A lo largo de mi corta vida, he tenido momentos buenos, malos y peores.
Esperanza Bustamante Castañeda, si esa soy yo, como se darán cuenta en el transcurso de mi historia, el nombre que me pusieron al nacer es un antónimo de lo que siento el 90% del tiempo.
Actualmente me encuentro en un punto muerto emocionalmente inestable. Estar con el temor continuo a que las relaciones fracasen no es algo muy sano; y estoy consciente que debo procurar cambiarlo.
Pero el miedo a repetir los errores del pasado me ha llevado a desconfiar de la mayoría de las personas y con mayor facilidad cuando son del sexo opuesto.
Laboralmente hablando creo que soy de las personas más estables, tengo un empleo que me encanta y un ambiente laboral casi tranquilo. Con lo de siempre, compañeras con las que me llevo bien, con las que ya he entablado una linda amistad y por último las que no me toleran. Por mi forma de ser quiero suponer, son solo negritos en el arroz de mi vida.
Hablando de como soy me considero una persona tranquila, medio sociable, seca de cierta forma, no sabría decir si egocéntrica (pero me han dicho que si lo soy), amistosa, explosiva, coqueta, loca, responsable. Y con metas bien definidas.
A habido algunas metas y propósitos que no he realizado; y eso me hace sentir como un fracaso, derrotada personalmente. Pero en mis momentos positivos pienso que aún tengo bastante tiempo para llevarlos a cabo o retomarlos y terminarlos.
Mis padres a los cuales no cambiaría por nada, los amo. Aunque eso no quita que tenga algún tipo de sentimiento negativo que en mi pasado me trajo ciertas consecuencias, mi madre Amanda Castañeda de Bustamante, es una mujer muy estresada, responsable, amorosa, poco comprensiva, intuitiva y con su mayor defecto es de las que no busca cobrarse los corajes con quien se los provoca (casi siempre mi padre Santiago Bustamante Torres), y por lo general las pagadoras somos nosotras.
A por cierto se me había pasado tengo dos lindas y a veces irritantes hermanas. La mediana Graciela y la menor Catalina, ellas dos forman otra parte fundamental e irremplazable en mi vida, las amo y las protegeré hasta donde yo pueda. ¿Porque? Porque ellas no están solas como yo lo estuve hace ya algún tiempo; esa soledad que genero la gran mayoría de mis miedos y traumas.
A una muy corta edad 11 años, mis padres creyeron que era lo suficientemente madura como para aportar consejos en su relación de pareja, cosa que no era para nada verdad seguía siendo una niña que dentro de lo que cabe se sentía muy sola, que estaba atravesando una etapa de transición educativa. Dejando atrás amigos que con mucho trabajo logro hacer, reviviendo el miedo a estar rodeada de personas y aun así estar sola.
Por parte de mi familia materna nunca fui bajada de mensa pero con otras palabras, y ni que decir por parte de mi abuelo paterno. Siempre era yo la que hacia las cosas mal, la que ponía el ejemplo aunque ni una vez hubiese hecho de lo que me acusaban.
Este tipo de rechazo por parte de mi familia, la usencia de mis padres en mi vida. Ya que siempre estaban trabajando, provocó un miedo irracional en mi persona, pero a mi modo y de formas entre comunes y poco comunes le hice frente a todas esas sensaciones, aunque hasta la fecha no los he podido eliminar al 100% si me puedo jactar de mantenerlos a raya.
Gracias a esa soledad de la que me sentía presa, a la corta edad de 7 años comencé a experimentar con situaciones que no iban de acuerdo al tiempo que tenía que vivir, a esa edad di mi primer beso francés y de ahí en adelante me valió a quien besaba o si lo conocía de mucho tiempo, lo único que me importaba era que me gustara y que mantuviera a raya mis miedos más latentes, la soledad y el rechazo.
Gracias a eso me volví más loca y no en el aspecto de perder la cordura, más bien en el sentido de lo fácil, o libertino. Besar fue mi escape y el modo de sentirme acompañada o menos solitaria, aunque eso no evitaba que sintiera un vacío cada vez más grande en mí pecho.
Mi comportamiento empezó a ser autodestructivo, en el primer año de la secundaria comencé a meter botellitas de tequila y a fumar, lo más grave empezó cuando los problemas en mi casa se hicieron más fuertes y no se entumecían con alcohol por lo cual lo empecé a complementarlo con algo que doliera más, cortarme.
Lastimarme físicamente se volvió una salida muy efectiva pero al igual que las otras esta era temporal, hasta que lo conocí a él. Básicamente ya lo conocía aunque solo fuera de vista.
Recuerdo que fue durante la ceremonia de entrada a la secundaria, en uno de los grupos de segundo destacaba un chavo que por lo que se apreciaba desde la distancia donde yo me encontraba era muy guapo aunque se veía mayor a todos los demás de su grupo, pero muy inalcanzable para mí. Mi autoestima no estaba muy bien plantada así que nunca me imaginé ni siquiera acercándome a él.
Pero él se atrevió a llegar a mí para cambiar las cosas, esa época libertina y alcohólica fue sustituida por él. Recordarlo me da nostalgia; como a los tres meses de haber iniciado clases yo me encontraba en clase de química con la profesora Yazmin- cabe aclarar que no era mi profesora favorita- ni yo su mejor alumna, por lo tanto me costaba mucho trabajo que me diera permiso de salir del salón bajo ninguna circunstancia.
Y para mi mala fortuna ese día estaba lloviendo, había tomado mucha agua en el receso y a causa de eso me andaba mucho de la pis, le solicite el permiso para ir al sanitario 3 veces y las mismas que me lo negó, así que me salí aun sin la autorización.
Corriendo más de lo que estaba acostumbrada me dirigía al baño pero un suelo mojado y un chico muy guapo caminando distraído de frente a mí, no fueron la mejor combinación aunque pensándolo mejor posiblemente sí. Al querer frenar para no chocar con aquel chico derrape y fui a dar de nalgas al suelo quedando en automático estática por la preocupación, de que al moverme pudiera causar que mi vejiga no resistiera más.
Aguantándose la risa e intentando ser educado el chico expreso su preocupación:
Estas bien?- pregunto-Te puedo ayudar?- El que se estuviera aguantando la risa me hizo sentir apenada y a la vez muy enfadada.
Si, gracias estoy bien.- Respondí recelosa ya que para mí baja autoestima y confianza en los demás él se estaba burlando de mí.
En verdad? Déjame que te ayude- dijo inclinándose para extenderme su mano libre y ayudarme a levantar.
No, déjame yo sola puedo, tú sigue tu camino para que te puedas reír a gusto yo me levanto en un momento.
Él, ante mi actitud se quedó con cara de póker sin saber el porqué de mi reacción, aunque no negando lo de sus ganas de reírse de mi caída, admitámoslo de no haber sido él la persona con la que me hubiese topado hasta yo me habría reído.
Aun con mi actitud grosera no se dio por vencido e insistió con ayudarme a levantar.
Ven en verdad dame la mano te ayudo, no seas terca que se te están mojando las pompis y te vas a enfermar. A todo esto, a dónde ibas?, parecía que llevabas prisa.
A ningún lado ya vete yo sola puedo- respondí.
A decir verdad, no sé por qué le conteste tan feo en aquella ocasión, bueno a lo mejor estaba ocupando esa actitud como una barrera defensiva. Ya que según yo solamente le servía a chavos, así como motivo de risa, y no lo pensaba permitir.
Nada más levántate entonces, si me voy dejándote en el suelo me sentiré mal y donde quedara mi educación- respondió molesto a casusa de mis malos modos- anda ya levántate por favor Bustamante.
En ese momento me descoloque ya que hasta donde yo recordaba nunca le había dado mi nombre y mucho menos pensé que me conociera.
Está bien ya me levanto pero ayúdame- le extendí la mano, si, lo sé, yo y mi hermosa inestabilidad. Ya parecía hasta bipolar.
Pero me agrado mucho que él ni se inmuto ante mi cambio de parecer, aunque si obtuve de regalo una sonrisa de suficiencia, Dios no era justo, como me ponía enfrente al chico más guapo que había visto en mi vida, pero que estaba muy segura nunca se fijaría en mí. De repente sentí su mano en el hombro.
¿Si me dejarás ayudarte?, o ese es tu nuevo lugar favorito en la escuela-dijo burlonamente- No, ya enserio dame tu mano te ayudo, exactamente no sé a dónde te dirigías, pero parecía que llevabas mucha prisa.
Está bien ya deja de burlarte y ayúdame-dije indignada ante su burla-pero rápido por favor que aquí va a ocurrir un accidente.
Me quede muda al percatarme de lo que salió de mi boca, prácticamente le había dejado claro que me andaba del baño y que todo podía resultar en un accidente monumental si no me daba prisa. Y si por alguna razón él cumplía con la creencia de que si es guapo está peleado con ser inteligente, se terminaría dando cuenta cuando cruzara el pateo a toda la velocidad que tengo en dirección a los baños.
Oh, Dios que pena! Fue lo que pensé en ese momento, pero la verdad ya no había marcha atrás, por la expresión en su rostro me percate que sí, el aparte de guapo era inteligente y si capto la dirección de mis palabras y a que accidente me refería.
Pues entonces apúrale, en buen plan si es tan urgente tu asunto y no te puedes mover te cargo para que no te arriesgues más- en automático y solo con unos ligeros movimientos de mi cabeza di la negativa a lo que podía convertirse en el acto más vergonzoso de mi vida-bueno la verdad no me importa, hare que llegues con tu dignidad intacta. Agárrate bien, sé que no es mucho el camino, pero no te vayas a caer - si, como se imaginaran le valió mi negativa y para ese momento ya estaba montada en la espalda del chico de los sueños de casi toda la escuela.
¡Bájame ya! Por favor bájame, ya llegamos no hagas que me avergüence más. ¿O qué? ¿Piensas meterme cargando hasta el cubículo del sanitario?, por favor me bajas? -no sé por qué pero de cierto forma me sentí en la necesidad de rogarle para que me bajara.
¿Está bien está bien ya no chilles-dijo con gesto burlón, de que le servía ser tan guapo si era tan grosero?, burlón y todo.
En el preciso momento en que puse los pies en el suelo salí disparada al interior de los baños, una vez en el interior ya fui capaz de aceptar que él tuvo razón y que de no ser por su ayuda no habría llegado al sanitario a tiempo, los pocos segundos que pase en su espalda me sirvieron para juntar la fuerza de retención en mi vejiga y así poder llegar a la taza del baño a sentarme.
Ya más relajada y habiendo hecho mis necesidades, me disponía a lavarme las manos cuando vi que ahí seguía él. La verdad no entendía el porqué de que me estuviera esperando, aunque tampoco quise creerme mucho al pensar que realmente era yo la razón de que siguiera ahí. Bueno eso hasta que se percató de mi presencia y ya con un gesto entre amable y curioso me volteo a ver y me sonrió.
Hasta que sales-me dijo-pensé que te quedarías a vivir ahí a dentro, no se supone que ya casi te ganaba. Bueno, no es por eso que te esperaba, más bien lo que espero es mi recompensa; fui un buen niño y te ayude a no tener un percance bastante vergonzoso así que creo me merezco algo- en ese momento mi quijada se calló al suelo y aún más cuando lo vi acercarse, no tenía ni la más remota idea de que podría querer de mí. A no ser que hubiese escuchado lo que se hablaba de mí en la escuela.
Q_ue_q_ue…que es lo que quieres -logre pronunciar y armándome más de valor continúe-yo no te pedí que me ayudaras, es más si mal no recuerdo más bien te dije que no, así que hazte para allá estas muy cerca, me quitas oxigeno -la verdad quería sonar ruda, pero siendo honesta mi voz temblaba montones, este chico alteraba muchísimo mis nervios.
Relájate, te vez tierna y adorable, pero resulta que si eres algo salvaje y agresiva. Haber cuéntame que te han hecho para que reacciones así de mal con quien se te acerca en buen plan- el sonaba muy sincero, pero como iba a abrirle mi corazón y mente a un completo desconocido (por muy guapo que estuviera)- está bien si no me quieres platicar eso, no insistiré, pero si quiero mi recompensa. Y en este momento te hare saber qué es lo que quiero -estática, así me quede en el momento en que su rostro estuvo a escasos 10cm de mi boca casi podía jurar que me pensaba besar, a como estaba reaccionando mi cuerpo no creo que hubiese hecho nada para evitarlo. Pero no lo hizo, en cambio desvió su boca hasta casi pegarla a mi oído y pronuncio lentamente - dime tu nombre.
Esperanza –conteste en automático, algo abrumada por el deseo que había surgido en mí.
¿Edad?
12años
Te vez más grande-ese pequeño comentario me hizo desaturdirme de su encanto y lo pude empujar
Quítate tengo que regresar a clases, si tu no quieres estudiar es tu problema, porque yo si- y después de eso me eche a correr de regreso a mi salón, ¡¡¡no sin antes voltear a verlo –gracias!! -grite- La educación, ante todo.
Toda la tarde después de ese encuentro transcurrió en un borrón, besos clases y el rumor de que se vio a un tal Ramiro muy cariñoso con una niña y que no entendían como ahora hubiese puesto los ojos en ese tipo de chica siendo que el año pasado estaba saliendo con Jaqueline. La verdad un rumor que ni me va ni me viene.
O eso pensé hasta que llegó la hora de la salida y el mismo chico guapo de más temprano se me acerco corriendo, cuando estuvo a pocos metros ahora si grito mi nombre.
Esperanza, espérame -yo por mi parte me hice la que no escuchaba nada.
Bustamante, si te llamas Esperanza verdad? ¿No es a ti a la que le está gritando Ramiro?, yo que tu no me daría mi taco y mucho menos con ese tipo de chicos -eso me dijo una compañera del salón, creo que se llama Pamela.
Y en ese momento me cayó el veinte la niña que vieron con Ramiro era yo, gracias a esa conclusión y a esos rumores ahora ya sabía el nombre de aquel chico.
¿Esperanza porque me ignoras? Ternuritaaa.-dijo, y eso me hizo parar en seco.
¿Como me dijiste? -ahora la que se estaba acercando a paso veloz era yo, me molestaba de sobremanera que me dijeran cosas tiernas o adorables - tengo un nombre y te lo sabes. Si no te hago caso es porque no me interesa relacionarme contigo, solo unos minutos hablando contigo y ya estoy en rumores, sabes otra cosa que me molesta y me cae en el hígado. - la verdad tenía una cara de asombro, estaba como atónito y sacado de onda.
¿Qué es? -respondió aun con todo lo que reflejaba su rostro su voz sonó impasible.
Odio en sobremanera que me comparen, aún más que lo estén haciendo solo por verme cruzar unas cuantas palabras contigo, hazme un favor. Ve y molesta a Jaqueline, creo que a todos en la escuela les gusta ella para ti.
Ok, sé que ese comentario no quedaba, pero en verdad en ese momento estaba bastante sulfurada para pensar en lo que decía. Yo no tenía ni la más remota idea de cómo y por qué habían terminado, si el la lastimo a ella o a la inversa. Aunque tampoco tiene por qué importarme.
Está bien, ese fue un golpe bajo. Pero la verdad a mí me vale lo que le guste a toda la escuela, si a mí ella ya no me gusta y ahora quiero conocer a otra chica, es muy mi problema. ¿Ok? -eso sí daba miedo, era un tono decidido, pero por primera vez autoritario y agresivo, creo que eso de Jaqueline era un punto medio sensible.
Ok, pero eso no es bueno si a la otra chica no le gusta estar involucrada en habladurías
Hay Esperanza siendo sincero no me interesan las habladurías, de lo contrario ahorita no me estaría involucrando con ciertas personas. Entiéndelo si a mí me causa curiosidad o si me propongo conocer a la gente me vale que el mundo ruede o que la escuela arda, yo los voy a conocer -para ser sincera ese discurso me impacto y me dejo sin palabras momentáneamente.
Pero… que puede causarte curiosidad acerca de mí, niña promedio, obviamente más chica que tú, gordita, calificaciones normales pegándole a malas. Entonces no entiendo que puedo tener de especial.
Ahí si tienes un punto a tu favor, lo que se puede notar a simple vista es todo lo que describiste. Pero yo quiero ver más al fondo -en voz baja pronuncio lo siguiente- quiero conocer el porqué de tu mirada inquieta, de tus hermosos ojos tristes, de tu actitud defensiva, quiero saber por qué huyes de mi si es raro que alguien lo haga. Eso quiero, ¿y sabes una cosa? -no me dio tiempo a responder, ya que el solo, lo hizo- que lo voy a conseguir.
Pues suerte en tu investigación, aunque no creo que averigües mucho, bye. -después de eso por fin me permitió alejarme. En verdad que hablar con él era algo hipnótico y no solo por lo guapo sino por todo en general, su físico, su voz, sus palabras, su esencia y algo que no sabía describir en sus ojos; parecía tener más dolor que el que yo guardaba en mí.
Esa noche se me hizo eterna, anhelaba la llegada del día siguiente; queriéndome hacer la occisa que según no sabía porque quería con tantas ansias que la noche durara minutos y mi mañana fueran solo 2hrs. En verdad que quería la llegada de mis clases, estar en la secundaria, y ya siendo súper sincera conmigo quería ver al hermoso chico que pedía una oportunidad para descifrarme.
Por fin después de lo que pareció una eternidad, ya era un día nuevo realice mis actividades normales, mi quehacer bañarme y hacerme mensa en el sillón viendo programas tontos. Aunque como ya es mi costumbre me gano el tiempo y llego antes mi abuelo por mí.
Aunque parecía que iba a llegar tarde, no fue así y llegue con el tiempo suficiente como para fumarme mi cigarro semanal (Ramiro me estresaba y mis padres aún más).
Así pasaron los días hasta cumplir una semana y yo fiel a mi palabra sacándole la vuelta para evitar conversaciones con él, era súper divertido o entretenido. No sé por qué pero parecía que a cualquier lado que iba él estaba ahí, eso no era normal ya que no coincidíamos en grados; hacer educación física fue un suplicio, las semanas anteriores a que Ramiro se interesara en mí no habían sido tan pesadas, no sentía tanta pena de hacer educación física como lo indicaba el profesor (sin el pans, solo el short).
Pero una vez que este hombre empezó a aparecer por mis clases todo cambio, no entiendo por qué, que vio, no creía que hubiese visto todo lo que dijo. Porque en todo caso me estaría leyendo como libro abierto. Y eso no sería bueno, significaba que mis barreras defensivas Ramiro las saltaba a su gusto lo que a su vez significaba que quedaba súper vulnerable ante él y eso no lo permitiría.
Jajaja, o eso pensé en aquel tiempo ilusamente, sin siquiera imaginar lo que este chico vendría a hacer y a evitar en mi vida.
El viernes de la siguiente semana todo era un caos y quien sabe porque, ni en la cafetería se podía comprar nada, para ese entonces ya llevábamos casi 4 meses de clases y Ramiro casi 2 semanas persiguiéndome e invitándome cosas que realmente quería; pero que no iba a aceptar. Hasta ese día todo se juntó, yo tenía hambre Nikky e Issa también, estábamos peleando por acercarnos y cada que intentábamos estar un poco más cerca salíamos un tanto lastimadas entre codazos, pero eso no iba a lograr que me rindiera. Yo tenía que sacar algo para mis amigas y para mí, por primera vez en 2 semanas de semi acoso di gracias por encontrarme con mi guapísimo y terco Ramiro, el me escucho y ya me estaba tendiendo unas frituras de chipotle, ya abusando de su amabilidad le pedí algo más para las chicas. A los pocos minutos ya tenía todo, así que me di la vuelta y me dispuse a irme con mis amigas.
Pero como era de esperar una manota me retuvo.
Ni un gracias, aunque arriesgue mi vida para que tú y tus amigas tuvieran algo de comer. -y si, de cierta manera tenía razón no le di un gracias y tampoco le había pagado.
Tienes toda la razón, gracias. ¿Cuánto es?
No te detuve para cobrarte, pero llevas esquivándome las últimas 2 semanas, que, ¿en verdad no podemos ser amigos?
Mira de poder si podemos -dije- pero no sé por qué siento que si me involucro contigo saldré lastimada.
Dame solo la oportunidad de conocerte no pasara de ahí -dijo, aunque no estoy segura de lo que dijo entre dientes, pero me pareció oír un- al menos no tan rápido.
No lo sé déjame pensarlo. ¿Cuánto te debo en verdad?
Nada así déjalo -si yo seguía insistiendo esto sería el cuento de nunca acabar.
¿Está bien, pero para la otra yo invito, ok?
¿No lo podías dejar en el “está bien”? ¿Para que agregarle lo demás?
Ya no te quejes tendremos otra excusa para hablar -le dije para que se fuera, sinceramente con el me sentía segura y en peligro. Las dos cosas al mismo tiempo y eso no era bonito.
Va eso me late.
Bye.
Y me fui con las chicas, Nikky, que de las tres era la más coqueta y enamoradiza no tardo en brincarme encima con su letanía de preguntas; entre ellas:
¿Ese no era Ramiro de 2°H?
¿Qué quería?
¿Te está molestando?
¿Por qué no le das el sí?
Y así una infinidad de preguntas más, ni cómo responderle a la señorita, y menos platicarle que llevaba rechazándolo y sacándole la vuelta un poco más de 2 semanas. Solo al igual que a Ramiro también le di la vuelta a mi amiga diciéndole que solo me hizo el favor de sacarnos las cosas para poder comer y le estaba agradeciendo, siendo sincera la cara de Issa era de “no te creo nada” pero no lo dijo en voz alta ya que para mí fortuna era más discreta que Nikky.
Ese día igual que todas las semanas después de receso llegaban las 4hrs de taller, que para ser clara no eran de mis favoritas; bueno como explicarles que la maestra Rosaura y yo no éramos santo de devoción mutuamente, así que no tenía ni la mínima gana de entrar al taller, pero como buena niña que soy aquella vez lo hice y así mi tarde transcurrió sin mayor novedad ni encuentro con mi príncipe tortuoso por el resto de la tarde.
Llego el jueves y al parecer ya se le había pasado el interés por mí a Ramiro, ahora quien lo buscaba y estaba al pendiente con la mirada de lo que él hacía era yo. Eso ya no era nada bueno, no sé si fuera parte de su plan que yo me empezara a interesar en él; pero si lo era está muy tonto ya que desde el primer día de escuela yo le preste atención, otra cosa muy distinta es que estuviera intentando proteger mi corazón y mi salud mental. Porque si había una cosa de la que estaba total y plenamente segura, era que el embarcarme en un enamoramiento unilateral e imposible solo terminaría lastimándome mucho.
Y aun así no podía evitar estar al pendiente de cuando su clase salía a educación física o de como se había medio distanciado de su grupito de amigos, ni de a donde se metía en receso y que siempre estaba cargando un cuadernillo de dibujo, de cierta forma se me hacía normal ya que su taller era dibujo técnico (otra cosa de la que estaba al pendiente).
Ese día por así decirlo no estaba de humor para el dichoso y aburrido taller, así que opte por saltármelo por primera vez, recuerdo que andaba caminando por los pasillos de la escuela; eso sí con bastante precaución. Pero eso no había podido evitar que estuviese caminando directo a encontrarme con Pedro el prefecto que menos me quería, menos mal, que Ramiro escondido en el cuarto de las escobas me empezó a llamar.
Hey, bonita hey hazme caso voltea -obedecí ya que la voz me resultaba familiar- al otro lado, apúrale ven te van a cachar -pero siendo sincera si andaba en las nubes por lo tanto me costó localizarlo acuclillado en aquel cuartito.
En eso y casi nada de que llegara a la esquina, Ramiro me alcanzo a jalar del brazo, segundos antes de que Pedro diera la vuelta. La verdad ni me moví, porque me encontraba muy a gustito en sus brazos, hay que aceptar no se veía muy de gimnasio, pero si contaba con unos brazos muy fuertes, un pecho y abdomen también muy firmes, sin omitir que tenía una temperatura muy agradable.
Me mantuve ahí, sentada entre sus piernas y lo que nunca le he permitido a nadie, que me tengan abrazada sosteniéndome ambas manos de lado y con la cabeza recargada en él. Cabe mencionar que desde ese momento decidí que no podría existir otro lugar al que perteneciera más que ese, pero bueno el muchacho lo tenía que echar todo a perder al abrir la boca.
Estas cómoda?-hasta ese momento caí en cuenta que no habían pasado pocos segundos, sino más bien varios minutos en los cuales no solo me había dado el lujo de quedarme acurrucada entre sus brazos, sino también de cerrar los ojos y empezar a conciliar el sueño de tan a gusto que me encontraba- no, no te muevas, por mi sigue aquí es agradable, nada mas no se vale babear -eso último fue lo que me hizo pegar un brinco fuera de su regazo.
Mira en primer lugar yo no babeo. En segundo lugar, ¿cuál cómodo?, y en tercero porque me jalaste, ósea ni en cuenta que estabas tú aquí. ¿No deberías estar en clases? -también me di cuenta de que la pregunta del final no tenía por qué haber salido de mi boca, ya que eso le hizo saber que tan informada estaba de sus horarios.
En primer lugar, nadie me lo asegura, en segundo lugar si estoy cómodo y la prueba está en que estabas a nada de quedarte bien dormida y en tercer lugar, te salve de un reporte por no estar en taller también tienes razón debería estar en clase pero al igual que tú que tendrías que estar en tu taller y no deambulando por la escuela, no quise entrar. -todo eso fue su linda respuesta.
Bueno pues gracias por ayudarme, yo ya me voy -ya estaba a punto de salir de ese reducido espacio cuando sentí su mano retener a la mía.
Yo te recomiendo que aún no salgas ya que estoy seguro por el tiempo que llevo aquí y el tiempo que llevamos hablando que está a no más de 5 min de volver a pasar por aquí, y a no ser que corras mega rápido no podrás dar la vuelta antes de que el de la suya en esta esquina -esas palabras me convencieron, ¿por qué? la verdad no sé.
¿Y qué haces aquí? -fue lo más que pude decir mientras me volvía a sentar, nada más que esta ocasión a su lado y no entre sus piernas.
Pues como ya te dije anteriormente no tenía ganas de entrar a mis últimas clases y no hay lugar más seguro que este, el conserje no viene hasta casi el final de las clases y eso se podría decir que es como 15 min antes de que terminen los talleres, un poco más un poco menos-así de fácil lo dijo, pero él ya había hecho más preguntas que yo. Así que si pensaba pasar las sig. 4hrs con él tenía que buscar algo que no me aburriera.
Ok, bueno yo ya te he respondido unas cuantas preguntas, yo aún no he cuestionado nada. ¿Puedo empezar a preguntar hoy, ahorita? -si lo se soné muy insegura en aquel tiempo, pero ni modo así era realmente.
Va suelta tus preguntas, contestare a todo.
¿Cómo te llamas?
Ramiro Covarrubias Meneses
¿En qué grupo vas?
2°H
¿Qué edad tienes?
16 años
16? ¿Porque tan grande y apenas en segundo? Yo te recomendaría ya no saltarte las clases o volverás a reprobar -fueron las conclusiones a las que llegue.
Bueno no es exactamente que este repitiendo curso por gusto o por flojo, simplemente que tuve ciertos problemas cuando quise hacer valido lo que llevaba estudiado fuera de la ciudad lo cual me orillo a repetirlo. -vaga pero una respuesta al fin, sin embargo, como soy curiosa.
¿Qué problemas, muy feos?
¿Dejémoslo en problemas va?
Bueno pues que me queda, si no quieres cumplir en que me contestarías todo.
No lo tomes por ese lado si te contestare todo excepto eso. Eso ya es más personal y aun no somos tan amigos.
¿Está bien en eso tienes razón, pero en un futuro me contaras?
Si, que bonita te vez cuando sonríes de esa forma pareces una niña pequeña llena de sueños e ilusiones. - eso me descoloco realmente
¿Qué? ¿Cómo?
Que sí. -fue su única respuesta.
¿Te gusta el dibujo?
La verdad es que no tanto, pero ninguno de los otros talleres me llamo la atención.
Bueno no lo decía por eso, lo decía por que recientemente andas con ese cuadernillo por toda la escuela. ¿Qué tanto dibujas?
Cosas que me gustan paisajes, otros dibujos, personas, etc. Pero como tal lo que es el taller no me gusta, me choca que me digan lo que tengo que hacer y lo que no.
¿Puedo ver tu cuadernillo?
No lo creo, si lo vez querrás salir corriendo -esa afirmación me saco de onda.
¿Porque habría de querer echarme a correr? Al final la imaginación es libre.
Es que hay cierta silueta que se repite mucho en los últimos dibujos, nada mas no lo tomes a mal.
Ya préstamelo no le des más vueltas. -lo dije como en vacile, pero la verdad es que estaba bastante intrigada y nerviosa.
Para mi sorpresa al abrir el cuadernillo me encontré con unos paisajes muy colorido y la verdad bastante bien hechos, otros parecían como dibujos de cuentos infantiles, había también otros hechos a puro carboncillo; eso le da un aspecto bastante profesional.
Hasta ese momento no entendía el porqué de su preocupación, bueno eso hasta que vi un dibujo de control escolar (una oficina en la secundaria), en esa oficina se podían apreciar hasta los rostros de los profesores, uno de mis favoritos el de historia, aclaremos que no por su materia más bien por su forma de ser. Pero eso no fue lo que me saco de la jugada, lo que me descuadro fue la silueta de la chica que estaba parada a un costado del escritorio del profesor Fausto (maestro de historia). No quería verme muy presuntuosa, pero en ese momento juraría que era yo, el perfil del rostro era el mío.
Emm… esta chi… no olvídalo - quise preguntar, pero me arrepentí. Tenía que confirmarlo.
Al cambiar de hoja me topé con la misma silueta, pero esta vez de espaldas. Eso no quitaba que siguiera sospechando que era yo. Nadie aparte de mi usaba la falda tan debajo de las rodillas (capricho de mi madre). Volví a cambiar de hoja, pero a partir de ahí la gran mayoría de los dibujos mostraban a la misma chica y con cada hoja que pasaba más me convencía que era yo, así que ya no pude resistir más y le pregunte.
¿Oye mira sé que será muy ególatra la pregunta, pero… porque me has estado dibujando? -pensé que en el momento en que la pregunta saliera de mi boca el me miraría con esa miradita arrogante y medio socarrona pero no lo hizo, en cambio me pregunto.
Por qué apenas te diste cuenta? - ahí si yo me quede con cara de what?- porque esa cara? Desde el primer dibujo en el que apareces es más que obvio que eres tú. ¿O dime cuantas chicas en la escuela usan la falda infinita que traes?
Bueno sí, pero no quería verme egocéntrica, capaz y si te había llamado el largo de la falda, pero y si realmente era algún tipo de historia que estuvieras inventando o algo así, alguna ilustración para un trabajo en el que la chica no exista, o yo que sé.
Mira no te quiebres la cabeza así que responderé tus preguntas no formuladas al 100%, la primera, si la chica de los dibujos eres tú, segunda, te dibujo porque me gusta tu silueta, tercera, sé que te costara más trabajo creerlo, pero me quiero acercar a ti. ¿Por qué? Por qué me intrigas me atraes de una forma poco común.
Si sé que estas muy chiquita, pero tu forma de comportarte ya no es de una chica que no hace muchos meses aun iba a la primaria. ¿Si me explico? - dijo todo esto casi sin respirar, pero a medida que hablaba mi gesto se torcía más y con esto la seguridad de sus palabras se perdía paulatinamente.
Bueno pues si tienes razón me es difícil de creer, ósea veme, ¿qué tengo yo que me haga ver mejor que las demás?, hace poquitito escuche de tu ex y para serte honesta no tengo mucho que competir con ella- para este momento me interrumpió haciéndome callar de golpe.
Lo que haya pasado entre esa chica y yo, es cosa del pasado, por otro lado, lo que te comenté hace un momento no fue como una declaración, ósea como tú lo dijiste tengo una ex reciente y no tengo muchas ganas de embarcarme en otra relación, pero eso no evita que sienta un especial y raro interés por ti.
Ante ese argumento me quedé entre apenada y desconcertada, apenada porque di por hecho que era una especie de declaración o algo así o más bien apenada por creer que yo le podía interesar de esa forma, y desconcertada ya que no me explico que puedo tener yo para causar un interés raro y especial. No soy un changuito de circo.
Ok mmm. Bueno disculpa mi conclusión apresurada. ¿Pero que tengo yo de interesante? ¿Qué tiene mi silueta de especial? No me parezco en nada a la última novia que tuviste, sí sé que me dijiste que no estás buscando tener algo conmigo. Pero anteriormente me mencionaste que mi silueta te atrae de una forma un tanto singular, o algo así.
Y no lo entiendo, mi figura no es fantástica es más dudo mucho que debajo de esta falda logres apreciar algo más que mi cadera pronunciada.
No te olvides de la curiosa insinuación de tu trasero y aunque el suéter tampoco te queda muy justo se alcanza a ver una cintura definida y un poco la curva de tus pechos. - fue su casual interrupción a lo que yo le estaba diciendo.
Lo cual me dejo con la mente en blanco y un tono sumamente rojo en la cara, ¿cómo podía decir todo eso sin inmutarse? No lo sé, pero sonó tan natural, tarde unos segundos en recobrarme del estado en el que me había atrapado después de sus palabras.
No tienes filtro, ¿verdad? Ni tampoco guardas tus pensamientos para ti mismo. No se creó que no, no quiero nada que ver contigo es un riesgo empezarte a tratar, me voy. - comencé a caminar a paso veloz- ah y gracias por ayudarme, bye - con esto me despedí.
¿Porque me iba? ¿Que estaba mal conmigo? ¿Qué podía causar este chico en mi persona? No estaba muy segura de las respuestas, ya que regularmente yo no era de las personas que huía.
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