PRESENTACIÓN.
VALERI CARRASCO.
Soy Valeri Carrasco, tengo 30 años y una hija de 10 años, soy madre soltera trabajadora y con una historia de esas que a muchas nos pasa, una mala relación con un cretino, una hermosa hija la cual he sacado adelante, hace un tiempo conocí a un hombre maravilloso que fue un ángel en mi camino, me ayudó a salir adelante y me enseñó el verdadero significado del amor, pero por cosas del destino murió por una enfermedad hace unos años y me hizo prometerle que cumpliría mis sueños, desde entonces me dedique a mi hija y empresa, no tengo tiempo para distracciones, pero llego el momento de tomar una cortas vacaciones.
Y así comienza esta historia ya que uno de mis sueños es conocer Europa e irme en un recorrido por los lugares más lindos del mundo.
Sin saber lo que el destino tiene preparado para mí.
TIMOTE VLADIMOVITH.
Soy Timote Vladimovith tengo 35 años soy de Alemania, único hijo de una familia adinerada y el heredero de un grupo de empresas. A lo largo de mi vida me esforzado por estar a la altura de mi cargo y llenar las expectativas de mis padres, pero desgraciadamente todo cambio hace unos meses, por una cláusula absurda de mis abuelos, que exige que antes de entregarme el cargo de CEO de la empresa tengo que estar casado y tener un hijo, es un absurdo, pero si no lo hago me quedó en la calle. Estoy dando vueltas en la cama pensando como salgo de esta porque la verdad no he conocido a la mujer de mis sueños., Soy un poco estricto con las mujeres que me rodean, las pocas que están son como moscas interesadas solo en el dinero de mi familia, la verdad no son más que para calmar el deseo del momento, pero no las veo de madres y menos de esposas y las candidatas de mi mamá uhhhh peor estoy metido en serios problemas.
CAPITULO 1. VALERI CARRASCO.
AEROPUERTO INTERNACIONAL DE LONDRES.
Me embarcaré en una emocionante aventura que me llevará a Londres durante una semana, luego descubriré los encantos de París, caminaré por las tierras alemanas y, para cerrar este viaje, me perderé en la mágica Turquía. Estoy emprendiendo un viaje en solitario. Lamento que mi hija no esté a mi lado, ya que su padre biológico no me apoya. Nunca he podido conseguir la custodia total ni que él firme el permiso necesario para llevarla fuera del país. Sin embargo, haré todo lo posible para que mi pequeña se sienta presente, enviándole fotos y manteniendo viva nuestra conexión. Desde que perdí a mi esposo, nuestra unión se ha intensificado; su relación era especial y su partida la afectó profundamente. Aunque este viaje no será lo mismo sin ella, tengo la firme intención de disfrutarlo al máximo.
He explorado museos, paseado por parques y descubierto otros rincones fascinantes de esta maravillosa ciudad. Londres me ha robado el corazón, y aunque solo tengo una semana aquí, me llevo un sinfín de recuerdos imborrables. He disfrutado de su exquisita gastronomía, pero mañana será el momento de decir adiós.
¡Hasta pronto, Londres! Tras un breve trayecto en tren, finalmente llegué a París, la famosa ciudad del amor. ¡Qué irónico es experimentar esta bella metrópoli en solitario! Pero no importa, estoy decidida a saborear cada instante de mi aventura. Y, para sorpresa de nadie, ya he quedado cautivada por el encanto de un parisino.
¡Risas y romance, aquí voy! Las panorámicas de este lugar son simplemente asombrosas; entiendo perfectamente por qué la llaman la ciudad del amor. Me he enamorado perdidamente de este rincón del mundo. Los museos me dejaron maravillada, ¡tengo tantas fotos que tuve que comprar una nueva memoria para mi cámara! Pienso en lo mucho que se habría divertido mi hija aquí; es una pena que no pudiera acompañarme. Recordarla me llenó de nostalgia, así que decidí llamarla.
- ¡Hola! ¿Cómo te encuentras, querida hija?
- Bien, mami. Estoy aquí con la Tita disfrutando de unas películas, ¡Cuéntame todo sobre París!
- Es un rincón maravilloso que no puedo esperar para compartir contigo. Te prometo, cariño, que vendrás en mi próximo viaje, aunque tengamos que amarrar a tu papá, te llevaré conmigo. Este país me ha robado el corazón; la comida es exquisita y la calidez de su gente es indescriptible. He capturado miles de momentos en fotos que no puedo esperar a mostrarte cuando llegue. Además, he traído un montón de regalos solo para ti.
- ¡Mamá, en serio! Me has comprado regalos. Deberías traerme algo especial de cada lugar que visites, ¡sería como tener un pedacito del mundo en mis manos!
- Si mi vida, te compre muchos obsequios, prepárate, ¡porque traigo tesoros que te encantarán! Pero ahora, ¿podrías hacerme un favor y pasarme a tu tía? Necesito conversar con ella.
- Por supuesto, mamá.
- ¡Hola Valeri! ¿Cómo te encuentras en este hermoso día? ¿Cómo es el ganado por esos lares? No me digas que no te has rendido ante un encantador francés. Me encantaría que me compartieras algunas fotos de esos hombres irresistibles, ¡quizás así me animo a viajar!
- La realidad es que he conocido a varios, pero no hay nada que llame mi atención. Lo que realmente deseo es disfrutar y vivir experiencias memorables. Ya tengo mi lista de lugares por descubrir definida.
- ¡Oye, amiga! Pero en esa lista no aparece una velada ardiente con un galán francés de esos que quitan el aliento.
- ¡jajaja! Tu no cambias, y tampoco estoy buscando a un francés, ya conoces mis pensamientos sobre tus ocurrencias extravagantes. Esta noche, me voy a un bar que me recomendó la recepcionista del hotel: un lugar de moda a un paso. ¡Voy a darme un festín visual, jaja! Al fin y al cabo, mirar no cuesta nada, así que no te cuento más, porque ya estoy lista para salir.
- Amiga, no te preocupes, que yo me encargaré de que me compenses a tu regreso. Ahora ve y disfruta, ¡te lo mereces! Tu pequeñita y yo estamos pasándola de maravilla. Ve con tranquilidad y no olvides mandarme todas esas fotos de los hombres irresistibles que encuentres, ¡que me muero de curiosidad!
- ¡Perfecto! Te agradezco un montón y cuida con cariño a mi pequeña estrella; no la dejes pasar tantas noches en vela. ¡Un beso enorme!
UNOS DÍAS MÁS TARDE.
Hoy me despido de la encantadora Francia y me embarco en un tren que me llevará a Alemania, donde una nueva aventura me espera con los brazos abiertos. Deseo sumergirme en los símbolos emblemáticos de esta nación: el famoso puente adornado con candados y, sin duda, la majestuosa muralla de Berlín. Deseo sumergirme en la magia de sus museos y deleitarme con los exquisitos sabores de su cocina. He escuchado que la cerveza alemana es un verdadero tesoro, un néctar cargado de relatos que anhelo desvelar en este cautivador rincón del mundo.
Arribo a mi nuevo destino y deposito mis maletas en el hotel. Disfruto de un reconfortante baño que me alivia después del viaje en tren, que, aunque cómodo, ha sido un poco agotador. No estoy acostumbrada a estar sentada tanto tiempo. Esta tarde decido explorar las calles de Berlín, dejándome llevar por su ritmo vibrante y sus historias por descubrir.
Tras un recorrido, me dirijo a un restaurante. Aunque el hotel también cuenta con uno, prefiero pedir algo ligero; no quiero perderme la oportunidad de explorar. Comienza mi aventura por la ciudad, y tengo la intención de descubrir todo lo que pueda, especialmente la famosa ciudad del puente de los candados. Ya tengo un hermoso candado listo, ¡y le he grabado mi nombre! Jajaja.
Deseo sellar un compromiso, ¡quién lo diría! Colocar un candado que lleve solo mi nombre, cuando se supone que esta es una de esas cosas que se hacen en pareja. Pero, ¿qué se le va a hacer? Mi meta es seguir con mi itinerario y, quién sabe, tal vez este candado sea la chispa que encienda el amor en mi vida. Me divierto de mis propios pensamientos; a veces soy tan soñadora.
Tras un extenso viaje, finalmente alcancé el icónico puente de los candados. Aunque no tiene la fama del de Francia, su belleza me cautivó por completo, y estoy decidida a no marcharme sin realizar el ritual que allí se vive. Adquirí un candado brillante y lo fijé al puente, luego cerré los ojos, dejando que la brisa acariciara mi rostro mientras formulaba una promesa: la próxima vez que regrese aquí, susurraré el nombre del amor de mi vida. ¡Oh, puente, cumple con tu magia! Jajaja, ¿será que esta vez me cruzo con el hombre de mis sueños o, al menos, revivo esa chispa del amor? No puedo evitar soltar una risa perdía, mientras mi mente es un torbellino de locuras.
- ¿Cómo puede ser que una mujer tan hermosa como tú tenga que recurrir a este anciano puente en busca de un amor? No lo puedo creer. Dice un desconocido.
- ¡Perdona! ¿Hablas español? ¡Qué sorpresa! Creí que en este país nadie me entendía.
- ¡Así es! Pasé un par de años en la hermosa España.
- ¿No crees que resulta sumamente inapropiado estar husmeando en la vida de los demás? Le digo al hombre.
- Perdona, encantadora dama, no soy un espía al acecho. Simplemente me encontraba disfrutando de un paseo por esta zona y tus palabras captaron mi atención.
- Claro, pero podrías haber continuado con tu rumbo en lugar de interrumpir. Tal vez hubiera sido más conveniente actuar como sordo y no escuchar los anhelos de una mujer, ¿no lo piensas así?
- Perdona, pero tu solicitud captó mi atención de una manera especial, y por eso decidí detenerme.
- Claro, ya que compartiste tus palabras, así que ahora puedes retirarte por el camino que viniste, porque si no te has dado cuenta, estoy en otra cosa.
- Quieres que me vaya. ¡Qué falta de respeto, ¿verdad?!
- No te conozco y, la verdad, me asalta un pensamiento inquietante: ¿y si detrás de esa sonrisa hay un sicópata en busca de su próxima presa? Quizás tu estrategia sea ganarme poco a poco, construir una conexión, y cuando menos lo imagine, desatar un horror que ni siquiera quisiera imaginar.
- ¡Vaya, qué imaginación tienes! Pero me pregunto, ¿no sería más bonito considerar que soy el amor que te envía el puente en lugar de imaginarme como un aterrador asesino en serie? él hombre levantó una ceja, como si un rayo de curiosidad hubiese cruzado su rostro.
- Tal vez tienes razón, pero al reflexionar sobre esto, me doy cuenta de que no te conozco. Quizás sí, quizás no, pero desde luego no pareces el tipo que se deje llevar por el amor apasionado, ni tampoco el que encuentra placer en lo romántico.
- ¡En serio! Eso fue un golpe directo. Solo han pasado 15 minutos desde que nos conocemos y ya has examinado mis gustos y desagrados como si fueras un psicólogo experto.
- Tienes esa carita de ángel que pareces haber robado de una revista, y con ese atuendo impecable, no podrías fijarte en alguien como yo.
- Porque, ¿por qué no? Eres una mujer deslumbrante y es evidente que posees una mente brillante.
- Así lo ves tú, pero yo tengo otra perspectiva: creo que eres de esos hombres que se sienten atraídos por mujeres que parecen sacadas de una pasarela, como auténticas muñecas de lujo.
- Estás muy lejos de la verdad; me atraen otro tipo de mujeres, y tú eres precisamente una de ellas.
- Y crees que voy a creerte eso, acaso piensas que ya he caído en tu juego.
- Me parece fascinante que, además de tu belleza, también tengas una personalidad cautivadora.
- Claro, galán, ¿es este un piropo reciclado para conquistar a todas, o es un estreno exclusivo para mí?
- No, solo aquellas que realmente capturan mi atención, y tú, con cada minuto que pasa, logras cautivarme aún más.
- Así que, ¡mira qué sorpresa! No me había dado cuenta de eso, jaja.
- ¿Por qué te ríes? No estoy bromeando, realmente me gustas. Perdona mi falta de cortesía; tu belleza me ha dejado tan desarmado que olvidé por completo mis modales. Permíteme presentarme: soy Timote Vladimovith, a tu disposición, encantadora señorita.
- Hola, soy Valeri Carrasco. Aunque no estoy aquí para atenderte, me gustaría que supieras que soy solo una visitante en esta tierra y mi tiempo aquí es breve.
- ¿En serio? ¿Vas a renunciar al amor que te entregué en este puente tan especial?
- ¡Jajaja, eres muy divertido! Lamentablemente, tendré que despedirme pronto, ya que solo estaré una semana en Alemania. Estoy de vacaciones y mi aventura aquí es bastante breve.
- Perdona mi osadía, pero ¿te animas a disfrutar de un café en algún lugar cercano?
- Acepto, pero sigo sin confiar en tí.
- Te aseguro que no te arrepentirás de brindarme esta oportunidad, créeme, encantadora dama.
CAPITULO 2. DESTINO O CASUALIDAD.
Narra. Timote Vladimovith
- Papá, perdona, pero no estoy preparado para dar el gran paso. Casarse no es mi deseo; no soy de los que se dejan llevar por el romanticismo. No es que no me guste, pero no quiero atarme a alguien que solo se preocupe por los últimos caprichos de la moda, como unos zapatos de temporada o un bolso de diseñador. Me niego a que mi futuro se base en eso. Así que, por favor, dejemos este tema y que mamá pare de intentar emparejarme. La última mujer que envió a mi oficina pensó que podría conquistarme con un café y lo derramado sobre documentos importantes. La verdad, se quedó muy lejos de su objetivo.
- Papá / T- Hijo, escucha, solo queremos lo mejor para ti. Tienes un mes para dar el paso hacia el matrimonio y un año para dar la bienvenida a un pequeño. No querrás ver cómo se desvanece el esfuerzo de tantos años en tu empresa, porque bien sabes que tu primo está al acecho, esperando su oportunidad para ocupar tu puesto.
- Lo entiendo, papá, pero por favor, no me pongan tanta presión. Soy consciente de que sólo me queda un mes, pero necesito tomarme mi tiempo. Estoy seguro de que encontraré la persona adecuada para esto. Ahora, si me disculpan, necesito un poco de aire.
- Mamá / T. Espera un momento, hijo. No te vayas todavía, ya que hoy viene a verme una amiga con su adorable hija. ¿Por qué no te quedas un poco? Quizás te encante conocerlas.
- Mamá, sé que no comprendes del todo, pero te ruego que me dejen disfrutar de un día de paz. Eso es lo único que pido.
Dejo atrás la imponente mansión de mis padres, con la mente abrumada como nunca antes. Necesito despejarme, así que opto por caminar; me bajo del auto y me adentro en un sendero. La brisa fresca me envuelve y me ayuda a ordenar mis pensamientos. Mientras mis pasos resuenan en el pavimento, le doy instrucciones a mi asistente para que anule todos mis compromisos del día.
Tras un rato de caminata, finalmente llegué al célebre puente de los candados, conocido también como el puente de los enamorados. Debo admitir que me parece un tanto absurdo, pero a lo lejos, distingo a una mujer que coloca un candado en silencio. Me sorprende verla sola, con los ojos cerrados, como si estuviera invocando un deseo. Me acerco con sigilo y, al escuchar sus palabras, comprendo que no es de aquí; su español suena diferente, con un acento que me hace pensar que es americana. Lo que más me sorprende es su belleza; tiene unas curvas impresionantes y una figura deslumbrante.
¿En qué estoy pensando? Tomé la decisión y me acerqué a hablarle. Su expresión de sorpresa me atrapó, y en ese instante, me perdí en sus hermosos ojos. Dios mío, ¡es deslumbrante! Mi corazón late con fuerza solo de contemplar su mirada y esa boquita encantadora. Esta mujer realmente me fascina.
Charlamos por un tiempo y descubrí que es realmente divertida.
Cuanto más la conozco, más me atrae; incluso me dijo en tono de broma que podría ser yo un psicópata loco, ¡jajaja! Nunca había conversado con una mujer durante más de diez minutos, pero aquí estoy, disfrutando de una charla que ya lleva media hora. Ella es fascinante, un verdadero derroche de inteligencia y determinación. Decido dar el paso y la invito a tomar un café, y para mi sorpresa, dice que sí. La forma en que me ha tratado me hizo dudar, pero su respuesta me deja atónito. Me siento como un adolescente que intenta impresionar a la chica que le gusta.
Al llegar al restaurante, le sugerí un café expreso, famoso por su exquisitez en este lugar. Mientras degustábamos la bebida, nuestra charla fluyó de manera natural y mena, me sorprendió al contarme que solo estaba de paso en Alemania, que su estancia duraría apenas una semana. Esa noticia me desilusionó un poco; anhelaba tener más tiempo para conocerla y ver a dónde podría llevarnos nuestra conexión. Sin embargo, una chispa de esperanza se encendió en mí: ¿y si realmente ese corto tiempo pudiera servir de impulso para resolver mis dilemas? Necesito encontrar la manera de persuadirla, aunque aún estoy buscando la estrategia perfecta para lograrlo.
Continuamos nuestra conversación sobre sus aventuras, y mientras compartía los lugares que había explorado, mencionó que su próximo destino sería Turquía. La tarde pasó volando, fue una de esas que se quedan grabadas en el corazón; tanto disfruté que decidí acompañarla hasta su hotel.
La dejé en su hotel y, con una sonrisa pícara, me propuso ser su guía durante su estancia en el país. No dudé ni un instante; la ocasión de compartir más momentos a su lado era demasiado tentadora como para dejarla pasar. Llego a mi oficina y le digo a mi mano derecha Bruno que haga una investigación de ella, quiero saber todo hasta su color favorito, él se puso en marcha y antes de que llegara la noche y pudiera ir por ella ya sabía todo acerca de su vida.
Descubrí que ha emprendido un pequeño negocio en su país que está prosperando. Lo que realmente capturó mi curiosidad es que tiene una hija y es viuda. Sin embargo, su difunto esposo no es el padre de su niña; estuvo casada con un hombre que falleció hace dos años. Desde entonces, ha estado sola en este viaje de vida, sin que se le conozca ninguna nueva relación.
Honestamente, el informe lo contenía todo, incluso los detalles más curiosos, como sus preferencias sobre los huevos, ¡jajaja! Quiero darle una gran felicitación a Bruno; realmente es un maestro en esto. No tengo idea de cómo lo logra, pero su eficiencia es impresionante.
Finalizo unos pendientes que tenía y salgo disparado en su búsqueda. La emoción me consume; aunque soy consciente de que es un acto impulsivo, no puedo evitarlo, ¡me fascina! Mi corazón late desbocado, como el de un adolescente en plena efervescencia hormonal. ¿Qué puedo decir? Esta mujer me tiene bajo su hechizo, o como diría mi madre, totalmente enamorado.
Al llegar al hotel, la vi esperándome en la entrada. Su belleza era deslumbrante: una falda ajustada que realzaba sus curvas y unas botas que acentuaban sus piernas de ensueño. Oh, Dios, estaba claro que la noche se presentaba como un desafío; contemplarla así, tan irresistible y tan cerca, sería una tortura deliciosa. Me tiene completamente hipnotizado.
- Buenas noches, radiante estrella. Tu camino hacia el destino anhelado ya está aquí, y yo seré tu faro en esta travesía.
- ¡Buenas noches! Agradezco mucho tu cumplido, pero no olvides que tenías la promesa de llevarme a ver el muro de Berlín. ¡Vamos! Estoy ansioso por comprobar si brilla tanto de noche como aseguran esos videos que he visto en internet.
- Claro, tengo el lugar perfecto en mente. Solo permíteme llevar a cabo mi labor y verás lo que puedo lograr.
Al llegar a un tramo del muro que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, me siento atraído por su belleza, un lugar que me gusta explorar. Ella, cautivada por su esplendor, se sumerge en un mar de risas y captura ese instante con fotografías. Su sonrisa, brillante y sincera, ilumina el entorno; es, sin duda, la más deslumbrante que he visto. Puede que suene un poco cursi, pero es imposible no reconocer que esta mujer es simplemente perfecta.
- ¡Vamos, no me mires así con esa expresión de tonto! Jajaja.
- Eres un destello de belleza que ilumina mi mundo, y me atrapas con cada rasgo tuyo.
- ¡Ja, claro! ¿De verdad crees que a alguien como yo le puedes atraer?
- Por supuesto que sí, Valeri. Desde el instante en que nuestras miradas se cruzaron en aquel puente, quedé absolutamente fascinado por ti. No puedo ocultarlo: me atraes de una manera indescriptible. Sé que puede parecer repentino y que quizás pienses que estoy un poco loco, pero no puedo evitarlo: me gustas, y lo digo con el corazón en la mano.
- No estoy tan segura de eso, sinceramente, un tipo como tú no podría estar interesado en alguien como yo.
- ¿Y por qué no? Cuando mencionas "una mujer como yo", ¿a qué te refieres? Eres realmente hermosa e increíblemente inteligente.
- En primer lugar, no encajo en el molde de la mujer que suelen preferir hombres como tú. Soy curvilínea, tengo un lenguaje directo y definitivamente no me considero la belleza que tú mencionas.
- No lo veo así, porque para mí eres increíblemente hermosa. Tal vez tengas un par de improperios, pero eso no le quita tu encanto, ¡para nada! Además, en lo que respecta a tus curvas, debo confesar que me encantan. Apenas llevamos un par de horas conociéndonos, así que creo que tenemos toda una semana por delante para explorar si realmente somos el uno para el otro. ¿Qué te parece si empezamos por ser amigos y luego tú decides qué rumbo toma nuestra conexión?
- Vale, has logrado sumar un punto al llevarme a este encantador lugar, realmente es precioso. Sin embargo, el frío ya comienza a calar y mi estómago está pidiendo a gritos algo de alimento. ¿Qué te parece si me invitas a cenar y luego vuelvo al hotel? La verdad es que me siento algo cansada.
- Como usted desee, señorita. No olvide que estoy aquí para guiarla (le ofrece una sonrisa).
¿Qué le apetece para comer? No estoy muy seguro, pero ¿qué tal si buscamos un puesto de comida callejera? Me apetece probar algo auténtico, un platillo típico de aquí que no se pueda degustar en ningún otro rincón del mundo.
- ¿De verdad te apetece comer al aire libre? Podríamos probar un restaurante que seguro te encantará. Yo, personalmente, no soy muy fan de la comida callejera.
- Anhelo saborear los mismos platillos que disfrutan los habitantes de este lugar, sin buscar manjares exóticos o peculiaridades con nombres que se escapan de mi pronunciación.
- ¿Qué te parece si exploramos una calle repleta de restaurantes que conozco? Ahí podrás escoger el que más te apetezca.
- De acuerdo, tú saliste vencedor esta vez. Tan solo deseo que la comida esté a la altura de nuestras expectativas.
- ¡Prepárate, te va a fascinar!
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