí me beso de nuevo. Era muy bueno satisfaciendo a las mujeres y no pude evitar seguirle la corriente.
Ah la mañana siguiente, estaba completamente dormido, el estaba sin camisa y yo ¡¿igual?!
-Se toca la cabeza- ¿qué rayos pasó anoche?
Según lo que me acordaba, era que había pasado una noche "especial" con Alan. ¡¿Y no me acordaba?!
Cuando trate de levantarme, hice el más mínimo ruido, y gracias a Dios, pude vestirme y irme a desayunar.
¡Buen día su majestad!, ¿qué le sirvo hoy? -Lara-
Buen día Lara, lo mismo de siempre y un te de rosas, ¡enseguida! -dice Lara-
Tenia mi cabeza nublada, me daba vergüenza pensar en lo que podría haber pasado esa noche.
De igual manera tome el té y me fui a dar un paseo. Cuando menos me habia dado cuenta, Daniel estaba en el jardín.
¡Daniel, buen día! -Josefina-
Buen día Josefina, ¿descansaste bien?.
-Se sienta- ni me lo menciones.
¡¿Qué pasó, te hizo algo?!
Bueno...
Como le podía decir a él que había tenido una noche esplendida con el emperador, además no quería que se ponga celoso.
No pasó nada, pero logré poner a mis pies al emperador.
Bien por ti.
Llego la noche y cené. Era extraño que el emperador nunca se allá presentado, pero, de igual forma, lo de anoche, quedó en lo de anoche, lo importante era mantenerme firme para permanecer en el trono.
Fui a la Recamara, no había nadie, entonces me acosté en la cama. Me quedé profundamente dormida, y después de unas horas, el apareció.
-Abre los ojos disimuladamente-
Solo lo espiaba para ver qué hacía, hasta que me cansé y me dormí otra vez, luego pude sentir su calido abrazo, y así, fue como se sentía ser amada.
Tuve mi trono y la persona que alguna vez amé, se arrodilló pidiendo otra oportunidad, lo bueno era, que no me subestimarian más.
De ahora en más, Soy la nueva emperatriz.
¡Gracias por leer, que lo disfruten!