"No lloren... Moni, Lacy, ¿Qué es lo que les pasa?"
El cuerpo de Yu-ni se encontraba postrado en una cama, pero su alma vagaba libremente por el hospital, viendo a los demás pero ellos a ella no.
No podían escucharla, tampoco verla o sentirla al menos.
"Tks, vaya estupidez ¿no lo creen?"
Yu-ni se encontraba sentada a un lado de su mejor amiga, quien se encontraba tomando su mano, una mano llena de heridas.
"Nini, no nos dejes"
Sus mejores amigos que se miraban entre ellos preocupados preguntándose cuando despertaría Yu-ni. ¿Y si no despertaba?
"Tontos, estoy aquí mirenme. Estoy tratando de no volverme loca ¡Volteense y mirenme! ¡sigo aquí! ¡A su!... lado"
Yu-ni se mordió los labios
Mierda, ¿Qué haré? necesito despertar.
Una luz blanca iluminó la sala, nadie más se dió cuenta de eso aparte de Yu-ni.
¿Moriré? ¿Esa es la luz de la que se supone que no debes de seguir?
La luz se volvió opaca y parecía moverse de forma extraña que simulaba un círculo, una figura con un largo cabello se dejó ver.
"¿Quién eres?"
Preguntó Yu-ni abriendo los brazos como si no quisiera dejar pasar a aquella persona de cabellos plateados y ojos del mismo color, era hermosa, con una gran figura a pesar de que no llevaba maquillaje ni una vestimenta tan descubierta.
"Tranquila, yo también estoy muriendo, pero a diferencia de ti, yo aún tengo oportunidad."
Respondió la chica mirando el cuerpo de Yu-ni, vendado y pálido.
"¿A qué te refieres? sé que puedo despertar es solo que no lo sé."
"¿No lo sabes? no te queda mucho tiempo, tienes muerte cerebral, tu corazón sigue bombeando sangre pero tu cerebro está muerto, lo único que te mantiene con vida es ese monitor."
"¡Tú! ¿Qué quieres de mi? ¿Quién eres?"
Yu-ni comenzaba a creer que se volvería loca.
"Soy Laila de Mc'allens, tengo 18 años, Dios me dió la oportunidad de abrir un portal solo con mi alma, para poder venir a ti. Me dijo que tú eres quien salvará mi mundo así que tienes que venir conmigo, solo te pido una cosa."
¿Dios? ¿Portal?
"Dilo, ¿qué necesitas? ¿cómo es que yo salvaré tu mundo? solo soy una simple teniente."
"Solo cuida a mi familia, sé que fui envenenada por mi madrastra... ella me odia por qué me parezco más a mi madre, manipula a mi familia... solo te pido que los mantengas a salvó."
Laila comenzó a llorar y se hincó.
"¡Ahora tienes que irte!" Gritó.
¿Irme?
"Moriré en tu lugar, solo te pido que los salves"
sollozó Laila para después empujar a Yu-ni al portal y éste se cerró.
Yu-ni parecía caer a un pozo oscuro y sin fin. Cerró los ojos pensando que nunca llegaría al suelo.
"¡Hija! Estás despierta ¡Rápido, traigan al doctor!"
Laila abrió los ojos.
¿Hija? Soy huérfana.
"Lai, estábamos empezando a creer que nunca despertarías"
Laila movió los ojos en dirección de dónde venía la voz masculina.
Un señor de cabello Rojizo con ojos azules miraba a Laila con calidez y cansancio, mientras que la otra persona que había hablado, tenía el cabello rojizo y ojos plateados.
¿Quiénes son?
Una mujer de cabellos morados, con ojos oscuros y un vestido del mismo color que su cabello, parecía refinada.
Miró hacía otro rincón de la cama, un chico con mayor parecido al señor de antes, se encontraba mirando a Laila conmovido y con ojos hinchados por no haber descansado bien y haber llorado.
"Yo... ¿Dónde estoy?"
¿Dije algo malo? ¿qué pasa con esas caras?
"¡Sirvientas! ¡Llamen al doctor y que venga rápido!"
Gritó y se levantó rápido de la cama para salir de la habitación.
"Te estabas muriendo de fiebre Lai, estábamos preocupados por qué te desmayaste y llevabas una semana en cama. "
¿Lai?
"Soy Laila de Mc'allens, tengo 18 años"
Oh... ¡Mierda!
"Ya recuerdo hermano, estaré bien, no sé alarmen más."
Yu-ni ahora con el cuerpo de Laila sonrió amablemente mientras que tomaba la mano de aquel chico hincado en el suelo y con los brazos sobre su cama.
[En la noche]
Yu-ni se encontraba dormida o ahora Laila.
~Entre sueños~
"¿Por qué estás aquí? "
Preguntó Yu-ni a la chica de enfrente que se encontraba sentada sin ninguna preocupación.
"Yo he muerto en tu cuerpo, tú ya eres parte de mi cuerpo y como tal, te pido que vivas por mí. Te mostraré mis recuerdos"
La chica de cabellos plateados se abalanzó hacia la cara de Yu-ni pegando sus frentes delicadamente.
Imágenes de la vida de Laila desde que era pequeña comenzaban a pasar frente a sus ojos como si de un película se tratara.
"Ya está."
Se separó de ella y le sonrió calmadamente.
"Te tengo una pregunta, ¿Cómo es que sabes que fue tu madrastra quién te envenenó?"
Laila se sentó en el pasto y suspiró.
"No tengo mucho tiempo, pero te explicaré. Hace una semana, bajé las escaleras y me aproximé a salir, ví a mi madrastra parada frente a su mesa dónde se sienta a tomar té todas las mañanas. Notó mi presencia y me sonrió como nunca lo había hecho, me llamó para que me sentara con ella. Tontamente creí que en verdad quería hacer las pases pero cuando tomé el té que ella me había servido sentí una punzada en el pecho y escupí sangre, eso es todo lo que recuerdo. Ahora tengo que irme. Sé feliz por mí, vive sin la preocupación de que algo te falta, desea y cuida lo que ames de ahora en adelante."
Laila despertó del sueño.
***Yo ¿morí en mi otro cuerpo? supongo que ya no puedo regresar. Está bien, primero saquemos a esa bruja de aquí para cumplir con lo de Laila.
Ya es de día. ¿Habrá algún lugar donde pueda entrenar?
Según los recuerdos de Laila, ella entrenaba esgrima pero no era fuerte ni nada sobresaliente y tampoco tenía un cuerpo débil. Su madrastra la ponía a entrenar hasta el cansancio, pobre chica***..
~Tock Tock~
"Adelante."
"Señorita, le hemos traído el desayuno."
Aquella chica de piel semi-morena y rasgos que no eran asiáticos, sonreía con lágrimas en los ojos.
En los recuerdos de Laila, siempre la molestaban por ser extranjera, pero cuando era pequeña Laila la salvó de unos matones y desde entonces trabaja como sirvienta personal para ella. ¿La habrán molestado de nuevo?
"¿Estás bien?" Mordió el pan mientras preguntaba.
Al hacer esa pregunta las demás mucamas que arreglaban la cama de Laila se miraron entre sí.
Laila por lo general era ruda con ellas o se frustraba fácilmente al punto de gritarles o lanzarles cosas, salvaba a Mina (La sirvienta que salvó) solo si se daba cuenta de ello.
"¿Hice algo mal? ¡Perdóneme señorita! ¡No debí contestarle ni mirarle a los ojos!" Mina se arrodilló.
Laila no sabía que era lo que estaba sucediendo.
"Eh... Mina, no te mataré por mirarme a la cara" Sonrió.
"Se- señorita, eso estuvo mal, perdóneme." seguía hincada y cabizbaja.
Pero que terquedad, le he dicho que está bien, ¿que está mal con eso? Aaaaahhg, no lo sé.
"Si no dejas de disculparte, te castigaré, te he dicho que no hiciste nada malo así que levántate."
Laila siguió comiendo y las demás mucamas miraron la escena con recelo por qué Laila no había reprendido a Mina.
"Pueden retirarse, menos Mina"
"¿Si señorita?" Habló Mina sonriendo.
"¿Sabes de algún lugar calmado y con mucho espacio?" Mina cerró los ojos y se tocó la barbilla pensando.
"Mmm... ¡Lo tengo!" Mina chasqueó los dedos y sonrió. "Hay un lugar detrás de dónde los caballeros de la familia Mc'allens entrenan. Es grande pero está deshabitado aunque.." Miró hacía el suelo.
"¿Aunque..?" Preguntó Laila entusiasmada por saber del lugar.
"Bueno, tendría que cruzar por dónde están los caballeros, aparte todo se ve desde donde ellos están" Laila no entendía la respuesta de Mina y Ladeó la cabeza.
"¿Y?" Laila se sentó en la cama.
"¿No lo recuerda?" Laila negó "Su madrastra siempre la hacía limpiar toda el área donde ellos entrenaban, para que la vieran sucia y sin asear y se burlaran de usted, también la ponía a entrenar ahí mismo para que la vieran llorar por el entrenamiento duro."
Min temblaba como si lo que hubiera dicho estuviera mal y se sintió aliviada por qué Laila no la había reprendido.
"¿Eso es lo que te preocupa? Busca mi vestimenta para entrenar y vayamos."
Laila se dirigía hacía dónde estaban los caballeros.
"¿A dónde vas?"
Esa voz.. Madame Sonia alías la bruja.
"Es mi casa, puedo ir a dónde se me plazca" Laila bajó las escaleras.
"Tu padre dijo que tenías que quedarte en cama descansando"
¡Ja!
"Me enfrentaré a las consecuencias." Laila se veía calmada y sin ninguna preocupación, mientras que su madrastra parecía que iba a explotar en cualquier minuto sin embargo, Laila no la miró en ningún momento.
"Aparte ya me siento mejor, me voy." le abrieron la puerta y Laila salió.
"Esa estúpida, cree que por haberse salvado de la muerte, me puede hablar así." murmuró.
"¡Averigüen a dónde fué!" Gritó su madrastra y su sirvientas de movieron rápido.
"Madame, ella se dirigió hacía dónde estaban los caballeros." Sonia sonrió.
¿Iba tan rápido a entrenar? ¿Cree que puede hacerlo bien? ¡Ya veremos!
~Por otra parte con Laila~
"¿Esa es la señorita?"
"¿Viene a entrenar?"
"¿Va a llorar de nuevo?"
Todos murmuraban.
Laila siguió caminando hacia donde Mina había sugerido. Notó que todos la miraban con curiosidad, otros con sonrisa maliciosa y otros calmados.
"¡Mina! ¡Traelos!" Gritó Laila.
"Por aquí chicos" Habló Mina hacía las personas detrás de ella que cargaban grandes troncos.
Todos los caballeros dejaron de entrenar para mirar a Laila.
"Ponganlos alineados y por favor alejensé lo más que puedan." Hablo Laila. "Mina, ¿Trajiste la otra espada?" Mina asintió y le entregó otra espada.
"¿Ven eso? ¿son dos espadas?"
"No muchos pueden con dos espadas, una es lo suficientemente pesada ¿que cree?"
"Shhh, los escuchará" Habló el capitán.
Madam Sonia miraba desde un rincón la escena esperando a ver qué es lo que Laila tramaba.
"Gracias chicos" Hablo Laila. "Mina, alejate un poco" Mina hizo caso.
Laila miro las dos espadas y luego las levantó.
Son del mismo calibre, son perfectas.
Laila se estiró un poco y luego bostezó, miro a su alrededor.
20 Troncos, derribaré 15 con las espadas y cuatro con las cuchillas, uno servirá para el combate cuerpo a cuerpo.
Laila se inclinó sonríendo y corrió.
Esto es grandioso.
Cortó un tronco, dos, tres... siete... díez... quince.
Escaló uno de los troncos.
5 metros de altura, eh saltado desde edificios de hasta con 50 pisos.
Laila saltó desde arriba, giró en el aire y con la cabeza hacia abajo y ojos cerrados lanzó las cuchillas pegando en un tronco cada una. Dió la vuelta en el aire y calló de cuclillas en el suelo.
Todos miraban asombrados y Madame Sonia apretaba con fuerza los dientes.
Laila se acercó a los demás troncos, se hizo una coleta en el cabello.
Golpeó el tronco con su puño derecho, dió una media vuelta y pateó el tronco, se agachó y comenzó a golpear con ambos puños.
Laila golpeaba con fuerza el tronco dejando marcas profundas en él.
~Crck~
El tronco se empezó a partir desde donde Laila golpeaba.
Laila se detuvo, suspiró y con su mano derecha vendada empujó un poco el tronco y este se rompió y cayó.
Los caballeros junto con Mina aplaudieron asombrados por el gran talento de Laila.
Madame Sonia se metió a la casa principal muy molesta ¿Cómo lo había logrado Laila?
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