-Buenas noches mi querida princesa.
*Jonathan le dijo a la pequeña Ana mientras le daba un suave beso en la frente, siempre le deseaba las buenas noches de está forma.
-¡Papi!.
*Dijo la pequeña Ana con un poco de temor en su voz.
-¡Dime mi niña!
*Pregunto Jonathan con una dulce voz angelical.
-¿Puedes revisar que no haya nada debajo mi cama?
-Claro mi cielo.
*Como todas las noches está era la petición de la pequeña Ana hacia su padre. Jonathan como siempre accedió, se puso de rodillas y levanto un poco la cobija de Ana para revisar bajo su cama, pero rápido se percató de algo, era la misma imagen de su niña Ana la que estaba bajo su cama, la cual en un pequeño susurro le dijo.
-¡Papi!, hay algo sobre mi cama.
*Jonathan se sentó en el piso de la cama y le dijo a las dos.
-Ya están muy grandes como para seguirme haciendo está broma.
-¿De que broma hablas papi?
*Jonathan dirigió la mirada para el umbral de la puerta y se encontró con las siluetas de sus dos pequeñas niñas gemelas, Ana y Sol.
-¡Papá cuidado!
*Ambas gritaron al unísono haciendo que Jonathan saliera de aquel transe en el que había entrado y dirigió la mirada hacia la cama de la pequeña Ana. Pudo ver cómo fuera lo que fuera eso se derritió completamente y el líquido restante se escurrió hacia debajo de la cama, donde pudo notar como se fusionó con lo que sea que estaba bajo de ella.
Las dos pequeñas soltaron un grito cuando aquella cosa tomo forma como de un ser extremadamente largo, de color blanco con huecos en lugar de ojos, si nariz ni boca, aunque se podía notar una línea que atravesaba toda su cara en forma vertical.
Jonathan trato de levantarse para salir corriendo, pero en su intento tropezó, lo que ocasiono que aquella cosa lo tomara de uno de sus tobillos y lo jalara hacia él. Jonathan trataba de buscar algo con lo cual detenerse o poderse defender de aquel horrible monstruo pero no pudo encontrar nada. Cuando estaba a escasos centímetros de él, la cabeza del monstruo se partió en cuatro partes de las cuales se podían notar cientos de dientes picudos y un hoyo en el medio…
De pronto Jonathan escucho un fuerte trueno que lo despertó de golpe y al mismo tiempo se sentó en su cama, estaba respirando agitadamente y completamente bañado en sudor, apenas estaba retomando la compostura cuando escuchó desde el pasillo múltiples pisadas como si alguien se acercara a toda velocidad a su recámara.
Jonathan se quedó observando a lo que sea que fuera a cruzar por esa puerta, la puerta se abrió de golpe y solo pudo ver a dos siluetas que se lanzaron contra él, sin darle tiempo siquiera de ver de quién se trataba.
-¡Papá, papá! ¿Oíste eso? Ese trueno si que me asusto.
*Dijo una niña enterrando su cara en el pecho de Jonathan, pero al mismo tiempo la otra niña la jalo hacia atrás y abrazo a su padre.
-Padre déjame dormir contigo.
-Déjanos dormir contigo quedras decir, no es así Sol.
-No claro que no, padre dile a Ana que solo yo me quedaré a dormir contigo.
-Ya niñas por favor no peleen, las dos pueden dormir conmigo.
-¡Gracias papi!
*Dijeron la dos al unísono.
Pronto otro relámpago iluminó toda la habitación seguido por otro estruendoso trueno, pero en esos escasos segundos Jonathan pudo ver algo del otro lado de la ventana, lo cual le dejo muchas preguntas, de que se podría tratar si para empezar su departamento queda en el tercer piso.
Las dos pequeñas se acostaron a cada lado de Jonathan, quedando el inmedio apretado por las dos niñas, lo que ocasiono que no pudiera conciliar de inmediato el sueño.
Pero de igual manera luego de tres horas quedo profundamente dormido.
Pronto la mañana llegó y las dos niñas Ana y Sol se levantaron antes que su padre, las dos se bañaron y se alistaron para ir a la escuela, una vez que ya estaban listas bajaron a la cocina y prepararon el desayuno, mientras que Ana acomodaba la mesa alguien tocó a la puerta.
-¿Ana puedes abrir? Yo iré a despertar a papá.
-Si, yo abro.
*Sol se fue a despertar a su padre, mientras que Ana camino hacia la puerta.
-Si, ¿Diga quién es?
*Su padre les había enseñado que antes de abrir la puerta siempre debían de preguntar de quién se trataba y que si no respondían debían de echar seguro a la puerta y alejarse de ella.
-Soy el abogado de la señora Sonia, ¿Se encuentra Jonathan en casa?
*Sonia es la madre de Sol y Ana, pero se divorcio de Jonathan hace dos años, en ese tiempo las dos niñas tenían 9 años, actualmente tienen 11.
/¿Y ahora que quedra mi madre?
*Ana se pregunto así misma mientras que habría la puerta.
-¡Buenos días! El aún duerme.
-¡Buenos días! Pequeña, bien le puedes dar este citatorio por favor, dile que es urgente que se presente a la hora indicada, si es que no quiere problemas.
-Si de acuerdo.
/¿Con que irá a estafar a mi padre estás vez?
*Mientras que Ana cerraba la puerta, Sol regresaba a la cocina, minutos después llegó su padre.
-¡Buenos días mis princesas!
*Jonathan saludo a las dos mientras que les dio un beso en la frente a cada una.
-¡Buenos días padre!
*Dijeron las dos al unísono.
-¿Quién tocó la puerta cariño?
*Pregunto Jonathan a Ana.
-¡Oh! El abogado de mamá.
-¡Otra vez esa arpía, lo único que quiere es destrozar a papá!
*Jonathan volteo a ver con disgusto a Sol.
-¡Sol! ¡Cuida tu lenguaje, no importa que ella sigue siendo su madre entendieron las dos!
-Si papá.
*Dijo Ana un poco asustada, no le gusta ver a su padre enojado.
-Si, como sea.
*Dijo Sol por lo bajo.
-¿Vas a seguir Sol?
-Es que esa es la verdad, ella se divierte con otros hombres, mientras que tú trabajas como burro todo el día para sacarnos adelante a Ana y a mi, y luego por si fuera poco te quiere quitar todo lo que tienes y eso no es justo, ya deberías de haberle echo una contrademanda, para que deje de verte la cara de tonto.
-¡Sol!
*Grito Jonathan con enojo en su voz.
-Sabes que, ya me voy a la escuela, ya no quiero seguir discutiendo contigo.
Ana te espero afuera.
*Sol salió disgustada, mientras que Ana se levantó de la silla y fue hacia donde su padre y le dio un abrazo por la espalda.
-Papá, deberías de escuchar un poco a Sol.
*Le dijo Ana, mientras que tomo su mochila del sillón y también salió del departamento.
*Jonathan se quedó sentado, desayunando en silencio y pensando en lo que le habían dicho sus dos niñas.
/Tienen razón, ya es hora de que le ponga un alto a Sonia, ya me quitó todo, lo único que queda de nuestro tiempo juntos, son las dos niñas y el departamento, y juzgando todo lo que me ah quitado, puedo asegurar de que se trata del departamento.
*El día transcurrió de manera normal, tanto para Jonathan, como para Sol y Ana.
El día llegó a la tarde y Jonathan se dirigió al juzgado de la ciudad, al llegar ya lo estaba esperando su abogado.
-¡Buenas tardes!
-¡Buenas tardes señor Jonathan!
Pasemos de una vez, ya nos están esperando.
*Ambos entraron al juzgado, y pronto el juicio comenzó.
-La cita de hoy entra en sesión.
*Sonido de martillo golpeando la madera.*
-Buenas tardes señoras y señores, el día de hoy el señor Jonathan fue citado por la señora Sonia para tratar asuntos relacionados con su divorcio.
-Buenas tardes su señoría, mi cliente, la señora Sonia, quiere que el señor Jonathan le entregué el departamento donde actualmente está viviendo, ya que de acuerdo con estos papeles, la señora Sonia lo compro.
*Todo esto lo dijo el abogado de Sonia, con voz directa y clara
-Mi señoría si usted me permite.
-Claro abogado Erick, es su turno.
-Mi señoría, mi cliente el señor Jonathan ya le a entregado los dos autos que tenían a su disposición y el dinero de la cuenta de ahorro que habían echo entre los dos.
Esto es más que claro que la señora Sonia solo quiere lo material, porque desde hace dos años que se divorcio de Jonathan, no ah visitado a las niñas ni una sola vez.
-¡objeción!
-¡Negada! Abogado Luis.
Continúe abogado Erick.
-Gracias su señoría.
Desde hace dos años la señora Sonia ah estado de fiesta todas las noches, se la pasa en múltiples bares y centros nocturno.
Mientras que el señor Jonathan a trabajado sin descanso para sacar adelante a sus dos hijas.
Y ahora como si nada pide el departamento, usted cree que eso es justo. Sin mencionar que prácticamente esta dejando sin hogar a sus dos hijas.
Eso es todo.
-Bien, se tomará un receso de treinta minutos, en lo que el jurado toma una decisión.
*Sonido de martillo golpeando una madera.*
-No se preocupe señor Jonathan, no le quitara su departamento.
-Erick, puedo decirte algo
-Si claro, con confianza.
-Me puedes ayudar para que ya no vea a las niñas a menos de que ellas quieran.
No es que le este quitando su derecho de madre pero, mis hijas están muy resentidas con ella.
-Y como no lo estarían.
Si en lugar de que se preocupe por ellas lo único que ah echo es quitarte todo.
-Bueno, no todo. Tengo una casa que me heredaron mis padres así que, si quiere el departamento esa sería mi condición.
-Muy bien, hablaré con el juez, te veo dentro del tribunal.
-Si.
(Luego de treinta minutos.)
-Se reanuda la sesión.
*Sonido de martillo golpeando la madera.*
-El jurado a decidido, que esto será lo último que le quitara al señor Jonathan, pero hay una condición, si usted quiere el departamento perderá el derecho de ver a sus hijas a menos que ellas así lo quieran.
-¡Pero que está diciendo!
*Sonia golpeó la mesa con ambas manos.
-Lo que escucho señora Sonia.
-Con todo respeto su señoría, pero no le pueden quitar a mi cliente su derecho a ser madre.
-Abogado Luis, si me permite, yo no diría que ella a sido una madre para las dos niñas, simplemente las abandono, y lo único que busca es el dinero del señor Jonathan, así que está es la condición para que se pueda quedar con el departamento, así que si está descuerdo pase a firmar señora Sonia.
*Sonia y su abogado discutían por lo bajo.*
-No Sonia, no firmes, aún puedo hacer que veas a las niñas.
-Esas mocosas no me interesa, lo único que me interesa es ya no pagar renta.
*La señora Sonia paso al frente y firmó los documentos.
-A partir de este día la señora Sonia a renunciado a la custodia de sus hijas, quedando totalmente a cargo del señor Jonathan.
Tanto Sol como Ana solo podrán ver a su madre si ellas así lo quieren. Y por último, está será la última sesión para tratar asuntos sobre el divorcio, ya que a partir de ahora, todo lo que consiga el señor Jonathan será exclusivamente de él, la señora Sonia desde el día de hoy queda totalmente fuera de la vida del señor Jonathan.
¡Se termina la sesión!
*Sonido de Martillo golpeando la madera.*
*Susurra por lo bajo.*
/Con esto ya le quite todo a este pobre diablo, ahora a ver qué hace para mantener a esas dos escuinclas que ni siquiera son sus hijas.
*Sonrisa disimulada.*
(Fuera del tribunal)
-Realmente crees que hiciste lo correcto Jonathan.
-Si, ahora estoy seguro de que ya no se meterá en nuestras vidas.
-Ya lo creo, ¿Y que harás?
-Tengo una casa en una ciudad junto a esta, me mudare haya con mis niñas.
-Que bueno que Sonia no sabía, si no, capas que también te quita esa.
-Si, de la que me salve, que bueno que nunca le dije.
-Muy bien Jonathan, te deseo suerte en tu nueva vida que acabas de comenzar.
-Muchas gracias Erick.
-Cualquier cosa no dudes en llamarme de acuerdo.
-Claro que no.
*Ambos se dieron la mano y se despidieron.
Jonathan caminaba de regreso a su auto cuando escuchó una voz familiar.
-¡JONATHAN!
*Jonathan se dio media vuelta para descubrir que se trataba de Michelle.
Jonathan corrió asta Michelle, la abrazo y la levanto por los aires dándole tres vueltas.
-Ya vasta Jonathan, me vas a marear.
-Perdón, es que me emocioné cando te vi.
¿A qué debemos tu visita?
-Necesito una razón para venir a ver a mi mejor amigo.
-No claro que no.
-Bueno, estoy aquí para pasar tres días contigo.
-¿Conmigo?
-Si. Me dieron descanso en el ejército, así que quise venir de visita por tres días.
-¿Y Lució no se enojara?
-Claro que no, ya hablé con él.
-Bien, si ese es el caso, vallamos a casa.
-Si vamos.
*Los dos se subieron al auto de Jonathan y se fueron a su departamento.
(Michelle)
-Buenas tardes su señoría, la señori… perdón la coronel Michelle a regresado de la misión, está esperando afuera para poder darle el reporte.
*Le dijo Susan a Lucio.
-¿Y que esperas? Dile que pase.
-Si mi señor.
*Susan hace una reverencia y sale de la oficina.*
-Coronel, puede entrar.
-Muchas gracias Susan.
¡Permiso!
/Pero como la odio, estaba a punto de que Lucio sintiera algo por mi.
*Pensó Susan mientras Michelle cruzaba la puerta.
-Buenas tardes su señoría, me reporto de la frontera norte.
*Lucio corrió para abrazar a Michelle, pero ella lo rechazo.
*Cara de con función.*
-Que pasa Michelle, por qué me rechazas.
-No es eso, es que te debo respeto como el príncipe de las tinieblas.
-Ya deja las formalidades a un lado.
Dentro de poco nos vamos a casar.
-Si, ya lo sé, pero.
-Pero nada. Ven conmigo.
*Jonathan tomo de la mano a Michelle y la llevo asta el otro lado del escritorio, la sentó en sus piernas y le acaricio el cabello.
-No sabes cuánto te extrañe Michelle.
*Mientras le decía esto beso su cuello asiendo que Michelle sintiera cosquillas.
-Para Lucio.
-Es que ya extrañaba tanto el aroma de tu piel, te fuiste por más de un año.
-Pero Lucio, aquí no podemos.
*Lucio la soltó y Michelle camino alrededor del escritorio quedando de frente y tomo asiento.
-Ok, está bien, pero esto no se quedará así.
*Tono pícaro.*
-Reporta.
*Michelle se levanto y saludo como lo hacen los soldados.
-Si mi señor… terminamos con el problema que teníamos en la frontera entre el purgatorio y el abismo. Los detalles de la batalla están detallado aquí.
*Michelle colocó una carpeta de color morado sobre el escritorio.
-Eso es todo.
*Michelle se volvió a sentar.
-Cambiando de tema, cómo va la boda.
-No te preocupes, mi madre ya a arreglado todo, lo único que quiere saber es tu lista de invitado y tus damas de honor.
-Puedo invitar a Jonathan.
-No lo se, es que los humanos no pueden pasar a esta dimensión.
-Tengo una idea.
-¿De que se trata?
-¿Crees que tu madre quiera hacer la boda en la otra dimensión?
¿Ustedes si pueden ir verdad?
-Claro ese no sería problema, hablaré con mi madre.
-Entonces mis damas de honor serían Sol, Ana y Leonora, E invitaría a Leonel, Máximino y Jonathan, solo ellos, sabes que casi no tengo conocidos.
-¿Y tu tío?
-Le diré, pero no sé si venga, creo que no le gusta estar con los demonios. Aunque aún no se por que.
-Ok, entonces le pasare la lista a mi madre.
Por cierto, quiere que vayamos a ver al sastre para lo del traje y el vestido.
-Si, hay que ir.
Pero.
*Tono nervioso.*
-¿Te puedo pedir un favor?
-Depende, ¿De que se trata?
-Es que yo quisiera ir a visitar a Jonathan, hace tiempo que no voy.
-¿Y yo?
-¿Tú?
-Si, acabas de volver y ya te quieres ir.
-Obvio que te lo recompensare, no te dejare dormir tres días después de la boda.
*Tono pícaro.*
-Quien te viera Michelle, tan seriecita.
Bueno si es así adelante.
-Entonces te veo en una semana.
-Si, nos vemos en una semana.
*Tono sarcástico.
-¿Qué dijiste?
-Nada amor, que te voy a extrañar.
-Yo también, te amo,
*Melanie le dio un beso apasionado y se marchó.
/No creas que te dejare que vallas tu sola, espera y te daré una sorpresa Michelle… Ya verás.
*Pensó Lucio mientras veía como se marchaba Michelle.
………………………..
(Sol Y Ana)
*Caminan las dos juntas a la escuela.
-Sol, no crees que fuiste muy cruel con papá.
-Para nada, el debe de entender que aquella mujer solo lo quiere destruir.
-Pero ella es nuestra madre, no deberías de decir esas cosas de ella, Sol, papá estaba muy triste.
-¡Hay Ana! Si tan solo tu supieras lo que yo se.
-¿Y que es lo que tú sabes que yo no?
-Te voy a decir, pero no le digas nada a papá, ¿De acuerdo?
-Si, claro.
-¿Recuerdas la noche en qué mamá dejo a papá?
-Si, recuerdo cómo le arrojó un montón de cosas a papá.
-Pues yo no podía dormir así que fui a la cocina por un vaso de agua, y escuché la discusión desde el principio, ¿De verdad quieres saber?
-Si, quiero entender por qué tu odio hacia ella.
-Ella le gritó a papá que nosotras no somos sus hijas, que ella estaba embarazada desde antes que comenzará a salir con él, que solo nos tuvo para poder atarlo, y que ya no le servimos para nada, ni nosotras, ni papá, porque ya se había conseguido otro hombre más rico que papá.
-Pero si eso es cierto ¿Por qué regreso después por todo lo que tenía nuestro padre?
-No lo se, creo que la habrán dejado.
-¿Entonces papá, no es nuestro padre?
-Eso ya no importa, el nos ama, que es lo más importante, ahora entiendes porque quiero que esa escoria se aleje de él.
Él es un buen hombre, que no se merece que le pasen cosas malas.
-Si, tienes razón.
*Las dos llegaron a la escuela y sin problemas terminaron el día.
Como todos los días se dirigieron al supermercado para comprar las cosas de la cena y se fueron a casa.
Al llegar, realizaron la tarea y cuando terminaron se pusieron a cocinar, mientras que Sol preparaba la sopa de verduras, Ana cocinaba bistec a la mexicana y arroz, ya que a Sol siempre se le quemaba.
Cuando estaban a punto de terminar escucharon que se abría la puerta, las dos voltearon a ver en esa dirección, apagaron el fuego y corrieron a abrazar a Michelle.
-Tía Michelle.
*Ambas gritaron al unísono y se abalanzaron hacia ella.
-Hola, pero como han crecido.
*Dijo Michelle asombrada.*
-Si, y a Ana ya le comenzaron a crecer los pechos.
-¡Sol!
*Dijo Ana avergonzada y tapándose los pechos.
-Sol, Ana, ya platicaré con ustedes a solas, por lo mientras ¡Ssssshhhhh!
Que su papá está presente y puede escuchar.
-Si tienes razón Michelle.
Nos trajiste regalos.
-¡Niñas!
*Dijo Jonathan en tono incómodo.*
-No te preocupes Jonathan, no está ves solo vine de visita pero, les prometo que mañana saldremos las tres juntas, de acuerdo.
-¡Si!
*Gritaron las dos al unísono.
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