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Confusiòn

PROLOGO

Brisa había sido una niña alejada del mundo, a pesar de ser una niña adinerada no era feliz, a los 7 años fue víctima de buling, la cual le provoco ciertos traumas, era una niña tímida y callada, no tenía amigos y si los tenía solo era para burlarse de ella.

Sus padres estaban cansados por tener a una debilucha como hija, quería que ella sea la siguiente Jefa de su clan de Mafia, pues si sus padre era Mafioso uno de los más peligrosos de Londres, así que la encerraron en la mansión, alejada del mundo, sin derecho a opinar y solo acatar órdenes, tomaba clases desde los 8 años en la mansión, sus profesores la miraban de otra forma, aun siendo una niña, pero es que era una muy hermosa niña, esos ojos grises, con pestañas largas, sus cabellos negros y lacios, sus rojos labios y unas pequeñas pecas por sus mejillas, que la hacían aún más tierna.

Al cumplir los 12 años, sus padres decidieron entrenarla con los mejores peleadores, aprender a portar armas, tener puntería y saber defenderse, a ella nunca le gusto la violencia, pero era su obligación obedecer, tomo clases por 4 años, en los cuales los primeros meses recibía correazos por parte de su papá, puesto que no servía para las peleas, ni para portar armas, durante 4 años fue golpeada y castigada por su padre cada que cometía un error, no tenía voz ni voto.

Su madre por su parte apelaba todo lo que el Padre decía, era otra más en su lado, no tenía ni piedad ni compasión por su hija, solo le interesaba las joyas y la ropa. Eran unos verdaderos padres de lo peor.

Prácticamente era peor que una cárcel, no conocía las calles de Londres, no conocía la humanidad, por lo que solo aprendió que los mafiosos eran personas malas, y que ella seria así algún día, temblando por el hecho de que eso llegue a suceder.

Prácticamente se había hecho la idea de que nadie la quería, que era un ser insignificante, pues no bastaba menos, sus padres y empleados se encargaban de repetírselo las 24 horas del día. Ante un error ya sea mínimo recibía un castigo, ya sea encerrada sin comer o a golpes.

Durante estos años, sus profesores se dieron cuenta lo inteligente que era, pues no solo sabía, de negocios, sino también sabía hablar más de 4 idiomas. Entre ellos: Ingles, ruso, Coreano, Italiano y Portugués.

La pequeña Brisa con tan solo 16 años ya manejaba como toda una experta las armas blancas y ni que hablar de las armas de fuego, era como la dueña de esos objetos, sin embargo a ella no le gustaba.

Su padre estaba orgulloso de ella, su hija estaba lista para saber cómo se manejaba su negocio y que ella hiciera lo mismo. Su padre era un hombre amargado, que amaba el dinero y mataba por ello. Traficante de drogas y de abuso infantil, un hombre poco sensato e injusto. Es lo que es un mafioso, pensaba Brisa.

Al pasar del tiempo, Brisa ya no era una niña, era toda una mujer, con un hermoso cuerpo y una belleza sin igual, pero se comportaba como tal, amaba la lluvia, verla caer por sus hombros y frente era una verdadera alegría, le gustaba los animales, pero por desgracia no le permitían tenerlos. Se sentía sola, no conocía nada a su alrededor.

Su padre cuando la veía alegre, y como una tierna niña, la castigaba diciéndole que debe ser dura y fría, así la castigo y trato aclarándole que ya tenía 19 años y tenía que ser alguien de temer, ella quería huir pero no sabía cómo no conocía nada ni a nadie. Poco a poco sus padres se habían encargado de apagar su sonrisa, sin embargo ella nunca dejo de hacerlo, se alegraba tan solo ver los cielos, amaba la estación del invierno, donde podía ver caer la nieve, y formar muñecos para no estar sola, aunque era una niña inocente, cuando se molestaba, podía dar tanto miedo con su mirada profunda, pocas veces lo hacía, siempre que se enojaba era por alguna razón importante.

Básicamente su vida se la habían arrebatado y es como si ella fuera un objeto para manipular a su antojo, dentro de poco habría una subasta, en la mansión, donde todos los mafiosos se reunirían, tanto aliados como enemigos, pero su padre temía en especial por uno, ya que el debía mucho dinero a ese hombre.

El rey de la Mafia todos saben su nombre, sin embargo fantasean poder pronunciarlo, sin que el miedo recorra tus huesos.

I

En las cuatro paredes de esta habitación una joven se encontraba peinando su larga cabellera negra, lista para un día más de entrenamiento, ante sus padres e guardias tiene que fingir ser seria, pero su hermosa cara inocente le juega en contra.

Un sonoro sonido en la parte superior hace que Brisa salte, sus entrenadores ya están esperando por ella, la llevaran a un servicio militar por todo un día, es de madrugada por lo cual llegara en la tarde, para la ceremonia que organiza su padre.

Traía puesto una ropa de militar, para hacerse pasar y entrenar como uno, por lo entrenada que estaba, entrenaría con hombres, algo que a ella no le gustaba, ya que eran bruscos con su cuerpo.

- Ya estas lista apúrate, esperan por ti- comento el padre con voz ronca puesto recién se levantaba.

Brisa salió bajando por las grandes gradas de esta, todos los guardias la miraban estaba hermosa, con esa ropa apretada que entallaba con su en moldado cuerpo.

-Adiós padre -se acerca para darle un beso, pero recuerda la última vez que lo hiso, su padre le zampó tremenda cachetada por ser tan amable, así que se retuvo y salió.

Todo el día fue muy cansado y agitador, era como si estuvieran en una guerra de verdad, se sentía cansada, este sábado fue un día realmente duro, pero también le gusto puesto que era la 2da vez en 11 años que la sacaban de esa mansión para llevarla a otro lugar, claro que no podía admirar nada, pero tan solo saber que no estaba en la mansión era suficiente para sonreír.

Terminado el entrenamiento, todos la aplaudieron puesto fue la mejor, aun siendo una mujer, estaba tosa sucia y sudorosa, pero no le permitieron cambiarse ya que se le hacía tarde para la ceremonia, sus guardaespaldas la escoltaron al carro y la llevaron de regreso a la mansión.

Una ceremonia se estaba celebrando ahí, con muchos mafiosos, narcotraficantes, etc. Brisa decidió entrar por la puerta trasera, pero raramente su padre la llamo, llevándose la atención de todos, ella sabía que lo hacía para presumir a su hija.

-Padre me llamo - susurra solo para que el padre la escuche.

-Hija te quiero presentar a mis amigos -dice acercándola a unos hombres de la edad de sus 30 años.

-Padre mejor voy a prepararme, no estoy en condiciones de atender a tus invitados ahora-haciendo seña a su vestimenta.

El padre asiente pero en ese momento entra un hombre joven, todos fijaron la mirada en él, el padre se quedó inmóvil y algo sorprendido.

-Señor Stevans pensé que no vendría.

-Se equivocó señor Escandón, le incomoda mi presencia-dice el hombre con tono serio, pero sus ojos se posan en aquella joven.

Él es muy hermoso pensó Brisa, subiendo las escaleras, pelo negro con mechones en la frente, sus ojos azules penetrantes, sus labios delgados pero provocativos, su fornicado cuerpo, se veía joven para ser el hombre más temido. Negó su cabeza sacando esos pensamientos, entro a su habitación, se sacó la ropa sucia que traía y fue directo a la regadera, se bañó lo más rápido que pudo, se coloro un aromatizante a olor a fresa, su favorito, se puso un hermoso vestido rojo. Se colocó su perfume favorito, no le gustaba usar prendas cortas, pero era por orden de su padre, peino su cabellera y paso a tomar un bolso negro.

Al bajar las escaleras todos la miraban, se sentía incomoda, su padre tenía una gran sonrisa, sabía que lo hacía para provocar a sus enemigos, y presumir de su hija, Brisa se sentía usada y manipulable.

Sin embargo noto como aquel hombre Stevans la miraba con curiosidad, sintió que miraba dentro de ella, buscando alguna pista de verdad, pues toda esa seguridad que poseía solo era un disfraz que usaba para que su padre no la golpeara.

-Que le parece señor Stevans no es hermosa.

-En efecto es hermosa- pero el sentía curiosidad por aquella joven, veía en ella dolor, que a la vez lo cubría con esa sonrisa coqueta.

Él era un hombre justo, pues no todo mafioso es malo, odiaba las injusticias, mucho más cuando se cometían con personas inocentes, odia el maltrato infantil y el abuso, por esa razón estaba aquí, porque descubrió que el señor Escandón era traficante de menores y lo haría pagar.

La subasta comenzó y entre joyas, mujeres, objetos todos era subastado, por millones de dólares, una locura pensó Brisa, sentía unos ojos posados en ella, miro de reojo y se trataba del señor Stevans. Se movió en su sitio sintiéndose incomoda.

-Sabe a qué he venido señor Escandón verdad - dijo de manera seria y fría.

-Sí, prometo ya no hacer esos trabajos con los niños

Stevans sonrió y negó con la cabeza, mirando fijamente los ojos del señor Escandón los cuales reflejaban temor, a pesar de que Stevans era aún más joven que él, Stevans era más poderoso en todos los sentidos.

-Sabe que no creo hasta ver, quiero que haga una llamada, liberando a todos sus esclavos del club, así la llama verdad o me equivoco.

Brisa escuchaba atentamente, ella sabía que tarde o temprano esto pasaría, que sería descubierto, pero nunca por un mafioso, el señor Stevans no parecía tan malo en ese aspecto, parecía un hombre justo, además de ser el único hombre que no la ha mirado con otras intenciones en toda la noche.

-Lo hare -el señor saca su teléfono haciendo una llamada y ordenando lo que Stevans le dijo, al finalizar pensó que ya había acabado pero no.

-Quiero que me pagues lo que me has robado

-Yo no le he robado nada señor- dijo atemorizado el hombre.

Pocas veces Brisa ha visto a su padre temblando y esta es una de ellas.

-Me engañaste y robaste mi dinero cuando te estaba entregando las armas que pediste, no pagaste Escandón o acaso ya lo olvidaste.

- Pero es mucho dinero usted tiene mucho, pídame otra cosa, lo hare se lo juro.

-Cuanto quieres por tu hija - dijo el hombre con tono serio, la verdad él no es de comprar personas como objeto, pero en todo este tiempo viéndola y analizándola, descubrió las miradas amenazadoras del padre hacia ella, la cual solo se callaba, como si fuera un objeto manipulable, sentía curiosidad por aquella joven, que en su rostro reflejaba tanta tristeza, y él lo quería descubrir, además de que desde que la vio la deseo pero evito mirarla.

-100 millones de dólares - respondió sin dudar

Brisa sintió un golpe en su pecho, su padre la estaba vendiendo, a su papá no le importo otra vez la opinión de ella, no pudo evitar soltar algunas lágrimas, las cuales fueron vistas por aquel hombre.

GRACIAS POR VER ESTA HISTORIA ESTOY MUY ANSIOSA POR SEGUI ESCRIBIENDO, ESPERO Y LA DISFRUTEN 😍😍😙

II

Sintió como sus lágrimas caían por sus mejillas y se las limpio de inmediato.

-Pensé que amabas a tu hija-dice de manera seria y con la mirada fulminante.

-Si pero no me sirve- balbuceo mientras miraba como le traían la plata que Stevans había mandado a traer

Stevans observo cada expresión facial que ella hacía, de un momento a otro ella se paró y salió corriendo, su padre se percató de eso y fue en su tras.

Brisa corría por el césped evitando a los guardias, aprovecho que las rejas estaban abiertas y corrió hacia ellas, así saliendo por primera vez de la mansión sin el consentimiento de su padre.

No sabía a donde dirigirse, no conocía a nadie ni a nada, corrió lo más que pudo y se percató de la lluvia recorrer su cuerpo, moría de frio, pero le aguantaba, lloraba sin secar confundida del porque todos la odiaban y no la querían, porque hablaban mal a sus espaldas si ella nunca hiso nada para molestarlos o lastimarlos, lloro por los tantos años encerrada y alejada de todo, llorar porque no tuvo una infancia como todo niño desea, correr, reír ,pasear, todo eso le fue arrebatado a los 8 años.

Caminaba en lo oscuro de las calles, no sabía a donde ir, había sido vendida por su padre, pero no dijo que ella sería la que estaría a cargo de su clan, porque la vendió, estaba tan confundida, porque el hombre la quiso, porque le ofreció eso a su padre, estaba completamente confundida, no sabía nada respecto a todo esto.

De pronto siente una mano en su espalda de voltea recibiendo un golpe en su mejilla, propinado por su padre, ella solo agacha la cabeza aun en el suelo.

Aquel hombre que vi aquello fue corriendo, se quitó el saco y lo puso sobre los hombros de Brisa.

-No la vuelva a tocar, una de las cosas que más odio es esto, la violencia a alguien que no hizo nada, la injusticia y lo sabe- la levanto con cuidado- ahora ella es mía, la vendiste como un objeto sin importar que es tu sangre, así que después no vengas a reclamar por ella, porque se que sin ella no eres nada.

Y en parte tenía razón, Brisa era la razón por la cual muchos mafiosos y narcos hacían negocios con el padre, solo para poder ver a aquella joven y admirar su belleza, pero eso el padre no lo sabía.

-Ven - le dice de manera fría a Brisa y la sube a su auto.

-G..Gracias señor Stevans.

-No me he presentado, soy Kim Stevans.

-Y..yo me llamo Brisa Escandón - dice muy asustada.

-No te hare daño, no pienses mal, no soy hombre que compra mujeres ni mucho menos a las hijas de los que me robaron, pero necesito que tu padre pague y sé que sin ti el no será nada. Por eso te compre.

En parte es verdad, el quería vengarse de ese tipo y Brisa era parte de eso, pero también no negaba la curiosidad que despertaba en él, la expresión de dolor en su rostro o como se asombraba por cada edificio que veía a través de las lunas del auto, no entendía su entusiasmo, ahora mismo no parece esa chica que vio en la tarde toda segura de sí misma , ahora siente que en verdad es ella, una joven inocente y amable.

Todo el camino se quedó callada, hasta que Stevans rompió el silencio.

-A todo esto no te despediste de tu madre, debe estar angustiada.

Brisa sonríe y niega con la cabeza, Stevans se siente curioso ante esto.

-Mañana iremos a Nueva York- dice restando importancia

-Pero señor yo vivo aquí- dice tímidamente

-Pero yo no- la miro seriamente- suelo viajar mucho pero mi mansión esta en Nueva York, por ende soy el Rey de la Mafia, todo Nueva York me pertenece. A puesto a que también has viajado mucho -dice de manera seria y mirando directamente a Brisa

-Mm n..no señor Stevans - Este carraspeo por el asombro.

-Que hablas eres la hija de un mafioso, plata te sobra para viajar y divertirte, a poco no has salido a los hermosos sitios de Londres debes conocerlos como la palma de tu mano.

Stevans era listo y sabía que ella algo escondía y no se cansaría hasta averiguarlo.

-Señor yo no he salido a ninguna fiesta a menos que sean las ceremonias de mi padre en la mansión. Pero creo que eso a usted no le importa.

Stevans asiente y pasa sus manos por sus labios, de un momento a otro llegan al hotel donde se hospedan y el guardia abre la puerta para que bajen.

Brisa se sentía rara, era su primera vez en tanto tiempo que veían rostros distintos, personas por conocer. Y eso de alguna forma la aterraba ya que a ella todos la odiaban o es era lo que ella creía o le hicieron creer, alejándola de todo y teniéndola con personas que solo la envidiaban, haciendo que la pobre Brisa creyera que era ella la que hacia todo mal.

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