PRÓLOGO.

Desde que el mundo es mundo, en Italia existen cuatro poderosos bloques de las mafias más temibles del mundo, entre ellos: la Cossa Nostra en Sicilia, la Camorra en Campania, Ndrángheta en Calabria y Sacra Corona Unita en Apulia.

Cada una de estas, estaba dirigida por los líderes más brillantes del país. Personas con alto coeficiente intelectual para hacer negocios, planear desde los más grandes genocidios hasta las más impresionantes obras de caridad.

Lorenzo Costello y Fabricio Bonano eran los líderes de la Cossa Nostra y la Camorra, respectivamente. Fueron amigos desde muy pequeños, por lo tanto, al asumir cada uno con su papel de líderes, decidieron unificarse para lograr aún más poder del que ya tenían. De esta forma, en un plazo de tiempo no demasiado largo, su organización habia logrado tener poder en casi el ochenta por ciento del país, quedando solamente el otro veinte por ciento en manos de Ndrángheta y Sacra Corona Unita.

Lorenzo y Fabricio eran respetados por todos los trabajadores de la organización y ¿por qué no? De otros clanes también, entre ellos estaba su más grande amigo, Aslan Rostov. El líder de la bratva o mafia roja, de Rusia.

Nosotros no hablaremos de como esas mentes brillantes dominaban el bajo mundo, hablaremos de su descendencia, de sus herederos.

Lorenzo Costello conoció a la hermosa Ariana Ricci. Ambos tuvieron un hijo, a quien llamaron Massimo. Por otra parte, Fabricio Bonano se casó con Isabella Greco y tuvieron dos hijos: Giovanni y Camila.

Giovanni y Massimo nacieron al mismo tiempo, por lo cual, al momento de convertirse en padres, las dos familias más importantes de Italia, conocieron a sus ahijados. Años más tarde, nació Camila, quien también fue apadrinada por Lorenzo y Ariana.

En cuanto a Aslav Rostov se casó con una bella mujer llamada Darya, tuvo tres hijos: Luka, Illya e Ivana. Aslav y Darya fallecieron cuando su hijo mayor cumplió los dieciocho años, pasándole de inmediato el liderazgo de las Bratvas.

Esta historia está basada en ellos: Los Herederos.

Camila Bonano.

Massimo Costello.

Giovanni Bonano

Mía Brown.

Nicolás Collins.

Fabrizio Bonano.

Isabella Bonano.

Lorenzo Costello.

Ariana Costello.

CAPÍTULO 1.

Camila Bonano se habia convertido en una bella mujer de veintitrés años. Como cada día, desde que habia llegado a vivir a Londres, Inglaterra, Camila llegó a su casa cansada luego de un largo día en la universidad, el cansancio de las últimas semanas le estaba pasando factura. Pero para ella, valía la pena, ya que mientras más pronto apruebe los exámenes, regresaría a su amada Sicilia, a su hogar, con su familia.

Antes de regresar al departamento que compartía con su amiga Mía Brown, Camila pasó por Bonatello Tec, la compañía que habían fundado su padre y su padrino, para tener una tapadera para justificar su fortuna. La compañía tenía una sede en Londres, mientras que la casa central se encontraba en Sicilia. Bonatello Tec. Era la compañía número uno en el mundo en ventas y exportación de artículos tecnológicos. Era un gigante de la industria en crecimiento. Le daba empleo a miles de personas y además, cada año, los fundadores de la empresa eran los encargados de financiarle los estudios a estudiantes con buenos promedios.

Camila pasaba cada tanto por las instalaciones de la empresa para ver como marchan las cosas e informarle a su padre. Se hizo una costumbre para ella echar un vistazo a la empresa desde que estaba en Inglaterra.

Unas horas más tarde, ella llegó a su departamento, dentro del campus de la Universidad, y lo primero que vio, fue a su mejor amiga, Mía, esperándola emocionada por salir a disfrutar de una de las últimas noches de viernes que pasarían juntas.

-Hey Cami, que bueno que llegas, amiga, te tardaste.

-Hola Mía. -Dijo suspirando. -Sí, el examen de hoy fue duro y al salir de clases me di una vuelta por la empresa.

-Oye, ¿qué te parece salir por unos tragos?, olvidarnos de los exámenes y disfrutar nuestros últimos días como universitarias.

-No lo sé amiga, estoy muy cansada.

-Anda, vamos. Solo un rato ya verás.

-Bien, iremos al Lux. -exclamo Camila. -Supe que Noah Dessault abrió un “Lux” aquí en Londres.

-Oh, sí, lo he oído. Muero por ver a ese bombón americano aquí en Londres.

-Ya, deja de soñar y cámbiate antes de que me arrepienta. - Dijo Camila riendo de las ocurrencias de Mía.

Camila se decidió por un top negro sin mangas y una pollera animal print con un cinto de color negro y tacos altos del mismo color. Se maquilló y dejo su pelo suelto.

-Estas de infarto mi Cami. -Dijo Mía.

-Tú no te quedas atrás, cariño. -respondió ella.

La pelirroja habia elegido un pantalón de cuero negro, pegado a su bien formado cuerpo, una blusa Blanca con un escote hasta el ombligo, zapatos dorados y un cinto de color negro.

Una hora más tarde, las chicas llegaron a la discoteca y se dirigieron a la barra por unos tragos. Se quedaron allí sentadas por un rato mientras conversaban y luego Mía agarró a su amiga del brazo y la llevó al centro de la pista de baile.

Las chicas bailaron y se divirtieron durante gran parte de la noche. Cansada y sedienta, Camila regresó a la barra a buscar dos bebidas, una para ella y otra para su amiga.

Al darse la vuelta, un hombre muy borracho la tomó por la cintura.

-¿Bailas preciosa? - pregunto, apretando su agarre.

-No señor. Disculpe, pero me están esperando.

-Vamos, no te hagas rogar. -Dijo el hombre acorralando a la chica.

-Señor, por favor, le pediré amablemente que se aleje. No quiero armar un escándalo.

-Te ha dicho que la sueltes. -Dijo una voz masculina y predominante, a espaldas del hombre.

De un momento a otro, el hombre se puso pálido y se alejó de la chica corriendo, revelando la identidad de su salvador:

Giovanni Bonano.

-¿Giovanni? ¿Tú? ¿Qué haces aquí?

-¿Es esa la forma en la cual recibes a tu hermano mayor? -pregunto el chico en un perfecto italiano, mientras guardaba su arma nuevamente en la cintura de su pantalón.

Camila abrazó a su hermano con fuerza.

-Te extrañé demasiado. -Le dice ella, respondiéndole en italiano.

-Mírate nada más. Estás preciosa. Cada día te pareces más a mí. -exclamo el chico, sonriéndole con ternura.

Camila sonrió ante el comentario de su hermano, hacía un año que no lo veía, si bien hablaban diariamente por teléfono, no era lo mismo.

Giovanni era un hombre alto, delgado, pero con un cuerpo bien trabajado. Tenía el pelo negro y los ojos oscuros. Para él, no habia persona más importante que su pequeña hermana. Era la única persona, además de su mejor amigo Massimo, a la cual le demostraba toda su vulnerabilidad. La protegía como su más preciado tesoro, sobre todo después de su infancia trágica.

-¿Qué te trae por aquí? - pregunto ella.

-Negocios, ya sabes. Debo resolver unos asuntos en la empresa.

-Mañana hablaremos de eso. -Dijo ella. -Hay cosas que quiero contarte también, pero ahora, quiero presentarte a alguien.

Giovanni asintió, y Camila se dirigió hacia su amiga.

-Amiga mía. Te presento a Giovanni Bonano, mi hermano. Giovanni, ella es Mía Brown, mi mejor amiga.

-Piacere di conoscerti. -exclamo Giovanni.

Mía sonrió extendiendo su mano. Mientras, se acercaba al oído de su amiga y le susurro:

-¿Qué dijo? -pregunto, confundida.

Camila río ante la pregunta de su amiga.

-Que está encantado de conocerte. -Tradujo al inglés.

-Oh, claro. El gusto es mío. -Respondió ella.

-¿Dónde te estás quedando Gio? - pregunto Camila curiosa.

-En mi Penthouse. Ya sabes. Me gustan las comodidades. Además, no he venido solo.

-¿Y con quién has venido? -pregunto Mía curiosa.

-Con su tonto y arrogante mejor amigo: Massimo Costello. -Respondió Camila fijando la mirada detrás de Mía.

CAPÍTULO 2.

Mía se giró sobre sus talones siguiendo la vista de su amiga y pudo observar a un hombre alto, musculoso, con muchos tatuajes, unos preciosos ojos de color miel, una cara perfecta y su mandíbula bien perfilada.

Permanecía serio, parado sobre la barandilla del segundo piso del lugar mientras observaba meticulosamente el lugar. Camila lo conocía bien, sabia que estaba buscando posibles amenazas. Massimo era el hombre más sanguinario que conocía. No tenía problemas para asesinar a sangre fría. Era un as de la tortura.

-Ay, mi Cami, este hombre no puede ser humano. -Exclamo Mía, quien lo miraba de arriba abajo, admirando la figura de aquel Dios italiano.

-Bueno, en eso tienes razón. -Exclamo Camila.

Sin embargo, Mía ya no escuchaba a su amiga, más bien estaba concentrada en el hombre que tenía enfrente. En Giovanni, quien al contrario, hacía exactamente lo mismo que su mejor amigo. Analizaba el sitio en busca de peligro. Camila sonrió divertida.

-Oye, ¿Sabes que él es mi hermano verdad? -exclamo Camila.

-Claro que sí tonta. Solo que es muy bello. - Respondió Mía.

Camila se echó a reír.

-Será mejor que nos vayamos, mañana veré a mi hermano y me pondré al día con él.

-Claro. -Respondió Mía.

Camila se despidió de su hermano quedando en verse al otro día y salió del club con su amiga.

*****

Eran las 10 a.m. cuando Camila llegó al pH de su hermano. Toco el timbre dos veces hasta que abrieron su puerta.

-¿Camila? Cuanto tiempo ha pasado. -exclamo Massimo sorprendido, deletreando ese perfecto idioma italiano.

Camila quedó tiesa en su lugar, ante ella estaba su más grande tortura. Solo llevaba puesta una toalla alrededor de su cintura, mientras que unas pequeñas gotas de agua caían desde su cabello hacia su cuerpo.

-Lamento haber demorado, estaba en la ducha y no tenemos empleada. - Volvió a hablar él.

-Oh, claro. Yo… Vengo a ver a Giovanni. -exclamo ella, nerviosa.

-Pasa, aún no ha bajado, pero no debe tardar.

La chica asintió y entró a la casa.

-Hace mucho tiempo no te veía. -Dijo él.

-Casi tres años. -Respondió la chica.

Giovanni ingresó a la sala interrumpiendo la conversación.

-Piccola (Pequeña).

-Giovanni. -Dijo ella, abrazando a su hermano.

-Iré a vestirme. -Dijo Massimo dejándonos a solas.

-¿Me dirás que hacen aquí? - hablo ella, mientras tomaba asiento en el sofá que se encontraba en el centro de la sala.

Giovanni suspiró, sabía que no podía ocultarle nada a su hermana y ella, como la tercera heredera, tenía el derecho a saber lo que ocurría.

-La razón por la que vinimos a Londres es porque hemos notado movimientos extraños en las cuentas de la compañía y ya sabes como son nuestros padres, nos enviaron aquí a corroborarlo, ya que hace tiempo desconfían de Alonso. -exclamo él.

-Oh, ese viejo tonto. -exclamo Camila suspirando. -Sabía que papá no debía confiar en el cuándo lo puso al frente de la compañía. De todas formas he estado pasando todos los días para asegurarme de que todo esté marchando bien.

-¿Y qué has notado? - pregunto Giovanni sirviéndose un trago de Whisky.

-¿No crees que es muy temprano para beber? -pregunto Camila, observándolo sorprendida.

-Considero que el tiempo es una construcción social. -exclamo bebiéndose el contenido del vaso de un sorbo. -Por favor continua.

-Más allá de las quejas de las empleadas por ser acosadas por su jefe, nada más. -Dijo Camila, hablando con sarcasmo.

-Ese viejo asqueroso. -exclamo él. -Me enfurece que haya hombres que hagan ese tipo de cosas.

-Créeme, he estado haciendo lo posible para ayudar a las muchachas, pero ya sabes, la última palabra la tienen papá y Lorenzo y yo no quiero contradecirlos.

-Haces bien Cami. Lo arreglaremos y volveremos a Italia. Estoy seguro de que papa y nuestro padrino harán lo correcto.

Camila sonrió. Extrañaba mucho a su familia y a su querida Italia.

-Oye… ¿Tus amigos saben algo acerca de nuestro negocio?

-Claro que no. Suponen que soy la hija y ahijada de los dueños de Bonatello Tec, los cuales poseen una gran fortuna. Soy su heredera y por ese motivo mi padre envía guardaespaldas que piensa que no noto para cuidarme las espaldas.

-Sabes como funciona esto. -Dijo Giovanni sonriendo. -Papa se ha encargado de que estos años en los que viviste aquí, puedas llevar una vida tranquila sin necesidad de mirar en cada esquina antes de ir a algún lugar.

-De todas formas lo hago. -Dijo Camila. -Sabes que esta vida nunca te deja escapar.