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Encontrada Por La Bestia

La bestia

 En las noches oscuras de Seúl, ocurrían muchos sucesos, mafiosos asesinando entre sí, prostituías ofreciendo sus servicios, jóvenes bailando en discotecas, familias rezando antes de dormir, parejas haciendo el amor para soñar bonito, empresarios dando todo de sí hasta altas horas de la noche para sacar adelante su empresa, jovencitas haciendo su tarea para entregar al día siguiente y bestias que luchan contra lobos sedientos de pelea, hasta que el aullido del líder les ordenara retirarse, aquella bestia volvía a ser humano. Un laboratorio secreto, funcionaba a espaldas del gobierno para lograr seres capaces de destruir como bestias y obedecer como perros amaestrados, creando así… la tercera guerra mundial.

"Hoy es un bonito día para exponer, me toco ciencias, mi materia favorita, si logro pasar con un 10 más, obtendré una beca para la universidad que yo quiera, la que sea estaría bien siempre y cuando exista ciencias o química. Cumpliré 18 años en una semana y mis amigas me prepararon una fiesta, espero sacar buenas notas para que me dejen ir. Ya me he vestido con el uniforme de preparatoria, consta de un hermoso saco café con corbata y camisa blanca debajo, una falda de tablones oscura y zapatos cómodos, es increíble que en una escuela normal de clase media exijan este tipo de uniformes, mi madre consiguió dinero para comprármelo, por eso lo cuido como si fuera un tesoro, amo verla cuando me voy, siempre sonríe".

"Mis dos mejores amigas ya están esperándome en la entrada del colegio, todas sonreímos y entramos corriendo, ya que la campana sonó”.

 —Johana sigo diciendo que eres extranjero—Min Hee suspiró.

—Claro que no, soy de Seúl.

—¿Tus padres hijo de Seúl? ¿Ambos?

—Así es—afirmó.

—Debe ser que tus ancestros son de otro país—agregó Jun Yool. 

—Puede ser, ¿tan malo es que no parezca tan coreana como todos?

—No, a mí me gustaría ser como tú.

—Hay gracias Min.

—Me gusta tu piel —agregó Jun Yool.

—Gracias je, je, je.

—Lo que más me gustan son tus ojos, siempre lo he repetido.

—¿Deberás?

—Si, ya vez que la mayoría siempre quiere que sean grandes. Se los operan y quedan bien, en cambio los tuyos son naturales.

 Johana sonreía de la emoción, ser única siempre le gustó. De igual manera a su novio G-Dragón.

—Hola, chicas.

—Hola, G-Dragón —las tres chicas respondieron.

 —¿Cómo están?

 —Bien.

 —¿Me pasan la tarea? Olvide hacerla.

 —Eres un despistado —Johana lo regañó.

 —Hay por favor, estuve entrenando mucho y no me dio tiempo, ¿si?

 —Con una condición —dijo Min Hee.

 —¿Cuál?

 —Harás nuestras tareas de educación física.

 —¿¿Qué??

 —Si —afirmó Johana.

 —Pero… serán muchas vueltas…

—Si no lo haces no hay trato —amenazó Min Hee y cruzó sus brazos.

G-Dragón rodó los ojos por el esfuerzo que haría.

—De acuerdo, pero solo de una persona.

—OK. Los míos porque soy tu novia.

—Hecho.

La chica le daba sus apuntes al joven deportista, líder del club de baloncesto y el más popular del colegio. En cuanto el chico se retiró. Las populares llegaron.

—Vaya… la nerd ya comenzó a explotar a la gente

Las tres chicas se dieron la vuelta. Eran CL y sus amigas.

—¿Qué quieren ahora? Ni me pidan la tarea porque ustedes no tienen nada que darme.

—Tranquila niña extranjera —burló CL.

—Que no soy extranjero joder…

—Como sea, no queremos tareas ni nada, somos porristas y estamos exentas en todo.

—Que bien por ustedes.

—¿Entonces que quieren? —Min Hee preguntó.

—Nada, molestar en solitario.

—Vaya que soy especial, todo el mundo quiere mi atención —Johana sonrió.

CL se quedó como tonta al notar que lo que la chica dijo, era cierto, CL amaba molestar a la gente.

—No serás popular por mí, vámonos  chicas.

Las chicas y CL se fueron irradiando su popularidad en todos los lados. Caminaban sensualmente, jugando con su ropa, cabello y accesorios.

—Ya se fueron las plásticas —exhaló Min.

—Así es —afirmó Johana.

Johana y sus amigas eran populares por algunas razones, eran las más inteligentes de la escuela, sin mencionar que eran muy bonitas. Ganaban cada concurso de ciencias, matemáticas y toda materia que tuviera que ver con números. Todas las chicas las envidiaban, pero más a Johana, tenía cierta belleza que destacaba entre todas, Min Hee y Jun Yool eran también bonitas, pero poca cosa junto a Johana.

Al llegar Johana a su casa, encontró a su madre nerviosa leyendo el periódico, no la escuchó llegar, ya que siempre la saluda y esta corre a darle un beso, pero al ver que no le prestó atención ella se acercó preocupada a su madre.

—¿Mamá?

La señora no respondió. 

—¿Qué estás leyendo?

La chica rodeó a su madre e intentó leer el periódico, la imagen de una persona destrozada apareció en la   carretera escondida de Seúl, saliendo de la ciudad.

—Por dios… —Johana estrujó sus manos.

“Seúl veces, 8 de enero

¿Ataque ¿animal? ¿Periodista caído?

 5 de enero, a las 22:00 fue encontrado el cadáver de un periodista de sexo masculino de 20 años de edad por un transeúnte que viajaba de salida en las afueras de la ciudad.

La policía de Seúl cree que se trata de un ataque de un oso u otro animal, ya que hay marcas de mordeduras en sus brazos y pierna izquierda mutilados que indican una enorme fuerza. Llevaba una bota de montaña en el otro pie, se ha determinado que ha sido atacada en las montañas y cayó al río".

—¿Lobos? ¿Un oso? —Johana preguntó, se rascaba la cabeza—. Debió estar muy hambriento como para dejar a una persona así.

—Hija… ten mucho cuidado cuando vayas a la escuela.

—Si mama.

—Estos ataques son seguidos, no quería que vieras estas noticias para que no te preocuparas hija.

—No te preocupes mama, ahora que me lo dijiste estaré más al pendiente.

Una noche de domingo, Johana caminaba junto a Min Hee ya Jun Yool.

—¿Hoy no saldrás con G-Dragón? —Min preguntó.

—No, él tiene una reunión con sus familiares, son extraños por eso no me invitó.

—Ya veo.

—Las dejo chicas me tengo que ir.

—Nos vemos Johana —ambas amigas se despidieron.

Johana se retiraba caminando hacia su casa, se desvió un poco del camino porque quería tomar aire. Pensaba en su padre, él se había ido hace muchos años de su casa y jamás lo volvió a ver, lo único que recuerda de él es su espalda retirándose con una mochila normal y con su ropa de siempre, no recordaba su rostro o su modo de ser… tenía solo 8 años. A veces se preguntaba porque se fue, ¿acaso le estorbaban? ¿No las quería? ¿Jamás quiso una familia?

La chica comenzó a seguir una liebre que pasó corriendo, era hermoso ¿Qué hacía una liebre ahí? No le  importaba, quería verla aunque sea de cerca y tomarle una foto, sería la sensación de la preparatoria, pero huyó

 Se fue con las manos en los bolsillos del pantalón rumbo a su casa, ya había anochecido, el aire que soplaba era extraño, era frío y ruidoso, daba miedo, mejor se apresuró a correr y llegar con su madre que tanto amaba. La chica corrió y corrió y el camino le pareció eterno, decidió cortar camino metiéndose entre la espesura del monte.

—Nadie me ve por aquí.

Salto la barda de una casa, era pequeña más no fácil de saltar, corrió por el patio y salió de la propiedad.

—Si mi madre me viera me regaña por andar brincando en casas ajenas, me vendría con que “que tal si vive un mafioso ahí” “que tal si hay un asesino”.

La chica se apresuró a salir, pero entonces vio un diario en el suelo, el cuál le llamó la atención por el encabezado.

"20 de marzo, Seúl ¿Monstruos en la ciudad?

Personas afirman haber visto monstruos en las afueras de la ciudad y cerca de las mansiones de la región acomodada de Seúl. Se cree que los monstruos tienen el mismo tamaño que el de un oso y que suelen ir en grupos como los lobos.

No son peligrosos si no se les provoca, aquellas zonas son restringidas por lo que está prohibido experimentar nuevos rumbos ”

—¿Qué diablos pasa? No me había enterado de esta noticia, es del año pasado.

De repente un ruido la detuvo.Venia de la casa en la que había saltado.

"¿Yo regreso a ver?"

El ruido parecía como un mueble arrastrándose pesadamente sobre el suelo liso, como si alguien cargara un saco lleno de maíz.La chica no comprendió aquello y decidí revisar. Al asomarse por la ventana no vio nada, estaba oscuro, pero si había una vela encendida. Se acercó más a la casa y la rodeo, para mirar por detrás, entonces vio por otra ventana del lado de la habitación, abrió los ojos de par en par al ver la escena… un monstruo gigante de unos tres metros de altura, con ojos totalmente rojos y con la piel era áspera de tono oscuro como la noche. El monstruo tenía en la boca la sangre de las personas a las que había masacrado. La chica bajo la mirada a la que al aparecer era la mano del monstruo, tenía el corazón de uno de ellos, miró horrorizada a la familia que había asesinado y se fue corriendo en shock hacia ninguna dirección.

Tras correr varios minutos se detuvo y miró atrás, la bestia no la seguía. ¿Habrá visto bien? Seguro estaba cansada, suspiro y volvió a mirar su camino, pero no pudo moverse, la bestia estaba frente a ella. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que se encontró con esa bestia, pero seguían ahí, mirándose a los ojos, no se sabe si ella estaba paralizada por él, o él por ella, ninguno emitió sonido, gemido, movimiento de ningún tipo. Hasta que ella trató de gemir y la bestia se fue acercando poco a poco a la joven llena de terror, la bestia la olió, ella cerró los ojos y tragó saliva, la bestia rugió débilmente y se alejó. Ella abrió los ojos para mirar el cielo, sería la última vez que viera algo hermoso, los árboles, las casas, los bichos, el sonido de las plantas cuando eran acariciadas por el viento, el canto de los grillos, el aullido de los lobos… todo eso, pero extrañaría más el amor de su madre, que ahora ella le haría falta, no solo su padre la dejó, ahora ella misma la abandonará. Miró altivamente a la bestia, recuperó la postura y camino hacia ella.

—S-si m-me vas a c-comer, hazlo de u-una vez...

La voz de Johana era temblorosa. La bestia caminó alrededor de ella, mirando de arriba abajo a su presa,

olfateándola como si fuera un perro, le gruñó en el oído, la chica comenzó a llorar, la bestia se desconcertó y se puso frente a ella, la luz del siguiente día comenzó a salir de los árboles hasta llegar a donde ellos estaban, la bestia sintieron la luz del sol y desapareció frente a la joven. Lo último que se escuchó de la bestia fue un gruñido fuerte anunciando su retiro.

Te encontré

        —¿Hija?

        La voz de su madre interrumpió su sueño.

        —¿Mamá?

        —¿Estás bien hija?

        La madre de Johana estaba desesperada.

        —Al fin despertaste.

        —Me duele la cabeza…

        —Ahora vendrá el doctor. ¿Qué te pasó anoche? ¿En dónde estabas?

        —Mamá… no recuerdo…

        Johana miro todo a su alrededor, estaba en una habitación de hospital. No recordó que paso desde anoche, ¿fue un sueño?

        El doctor llegó y saludo.

        —Déjame revisarte.

        El doctor revisó los signos vitales de Johana, respondía bien a todos. No pudo explicar su repentina perdida de memoria, pero les recomendó que la dejaran descansar, le entregó un justificante para la preparatoria.

        —Una cosa más, la policía está esperando desde hace rato afuera, quieren hablar con su hija.

        —¿Mi hija? ¿Por qué?

        —Creen que presenció el incidente… el de ayer.

        —¿Qué incidente?

        El doctor cogió el periódico y le enseño a la Sra. Esta tapo su boca y miró a su hija que no entendía que pasaba.

        —¿Estás bien mamá?

        —Hija, ¿tú presenciaste esto?

        La chica miró el periódico y una punzada fuerte comenzó a doler en su cabeza.

        —¡Doctor haga algo! —suplicó—. ¡Johana mírame! Respira hondo y exhala.

        La chica obedeció, la punzada dejo de doler.

        —¿Qué le paso doctor?

        —Está recordando. Le diré a los policías que esperen.

        Minutos después, los policías entraron y hablaron con la joven.

        —Estabas ahí esa noche, la policía llegó, ya que hubo quejas de ruidos fuertes cerca de ese lugar y entonces te vieron desmayada en el patio de esa casa. ¿Viste algo extraño cerca de ahí?

        —No…

        —¿Estás segura?

        —Sí.

        —¿¿Piensan que mi hija se comió a esas personas??

        —No señora, solo hacemos nuestro trabajo.

        —Si, ellos solo preguntan lo que tienen que hacer, descuide —explicó calmadamente el doctor.

        —Dinos Johana, ¿qué hacías esa noche en el patio de los Kim?

        —¿Qué hacía? Mmm... no recuerdo, salía del cine con unas amigas y corte camino para llegar rápido a mi casa pero… —Johana respondió desubicada.

        —¿Pero?

        —No sé que paso después…

        El policía se cansó de preguntar y se puso de pie escribiendo un informe.

        —¿Qué pasa poli?

        —Señora, su hija tiene amnesia ¿cierto?

        La Sra. Asintió.

        —Si la joven llega a recordar algo, llámenos por favor.

        —De acuerdo.

        —Es importante que recuerde, porque es testigo de un crimen.

        Los policías se fueron y la Sra. Abrazó a su hija.

        —Qué alivio que estés bien.

        —Si mami…

        —Johana —el doctor interrumpió—. Debes venir pasado mañana para revisarte, ¿de acuerdo?

        La joven asintió.

 

        “¿Qué habrá pasado anoche?”

        Al otro lado de la ciudad, el joven raro de los Park (dueño de la más exitosa empresa farmacéutica  de Seúl y uno de los mejores vendedores de droga en los negocios bajos de Seúl y Tokio) cerraba un trato con un magnate

japonés, dueño de muchas discotecas de Tokio.

        —Fue un placer hacer negocios con usted Sr. Park.

        —El placer es mío.

        —Llévate este regalo, por favor.

        El Sr. Yamamoto le señalo a dos hermosas mujeres japonesas que eran empujadas hacia ellos. Leeteuk las miró casi estudiándolas.

        “Seguro fueron obligadas a estar aquí, por sus rostros angustiados y semi-llorosos, lástima que estén tan guapas”

        —Muchas gracias, señor, me las llevaré a Seúl ¿Está bien?

        —Claro que sí.

        Las dos mujeres fueron llevadas a una de las camionetas de Leeteuk, el chico por supuesto fue con su gente a negociar, por lo que lo acompañaban 20 personas. El vuelo fue corto, al pisar tierra coreana, Leeteuk despidió a las mujeres en el aeropuerto, dio instrucciones precisas de encontrarles un lugar para vivir, pues no estaba interesado en ellas, no podría interesarse en nadie más, ya que un tenía el recuerdo de una hermosa chica que lo ayudo cuando el más lo necesitó, cuando todo el mundo lo había abandonado. Por muchos años estuvo buscándola, pero no dio con ella, aún no perdía las esperanzas de volverla a ver.

        Leeteuk salió la mañana siguiente a pasear, tenía ganas de mirar los alrededores y ver los lugares que había

destruido, miro la casa de las personas que descubrieron que él vendía drogas y querían denunciarlo, entonces los asesinó… camino por el patio y de repente sintió un de ja vu. Johana caminaba por ahí como siempre a cortar camino del centro comercial a su casa, estaba llevando un pequeño encargo para su mamá. Estaba perdida en sus pensamientos.

 

        «—Señorita Park, ¿entonces ya no recuerda parte de su pasado?, ¿cómo pudo pasar eso?

        Señores policías —interrumpió el doctor— la joven pudo haber presenciado el asesinato de esas personas, inclusive ver al responsable de sus muertes, pero por lo que la señora nos cuenta, ella es una chica decente y que solo se dedica a sus tareas de colegio, debió ser una impresión muy fuerte para ella, pudo ocasionarle esa perdida de memoria.

        —Lo entendemos señor, pero nosotros debemos llegar a la verdad, la señorita debe confesar que es lo que vio.

        —Hasta que ella no recuerde nada, no puede confesar nada —explicó el doctor a ambas mujeres—. La daré de alta, pero deberá traer a su hija cada dos semanas para su tratamiento.

        —De acuerdo doctor».

 

        Johana había perdido muchos recuerdos, muchos valiosos y algunos no tanto, pero jamás olvidará el amor que le tenía a su madre y el dolor de ver a su padre marcharse. Iba caminando y se detuvo cuando vio a alguien parado cerca del lugar del asesinato, miró a la persona y se acercó a él.

        —¿Está bien?

        Leeteuk la miró sorprendido. No había escuchado a nadie cerca.

        —S-si…

        —Bueno…

        La chica se retiró saltando y brincando de alegría hacia un lado diferente de esa casa, ni siquiera se acordó

de que ahí se desmayó. Leeteuk la siguió con la mirada. Comenzó a seguir a la chica de su casa al colegio. Miraba la forma de caminar, su cabello ondulado, su cuerpo… no era de las típicas flacas sin curvas como muchas. Leeteuk no dejaba de mirar sus ojos. El joven era guapo, piel bronceada, ojos rasgados, labios y nariz pronunciados, su cuerpo musculoso y delgado. Iba al Gym para liberar el estrés que le causaban sus dos trabajos, trabajaba en el negocio de las drogas y de vez en cuando se paraba en los laboratorios solo cuando iba a

ver a Shindong y rezar con que encuentre una cura para su enfermedad, además que se hacía cargo de su empresa. Leeteuk tenía una especie de transformación que sucedía en las noches, casi todos los días. Cada que pasaba mataba gente, siempre mataba a alguien, ya sea un animal, persona, lo que sea que estuviese

en su camino, de vez en cuando peleaba con lobos para seguir siendo el único fuerte en ese lugar. Estaba desesperado, pero, mirar a esa chica lo relajaba. Johana desapareció en la maleza dejando un dulce aroma a miel en el aire, Leeteuk respiró profundamente y sonrió satisfecho.

        —Eres tú… te encontré.

Recuerdos

        “1 de abril, Seúl.

        ¡Misterio en las afueras de la ciudad!

        Debido a los ataques, las autoridades han decidido bloquear ese camino que lleva al bosque y lugares   deshabitados. Todo para salvar la vida de las personas.

        Al mismo tiempo, la policía de Seúl, junto con el amable apoyo de la familia Park- líder en el mercado farmacéutico al nivel mundial- seguirán buscando a las personas desaparecidas y vigilando estos rumbos. Esperan tener dificultades debido a la gran extensión de las montañas y espesura del bosque que cubre la mayor parte de la zona. La gente asegura haber visto monstruos en las montañas…”

 

        Continuaban los días y Leeteuk seguía a la chica, no se había transformado desde que la vio en la casa de aquella familia asesinada. El joven pensaba desde lejos de la entrada del colegio. La mente de Leeteuk viajó dos años atrás, cuando unos mafiosos lo habían mandado a golpear.

 

        «—¡Esto te mereces por cobrarnos muy pronto, nosotros te dijimos que el próximo mes!

        —Pero... —masculló y escupió sangre—. ¡Ya les di mucho tiempo! ¿¿6 meses no es suficiente?? ¡Es muy exagerado!

        Enojado, el mafioso lo golpeo fuerte en el estómago haciendo que Leeteuk se desmayara. Estos se fueron riéndose y burlándose de Leeteuk. Casualmente, Johana pasaba por ahí y vio a Leeteuk.

        —¡Dios mío!

        La chica fue a revisarlo y vio que estaba inconsciente, pidió ayuda a la ambulancia y estos llegaron a su rescate, ya en el hospital, Johana esperó a que Leeteuk recobrara la conciencia, abrió los ojos y la vio.

        —¿Estás bien?

        —S-si… —Leeteuk se incorporó y preguntó—. ¿Quién eres?

        —Me llamo Johana.

        —Oh, yo soy Leeteuk.

        —Mucho gusto Leeteuk. ¿Qué hacías ahí? ¿Quién te golpeo?

        —Ah este…

        Leeteuk se rascó la cabeza, no podía decirle que era un mafioso y que otros mafiosos lo habían golpeado.

        —Me asaltaron.

        —Que horrible… espero que te mejores pronto.

        —Gracias por cuidar de mí.

        Después de que Leeteuk fue dado de alta, Johana lo acompañó hasta la salida del hospital.

        —Me tengo que ir, mi mamá debe estar preocupada porque me tarde hoy. Nos vemos Leeteuk.

        —Nos vemos y gracias.»

 

 

        Johana le regalo la mejor de sus sonrisas y se fue corriendo. Leeteuk había tenido un mal día. Se había peleado con su tío, las cosas en la empresa iban mal y sus mafiosos no querían pagarle, pero Johana le iluminó el camino.

        Y ahora, veía como la chica se abrazaba y se besaba con el que parecía ser su novio. Sintió un gran impulso

asesino, el cual solo se manifestaba cuando era una bestia. Pero la bestia no estaba ahí, pensó con la cabeza y se fue de ahí. Al llegar a un bosque solitario comenzó a rugir fuerte y a golpear el suelo.

        “No puede ser… es de día, no puede pasar esto ahora…”

        El joven se fue a lo profundo del bosque a esconderse hasta que se calmó. Reaccionó cuando se encontraba en el abismo, miró hacia abajo y solo había mar, si se hubiera desesperado más caería. Cerró los ojos y suspiró.

        Shindong tomaba nota de todo lo que su amigo le contaba, las reacciones, los espasmos, los ataques, su perdida momentánea de memoria y demás detalles.

        —Tengo que decirte una cosa… esa chica tiene un efecto calmante en ti.

        —¿Por qué ella? No entiendo.

        —Como te dije, puede que en el pasado no la recuerdes, pero al parecer tiene un recuerdo muy fuerte en tu memoria. Deberás descubrirlo lo más pronto posible. A veces los recuerdos son un tranquilizante, pero si no busco una cura pronto podría perderte.

        —¿Qué hago Shin?

        —Pues… me gustaría que me dieras unas muestras de sangre de ella.

        —¿¿Qué??

        —Si… si analizo su sangre y la mezclo con la tuya puede que saque una cura.

        —Pero Shin… no puedo decirle así como así que me dé sangre.

        —Claro que puedes.

        Leeteuk miró a su amigo y puso cara de troll.

        —“Hola, amiga, te he estado siguiendo y parece que eres mi calmante, lo que pasa es que me convierto en monstruo en las noches y me pongo a matar a la gente, ¿podrías regalarme un poco de sangre para analizar?”

        Shindong comenzó a reír abiertamente.

        —Inventa un método usa tus conexiones con los hospitales.

        —De acuerdo.

        Leeteuk obedeció a su amigo y habló con los hospitales.

        Johana estaba con Min Hee en el receso y vieron un anuncio.

        —¿Vas a donar sangre Johana?

        —No, no me gustan las inyecciones.

        —Hay vamos, es para una buena causa, además nos subirán calificaciones.

        —Em… de acuerdo.

        Las chicas fueron a la dirección para donar sangre y se fueron.

        Leeteuk iba a buscar la sangre de Johana y una enfermera se lo entregó. El chico fue con Shindong y este comenzó a analizar.

        —Veamos, ya logré que un ratón sobreviviera.

        —¿Cómo?

        —Tiene sida.

        —Eso no funcionará porque yo no tengo sida.

        —Si funcionará.

        Shindong le inyecto un poco de la sangre de Johana al ratón, este no reaccionó.

        —No sirve —Leeteuk bufó.

        —Espera…

        El ratón siguió transformado y murió.

        —Debió ser el sida.

        —Eso mismo te dije Shin, un ratón no puede tener sida… ¿O si?

        Shindong se rascó la cabeza.

        —No se sabrá si la sangre de esa chica sirva en mí, si no la probamos primero.

        —¿Te refieres a que debemos probarla en humanos?

        —Claro que no Shin. Seguiremos con ratones. Ya si no, pues con gatos y perros.

        —Eso es peligroso, los ratones ya son difíciles de controlar…

        —De eso encárgate Shin.

 

 

        La fiesta de cumpleaños de Johana se acercaba, su madre se había ido de viaje a ver a su abuela que enfermó, dejó a la chica sola, ya que podía hacerse responsable de ella misma y cuidarse. Ambas platicaban por teléfono.

        —¿Cómo está todo hija?

        —Bien mami.

        —¿No ha pasado nada con el oso?

        —No. Está todo bien

        —Me alegro, es un alivió.

        —¿Cómo está la abuela?

        —Está muy mal, tiene tifoidea y cada vez se pone peor…

        —Lo lamento mucho.

        —Hija cuídate mucho, me quedaré un tiempo a cuidar a mi madre.

        —De acuerdo mami.

        —Si te da miedo puedes decirle a Min Hee que te acompañe a dormir.

        —Estaré bien mami, cuídate mucho y ojalá se cure la abuela, rezaré mucho.

        —Te amo hija.

        —Yo también te amo mami.

        Por la noche…

        —¡Johana! ¿Estás lista para tu fiesta?

        —Si, ya voy.

        La chica salió corriendo de su casa, muy arreglada. Sus amigas le habían hecho una fiesta en una discoteca. Todos sus compañeros de universidad estaban ahí.

        Mientras, la mafia en la que Leeteuk estaba trabajando, buscaban diversión.

        —¿Qué opinan si compramos algunas blancas? —preguntó Eunhyuk.

        —¿Unas blancas?

        —Si Leeteuk, mujeres buenotas para divertirnos.

        —¿Y qué haríamos después con ellas?

        —Pues dejarlas por ahí, solo es para divertirnos un rato —Donghae respondió.

        —Yo no me presto ya les he dicho que no quiero irme de parranda con ustedes.

        —Hay vamos Leeteuk, solo asiste a una subasta con nosotros y te dejaremos en paz —Eunhyuk insistía.

        —Bueno, solo una vez. ¿Cuándo?

        —Esta noche, envié a unos cazadores a buscar chicas guapas en los antros y discotecas —afirmaba Hyuk.

        —¿Y nadie nos denunciará?

        —Claro que no, somos la mafia.

        —De acuerdo… aunque no entiendo para qué las buscan si las van a comprar ¿No es mejor invitarlas a salir? Creo que saldría más barato.

        —Siempre de aguafiestas —subrayó Hyuk.

        —Será divertido Leeteuk, las mujeres que buscan son en verdad muy guapas.

        Leeteuk no dijo nada, ya que pensaba divertirse un poco.

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