Recuerdo perfectamente el día que lo vi entrar por la puerta de la oficina, en sus manos se notaban los nervios y su voz temblaba ligeramente y él con leves suspiros trataba de disimularlo en la entrevista, sonreí cuando vi el holluelo que se formaba en una de sus mejillas al hablar, se veía serio, centrado, astuto y directo. Muy directo.
Chocamos miradas un par de veces y juro sentir que podía ver a través de mi alma, mis problemas desnudos, mis fantasías y mis anhelos. Sonreí amable tratando de parecer profesional, pues yo tenia un compromiso y él a su amada esperándolo en casa, su verdadera dueña, sin embargo, fue inevitable no preguntarme como se sentiría tenerlo para mí, aunque fuese un juego prohibido.
^^^Hace mucho que me había perdido y esa noche salí a buscarme.^^^
Salí de la casa dando un portazo, no me importó que faltaba poco para la media noche, caminé las calles desoladas con furia mientras un remolino de pensamientos atormentaban mi cabeza como un tornado que arrasa con todo a su paso, había tenía una discusión con mi compañero de vida, Anthony. Últimamente nuestra relación había cambiado, al igual que yo, no es fácil lidiar con el temperamento de una persona completamente diferente a ti. habían días donde ni yo misma me soportaba y tener que aguantarlo se me hacia una tarea de tiempo completo un tanto complicada.
A medida que avanzaba por las calles desoladas de la ciudad me arrepentía de haberme dejado llevar por el impulso y haber salido de la seguridad de mi hogar si es que así puedo decirle, alce la mirada enfocándome en la cantidad de estrellas a penas visibles y tratando de despejar de mi mente malos pensamientos, mi abuela vivía a unas cuantas cuadras, así que mis pies parecían estar en automático mientras se dirigían ahí, a lo lejos pude distinguirlo, Anthony ya me estaba esperando en la calle donde vivía mi abuela, odiaba ser tan predecible, quise dar la vuelta y marcharme lejos, pero el empezó a caminar con velocidad hasta a mi y me abrazo, en su rostro se veía la preocupación que no note en medio de la discusión que habíamos tenido apenas hace unos minutos atrás.
- Lo siento - susurro en mi oído. - no te quiero perder - repitió las palabras que solía decirme luego de cada discusión. Yo suspire con pesadez sin devolverle el abrazo, me quede estática porque aun tenia rabia. Y él lo notó pero no me soltó. - no vuelvas hacer eso Alaia - reclamó refiriéndose a salir de casa a estas horas. - puede ser muy peligroso, ven vamos hablar - halo de mi mano nuevamente por el camino por donde él había llegado primero que yo y así me dirigí con él nuevamente hasta la casa. sentía que estaba perdida y que tan solo quería encontrarme a mi misma esa noche, pero no lo logré.
***
Al día siguiente me levante temprano como de costumbre para dirigirme al trabajo, no recuerdo en que momento me había quedado dormida anoche y tampoco recordaba en concreto que habíamos hablado, pero seguramente era más de lo mismo, nuestra relación se había enfriado hace mucho y él era el único que no quería verlo, sin embargo, yo le seguía queriendo teníamos tres años de noviazgo y seis meses de compromiso donde habíamos decidido vivir juntos para conocernos mejor antes de la boda, yo lo entendía, la perdida de sus padres fue muy dura y yo fui la única que estuve ahí con el apoyándolo en todo momento, es por eso que lo volvíamos a intentar siempre. Sus padres siempre quisieron vernos juntos y él se aferraba a la idea de que éramos el uno para el otro y que yo era lo único que é tenia. Amaba a Anthony, pero sentía que lo nuestro se estaba volviendo un tanto toxico.
Me metía a la ducha tratando de pensar en otra cosa y luego de lavar mi cuerpo decidí vestirme lo más elegante y sencilla posible, falda de tubo color piel hasta las rodillas, tacones negros y una camisa ceñida al cuerpo con escote en V del mismo color del calzado.
***
Llegué a mi lugar de trabajo, mi segundo hogar si así podría llamarlo, amaba tener el oficio como secretaria encargada de la administración y el personal, deje mis cosas sobre el escritorio y encendí el portátil para empezar con mis deberes, tenia tantas llamadas por hacer que no sabia por donde empezar.
- Alaia - saludó Micaela, una de mis compañeras de trabajo, hay un chico que se confundió y ésta en mi oficina preguntando por el nuevo puesto - me informó.
- oh si, el nuevo - afirme recordando que había un puesto disponible como vigilante y que debía de entrevistarlo hoy - hazlo venir hasta aquí por favor, disculpa la molestia Micaela.
Ella asintió con una sonrisa amable mientras salía del lugar dejando la puerta entre abierta, a los pocos minutos entró un chico moreno, su olor era embriagador sus ojos penetrantes, su buen porte escondido tras su camisa, me miro indeciso y luego cuando por fin logre concentrarme salude cordialmente, no podía negar que era un hombre atractivo, con buen aspecto para ser un simple vigilante.
- buen día - salude tratando de disimular mi interés y mi descaro al mirarlo.
- buenos días señorita - saludó serio y por un momento me arrepentí de haber olvidado mi ética profesional.
- ¿Cómo te llamas? - cuestioné un poco más informal para trata que él olvidara sus nervios.
- Elianth - dijo sonriendo. noté como un hoyuelo se formaba en una de sus mejillas. eso me derritió.
- ¿Tienes esposa e hijos? - era una pregunta poco habitual a la que tenia autorización.
- Si, tengo esposa y un hijo pequeño - dijo seguro.
Por un momento y sin razón alguna esa respuesta me entristeció.
- de acuerdo - contesté un poco más seria - empiezas desde mañana - dije para que la entrevista no se alargara más de lo debido, después de todo ya había visto su currículo.
- gracias señorita - contesto emocionado y nervioso - siempre estaré en deuda con usted - me dijo amable dedicándome otra sonrisa antes de salir de la oficina. sonrisa que se quedó rondando en mi cabeza el resto de la tarde.
^^^La costumbre es más fuerte que el amor, eso yo lo sabía bien.^^^
Verlo me ponía los nervios de punta y no sabía exactamente la razón, él solía darme una sonrisa cada vez que me veía y yo jamás se la devolvía pero luego me sentía culpable, hace una semana que había iniciado el trabajo y trataba de evitarlo a toda costa.
- Alaia - me llamó Anthony al darse cuenta de mi distracción - ¿Que te sucede? - cuestionó - te noto rara.
Negué con la cabeza para restarle importancia y dejé de pensar en ese hombre que no tenía ningún significado para mi. Yo no era de esas mujeres, siempre había estado en contra de la infidelidad y que él estuviera en mis pensamientos se sentía como una.
- ¿Y bien? - Preguntó mi prometido - aún no me has dicho que has pensado sobre mi nuevo ascenso en el trabajo.
Le sonreí tratando de parecer lo más segura posible - Estoy feliz por ti, cariño. - la verdad no lo estaba, su nuevo ascenso consistía en horas extras lo que daría como resultado un distanciamiento abismal para nuestra relación, pero tampoco quería ser la responsable de negarse a dicho oportunidad, después de todo el la estába anhelando desde hace mucho tiempo.
- ¡Lo sé! - concordó conmigo entusiasmado - Después de esto tendré el dinero que deseo para por fin casarnos e irnos de Luna de miel a las montañas - dijo emocionado mientras se iba a la sala seguramente a ver TV.
¿Las montañas? Iugh. La naturaleza no era lo mío, con mucho esfuerzo amaba el Caribe y sus playas pero las montañas ya era demasiado para mi.
Solté un suspiro y recordé que hace trece meses Anthony me había propuesto matrimonio, pero aún no habíamos podido concretar el evento y como íbamos no creía que lo hiciéramos.
Ahora la pregunta del millón era ¿Por que no simplemente lo dejaba? Suena fácil pensarlo pero no es igual hacerlo, él era mi compañero de vida desde hace un buen tiempo y la costumbre era más fuerte que cualquier otra cosa.
Relaje mi hombros y trate de concentrarme en los documentos que tenía en mi manos desde hace veinte minutos. ¿Que me estaba pasando? No había compartido más que simplementes miradas con aquel hombre y ya estaba causando un sin fin de revuelos en mi cabeza, tal vez no debí contratarlo después de todo.
Solté todo lo que tenía porque la concentración era imposible, deje los papeles a un lado de mi cama sobre el nochero y sin más me quedé dormida, esa noche tuve sueños extraños, roces de labios y gemidos lentos sobre mi oído, pero no era mi prometido.
***
Bajé del taxi nerviosa porque sabía que estaba a punto de verlo, mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho pero alcé el mentón y seguí mi camino hasta la entrada la empresa.
– Buenos días señorita – me saludó apenas entré, se encontraba en la puerta principal como de costumbre. Quise evitarlo como siempre pero volvió hablar – ¿Puedo conversar con usted? – pidió.
Me paralicé de inmediato – Buenas tardes Elianth ¿que necesitas? – pregunté apresuradamente mientras veía las manecillas del reloj.
– Me refería a solas – dijo nuevamente y por alguna razón la idea me agradó.
– ok, ven a mi oficina. – le dije moviendo mis cadera como solo yo sabía hacerlo, mientras el me seguía y seguramente veía el paisaje.
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