Supongo que aquí es donde inicia mi historia, un día de febrero del año 2016, lo conocí. No me malinterpretes, ni siquiera nos dirigimos la palabra, yo estaba con mis amigas en un rincón de aula y él conociendo a sus compañeros de clase en el otro lado del aula, éramos totalmente ajenos a la existencia del otro y más teniendo en cuenta que yo no hablaba con muchas personas por esa época. Pero en este año, la pubertad estaba haciendo su trabajo y yo ya no era un fideo flácido con gafas; pero en vacaciones de Navidad, yo había crecido. Mi cuerpo delgado en ese entonces ganó más curvas y mis piernas y trasero crecieron, mi cabello tenía un nuevo corte y tenía facciones más adolescentes. Definitivamente las personas con las que había estudiado desde que yo tenía diez años lo habían notado, había ganado unos cuantos piropos y coqueteo por parte de los pubertos que conocía desde que jugábamos a las traes en los recesos de primaria.
Definitivamente ya no me miraban como si yo fuera niña y esto fue la clave para que en cuatro años mi salud mental se afectará.
Este tipo, era todo un Casanova, mirando y coqueteando mientras yo lo miraba en la lejanía, conforme pasaban los días, este notaba cada vez más mi rastro, mis gestos y esto dio cabida a que nos empezáramos a hablar más, leves conversaciones en las que nos saludamos, nos preguntábamos por la tarea y nos despidieramos besando nuestras mejillas, con mi estómago siendo atacado por sensaciones y mis manos sudando.
En esos momentos me empecé a preguntar lo que sentía, tocando mis manos, mi rostro y sintiendo que por primera vez alguien me interesaba de manera tan fuerte, no era un simple gusto que había sentido en el pasado, ahora sentía como una corriente eléctrica pasaba por toda mi columna vertebral y me hacía estremecer.
En el lapso de un mes, hasta llegar al lluvioso marzo, él y yo teniamos confianza, había conocido varios rasgos de su personalidad aplastante, él amaba el licor aunque solo tenía quince años y era conquistador, tenía hermosas sonrisas y grandes cualidades, hablaba como una persona que cuidaba de su vocabulario, cantaba música con sentimiento y reía con gracia, era animado y consentido, contrarrestando mi ser amargado y pesimista.
Él me hacía sentir cada vez más atraída y eso era complicado:
— Eres realmente hermosa— había dicho un tres de marzo, acomodando el cabello tras mi oreja ya que se acomodaba de manera desordenada en mi rostro, mirándome y haciéndome sentir una brillante estrella— Completamente mi tipo.
En ese momento, pensé que solo lo decía para conseguir algo pasajero, pero empezó a esforzarse cada vez más, con dulces y palabras, con acciones y gestos. Era la primera vez que mi corazón se sintió tan conmovido y eso me hizo sentir una persona cotizada, después de todo él era mi primer amor.
Todo paso de manera tranquila pero rápida, no me sentía asustada y no me sentía nerviosa, me hacía sentir relajada y confiada, con cada beso en la mejilla y cada abrazo cálido, era como si me estuviera enamorando totalmente de él.
— Él es un jugador— recuerdo que dijo en una ocasión una amiga, para ser más exactos, mi mejor amiga— Verónica, él busca algo de un rato y ya.
— Juliana— recuerdo que estaba tan enamorada que no quería escuchar sus pesimistas palabras— ¿Podrías estar feliz por mi?
Al final, nadie estuvo para ayudar con mi roto y dañado corazón.
Para el mes de Abril, él y yo estábamos juntos, me pidió ser su novia en la primera semana de Abril y yo acepté, salíamos juntos los fines de semana y entre semana él me llevaba a mi casa, tomados de la mano luego de clases, contándome cosas interesantes de su vida.
¿Cómo se supone que no me iba a enamorar de él?
Un mes después conocí su temor por los perros, no importaba el tamaño porque el saldría a correr como loco si un perro se acercaba a él, conocí sus planes a futuro y el los míos, conocimos dulces secretos y otros más difíciles. Lo conocía tanto para poder entender su lenguaje corporal y eso era lo que más me hacía sentir de su alma, no era el cuerpo pero si se trataba de su mente y corazón.
Soñaba con volar junto a él y descansar junto a él, sentimientos demasiado profundos para una niña inexperta de catorce años que le entregó su alma a una persona para luego descubrir la soledad de amar y el dolor de tener el corazón roto. En ese entonces no me fijé de las consecuencias en el corazón que dejarían mi primer amor.
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En julio del mismo año sufrí el segundo abuso en mi vida, uno de los estudiantes de un curso más avanzado me tocó sin mi consentimiento en el baño cuando estaba lavando mis manos, me tocó y susurró en mi oído cuanto deseaba poder corromper mi pequeño cuerpo y luego, se fue sin más.
En ese momento entendi el efecto que yo podía tener en un hombre y llore, llore como nunca.
Luego volví a mí aula de clases y decidí encerrar este recuerdo en mi mente como ya había hecho antes, pero él me conocía demasiado bien para saber qué algo me pasaba pero no dije nada, no quería arruinarlo porque ahora estaba sucia, un hombre me había tocado y ahora era una niña sucia y no merecía ser vista por ninguna otra persona mientras el tipo que me tocó me miraba en la lejanía, hablando con sus ordinarios amigos sobre la textura de la piel en mi pecho y la suavidad de mi intimidad. Era territorial virgen con el que soñaban aquellos bastardos y eso me hizo sentir asquerosa, sucia y absolutamente menos que nada.
Para agosto de 2016, había llegado mi cumpleaños número quince, no había querido hacer mucho al respecto y simplemente pedí un almuerzo en el que mi mamá y mis hermanos, únicamente, estuvieron.
Mi familia era demasiado religiosa, mi hermano un fiel creyente junto a mi hermana mayor, yo era la menor de la familia y éramos muy disfuncionales, mi mamá en ese entonces estaba con una persona que la trataba mal y con la que yo tenía que vivir, mis hermanos se habían ido de la casa, ellos tres me presionaban constantemente y me recordaban cuidar mi tesorito para la persona que con la que Dios me uniría en santo matrimonio, pero me sentía hipócrita y totalmente sucia ante Dios.
Por esas épocas me había masturbado por primera vez y me había sentido como la persona más aquerosa e indigna para Dios, así que luego de eso había reprimido cualquier deseo sexual que estaba desarrollando. Cuatro años después de todo esto, te puedo decir con certeza que fue la peor decisión pero en ese entonces aún no conocía varias perspectivas de la vida.
— Tienes que cuidarte de aquel muchacho con el que sales— hablo mi mamá sobre él, teniendo miedo que me corrompiera mi inocencia— Los hombres son criaturas carnales, Verónica.
Le creía absolutamente todo a mi mamá, sin importar las veces que ella me reprimía y me hacía sentir inferior, ya sea por la forma de vestir que estaba adquiriendo por la comodidad que me daba la forma de mi cuerpo o mis gustos. En este año descubri un nuevo tipo de música, uno que mi mamá odiaba y me hacía rezar para pedir perdón por escucharla.
Uno de los muchos motivos por los cuales no podía tener celular, ni redes sociales.
Mi mamá tenía porque el mundo me corrompiera sin saber que su propia hija ya lo estaba haciendo, la tener sueños en los que le hacian el amor incontables veces y en la que con mis propias manos tocaba mi cuerpo hasta no sentir más que calor por todo lado.
Pero luego debía rezar para pedir perdón a Dios.
Días después de mi cumpleaños, en la casa de él, por primera vez un hombre me tocó con mi consentimiento y puedo decirte con certeza que fue los más alucinante que había sentido en esa época, preguntaba por mí comodidad y me hizo sentir bien, pero luego, en la soledad de mi habitación, rezaria por el perdón de Dios.
— Totalmente hermosa— había dicho él, mirando mi cuerpo semidesnudo en su cama— Mía.
En ese momento, bajo su mirada, recordé algo que intentaba reprimir con fuerzas y me vestí con rapidez mientras sentía un gran nudo en mi garganta y un peso en mis hombros que no se fue y aún cargo con él.
— Verónica— recuerdo como el me llamaba mientras me vestía con nerviosismo, al punto en que me tomo de los hombros— ¿Hice algo mal?
— Alejandro— mis excusas en ese tiempo no eran buenas pero necesitaba salir de la casa— Ya me voy, llego tarde.
Posiblemente me veas como una cobarde pero recuerda que en esa época era aún una niña, una con muchos problemas que intentaba ocultar bajo la alfombra y que ignoraba totalmente con tal de no hacerme más miserable. No podía confiar en nadie este secreto y la persona en la que más confiaba era él, tenía miedo de perderlo por no ser tan pura como siempre había hecho creer.
Estuve evitandolo por el tiempo suficiente, hasta que se olvidará de todo esto y lo dejara pasar pero no era tan fácil y él era insistente. Todo esto duro hasta que decidi hablarlo con él pero no fui sincera, solo saque una barata excusa de que estaba nerviosa y él la acepto sin más.
Había sido feliz hasta el momento, sin tener que hablar de esto y aquello, pero no me di cuenta que mi relación empezaba a fragmentarse y no quería notarlo, dolería mucho y yo no estaba preparada. El momento en que supongo que empezo a suceder todo lo que daño mi mundo rosa fue en la última semana de Agosto, el empezó a pasar menos fines de semana conmigo y a pasar más tiempo en fiestas de todo tipo, saliendo a beber con sus amigos y yo me quedaba en mi casa, volviendo a la realidad de que habrían peleas que afrontar y olvidando un poco mi relación.
El último sábado de Agosto, la pareja de mi madre llegó borracho y tiró un jarrón de vidrio, haciendo que este cortará mi mano y me llevarán a ponerme dos puntos, vendaron mi mano y lo olvidamos con pollo asado, era lo que siempre hacíamos y nunca hablamos de esto, solo lo ignorabanos y nos perdonamos mientras comíamos pollo asado en la sala.
El lunes, cuando fui al colegio y todos me preguntaron que había pasado, me di cuenta que él no estaba interesado así que lo ignore por mucho que doliera ¿Acaso no le importaba que su novia tuviera la mano lastimada?
Luego, en el recreo la mire a ella por primera vez y sentí una corriente pasar por los dedos de mis pies, ella era del último año y era totalmente hermosa con su piel morena y su alta estatura, con su cabello corto y los piercings en sus orejas, en ese momento la conocí a ella.
Se acercó a mí y miró mi mano con curiosidad, pregunto que había pasado y yo solo dejo que había caído un jarrón de vidrio y la había lastimado, ella se quedó conmigo todo el receso y me hizo sentir bien, hablamos sobre música y descubrimos que nuestros gustos eran similares.
A los días siguientes, también estuvimos juntas y hablamos sobre libros, ella me contó por su gusto por las Crónicas De Narnia y yo por mi gusto por Lolita, llegamos a la conclusión de que debíamos leer estos libros y dar nuestras opiniones, y así lo hicimos.
Alejandro aún me llevaba a mi casa, de vez en cuando salíamos por las tardes y él me masturbaba, hablábamos poco pero nos besábamos mucho, nos tocabamos recurriendo a la empresion corporal y luego él se iba, y yo hablaba con ella por mi Facebook secreto en algún café internet para que mi mamá no sospechara revisando el computador de la casa.
Ella llegó a mí y yo la dejé ir.
Cuando estábamos a mitad de septiembre, ella y yo nos habíamos hecho íntimas amigas, aunque secretamente había descubierto que me gustaba pero tenía miedo de admitirlo, hasta que en una tarde, en su casa nos besamos.
Era la primera vez que me besaba con una mujer y puedo decirte que sentí casi la misma sensación que con Alejandro, el mismo escándalo en mi estómago y la corrientes por todo mi cuerpo, cuando su lengua jugó con la mía y sus manos tocaron mi cuerpo, supe que esto era lo que yo quería hacer.
Desnudas en su cama, hice el amor por primera vez y ella me recordó que era una estrella brillante pero lo bueno no dura y pronto ella se graduarua, entonces debíamos pensar en más métodos para estar juntas pero ella sabía que yo estaba con él, entonces debía tomar una decisión.
Hicimos el amor por muchos días más, ella siendo la que llevaba el control de la situación y yo dejándome llevar, y en aquellas ocasiones no le pedí perdón a Dios porque la estaba amando con mi cuerpo y ella me estaba amando a mí. Hicimos el amor con suavidad y en medio del acto, descubrí la interesante forma en la que lenguaje corporal hablaba cuando nos besamos y tocábamos.
Pero luego, cuando hice el amor por primera vez con Alejandro, fue totalmente diferente pero con los mismo resultados. Él lo hizo con suavidad, tomando el control y cuidando de mi pequeño cuerpo, gimiendo y penetrando, tocando y lamiendo.
Era totalmente diferente hacer el amor con ella y hacer el amor con él, era embriagante llegar a clímax y era desgarrador escoger la cama en que quería estar. Él no lo sabía pero ella sí que lo hacía, ella esperaba que yo la escogiera, pero yo solo la besaba y le hacía el amor.
Dejar que el lenguaje corporal hablara sobre lo mucho que los amaba a los dos era lo único que podía hacer.
No sabía a quien elegir en ese entonces pero si me preguntaras ahora a quien elegiría, me hubiera quedado con ella pero no lo hice, me quedé con él. Al término de septiembre, luego de un largo pensamiento lo escogí a él, lo había escogido a él porque aún no estaba lista para salir del clóset y así fue como la perdí.
Me había dolido verla llorar y en busca de consuelo, hice el amor con él para poder olvidar, bajo el éxtasis de sus caricias y la arrasadora sensación de sus besos, la dejé ir a ella cuando sabía que era mi mejor opción y quizá, si no hubiera sido tan cobarde, me hubiera ahorrado tanto dolor.
Luego de hacer el amor, el celular de Alejandro empezó a sonar y luego se fue, a los minutos había llegado mi mamá y por primera vez llore frente a ella. Con su mano, acarició ese día mi cabello y me preguntó que me pasaba pero no le dije absolutamente nada, solo llore con todas mis fuerzas hasta que las lágrimas se acabaron y así fue como a mis quince años, tuve mi corazón roto por primera vez.
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Ella me había evitado un montón de veces, me veía y se alejaba, él se la pasaba con su grupo de amigos y yo simplemente deje de pasar el receso en el patio.
Era un ratón de biblioteca, leyendo todos los libros que encontraba y distrayendome todo lo que podía, olvidandola a ella e ignorando lo que pasaba en mi relación con él. Incluso a veces acudía con la psicóloga y le preguntaba sobre mi orientación, que descubrí entre las caricias de ella y de él.
Después de algunas reuniones y charlas revelativas, descubrí que era bisexual, entre en pánico e ignore todo, hasta que la encontré en la biblioteca a ella, en mi sitio.
— Daniela— recuerdo vivamente que la llame cuando estuve cerca y ella no hablo, lenguaje corporal cuando me beso.
Su lengua recordaba toda mi boca, sus dientes rozaban mis labios y su mano en mi nuca hacia presión para estar totalmente cerca. No me había dado cuenta en ese entonces que extrañaba la textura de su lengua y la suavidad de sus labios.
Aún está fresco en mi mente cuando pego su frente a la mis, su nariz rozando la mía y me perdí en el azul de sus ojos. No había necesidad de palabras porque ya lo habías dicho todo cuando rompimos pero cuando me miraba, sentía que volvía a brillar más que nunca.
Con sus delgados y largos dedos, trazo todas las líneas en mi rostro y con sus labios dejo dolorosas huellas que nunca logré sacar totalmente, ella me estaba amando en este momento y yo solo había estado demasiado inmersa en su manera peculiar de tocarme, en sus profundos ojos mirándome como si fuera valiosa y con sus labios sobre mis mejillas, sobre mi nariz, sobre mis párpados y luego un último beso, algo que aún atesoro en mis más profundos recuerdos.
Luego salío de la biblioteca y no volvimos a hablarnos más, no nos volvimos a mirar luego de eso, cuando desperté de mi dulce sueño con ella y su historias, note que mi relación con él se había dañado totalmente pero aún lo amaba, lo amaba como solo Dios sabe.
Mi dulce sueño había terminado y ahora tendría que enfrentarme a lo más dificil de mi adolescencia.
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