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Contrato Embarazoso (Los Morozova I)

Deudas

Camila sintió un terrible dolor de cabeza y despertó, aún tenía los ojos hinchados de tanto llorar, miro para los lados y encima de la mesa de noche se encontraban un montón de pastillas muy potentes, no le gustaban, ni podía pensar en tomarlas por gusto, pero la noche anterior había intentado quitarse la vida.

No pudo continuar porque cuando estaba a punto de hacerlo un gato de pelaje negro y ojos verdes profundos había pasado por su ventana y se la había quedado mirando, algo la hizo sentir culpable de pensar tal cosa y comenzó a llorar hasta quedarse dormida, sentía que le dolía el cuerpo, por los temblores que había tenido por el llanto, se levantó y miró al espejo, su cabello color rojo ya estaba llegando a la su cadera, lo dejaría crecer un poco mas y lo vendería, sabía que le darían un buen dinero por él, adoraba su cabello, era rojo rubí y tenía hondas naturales que lo hacían perfecto, pero esa misma perfección le daría algo de dinero.

Intentó quitarse los recuerdos de la noche anterior, sentía que la pesaban y la hacía sentir aún más deprimida, tenía que cambiarse para ir al trabajo y seguir con su rutina diaria.

Se había graduado en economía y estaba estudiando dirección empresaria cuando la tuvo que dejar, así que trabajaba como una de las administradoras principales en una compañía, hacía tres días se había abierto un cargo muy importante como asistente del CEO de la compañía, realmente no era lo que ella quería, pero era lo que necesitaba, un trabajo muy bien pagado, pero muy estresante y asfixiante, la asistente anterior solo había durado cuatro meses, pero necesitaba mucho ese empleo, la paga era muy generosa y todo era por causa del CEO, era una persona muy dominante y perfeccionista, todo debía de hacerse al pie de la letra, todo lo que él mandaba era como la palabra de dios dentro de la compañía, sino era de su gusto debía de hacerse de nuevo.

Bueno eso eran los chismes que se decían en la compañía, era una compañía inmobiliaria y de accionistas muy grande, no solo tenía sucursales en Estados Unidos sino también en Europa y Asia, era de entender por qué el CEO era tan perfeccionista, llevar una compañía de tal tamaño no era fácil.

Camila necesitaba ese empleo con mucha urgencia, vivía en un apartamento pequeño, lejos del centro de la ciudad, tenía que viajar en transporte casi dos horas para llegar a su trabajo, así que se levantaba a las cinco y media de la mañana para llegar y hoy estaba muy atrasada, se vistió rápido con una blusa sin mangas de seda color rosa y tomó una falda pegada al cuerpo negra y se la colocó lo más rápido posible, tenía que apresurarse, se maquillaría en el bus.

Se miró en el espejo cuando se percató que no se había colocado un sujetador, miró su reflejo sorprendido, pero ya era demasiado tarde, salió corriendo a tomar el primer bus que pasara enfrente del edificio, era un edificio viejo de una zona pobre solo era de tres pisos y tapado por los enormes edificios a su lado, tenía bastantes apartamentos, pero eran pequeños, un apartamento tipo estudio se le llamaría, pero era realmente económico y no gastaba mucho dinero en él, era perfecto para su situación económica de momento.

Cuando iba en el bus se acomodó el blazer para tapar su falta de sujetador, sintió vergüenza de haberlo olvidado, miró para los lados y respiró hondo para tranquilizarse, estaría pendiente de taparse y no pasaría nada, tenía puestas unas zapatillas cómodas para el viaje en el transporte, pero en su bolso se encontraba sus tacones más elegantes para su trabajo.

Al bajar del bus respiró hondo sintiendo aún el aire frío de la mañana y observó el edificio donde trabajaba, no podía quitarse las imágenes del día anterior, se arrepentía de haber pensado tal locura, continuaría luchando cada día, ella había tomado ese difícil camino desde los dieciséis años, así que se dispuso a trabajar otro día más, aún teniendo muy en cuenta que quería ser alguien en la vida, lo que nunca imaginó fue lo que sucedería unas horas más tarde...

 

 

el contrato de su cuerpo

-Camila hoy tienes la entrevista para ser asistente, es a las 10 - le dijo la asistente de la gerente

- ¿Es hoy? -Camila se detuvo para girar y ver la chica\, que la miraba con desprecio y rabia

-Sí, prepárate- le respondió de manera antipática

Sabía que ella también había colocado su curriculum para ser asistente del CEO, pero por su rostro no la habían llamado, Camila se levantó para ir al baño, debía de verse en un espejo no sabía como se encontraba su imagen, llego al baño y se lavó las manos, el agua fría en sus manos la hacía relajarse, se miró en el espejo, no se veía tan mal, sus ojos no estaban hinchados y estaban un poco más brillante que lo usual, quizás por llorar tanto, bueno le servirían de algo.

Tomó un labial de su bolso y se retocó los labios, era un poco más atrevido de lo usual, pero la hacía sentir segura, se pasó un poco de polvo en el rostro para ayudar a tapar algunas pecas que tenía en su nariz, nunca se sintió fea, porque no lo era, su rostro en forma corazón de pómulos altos y labios rellenos era algo que llamaba mucho la atención, algunos hombres le habían llegado a decir que tenía rostro de muñeca, pero de nada le sirvió se había dejado manipular por un hombre que ella creía que era perfecto que le iba a dar una estabilidad en su vida como ella quería, pero no fue así, cuándo ella menos lo esperaba, cuándo todo estaba tan estable, él desapareció solo dejando un pedazo de papel con una cuántas palabras:

..."no me busques, eres la peor mujer que he conocido, gracias por los regalos"...

Camila sintió ganas de llorar de nuevo, qué idiota él había sido al decir que eran regalos, él le había quitado todo, sintió que se rompía cada vez más al recordar todo, pero respiró hondo para calmarse no era el momento de pensar en eso, debía de ganarse a su jefe y conseguir ese empleo para pagar todas sus deudas.

Nicolai se sorprendió al ver el curriculum de esa chica, Camila Parker se llamaba, la había visto varias veces saliendo del edificio. Era una mujer hermosa, de cabellos rojos como un rubí y piel blanca como la leche, tenía un cuerpo perfecto en todo sentido. Lo más interesante es que era una de las pocas mujeres que no se acercaban a él cuando llegaba a la compañía, resaltaba fácilmente de las demás por su cabello o sus pechos llenos, sintió una punzada en su entre pierna al pensar en la chica, pero si todo salía como él quería podría acostarse con ella sin ningún compromiso, miró el contrato de nuevo, estaba perfecto por esa suma de dinero no había cómo rechazar, todas las mujeres querían dinero así que por esa cantidad ella aceptaría, miró su celular y vio el mensaje de su hermano

..."¿Cómo va el plan, lo resolviste? Papá no para de llamarme"...

Estaba a media hora de resolver ese gran dilema, todo por culpa de su padre y tíos y claro el orgullo de la familia Morozova.

Camila se sentía extraña y con mariposas en el estómago, solo tenía veinticuatro años así que no tenía la experiencia de años para decir que no se sentía nerviosa, la asistente que la acompañaba la hizo esperar afuera mientras recibía una llamada de la sala de recibimiento, era moderna en tonos grises y platas, todo un lujo para quien quisiera esperar a ver el CEO de la compañía.

- Señor Wilfred\, me disculpa mis palabras\, pero en este momento el señor Morozova no lo puede atender\, sí\, entiendo\, lo repito\, en este momento no se puede… ¿Señor Wilfred?… ¿Señor? -la chica dejo el teléfono en su lugar\, cerro los ojos y suspiro intentando relajarse - muy bien señorita Parker\, puede entrar. Ya avisé al jefe.

-Muchas gracias - dijo Camila con una sonrisa nerviosa

La asistente se retiró y Camila respiró, iba a dar lo mejor de sí, abrió la puerta y vio a Nicolai Morozova, estaba escribiendo algo en el computador, era un hombre muy guapo de cabellos negros y ojos verdes, tenía un rostro cuadrado y de barbilla fina, sus ojos parecían despreocupados, pero a Camila le sorprendió la cicatriz que tenía en el labio, por un instante ella recordó el gato que había visto la noche anterior cuando quiso suicidarse.

- Buenos días\, jefe Morozova -dijo Camila con un nudo en la garganta\, en hombre se veía imponente y su mirada parecía despreocupada pero fría.

-Puede sentarse, señorita Parker - dijo él señalando un sillón que se encontraba en frente

Camila obedeció y se sentó, Nicolai la miró y se sorprendió al notar que la joven no llevaba nada debajo de la blusa, por el frío de las oficinas sus pezones estaban duros y se veían muy provocativos, quizás lo había hecho apropósito, sabía que sería su entrevista y tenía que lucir lo más provocadora posible.

-Señorita Parker - comenzó a hablar Nicolai intentando hacer caso omiso a los senos de la mujer - ¿por qué usted requiere este cargo? Con sinceridad, sabré si me está mintiendo.

-Por el alto salario señor - respondió Camila sin pensarlo dos veces

- Perfecto - dijo Nicolai sonriendo\, se levantó de su silla y caminó hasta el frente de su mesa\, se quitó el blazer\, lo colocó sobre la mesa y se comenzó a arremangar la camisa -señorita Parker\, antes de comenzar a hablar con usted\, necesito que firme este documento de silencio\, en él dice que usted no tiene derecho a hablar nada de lo que va a escuchar en este momento\, es un contrato de confidencialidad el cual será renovado si usted acepta el siguiente contrato que voy a discutir con usted.

- ¿Lo puedo leer? - preguntó Camila extendiendo su mano\, no era extraño que hombres tan poderosos hicieran eso\, sus vidas ya eran un misterio\, así que tenían que esforzarse en que todo mundo se callara si sabían algo de ellos\, pero no por eso confiaba de firmar algo a ciegas.

- Por supuesto\, todo está bien aclarado -dijo Nicolai pasando el documento\, las demás chicas aceptaban de una vez\, pero ella era más astuta - todo documento antes de ser firmado tiene que ser leído.

- Bueno\, está todo bien aclarado\, es como usted dijo - Camila buscó un bolígrafo en su bolso y firmó

- Bueno\, señorita Parker no voy a indagar el tema - dijo Nicolai recibiendo el documento y colocándolo en la mesa junto con el otro contrato- quiero su cuerpo.

- Disculpe\, pero ¿qué ha dicho? - Camila se sorprendió por las palabras del hombre\, no podía creer lo que había escuchado quizás había entendido mal.

- Necesito que te embaraces de un hijo mío - a pesar de que él aclaró un poco más el tema a Camila le parecía una mala broma - claro serás muy bien recompensada por ello\, unos cien mil dólares por mes\, y en cuanto tengas al bebe te serán depositados un millón de dólares y te irás del país\, podrás elegir el país que tú quieras y conseguirte un buen trabajo.

- Usted sabe que hay vientres de alquiler\, que le pedirían la mitad de ese dinero - Camila tenía la vista perdida\, no podía creer nada\, quería gritarle que estaba loco.

- Sí\, lo sé\, el problema sería mi familia

- Necesito que me explique- dijo Camila aun pensando todo

- Mi padre es un hombre de creencias antiguas\, quiere saber que la familia tiene un heredero antes de él morir\, ni mi hermano ni yo queremos casarnos\, odiamos la idea- comenzó a hablar Nicolai con recelo\, si la chica aceptaba de cualquier forma tendría que explicarle.

- Puede embarazar a cualquiera\, no creo que haga falta un contrato

- No faltan mujeres - respondió Nicolai sonriendo con sarcasmo como si ese fuera el menor de sus problemas - el problema\, siempre somos bastante atentos con que ninguna de nuestras amantes quede embarazada\, quiero un hijo donde la madre no me moleste\, es normal que las mujeres después quieran más\, si mi padre se entera me obligará a casarme con ella.

- ¿Y qué harás conmigo? - Camila lo escuchaba y parecía todo muy loco

- Quedarás embarazada\, le diremos a mi padre que estamos enamorados\, él quizás querrá que nos casemos\, pero tú querrás esperar\, diciendo que no quieres lucir en tu boda embarazada\, tendrás al bebé y desaparecerás del país.

- Abandonaré al bebé - cada oración del hombre sonaba aún peor.

- Nunca será tuyo\, me cederás al bebe en cuanto firmes el contrato

- Entiendo\, como dijiste solo quieres mi cuerpo - dijo Camila\, se miró las manos\, con esa cantidad de dinero pagaría todas sus deudas en solo meses\, pero podría no quedar embarazada - ¿y en los meses que no quede embarazada?

- Espero que no pase del primer mes\, pero de cualquier forma se te pagaran los cien mil dólares y solo intentaremos por tres meses.

- ¿Dijiste intentaremos por tres meses...?

Nicolai sonrió y se acercó a Camila, la agarró y la hizo levantar, ella solo lo miraba con sorpresa, pero lo siguiente la dejó sin aliento, él la besó y la acercó aún más para que sintiera el calor de su cuerpo y romper la barrera de la vergüenza.

- Lo haremos de la forma más humana posible\, llévate el contrato\, léelo y puedes darme una respuesta en los siguientes días.

- Está bien -aceptó Camila aún aturdida por el beso...

 

 

Desiciones de vida o muerte

Camila salió de la oficina sintiendo como si su cuerpo fuera más pesado de lo normal, podía irse para casa para pensar y leer el contrato. Ese día tomaría un taxi, quería llegar rápido para leer y pensar todo bien, pero la decisión ya estaba más que tomada y ella lo sabía, pero necesitaba tiempo para aclarar la mente.

Al llegar a su pequeño apartamento se sentó en su cama y comenzó a leer el contrato, todo estaba muy claro, él le había dicho un resumen del contrato y en cada artículo estaba anexada una pequeña nota para ella, él ya sabía lo que iba a preguntar, tendría citas ginecológicas mensuales, estaba prohibido el consumo de algún tipo de anticonceptivos, esto quebraría el contrato y generaría una indemnización donde ella tendría que devolverle todo el dinero más una multa, estaba especificado los valores.

Pero lo que más le llamo la atención, el embarazo sería hecho de manera natural, ella debía de tener relaciones con él, junto estaba anexado una nota de él.

"El procedimiento será realizado de manera natural, para que ninguna clínica se entere del contrato y en el futuro mi padre, lo cual generaría repercusiones negativas".

Dios mío debía de acostarse con él, pero había un problema muy grande, ella era virgen, era difícil de creer, pero era cierto, a pesar de que tuvo un novio por dos años, él respetó eso, por eso ella siempre pensó que sería el hombre de su vida.

Su familia era una devota cristiana y los odiaba por eso, su madre era una mujer sumisa de casa, su padre un hombre trabajador de carácter fuete y necio, y sus hermanos eran iguales, la oveja negra de la familia era ella, quería ser más que una ama de casa, quería ser alguien y por eso se fue del lado de su padre. Su madre quería que fuese como ella, una mujer de casa esperando a su marido con la comida servida y una gran sonrisa, qué asco.

Pero con todo lo que estaba ocurriendo, no tendría más opción que aceptar el contrato, solo debía de hablar con él, agarro la tarjeta que él le dio, le dijo que lo llamara en cuanto estuviera lista su decisión.

-Hola, es Camila, señor Morozova -dijo Camila al celular, aguantando las ganas de llorar.

- ¿Cuál fue tu decisión? - dijo Nicolai de forma brusca\, para él era solo un contrato más

- Acepto el contrato\, solo tengo que conversar una cosa más con usted.

- Perfecto\, mándame la dirección de tu casa y mi conductor pasará por ti y te traerá a mi departamento.

-Está bien, esperaré.

Él colgó sin decir más, Camila fue a la cocina donde estaban todas las facturas, tarjetas de crédito, préstamos de una moto y una camioneta salidas de agencia, ya había colocado el aviso en la policía de que habían sido robadas, pero no por eso tenía que dejar de pagarlo, su ex también le había robado todas sus joyas, él le había robado todo, Camila comenzó a llorar desesperadamente, pero ya estaba por solucionarlo, solo debía de aguantar tres meses, era solo ese tiempo. Si no quedaba embarazada pagaría todas sus cuentas y se libraría de todo.

El conductor llegó una hora después, ya era de noche así que no podía ver para donde se dirigían, llegaron a unos edificios altos y subieron al último piso, el departamento era gigante, todo en maderas y negros elegantes, en el medio de toda esa elegancia se encontraba Nicolai, con un pantalón, negro y una camisa negra desabotonada por la mitad donde se veían, sus músculos y algunas cicatrices.

-Camila siéntate y dime, qué me quieres preguntar- dijo Nicolai tomándola por la cintura y acercándola al sofá.

- Ya le dije acepto el contrato solo que ... - Camila lo miró\, sentía vergüenza\, pero debía de olvidarla\, él la miraba con paciencia - yo aún soy virgen

- ¿Qué? - Nicolai se levantó y se dirigió para la gran ventana dándole la espalda - fírmalo -  dijo tan brusco que Camila dio un pequeño salto del susto\, ella tomó el contrato\, lo firmó y lo dejó encima de la mesa\, sintió un frío horrible en su estómago\, sentía que iba a vomitar\, ya estaba hecho\, miró su firma en el papel y sintió que comenzó a caer en el vacío.

-Resolveremos ese problema esta misma noche, mañana iras al médico - la voz de Nicolai la hizo salir de sus pensamientos, al verlo tuvo muchas ganar de echarle la culpa, pero él no tenía nada que ver, le ofreció dinero y ella aceptó. Camila lo miró sorprendida, él se dio la vuelta, veía un brillo en los ojos de él.

- Pensé que primero debía de ir al médico\, eso fue lo que usted dijo - dijo Camila.

Nicolai se aceró a ella y la tomo del mentón - ¿Cómo va a ir al médico pidiendo una revisión para embarazo si aún eres virgen?

Nicolai la empezó a besar, primero fue lento y poco a poco fue más brusco, Camila se obligó a relajarse esta solo sería la primera vez de varias, la tomó por la cintura y la arrastró para quedar encima de él.

Lentamente fue bajando hasta sus pechos y le subió la camisa, comenzando a chupar sus pezones, para Camila era una sensación nueva y no pudo evitar quejarse, él se detuvo de repente, la tomo en sus brazos y empezó a caminar.

- Iremos a la habitación y te quitaré tu virginidad Camila - le dijo él con seriedad.

Al llegar a la habitación la tiró en la cama, él se quitó su camisa, Camila lo admiró, era musculoso, grande y ancho de hombros. Se acercó como un felino a su presa, y continúo besándola, tomó su camisa y la rasgó, quería sentirla cerca, sentir su calor, sintió que algo cambio dentro de él, ya no quería ser brusco con ella, todo lo contrario, quería darle cariño y hacerlo delicado, quizás fueron sus ojos ligeramente llorosos o su mirada inocente, pero quería que ella disfrutara.

- Tienes que relajarte sino te va a doler porque eres más pequeña que yo\, pero te acostumbraras. Lo prometo\, no te haré sufrir...

Camila lo obedeció, sentía ganas de llorar, pero así iba a ser su primera vez, ella aún tenía el sueño que fuera luego de su boda con un hombre que la acompañara en sus sentimientos, nunca se había dejado llevar por falsas palabras de anteriores parejas para cumplir ese deseo, pero ese sueño ya había sido destrozado.

Se quitó todo y se acostó en el centro de la cama y esperó a que él llegara. Sintió el frío de las sabanas en su cuerpo, tenía mucho miedo, no sabía como él la iba a tratar, no sentía cariño hacia ella, lo que menos quería era que le doliera.

Nicolai la miró, parecía una diosa con sus cabellos rojos sobre la cama, sus grandes pechos y sus caderas anchas, tenía un cuerpo maravilloso y sería todo para él, se acercó a ella, aún tenía cierto recelo de que le hubiera mentido, comenzó a besar sus muslos con suavidad, pasar la lengua abrió las piernas de Camila para observar que ella no estuviera mintiendo, quien a su edad era virgen y miró, se sorprendió era verdad, allí la prueba intacta, sintió como su deseo crecía cada vez más, eso lo excitó aún más, se sentía como un adolescente, no podía creer lo inestable que sentía por tenerla para él solo.

-Relájate y no dolerá tanto -se colocó encima de ella y la comenzó a besar, pero Camila no podía quitarse la inseguridad su miembro parecía muy grande para ella, sabía que le iba a doler.

Nicolai gruño no soportaba más, quería sentirla cerca de él, así que intentó introducir en ella, pero era más estrecha de lo que imaginaba, Camila gritó y comenzó a llorar, le dolía y mucho, era demasiado grande para ella, quería dejar de sentir ese dolor, sintió que sus lágrimas comenzaban a salir. Todos los sentimientos que se habían acumulado dentro de ella salieron, así como sus lágrimas no paraban, odiaba su ex para llevarla a hacer eso y odiaba a Nicolai.

Calma- él le habló al oído - Camila eres hermosa.

Él lo introdujo aún más y lo comenzó a mover, cada vez más rápido, Camila sentía muchas cosas, pero comenzó a disfrutar, él la besaba y tocaba su cuerpo de forma cariñosa, de repente aumentó el ritmo y sintió como él terminaba dentro de ella, él respiraba rápido, dejó su rostro en el cuello de Camila oliéndola, disfrutándola, su aroma era dulce.

Esa fue la primera vez de Camila, pero de seguro no sería la última...

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