B O N E S
Las carreras clandestinas eran lo quería me llamaba la atención, era por eso que estaba ahora en una, sin embargo, mis padres nunca me lo permitieron. ¿Qué padres no? Incluso me encerraron en mi habitación con llave por esa tontería, pero eh aquí.
¿Quien es el cobarde ahora?
Aunque no los soporte un carajo por las estupideces que hacen de vez en cuando, es inevitable no apreciar sus preocupaciones por mí. No sé si eso sea bueno pero hey, estoy aquí.
No necesito eso y tampoco lo merezco. Soy un idiota, todos lo saben.
No voy a dejar que me impidan hacer algo que me guste hacer solo porque estuve durmiendo un par de días en la comisaría, incluyendo las demás demandas y algunos reportes que ni pienso mencionar ahora. Aunque debo de mencionar que si me afecta un poco al momento antes de comenzar hacer estas cosas, darles dolores de cabeza debe ser uno de mis hábitos favoritos, soy un ser humano, claro que me afecta pero...
—Bones, es tu turno.—me dijo uno de los competidores.
Pero, cuando escucho eso, todo pensamiento sobre el tema desaparece.
H A S L E Y
Sabía que no podía confiar mucho en Charlie, me había dicho que íbamos a comer en un restaurante pero no me dijo que antes íbamos a ir hacia unas carreras ilegales. No es que no me guste mucho pero estaba claro que engañarme no era del todo necesario.
—No te enfades, solo es un partido y ya nos vamos, si quieres.
No estaba tan molesta por esto, en realidad si me emocionaba estas cosas, suena muy rebelde y descabellado que hace qué uno se emocione por estas cosas, sin embargo me daba un poco de miedo; ¿Y si empieza a venir la policía? ¿Y si nos atrapan a los dos juntos? Charlie todavía está en libertad condicional, no pueden descubrirlo eso sería el final de nuestra relación. La relación que hace unas semanas habíamos retomado, era algo continuó el que nos separábamos, incluso siento que si nos pasa algo esta última vez no volveremos a estar juntos, como algo definitivo.
Lo miré con reproche e hice un puchero. Él me devolvió la mirada y solo sonrió con diversión al verme. Estábamos en mi auto, recién me lo habían regalado, era como un regalo adelantado de mis padres. Recuerdo que él tenía el suyo pero hace unos días se lo habían robado en un estacionamiento abandonado—ni siquiera me dijo el porqué estaba allí pero era claro que todavía lo extrañaba— Usaba frecuentemente mi auto Cadila a donde lo necesitaba, y por supuesto que aceptaba ¿cómo decirle que no?
Era alto, corpulento y de cabello marrón oscuro. Aún tenía aquellos tatuajes escritos en el cuerpo en el tiempo en que estuvo en la cárcel por culpa de unos robos que cometió hace no mucho tiempo atrás. No me preocupaba nada de lo que él había hecho en el pasado, pues él me demostró que podía confiar en él más que nada en el mundo. Todo el mundo comete errores y como todos saben nadie es perfecto.
—Solo una carrera y eso será todo.—le advertí cuando él comenzó aparcar el auto en el centro de los demás carros que llegaban poco a poco, mientras las personas comenzaban a salir de los demás carros.
—Sabes que eres tú la que manda en esta relación. —me guiño el ojo cuando ambos abajamos del Cadila y comenzamos a caminar entre las calles.
—No te pases de listo. —le sonreí, divertida por la situación en como decía ese tipo de cosas solo para endulzarme un poco, pero ambos sabíamos que eso casi nunca funcionaba del todo.
Llegamos a un círculo de personas que rodeaban a los participantes de la carrera que faltaba poco para que comenzará. Habían 5 participantes, y estaban en el centro de entre todos. Parecían entusiasmados por comenzar con la carrera: sonreían, saltaban y hasta algunos se paseaban alardeando cuando los escuchaba hablar, pretendiendo ser inferiores solo por ser los ganadores de la vez pasada.
Sí, hace uno días había vuelto aquí a ver a los corredores de nuevo porque Charlie me había prometido que esta sería la última vez que vendríamos, debí saber que solo era un engaño.
—No te alejes. —me susurró Charlie en el momento en que apoyo sus grandes brazos en mis hombros, atrayéndome a él.
Sonreí, entonces voltee a ver a los competidores; concentrándome en lo que estaban hablando. Estábamos los dos apoyados en el capó del auto mientras veíamos a los corredores comenzando posicionarse en fila cada uno por su lado, y con sus motos a un lado.
La carrera ya está comenzando.
B O N E S
—3,000 dólares es suficiente. —Escuche a Harry decir, uno de los 5 competidores. No me sorprendió, él era uno de los que no sabe perder, por lo que uso un número demasiado bajo.
—3, 000 dólares una mierda. —le escupí al momento en que voltee a ver su rostro.—, si vamos a correr y arriesgarnos, entonces que la paga sea buena. —Al decir eso, y por las expresiones que tuvieron los demás al escucharme decir eso; se notaba que no estaban de acuerdo. Entonces proseguí, aunque no hubiera sido necesario.
Pase mi mirada hacia los competidores, y deslice mis manos a los bolsillos delanteros de mi pantalón oscuro. —10, 000.
—Debes estar bromeando. —hablo otro, sin ninguna intención de aceptar aquello.
—¿Tengo cara de estar bromeando?—inquirí de inmediato. No me importaba que hubiera menos participantes, esta era una carrera ilegal; ni siquiera había un organizador para esta carrera, siempre teníamos que ajuntar nuestras propias cuentas así. Si los demás estaban de acuerdo con algo y uno no lo estaba, entonces ya sabíamos quien no iba a correr.
Esas eran las reglas aquí; todos lo sabíamos, porque eran muy simples.
—Me apunto. —anunció otro de los competidores.
—Y yo. —ese fue Tomas, mi amigo desde los 12 años. Comenzó a participar en las carreras clandestinas desde los 19 años, un poco después de que yo lo fuera. Pero no porque le faltará el dinero para si mismo, al contrario; sus padres se bañaban en dineros, y él hacía lo que cualquiera haría en su caso. Sacarle ventaja.
—Ya sabes lo que pienso de ello, y ustedes solo son dos. — hable señalando a regañadientes.— ¿Van a correr si, o no?
Primero mire a Harry y luego al otro quien no estaba de acuerdo. Me estaba refiriendo a las reglas que estábamos siguiendo últimamente, incluso sabía cuales eran las respuestas de ellos, aún así espere porque me gustaba dejarles en claro que no eran los que mandaban aquí, nadie lo era y sin embargo, ellos mismo se lo creían.
Después de que se miraron de mala gana uno al otro, asintieron en respuesta. Si, es lo que creí.
Luego de eso, me encamine hacia mi moto. Me subí y la encendí, mientras los demás hacían lo mismo con las suyas. Cuando el motor comenzó a gruñir, mire sobre mi hombro a un par de pareja a mi izquierda, un poco lejos de donde estaba. Primero pude visualizar a la chica de cabello negro, y luego al chico de su lado qué, por alguna razón se me hacía conocido. Él la estaba abrazando, y ella parecía disfrutar de aquello, decidí aprovechar la situación; así qué esperé que la mirada de la chica se desplazará hacia la mía, pues la estaba observando sin disimulo. Pasó unos segundos y la chica de cabello de negro se percató de mi mirada, cayendo inocentemente a mi trampa.
Lo qué hice después fue como si de confianza se tratará entre ella y yo. Con mi mano a cada lado de la motocicleta, las levante y las coloqué entre los volantes de la moto. En todo el momento sin perder la vista de la chica, moví hacía atrás y hacía adelante los volantes continuamente, haciendo que la moto gruñera más rápido y fuerte. Ambos nos estábamos mirando, y yo no perdí el tiempo en guiñarle el ojo mientras estaba en mi rol.
Sabía perfectamente que se quería reír, sonreír, lo vi en sus ojos. Pero el tipo que supuse era su novio se dió cuenta de lo que estaba pasando, entonces con el ceño fruncido la sujeto de las manos y se la llevó a-no sé-donde, arruinado el momento entre ella y yo.
Y así es como sé arruina una "cita" de forma traviesa y coqueta al mismo tiempo. Sonreí a mis adentros y me coloque el casco de la moto al momento en que una chica se posicionaba sensualmente al frente de todos nosotros para contar la cuenta regresiva de la carrera.
H A S L E Y
—¿Qué carajos fue eso?
Mierda, se dió cuenta. No estaba segura de qué fue lo que hizo del porqué él reaccionó de esa manera cuando me halo de la mano y me trajo a fuera. Yo lo sabía en todo el momento, estaba consciente que estuvo mal de cierta forma lo que pasó ahí afuera, seguirle el juego al hombre sexy de la moto oscura con rayas rojas. ¿Qué? También era inevitable no ver su motocicleta, era la que tenía más estilo de todas.
—¿De que estas hablando?—me hice la desentendida. Quería creer que actuando así ayudaría esto; evitando la discusión de alguna forma. No quería discutir, no ahora, pero si no había otra opción pues que la discusión comience.
Se veía frustrado y molesto.
—No juegues conmigo.—soltó mi mano qué sin haberme dado cuenta me la estaba apretando con fuerza, se alejó y yo pasé mi otra mano a la otra suavizando la zona de la muñeca, donde me había sujetado para traerme.
— ¿Sabes que nos estamos perdiendo la carrera, verdad? —le pregunté después de un momento, intentando cambiar el tema por segunda vez. Él vaciló, rascó su nuca y luego comenzó a caminar de un lado a otro sin saber que hacer o con que desquitarse, suele ser así.
— ¡A la mierda la carrera!
Me pasé las manos por mi rostro, frustrada con esta situación, por todas. Él nunca ve el punto de vista de nada y aunque lo quisiera ver siempre falla, aunque no tenga que ver ese tema con esto que está pasando; es esa la razón por la que anteriormente discutíamos mucho.
Ahora, volviendo al tema principal; por más que Charlie quisiera discutir, no iba a dejar que me gritará, si estuvo mal; pero al final de cuentas no pasó nada más que solo miradas. Si se iba a poner celoso por esa cosa entonces yo debería recordarle muchas veces en las que él coqueteaba con otras mujeres en la calle, incluso hasta lo hacía en mis narices y a él no le importaba un carajo.
Nadie es santo aquí.
—Deja tus estupideces a un lado y regresemos a la carrera. —le escupí, todo rastro de no querer discutir se fue al diablo con mi virginidad.
Charlie rió sin gracia. — De acuerdo, ¿y luego qué? —hasta la persona menos astuta del mundo se hubiera dado cuenta de que eso fue solo sarcasmo. — ¿Quieres verlo correr?, hazlo. —Se encogió de hombros, pretendiendo que eso no lo afectaría en nada al verme con otra persona si lo hiciera.
—Piensa lo que tú quieras, a mi no me gusta ese idiota de la moto. — Mentí, ¿y cómo iba a decirle lo contrario? Porque si me atraía, pero solo eso, es como ver a un chico guapo en la calle y eso es todo. Te atraía pero a la misma vez sabes que no intentaras, incitarás o lo verás como si fueran a tener algo, no lo ves como algo inalcanzable pero tampoco lo opuesto.
Suspiró, luego me miró con más calma, sin decir nada. Tal vez quería seguir escuchando más cosas como esas. Así qué tome ese silencio como ventaja.
—Tú me gustas Charlie, y mucho. —continue, diciendo eso honestamente. Entonces arrugue mis cejas, negando con la cabeza para mi misma. —Pero si te sigues comportando como un celoso empedernido, entonces no le veo futuro a esta relación.
Su rostro cambió, estaba sorprendido.
—Hasley, ¿vas a romper esta relación?—se escuchaba preocupado, todavía sin entender a cómo esto había tomado el curso. Escuchar esas palabras me llenaron de tristeza, no quería que esto llegará a tanto.
—Si es necesario, sí. —Contesté finalmente, bastante firme. No podía dejar que una lágrima o alguna otra vulnerabilidad se asomará a mi rostro por culpa del sentimiento que se estaba transformando en mi mente y mi corazón. Los recuerdos que ya habíamos vivido juntos alguna vez, donde nos amábamos y en los que nos odiábamos.
Aflojó los músculos y bajo la mirada, se puso la mano por el pelo. —Tú ganas. —musitó.
—¿Qué?
Levantó la mirada y pude ver aquellos ojos color miel.
—Me comportaré.
—No tienes por qué. —dije de inmediato.
Se acercó a mí y tomó mis manos entre las suyas con delicadeza, eran cálidas y suaves. Solo unos centímetros de distancia nos separaba entre los dos y, a pesar de que no es la primera vez que lo hace mi pulso se acelera, como si fuera la primera vez. Por otro lado tuve que levantar la mirada para seguir la suya mientras el olor de su perfume me impregnaba.
—Lo haré, ¿sabes por qué?
Negué, inocentemente. Y él sonrió, ambos sabíamos que si lo sabía, pero quería escuchar esas palabras.
—Porque te amo.