Para empezar mi relato, después de haber leído algunas historias, primero debo ponerles en contexto.
"En realidad, mi caso no es tan 'grave' comparado con otros". Sé que muchos habrán pensado eso alguna vez, y aún lo piensan a veces. Yo aún lo sigo pensando, pero para ser reflexivos, nosotros no podemos clasificar o categorizar este tipo de situaciones, porque de alguna u otra forma, nos daña, tanto física como emocionalmente, y esa herida, como todos sabemos, si no la sabemos tratar, puede que se haga más profunda.
Mi entorno, actualmente, no es muy bueno, hay muchos conflictos, no son violentos -y agradezco eso-, pero sí psicológicos y emocionales. Como a muchos, esas pequeñas e insignificantes discusiones empeoraron con la llegada de la pandemia, ya que tuvimos que estar en casa todo el tiempo. Culpo a todos, a mi madre, a mis hermanos, a mi cuñada, a mi padre, y a mí, ya que nadie supo cómo expresar sus ideas y sentimientos en una forma correcta. Es más, es irónico de mi parte decir eso porque yo casi siempre fui una espectadora, no sé si es porque soy la menor, o por cómo fui criada que soy sumisa, pero me es difícil hablar de mis pensamientos. He aquí la razón del porqué puse este título, porque prefiero escribir mis sentimientos y mostrarle a desconocidos -sin ánimos de ofender- lo que me sucede, para, aunque sea, unas horas, sentirme liberada, y volver a la cruel realidad de convivir con mi agresor.
Mi hermano mayor y su pareja viven en otro piso, mi madre, mi otro hermano mayor y yo vivimos un piso más arriba. Me encantan los animales, y mucho más los gatos. Esto empezó por mi hermano, el que está conmigo, ya que, él es el que trajo uno de la calle. Sinceramente, él era mi hermano preferido, con él me llevaba mejor y a él buscaba para obtener consuelo, como la hermana mimada. Sí teníamos una buena relación como familia, pero con la llegada de la pareja de mi hermano, empecé a distanciarme un poco, puesto que, era conciente de que necesitaban espacio. Sin embargo, mi madre no lo aceptaba, y aun no lo acepta. Ella, a veces, puede exagerar las cosas, aunque cabe decir que he visto actitudes no muy buenas de mi cuñada. De cualquier modo, esa es la principal razón de que mi familia no se sienta como una. Ahora, voy a detenerme ahí antes de irme más por las ramas.
Supongo que hasta ahí, muchos ya habrán inferido quien es mi agresor. No sé cómo llegamos a eso. Justo un mes antes de cumplir 17 años, ese día, cambió mi vida. La persona en quién más confiaba, me miró no como una hermana, si no, como una mujer, me tocó, me manoseó y, por poco, casi me viola. Fue de noche y, justo ese día, no estuvo mi madre, quién regresaba de un corto viaje. No culpo a mi madre por no estar ahí, ya que, ninguna se imaginaba qué es lo que pasaba realmente por su mente, actuaba normal, y sigue actuando como si nada. Esa noche, no, esa madrugada recé para que mi mamá llegara antes, para que no pasara a más que tocamientos, pero no, él tuvo que hacerme tocar su parte baja, intento besarme y, por si fuera poco, me tomó fotos. Todo eso pasó mientras me hacía la dormida y siempre traté de estar de espaldas a él, porque si hubiera estado en otra posición, tal vez, las cosas hubieran sido peores. Tenía mucho miedo, me sentí asqueada, frustrada, decepcionada por no actuar como era debido, y hasta ahora me siento así. Siento muchas cosas en este momento, pero la desesperación de no poder irme es peor, porque no quiero dejar a mi madre con esta familia, quienes hasta ahora, solo piensan en sí mismos. No quiero dejarla con aquellos que la humillan y que, cuando están enojados por algo, sacan en cara todas las cosas que les pertenece.
Nosotros tres vivimos de la pensión que recibe mi madre para ellos, lo que es para mí, aunque es por el arduo esfuerzo de mi padre, no es suficiente, y mi generosa madre, quien no pudo realizarse por sacar adelante a sus hijos, ahora está toda acabada, aguanta todo porque quiere que su querida hija sea profesional. Realmente me lastima ver a mi madre pasar por esos momentos, mientras que yo no hago un esfuerzo para cumplir con el sueño de mi madre, y eso es porque no tengo una meta, no siento un real propósito de vida. Soy muy soñadora, he imaginado muchos futuros en los que salgo toda empoderada y he hablado de muchos objetivos, pero hasta ahora no los cumplo.
¿Soy en verdad una hija malagradecida?, muchas veces me pregunto eso. Varias veces he pensado huir, pero en esta sociedad, en la que ven a las mujeres como objetos sexuales, sería como ir a la boca del lobo. Es triste no tener en quien confiar, y más aun, para aquellas quienes viven en países como el mío, en donde ver violencia se vuelve una costumbre.
Agradecería mucho a aquellas personas que leyeran esto, si es que lo hacen, dejaran un comentario reflexivo y optimista, ya que, muchos lo leerán, pero pocos serán los que reflexionen verdaderamente lo que trato de decir. Este relato, para mi, es mi manera de confesar un pequeño fragmentl de lo que tengo guardado en mi mente y corazón. No quiero que sea algo depresivo para las personas, sino, quiero que sea algo que les haga ver desde una perspectiva diferente, que sea algo que despierte eso yo que muchos desean tener para comenzar a actuar con autonomía, con confianza, con fortaleza, que ustedes sean sus propios líderes.
Por lo menos, espero que ustedes lo logren... 😁
Estaremos en competencia quién lo logra antes 😉
Ante todos, agradezco su tiempo... Tengan un maravilloso día.