Desde pequeña siempre sufrí un problema: sobrepeso. Aunque era linda como mi madre, era gorda por este problema. No podía dejar de comer aunque lo quisiera, ¿Por qué? ¿Por qué mi hermano si es delgado? ¿Por qué no puedo dejar de comer?

"Oye amigo, ¿es esa tu hermana?" señaló a la pequeña chica regordeta que iba comiendo un lonche.

"Seh.. ojalá no lo fuera, está horrible." Mencionó haciendo una mirada de disgusto.

Seo Yin, cabello rojizo y ojos negros, caminaba hacía el salón de clases. El descanso había terminado y era hora de volver a las clases.

"Miren quien va entrando, la Gorda Yin" habló una chica, alta y buena figura, pero no lo suficientemente bonita.

Basta, déjenme en paz. ¿Qué les he hecho yo? Mo hermano también... ¿que tiene de malo que yo sea su hermana?

Se acomodó en su silla, su estómago siempre terminaba marcado por la orilla del pupitre.

Incluso su mejor amiga de la infancia, la había ignorado al entrar al segundo grado, cuando ella empezó a engordar.

"Buenas tardes chicos, saquen sus libros.." La clase comenzó.

Bolitas de papel eran lanzadas hacia ella, algunas con baba. Era realmente asqueroso, pero ya estaba en sexto de primaria, aunque su madre la odiara por qué no era como las demás chicas de su vecindario, delgadas y bonitas.

Seo Yin era inteligente y bonita, pero el ser gorda le quitaba muchos "puntos".

Su padre la amaba tal cual era, por qué era su única niña. Su hermano mayor Rin Yin, estando en segundo de secundaria, era un colegio, escuela y secundaria estaban juntos así que se lo topaba todo el día.

Tampoco se iban juntos por qué su hermano no la quería tener cercas, siempre la molestaban y él no se metía para defenderla.

Después de un rato, la clase terminó.

Guardó todos sus libros, su pupitre lleno de palabras ofensivas con marcador permanente, por más que tallara no se quitarían.

Ya quiero llegar a casa y volver a comer.

Se puso su mochila, la cual batallaba para ponérsela y también para quitársela. Sobreviviendo a su realidad todos los días era exhausto, su madre siempre gritándole que dejará de comer, a veces la encerraba en su cuarto sin comer. Razón por la que su padre se separó de ella, no pudo llevarse a Seo Yin por qué aún era un bebé y necesitaba de su madre.

Ahora tampoco la deja ir por orgullo, su padre les mandaba dinero casa fin de semana, a él le iba bien y no había establecido otra familia por qué sigue esperando a Seo Yin.

Caminó y caminó, no quería subirse al Autobús en dónde todos la molestaban. Nadie más era tan gorda como ella y era la única burla de la escuela, aunque sus calificaciones eran excelentes, los maestros no se molestaban más que en tomar clases.

Llegó después que su hermano, pues él si había subido al autobús.

"¿Otra vez viniste caminando?" preguntó su madre.

¿Por qué no le preguntaste a tu querido hijo por qué me tardé?

"Si." Respondió con total calma, ya no tenía miedo y no mostraba ningún tipo de expresión, solo cuando estaba con su padre.

"¿Entonces para que pago tu autobús? De todas formas te vendrás caminando, ¡Eso de nada sirve si no bajas de peso!" Gritó.

Ahí va de nuevo.

"¿Es que estás sorda?" Volvió a gritar.

"Madre, no te alteres por algo sin sentido" la tomó de los hombros.

"¡Te quedarás sin cena!" Seo Yin azotó la puerta.

Ya no lloraba por lo insensible que su madre era con ella, tampoco se molestaba en mirarla o enojarse. Siempre tenía dulces de reserva en su cuarto por si su madre la dejaba sin comer, no era tan malo después de todo.

Terminó de comer sus dulces y se sentó en la computadora a terminar sus trabajos, quería formar una grande empresa o ser doctora, algo que mejorará de alguna forma los prejuicios de la sociedad hacía una persona gorda.

"¿Que tengo de malo? solo no puedo ver completamente mis pies..." Trato de aplastar su estómago. "Aún soy muy joven, algún día creceré" Hablaba para ella misma.

No tenía amigos, tampoco podía gustar de una persona por qué no le correspondería de buena forma. Ni siquiera su hermano quería hablarle o mirarle a la cara, tanto que ya no le importaba.

Miraba a todos con cara despreocupada, ¿Qué les importa? después de todo no era el cuerpo de ellos.

Nadie nace siendo bonita o guapo, aunque algo si era cierto: la apariencia no te define, tu personalidad, esfuerzo y actitud es lo que te hace valer.

Quisiera ser más bonita, pero no lo puedo hacer de un día para otro, esto no es un cuento de hadas.

La noche pasó y su alarma de las ocho de la mañana, comenzó a sonar. Su hermano era el capitán del equipo de basquetbol, su único futuro sería ser un profesional en eso. Aunque era inteligente, era un huevón.

Se alistó pero su suéter no le cerraba, así que no tenía nada más para usar, quedaban poco días para que ella se graduará y entrará a la secundaria, planeaba volverse incluso más inteligente.

Se quitó el suéter y solo llevó la camiseta de abajo, el suéter era opcional. Sus enormes brazos sobre salían de las cintas de la mochila.

Caminó hacia la escuela y su hermano subió al autobús saludando a todos los que iban dentro de el.

¿Cómo puede tener tantos amigos? ¿Será por qué solo es guapo? ¿o su talento para jugar? nunca lo sabremos. Yo también quisiera tener algún talento que me hiciera tener amigos.

Siguió caminando, perdiéndose en sus pensamientos. Después de todo ya iba a llegar, su familia no tenía mucho dinero pero nunca les faltó nada, su padre era gerente en una empresa de productos médicos, mientras que su madre era profesora. Ella antes de irse a trabajar les dejaba el almuerzo, la única diferencia es que a Rin, le dejaba dinero aparte y a Seo no.

Ella guardaba de lo que su padre le mandaba. Todos estos años lo había estado guardando, su padre les mandaba 50 dólares todos los meses aparte de la manutención que le daba a su madre.

Gracias a su padre, ella había creado una cuenta bancaria, de la que podía sacar y meter dinero cuántas veces quisiera.

Nadie de los que vivían cercas de ellos e iban al mismo colegio se iban caminando, solo ella, Seo Yin.

Se había acostumbrado a las fuertes miradas y a las críticas, a algunos abusos físicos como hacerla tropezar por qué no podía ver sus pies o que le lanzarán cosas. Estaba harta, ¿pero que más podía hacer? era lo que una niña gorda vivía.

Llegó a su salón y las miradas eran las mismas, desagrado y como si la estuvieran maldiciendo para el resto de su vida pero no le importaba ya.

Su mejor amiga ahora se había vuelto en su contra, ya no era la chica tierna y sin prejuicios que solía ser. Era una de las que también criticaba a Seo Yin.

Su banco de nuevo estaba lleno de bolsas de comida, por supuesto que no eran de ella.

"Bien, ya que todos están aquí, hablaremos sobre la graduación."

No vendré, nada me queda y tampoco tengo amigos, prefiero quedarme a estudiar.

"El director ha dicho que se hará un campamento y que convivamos todos juntos como el último día de clases, serán tres días."

¿Un viaje? ¡Genial!

"Solamente irán los de este grupo, pueden traer comida de la que gusten, cambios de ropa y una tienda para acampar." siguió hablando.

Que vayan solo los de este grupo es mucho mejor, no tendré que ver a Rin por tres días.

"Cómo saben ya solo faltan dos días para la graduación, en base a que serán tres días, nos iremos desde mañana muy temprano."

Después de dar la explicación comenzó la clase, ella como siempre tenía la respuesta para todo, nadie la podía igualar en inteligencia. Tal vez eso era, sentían celos de que era inteligente y lo demostraban con insultos hacia su físico. ¿Que otra excusa tendrían si no era eso?

El descanso llegó y se sentó en una banca a comer el lonche que su madre había preparado. Rin Yin se sentaba con sus amigos en una mesa mucho más lejos y él siempre estaba de espaldas hacia ella.

Es grosero de su parte darme la espalda intencionalmente.

Terminó el descanso y volvió a las clases.

"¡Hey gorda!" ella no los miró. "¿Es que acaso el exceso de comida también tapa tus oídos?"

¿Acaso es tonto? ¿Por qué diablos la comida obstruiría mis oídos? ¡Pero mi nombre no es gorda!

"Uy, parece que te ignora" Otra chica habló.

"Es una idiota y pensar que veré su cara por tres días completos me pone mal." Giró los ojos.

¡Pues solo no me veas!

Tantas cosas que quería decir pero no podía, no quiera mostrarle interés a sus comentarios sin sentido. Se puso a leer su libro favorito "Fábulas" cada una contenía una moraleja y eso la había ayudado a pensar y tener una mejor perspectiva de las cosas.

Solo ella sabía lo que pensaba y lo que haría al día siguiente, no entendía el por qué se burlaban de ella por ser gorda pero aprendió a sobrellevarlo.

Salió y caminó a su casa de nuevo para preparar las cosas, era totalmente gratis así que no tendría que gastar de su dinero.