Sé que mi historia no es igual a las otras, talvez lo mío solo fue algo leve, pero lo tendré grabado en mi mente.
Era el inicio de la pandemia, tenía que salir a la farmacia tenía 14 años, decidí ponerme mi ropa favorita, cuando salí e iba a llegar a la farmacia recuerdo como unos hombres de 40-50 años me gritaban que me veía bien, que les encantaba y me empezaron a explicar cómo me lo iban a hacer, que querían un trio y que de seguro yo me movía bien que me iban a convertir en una verdadera mujer, solo pude correr lejos de ahí, me culpé, talvez fue por mi ropa corta y pegada, talvez yo los provoqué.
En otra ocasión a los 13 recién cumplidos, salí con amigas a hacer tarea, cuando regresabamos a la escuela ya era la noche, un tipo nos comenzó a seguir, solo las tomé de la mano y corrimos lejos de ahí.
Ahora me doy cuenta que mi ropa no fue una invitación a acosarme, como unas niñas de 12 y 13 años con el uniforme de su escuela el cuál es un vestido que llega por debajo de las rodillas y calcetines que llegaban a las rodillas, no merecíamos ser acosadas y como este recuerdo tengo más de los que debería para mí corta edad
Desde ese momento no volví a salir de casa sin mi perra, era muy territorial, así que si alguna persona decidía acercarceme mi perra lo atacaría, suena paranoico pero mi perrita me protegió, y no me había dado cuenta que muchos hombres se me acercaban, hasta que mi mascota los asustaba y los alejaba de mí.
Solo quiero dejarte en claro algo, no es la hora, la ropa ni el lugar una invitación al acoso, me tardó años entenderlo, pero deseo que tú, el que está leyendo mi historia lo sepas y no te culpes, la culpa es de ellos, de los que nos acosan, no de la víctima.