I
La tormenta caía con sus rayos y truenos sobre la ciudad con fuerza en medio de la noche sombría. Pero a lo que más temían los habitantes de esa ciudad no era a los truenos ni a los rayos sino a Scarlet Demon que asechaba por esos lugares en busca de nuevas víctimas. Sus pasos retumbaban produciendo ecos estruendosos que herizaban los bellos de la nuca del más valiente.
Había ido en busca de alguien en concreto esa noche tormentosa, esa noche oscura se llevaría al hijo de alguien que no pudo pagar su deuda al amo de Scarlet Demon y ahora debería ceder a su primogénito como pago. Incluso el mismo amo no despertaba el terror en sus súbditos como lo hacía él, su sola presencia ocasionaba escalofríos a todo ser vivo. No se esperaba nada bueno cuando ese ser de las sombras hacía su aparición.
El carruaje se detuvo frente a una humilde casa oscura, la puerta se abrió sola para dejar salir a un hombre vestido de negro con una capa con capucha roja que le ocultaba sus facciones. Sin titubear se dirigió hacia la vivienda, sujetó el pomo de la puerta y tras emplear sus sobrenaturales poderes inutilizó la cerradura .
La puerta se abría ante él sin problemas dejándole libre el camino, una espesa niebla oscura y densa penetró en la vivienda oscureciéndolo todo más de lo que ya estaba. Scarlett Demon entró sin vacilar a la pobre morada; sabia dónde dirigirse. El miedo de esa familia era palpable y él podía leerlo en sus mentes.
Se adentró escaleras arriba en absoluto silencio seguido por un subordinado suyo y sin detenerse se dirigió a la única puerta donde se encontraba lo que había ido a buscar. Abrió sin problemas el cerrojo y la puerta lo dejó pasar, un rayo iluminó la habitación en ese preciso instante dejándolo ver los horrorizados rostros de quienes se ocultaban allí. La familia solo pudo verlos ojos turquesas de quien llegaba a arrebatarles parte de ellos mismos. Scarlett Demon podía ver perfectamente en la oscuridad así como lo hacía en plena luz del día debido a su sobrenatural e inmortal raza.
El muchacho que él había ido a buscar tenía unos doce años de edad y estaba abrazado a su madre quién a su vez abrazaba a su otro hijo también, tres años menor. El terror se reflejaba en el rostro de los tres, sus ojos verde esmeralda salían de sus órbitas al verlo llegar. La palidez de sus rostros les daba un aspecto cadavérico, sus rubios cabellos pálidos estaban pegados a sus rostros y cuellos.
El padre de esos chicos había solicitado un favor al amo de Scarlet Demon pero debía pagar algo a cambio, sin embargo este hombre recibió lo que pidió y se negó a pagarle la deuda contraída. Ahora enviaba a su brazo derecho para forzarlo a pagar y de paso darle una lección.
- Por favor - dijo el hombre saliendo de su escondite y enfrentándose al recién llegado - No se lleve a mi hijo...pagaré lo que sea ¡Lo que sea!
- El trato está cerrado - dijo el Scarlet Demon cuya voz era la de un joven muchacho alegre y jovial, opuesta a la apariencia que poseía - Además no es a mi a quien debiste convencer
- ¡Por favor! - suplicaba el hombre temblando como una hoja
- Recibiste de mi amo lo que deseabas - dijo el Scarlet Demon con crueldad - Pero te negaste a pagar el precio que tu mismo prometiste
- ¡No pude juntar lo que me pidió!- su voz suplicante se quebró
- Ya no es necesario que entregues el precio prometido - dijo el recién llegado - Porque ahora mi amo centró su atención en tu hijo mayor
- ¡No!
- Una cosa más - Scarlet Demon sujetó al hombre del cuello y lo levantó - Tu hijo mayor no alcanza como pago - los ojos del hombre se abrieron como platos al oir aquello - Tambien se requiere tu vida - diciendo eso le quebró el cuello . El cuerpo sin vida del hombre fue arrojado al suelo cerca de su esposa e hijos quienes gritaron de horror al ver aquello.
Sin decir nada más Scarlet Demon se acercó a ellos, sujetó sin esfuerzo alguno al muchacho y lo arrastró lejos de su madre y hermano. El llanto y los gritos de aquella familia que acababa de destruir no conmovieron lo conmovieron ya que se alejó escaleras abajo envuelto en su oscura y densa niebla llevándose consigo al muchacho quien pataleaba y lanzaba puñetazos a su secuestrador sin conseguir nada.
Scarlett Demon arrojó al muchacho al interior del carruaje y luego subió él; instantes después este se alejaba en medio de la noche y la tormenta. En el interior del vehículo el prisionero intentaba abrir las puertas para salir pero le resultaba imposible de lograr. Tranquilamente su secuestrador miraba por una de las ventanas sin hacer nada para evitar que el muchacho se mueva:
- ¿A dónde me lleva? - decía el prisionero entre lágrimas - ¡Déjeme salir!
Como el otro nada decía ni siquiera se movía el muchacho intentó forzar las puertas sin conseguirlo, cuando supo que todo intento de escape era inútil y las fuerzas se extinguieron se rindió. Sentado en uno de los asientos de frente a su secuestrador lo miró en silencio llorando.
- ¿Qué van a hacerme?
El carruaje se detuvo súbitamente y el muchacho volvió a temblar, recién su secuestrador lo miró con intensos ojos turquesas consiguiendo que el miedo lo supere al punto de llorar con fuerzas. La puerta se abrió sola y Scarlet Demon sujetó al niño en silencio y lo arrastró fuera del vehículo. Ignorando aquellas suplicas lo fue adentrando en un oscuro y tenebroso castillo envuelto por la niebla densa. Luego de caminar y doblar y seguir avanzando y volver a doblar durante un par de minutos el niño fue arrojado al duro y frío suelo por su secuestrador. Una débil luz iluminó parte del recinto mientras el prisionero se incorporaba:
- Bienvenido jovencito - escuchó decir a una desconocida voz masculina - Desde este instante serás parte de mis fieles súbditos
- ¿Quién eres? - preguntó el niño siguiendo la dirección de la voz
- Mi nombre es Erik - el aludido se detuvo en la escasa luz que iluminaba parte de su rostro para que el prisionero pudiese verlo - Y desde hoy seré tu amo - un nuevo rayo cayó del cielo iluminándolo todo por unos segundos. La espectral imagen de Erik ocasionó en el prisionero mucho más terror del que sintió por Scarlet Demon y lanzó un espeluznante grito de horror que retumbó en todo el castillo. Corría el sigloXVIII a principios del mismo.
II
Ethan despertó con el grito de aquel niño de doce años aún resonando en su cabeza, sudaba por cada poro de su piel. Estaba tan agitado como si hubiese corrido una maratón, fuera aún no amanecía y las estrellas brillaban en el firmamento pero él no podía deleitarse con ello. No conseguía dormir ni descansar tranquilamente, de hecho hacía siglos que no podía hacerlo. Pero desde su estadía en la Prisión de los Inmortales todo cambió en él, antes podía conseguir cierta paz junto a Lionel, su gemelo, y los demás pero desde que ocurrió su encarcelamiento injusto él ya no era el mismo. La paz dejó de exisitir en su ser interior.
Las voces de todas sus victimas retumbaban en su mente, las suplicas, los llantos y los gritos de terror seguían en su interior atormentándolo continuamente sin tregua alguna. Sus ojos turquesas tenían una mirada triste y desesperada, salió de la cama ya que sabía que le resultaría imposible volver a conciliar el sueño, además no quería undirse en el mundo de los sueños porque para él aquello era regresar al mundo de las pesadillas.
Oscuridad era lo único que poseía, sombras y oscuridad. Sus días como Scarlet Demon habían acabado pero jamás tendría paz interna, nunca conseguiría el perdón de sus victimas porque estaban muertas. Todas ellas lo estaban.
Se acercó a la ventana y apoyándose en el marco de la misma contemplaba las estrellas con escasos brillos. Su cuerpo se estremeció pero no debido al frío de la noche sino a la culpabilidad que lo carcomía por dentro. Una vez más la desesperación se adueñó de su ser y volvió a entregarse al llanto. Entre espasmos susurraba al viento:
"Perdonenme...por favor...lo lamento tanto"
La ciudad despertaba de su sueño con colores y alegría al amanecer opuesta a los sentimientos que tenía Ethan en su interior. Corría el siglo XXI, principios del mismo, y aunque muchos años habían transcurrido desde que Ethan dejó de ser el espeluznante Scarlet Demon este seguía existiendo en su interior atormentándolo continuamente y sin descanso. Sin embargo había algunos seres que creían que Scarlet Demon seguía existiendo y tras albergar siglos de rencor y odio decidieron vengarse de aquel que tanto daño les ocasionó.
III
MEDIADOS DEL SIGLO XIX
El día pálido de aquel invierno no presagiaba nada bueno, se avecinaba una tormenta y el cielo la anunciaba con esas nubes densas y oscuras. El pueblo parecía un pueblo fantasma ya que sus habitantes se encontraban en sus hogares debido a la tormenta. Ninguno quería ser sorprendido por ese tipo de tormentas tan caóticas si podían evitarlo.
Solo dos personas decidieron salir sin inmutarse por el clima ya que escapaban de algo peor que la tormenta. Una pareja de jóvenes, ambos pertenecían a la raza de los vampiros energéticos, habían optado por enfrentarse a Erik el más poderoso de todos los que pertenecían a esa raza de esa zona pero no consiguieron ganarles. Y ahora fueron condenados por él. Pero no permitirían que les arrebaten la vida sin luchar, decidieron morir juntos y eso mismo harían.
Ocultarse en ese pueblo funcionó ya que pudieron vivir tranquilamente un año entero pero lamentablemente fueron encontrados y ahora estaban siendo perseguidos para ser aniquilados. ¿Qué más podían hacer que no sea escapar? Sus poderes eran inútiles en comparación con los de Erik y sus más letales súbditos.
Además estaba ese ser nefasto conocido como Scarlet Demon que era un verdadero engendro del mal sin compasión alguna. Tan solo pensar en él la muchacha desfallecía temblando como una gelatina.
- Nos matará, Scarlet Demon nos matará - decía ella blanca como el día - Pero primero nos torturará...dios mío
- Cálmate mi amor - dijo él abrazándola con fuerza - Pase lo que pase nunca nos separaremos y lo que sea que nos ocurra lo enfrentaremos juntos
Pero una risa escalofriante retumbó en el lugar envolviéndolos y herizandoles los bellos de la piel, ambos temblaban sin cesar. La niebla oscura y densa fue surgiendo de la nada y envolviéndolos no solo a ellos sino también al lugar convirtiendo aquel escenario en un sitio sombrío. Scarlett Demon apareció en medio de la niebla con su capa roja y su capucha de igual color ocultándole el rostro.
Solo veían sus ojos turquesas penetrantes
El muchacho se colocó frente de ella protegiendo a su amada con su cuerpo, aquello divirtió al recién llegado quien no iba solo. Erik apareció a su lado, la pareja lo observó paralizada del terror:
Muchachos míos - dijo divertido Erik - Podrían haberse evitado este final si hubiesen sido más sensatos
- ¡Aléjense monstruos! - rugió el joven vampiro
- La muerte no es suficiente castigo para quienes se me revelan ¿sabían? - dijo Erik - Scarlet Demon haz lo tuyo
Sin decir nada el aludido se acercó a la pareja, el joven lo atacó pero él desvió dicho ataque sin dificultad; luego lo sujetó del cuello con fuerza. La muchacha quiso ayudarlo pero Scarlet Demon la arrojó al suelo aturdida con su poder. El joven forcejeaba sin cesar para soltarse pero era inútil ya que las manos de su captor parecían grilletes de acero.
Erik le sujetó la quijada y lo forzó a mirarlo a los ojos:
- Tu vendrás conmigo a mi morada, allí me divertiré a costa tuya. Luego te haré mi esclavo. Olvidalo jovencito,resistirse es inútil. - Diciendo aquello desapareció en la oscura niebla, la joven miró y escuchó aquello horrorizada. Scarlett Demon la miró en silencio unos segundos luego dijo:
- Tu castigo será vagar por el mundo lejos de él, sin saber si tu amado está vivo o muerto.
- No...por favor...no te lo lleves... decía ella llorando sin consuelo
- Está bien mi amor, vive tú por mi ¿ de acuerdo? - le dijo él murmurando
No pudo despedirse de él y la niebla los envolvió a los dos y se los llevó. Ella quedó sola cuando la tormenta se desató, no moriría juntos tampoco soportarían las torturas juntos. Habian sido separados para siempre, la desesperación la invadió junto a la tristeza y desolación. Lanzó un alarido desgarrando el aire a todo pulmón. Sus oscuros cabellos se pegaron a su cuerpo y sus celestes ojos se empañaron por completo perdiendo la alegría.
IV
El castillo estaba a oscuras aquella noche de invierno, las estrellas desaparecieron del firmamento dejando la noche ciega sin la luna ni luz debido a esa densa nube que la tapó. La familia habitante de aquella pequeña fortaleza tenia una fama legendaria, vampiros energéticos puros desde sus nacimientos, seres inmortales y poderosos que a pesar de tenerlo todo nunca dañaron a nadie. Jamás se alimentaron de los humanos en ningún sentido sino de animales y de la naturaleza misma protegiendo asi la aldea ubicada al pie de la colina donde se situaba su hogar.
Se mesclaban entre los humanos haciéndose pasar por nobles y solitarios aristócratas y nunca nadie sospechó de ellos. Pero cuando Erik puso sus ojos en ese sector lo primero que hizo fue entrevistarse con el jefe de la familia, no obstante solo consiguió una respuesta negativa. Aunque insistiera no lograría que se les uniera; aquello lo hizo tomar la decisión alternativa: eliminarlos de la faz del planeta.
Una vez más recurrió a su fiel súbdito "Scarlet Demon" para que ejecutase su orden:
- Matalos a casi todos - le había dicho - Deja vivo al más pequeño como escarmiento para los demás, que el jefe de esa familia sepa que su preciado pequeño queda solo en el mundo. Desamparado y a su propia suerte
Sin una sola palabra por su parte, Scarlet Demon salió de la morada de Erik para ejecutar el pedido de su amo. Le resultó fácil llegar a destino, la niebla envolvió el castillo completamente y él junto a sus únicos poderes desintegró la defensa del lugar. Los hubo tomado por sorpresa y eso jugó a su favor; sus pasos retumbaron en el castillo y a media que iba adentrándose caía sin vida al suelo algún miembro de esa prestigiosa familia de vampiros.
Cuando solo quedaba el jefe de la familia y su hijo mas pequeño de diez años de edad el recién llegado le dio el mensaje de Erik:
- Debiste haberte unido a mi amo, casi toda tu familia está muerta y tú los seguirás pronto. - La voz gélica de Scarlet Demon provocaba escalofríos en sus víctimas; el pequeño vampiro de rubios cabellos y turquesina mirada contemplaba la escena sin entender muy bien lo que sucedía pero con sumo terror - Pero no todos morirán - desvió la mirada al pequeño - El niño vivirá ¿ ves que bondadoso es mi amo al final? - el pequeño temblaba como gelatina mientras lloraba - Tu hijo menor quedará vivo y solo en este mundo, perdido a su suerte y tú no podrás hacer nada para evitarlo - diciendo eso lo mató ante los horrorizados ojos del pequeño vampiro, luego arrojó el cadáver del padre a los pies del hijo y se marchó junto con la niebla densa y oscura dejando solo el lugar y al pequeño que tiritaba y lloraba junto al cadáver de su padre.
V
Época ACTUAL
- Ethan - dijo su gemelo haciendo sonar sus dedos - ¿Sigues aquí? - el aludido contemplaba la nada. Repentinamente habia dejado de escuchar lo que su gemelo le estuvo diciendo. Nuevamente regresaron a su mente recuerdos que hubiese preferido borrar definitivamente. Ambos estaban en una confiteria disfrutando de la paz momentanea tras una ardua lucha contra una banda de vampiros que estuvo causando destrozos en la ciudad donde estaban viviendo desde hacia tres años. - ¿Me oyes? -
Su hermano se preocupaba demasiado por el. No tenía que permitir que se diera cuenta de su decadente estado de ánimo ya que solo conseguiría preocuparlo mas.
- Si, te escucho ¿Qué pasa contigo? - dijo Ethan - ¿debo mirarte fijamente todo el tiempo?
- Parecías...distante...
- ¿Será que estaba relajándome?¿Acaso no tengo derecho a hacerlo? Después de todo fueron duros de exterminar esos odiosos vampiros ¿cierto?
- Cierto - dijo Lionel sonriendo. - Nos tenemos merecidos un buen descanso
- Brindo por ello hermano - asi ambos gemelos brindaron y bebieron sus bebidas sin sospechar lo que comenzaba a tramarse en torno a ambos.
Esa noche Lionel durmió profundamente sin saber cuándo amaneció mientras que Ethan tuvo nuevamente pesadillas siniestras, sus oscuros sueños lo agitaron nuevamente. Otra vez volvía a ser el siniestro Scarlet Demon, aquel que destruía todo en nombre del vampiro energético Erik , el ser encapuchado que mato tantos inocentes y destruyo vidas felices. Y nuevamente despertaba sudando y temblando, una vez mas suplicaba perdón a la oscuridad que lo envolvía pensando en sus múltiples víctimas.
- Perdón...por favor perdónenme...perdón...- las lágrimas humedecieron su rostro y sacudieron su cuerpo - Pero...si acaso pueden oírme...perdónenme - nunca se animó a decirle la verdad sobre su pasado , sobre quién era y cómo se sentía realmente a Lionel por temor a ser despreciado por él ya que eso lo destrozaría aún más - Fuí un monstruo pero ya no más...ya no lo soy más... perdónenme por favor...perdón.
Una vez más el amanecer sorprendió a Ethan sumergido en sus más profundos pesares suplicando perdón por sus múltiples crímenes.
PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
La fortaleza de Erik siempre fue siniestra y oscura, jamás estuvo iluminada ya que era precisamente en las sombras donde él más disfrutaba al torturar a sus víctimas. Había conseguido todo cuanto se había propuesto y nadie fue lo suficientemente poderoso como para derrotarlo. Ni siquiera el famoso Scarlet Demon a quien todos temían. El vampiro sonrió con crueldad al pensar aquello, su súbdito más terrorífico tenía un preciado secreto que lo ataba a su persona.
Se dirigió a los aposentos de Scarlet Demon con esa siniestra sonrisa dibujada en su rostro; debía cerciorarse de la lealtad
de aquel súbdito tan útil. Abrió la puerta y entró en la oscura habitación, su sonrisa se esfumó ya que le gustaba tomar una expresión seria ante él. Sintió un placer intenso al verlo allí encerrado contemplando las estrellas tras los barrotes rojo y negro.
- Ethan tengo un nuevo trabajo para ti - dijo mientras sujetaba la túnica roja para luego arrojarla a la cama acercándosela a él - Debes transformarte nuevamente en Scarlet Demon - el aludido desvió la mirada de las estrellas para centrarla en él con furia - tienes que matar a más enemigos míos
- Maldito - susurró Ethan mirándolo - No pienso seguir dañando a nadie más ¿oíste? ¡No voy a destruir más vidas inocentes! - quiso atacarlo con su poder pero Erik consiguió paralizarlo empleando el terrorífico poder de su mente - ¡No…no...no me hagas esto!
- ¿Aún sigues resistiéndote Ethan? - decía Erik - ¿No comprendiste nada en todos estos siglos? ¡Es imposible escapar de mi control! ¡Jamás lograrás huir de mi! ¡Deberías saberlo ya! Volverás a ser el Scarlet Demon, asumirás esa siniestra personalidad y seguirás mis órdenes. Matarás a más enemigos míos ¿entendiste?
- No - Ethan forcejeaba para romper aquel control infernal pero le resultaba imposible conseguirlo. Erik seguía siendo alguien muy poderoso para él solo - No
Erik consiguió que Ethan se arrodillara ante él y una vez más le jure lealtad absoluta. Luego lo forzó a colocarse la túnica roja, una vez más la oscura niebla lo envolvió. Aquello era parte del poder del vampiro energético para fortalecer el control sobre su víctima y evitar que pueda huir.
Cuando hubo acabado sonrió con placer mientras contemplaba a su mejor obra maestra:
- Me perteneces Ethan, fuiste entregado por tus parientes a mi hace siglos. Nunca lo olvides.
Además Ethan era Lastey, pertenecía a una raza de inmortales que estaba en peligro de extinción y muy valiosa. Los Lastey podían destruir a cualquier inmortal incluyendo los mismos vampiros energéticos - Nunca dejaré escapar a alguien tan valioso como tú - Ethan, convertido en Scarlet Demon, salió del castillo una vez más rumbo a los desconocido para él.
La niebla y el cochero eran los únicos que sabían el destino. En aquellos momentos Ethan solo podía contemplar lo que ese monstruo hacía con su persona. Erik sabía cómo mantener a un Lastey encerrado, conocía el arma que los mataba y sus debilidades. De hecho haberlo recibido tan fácilmente fue un verdadero giro del destino que se puso a su favor. Jamás habría podido llegar a ser quien era en esos momentos ni a ser tan temido y poderoso de no haber contado con la colaboración de Ethan, Scarlet Demon.
Se dirigió a la biblioteca donde tenía las historias de las razas de inmortales , allí ocultaba además un poderoso secreto; un tesoro que llegó a sus manos un siglo atrás. Cuando haya completado el rompecabeza que ese tesoro forma podría obtener un poder superior que lo pondría sobre todas las razas inmortales.
Al menos eso decía la leyenda y él jamás creyó en tales superticiones aunque ese tesoro si que era algo extraño ya que era real, existía. Era conciente de que nunca podría obtener su poder ya que no le pertenecía “aún” pero sería capaz de manipularlo hasta hacerlo suyo, de eso si que sería capaz.
Extrajo un libro de la biblioteca y la puerta secreta se abrió, volvió a colocarlo en su lugar y la puerta se cerró no sin antes pasar él rumbo al subsuelo. A medida que iba descendiendo por las escaleras, el vampiro repetía las palabras que escuchó cuando encontró el tesoro en alta voz.
Una joya de oro y rubí descansa en el interior de un diamante hecho cofre ocultando un gran poder en su interior.
Al llegar al lugar indicado la luz sobrenatural que emanaba del interior de la joya en cuestión iluminaba el recinto completo - - Precioso - susurró Erik contemplando el objeto - Aunque desconosco muchas cosas sobre tí - extendió su brazo derecho y sintió cómo emanaba una pequeña parte del poder que encerraba ese cofre de diamante consiguiendo aplacar su sed de energía vital característica de su raza.
Los vampiros eran una raza que existieron desde tiempo remotos y se dividieron en dos categorías:
Los sanguinarios que originalmente fueron humanos pero se transformaron en vampiros al beber la sangre de estos. Tenían que beber sangre humana o de otros inmortales y ocultarse del día porque su luz los quemaba.
Los energéticos que nacieron así, debian absorver energias vitales de personas vivas. Podian andar bajo la luz del día sin problemas como asi también durante las noches. Algunos tenían el poder de controlar a otros inmortales. Se alimentaban también de lo mismo que los humanos. Eran criaturas bellas como ángeles pero mortales como demonios.
Sus largas y afiladas uñas crecían solo asi podrían absorver energía vital a diferencia de los sanguinarios cuyos colmillos eran los afilados que crecían para beber sangre fresca. Solo un energético podía matar a otro ni siquera los sanguinarios podían hacerlo, o armas mágicas especiales. Hasta que aparecieron los Lastey, criaturas inmortales y tan hermosas como los anteriores cuyos poderes les facilitaba el exterminio de otro inmortal sea cual fuere la raza a la que pertenezcan. Estos eran bondadosos y simples en el diario vivir. Combatieron durante siglos la amenaza de los vampiros en sus dos fases pero lamentablemente fueron asecinados por estos hasta llegar al presente en el cual son una raza en extinción, habiendo muy pocos lastey vivos.
Los vampiros energéticos siempre estuvieron en guerra con los vampiros sanguinarios y sus batallas les costó la vida a muchos inocentes, de hecho pueblos enteros fueron masacrados por estas razas debido a las continuas peleas. Solo cuando aparecieron los Lastey las batallas cesaron en su mayoría y los humanos pudieron vivir en paz. Fueron los Lastey quienes les enseñaron les enseñaron a los humanos a combatir a los vampiros sanguinarios y hasta matarlos ya que estos tenían la gran debilidad de la luz diurna que eran letales para ellos ya que solían quemarse y convertirse en cenizas estando aun vivos.
La enemistad entre estos dos tipos de vampiros ocasionó ruina y desgracia a los humanos pero desde la llegada de los Lastey varios vampiros de ambos tipos optaron por llevar una pasifica existencia. Erik no pertenecía a ellos menos aún al nacer con increíbles poderes mayores al resto de los de su raza entre los que se destacaban el poder controlar y manipular a otros inmortales.
Pero su execiva confianza fue su gran error, tan confiado estaba en tener al Lastey bajo su control que descuidó importantes detalles que lo llevaron al fracaso perdiendo a su mejor arma: Scarlet Demon.
II
EPOCA ACTUAL
Ethan aprovechó esa tarde en que se encontraba solo en casa para recordar los últimos días vividos como Scarlet Demon y poder sacárselo de la mente, pero resultaba una difícil tarea para él. Suspiró hondo y profundo mientras se servía un poco de café caliente ya que el invierno arrasaba con todo esa mañana.
Erik lo había tenido bajo su control durante varios siglos y él se vió forzado a destruir vidas inocentes sin cesar, matar no solo cuerpos sino también almas sin poder hacer nada para evitarlo. ¿Algún día podría descansar al fin en paz? Lo ignoraba completamente.
Recostado en el sillón de su habitación contemplaba la nieve caer y estrellarse en el cristal de la ventana mientras su mente regresaba a esa época en la que aún estaba bajo el control de ese monstruoso vampiro.
- Haría cualquier cosa con tal de remediar mi error - decía Ethan- Perdón - cerró los ojos y dejó que el pasado vuelva a su mente una vez más transportándolo a ese tiempo en el que seguía siendo el temido Scarlet Demon.
III
Aquellos ojos perforaban a Ethan desde donde se encontraban con un odio total, esos ojos celestes solo transmitían desprecio y deseos de destrucción. La nieve no conseguía enfriar más aún su congelado corazón ni empalidecer más de lo que ya estaba su semblante carente de emociones más que de odio. La mujer que lo contemplaba tenía una larga cabellera negra que llegaba a su cintura, vestía unos pantalones ajustados negros con botas y campera al tono. Las manos permanecían en los bolsillos
- Maldito seas - susurró ella mientras lo contemplaba - ¿Cómo te atreves a permanecer tan tranquilo? Voy a hacer que desesperes - sacó su celular del bolsillo y tras marcar un número aguardó unos momentos. Luego dijo - Si, es él en verdad - la mujer no dejó de mirar a Ethan desde su posición mientras hablaba por el teléfono - Scarlet Demon -
Luego colgó y guardó el celular nuevamente en su bolsillo, dedicó unos cuántos minutos mas a contemplar al ser que odió durante todos esos años. Scarlett Demon.
- Disfruta de estos últimos instantes de paz porque muy pronto sentirás desesperación total - murmurando esto la mujer, que pertenecía a la raza de los vampiros energéticos se alejó del lugar. La tormenta de nieve había empeorado.
Lionel había salido aquella nevada mañana a visitar a su amigo, pero el frío era tan intenso que comenzaba a arrepentirse. Subió la calefacción del auto para entrar en calor; sentía los músculos de su cuerpo entumecidos. Tendría que haberse quedado en casa. Pero ya casi estaba llegando, era inútil renunciar ahora.
El celular sonó no bien hubo estacionado el auto, al ver el número de quién lo llamaba se sorprendió. Era su amigo Liam a quien estaba por ver:
- ¿Liam? Estoy…
- Lionel - la voz de una mujer resonó cortante - Si deseas ver con vida a tu amigo ven a su casa urgente de lo contrario morirá - luego colgó
La sangre se le heló subditamente ¿qué estaba ocurriendo? ¿Liam? ¿en peligro? Pero si no detectaba ninguna maldad cerca ¿qué era aquello?. Los de su raza podían percibir la oscuridad de cualquier persona aunque se encuentre a varios metros de distancia. Y en ésta ocasión no percibía nada. Contempló el celular y comprobó que había pasado un minuto desde que cortó, debía actuar con prisa o su amigo moriría. Aquello en verdad lo confundía.
Bajó inmediatamente del auto y se acercó a la puerta de la casa de Liam, sin golpear abrió y entró llamando a su amigo a viva voz mientras buscaba a quien efectuó la llamada.
Pero no pudo empezar a concentrarse cuando alguien le lanzó un extraño polvo azúl a la cara encegueciendolo y atontandolo al instante. Sus sentidos comenzaron a bloquearse y pronto perdió el equilibrio. Lo último que vió antes de desmayarse fueron unos zapatos de mujer tacos altos acercándose:
- Liam - murmuró antes de desmayarse.
II
La mujer que había visto a Ethan desde la vereda del frente era la misma que hizo la llamada a Lionel y quien ahora lo contemplaba dormir en el sofá del living de ese otro Lastey llamado Liam a quien le resultó tan fácil engañar y ahora dormía también junto a su amigo en el otro sofá.
Ella tenía la mirada endurecida por el tiempo y el dolor padecido, nada ni nadie la conmovía ya. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de tener su venganza. Dos hombres se detuvieron a su lado tras entrar segundos después que Lionel caía inconciente.
- Llevenlos al auto rumbo al escondite - dijo ella
- Si, señora - contestaron a coro los dos hombres y realizaron su labor en silencio y con velocidad.
Mientras el auto con los prisioneros se alejaba de allí, ella se subió al de Lionel y se dirigió a la casa de éste. Estacionó y tras bajar se dirigió a la puerta de la casa donde seguía Ethan en la misma postura en que ella, minutos atrás, lo había visto en una de las habitaciones del primer piso. Extrajo de uno de sus bolsillos un sobre y lo deslizó bajo la puerta de entrada, luego regresó al auto de Lionel y se alejó de allí. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de su guarida y lo bastante lejos de Ethan se detuvo. Sacó el celular del prisionero y marcó el número de Ethan.
- ¿Lionel? ¿qué pasa? - la voz de aquel que le ocasionó tanto dolor sonó tan nítida y clara como tiempo atrás.
- Scarlett Demon - dijo ella - Tengo a tu hermano y tu amigo. Si quieres recuperarlos tendrás que seguir las instrucciones del sobre que deslicé bajo la puerta de tu casa - luego colgó.
Sonrió felíz imaginando la desesperación de aquel nefasto ser, condujo hasta su destino y entró en la guarida desapareciendo junto con aquel auto. La primera parte del plan estaba lista, ahora tenía que aguardar y contemplar cómo se desencadenaban los hechos.
III
Ethan seguía con el celular en la mano mirándolo sin conseguir dar crédito a lo que escuchó hacia tan solo unos segundos. Lo llamaron por su antigüo nombre ¿ cómo era posible que en esta época exista todavía alguien que sepa quién era él?
Luego fue conciente del resto de la información, tenían a Lionel. ¡Lionel! ¡Tenían a su hermano! Y también a...¿Liam? Esa voz dijo "tu amigo". Habían sido capturados pero ¿por quién? ¿en qué momento? El terror comenzaba a surgir en su ser, su rostro empalideció. Guardó el celular en su bolsillo y bajó velozmente las escaleras en busca del sobre al que habían hecho alusión.
No tardó en encontrarlo, con manos temblorosas lo abrió en busca de aquello que le diese pistas sobre su paradero. Dos papeles había en el interior bien doblados, el primero era una nota que decía lo siguiente:
Scarlett Demon:
¿ Qué se siente estar al borde de la desesperación con la incertidumbre latente en tu piel?
Así vivimos durante años por tu culpa; te llevaste a nuestros seres queridos y a algunos los mataste frente nuestros ojos
mientras que a otros los secuestraste alejándolos de nuestro lado para siempre.
Pero el momento de la venganza acaba de llegar, ahora es nuestro turno de enfrentarnos a ti. Sin compasión ni consideración como tu lo hiciste tiempo atrás; tenemos a quien más quieres. Si, tardamos bastante en encontrarte.
Más aún al descubrir que tenías un gemelo ¿te imaginas cuánto nos costó identificarte? Pero lo logramos, al fin quedaste expuesto. Se acabó tu tiempo de paz y tranquilidad maldito monstruo ya que no tienes derecho a vivir feliz.
Pero la muerte no sería suficiente castigo para alguien como tu, primero te arrebataremos al único ser que evidentemente quieres “tu gemelo”. Increíble. Siendo un Lastey fuiste capaz de torturar y masacrar a tantas personas inocentes.
Pero ninguno de nosotros es como tu, te daremos pistas y hasta la oportunidad para recuperar a quien quieres.
Esto es lo que tendrás que hacer:
“deberás ir a la Montaña De La Niebla y recuperar la Llave Dorada. Luego tendrás que acudir al Recinto Oscuro y abrir la Puerta de Cristal para poder entrar al Palacio de la Luna. Una vez dentro podrás detectar la presencia de tu hermano y tendrás que llegar a él. Pero debes apurarte porque yace en el Ataúd de Diamante y allí va perdiendo poco a poco su energía vital ¿sabes lo que significa? Su vida se acabará si permanece en su interior mucho tiempo debido a que fue construido para exterminar inmortales. El Ataúd de Diamante Azul destruye lenta y dolorosamente. Tal vez cuando llegues a él sea demasiado tarde ya ¿quién sabe? Y recién entonces sabrás lo que cada uno de nosotros sentimos.
Ah…otra cosa…preparamos una sorpresa en el camino final así que ve pensando qué harás. Porque deberás elegir a quien salvar llegado el momento decisivo ya que tenemos a tu amigo Liam también, lo que él está padeciendo lo dejaremos para tu imaginación. Ya que tú eres el experto en torturas ¿cierto? Solo te diremos que no la está pasando nada bien y su vida correría peligro si sigue en nuestras manos.”
Concluída la lectura Ethan comenzó a temblar como una gelatina, los nervios se desbordaron y lanzó un furioso grito al aire mientras se arrodillaba al suelo y descargaba lágrimas de sangre. Conocía perfectamente cada uno de esos sitios mencionados en la nota y a cada objeto. No sería fácil salir con éxito de cada lugar pero Lionel…¿cómo fue posible que lo hayan atrapado tan fácilmente?
Su gemelo se arriesgó por él en el pasado al entrar a solo a la Prisión de los Inmortales con el fin de rescatarlo. Además era inocente de todo…inocente, nuevamente esa palabra solo le ocasionaba dolor y tormento.
Miró el segundo papel y vió los mapas dibujados indicando cómo llegar a cada sitio; mas valía que se apurara ya que no estaba dispuesto a dejar que su gemelo muera por su única culpa.
Entendía y hasta compartía las razones de quienes le enviaron aquel desafío pero no les permitiría dañar a Lionel.
- Es conmigo el problema - decía - Es a mi a quien quieren ver destruido
Intentó comunicarse con su gemelo mediante el poder de su mente pero fue inútil, luego buscó la manera de llegar a él mediante su conexión de gemelos. En ese momento sintió una intensa oscuridad que lo envolvía, frío y sombras. Lionel estaba en problemas, podía sentirlo y jamás lo notó tan indefenso. Peligraba.
Se incorporó inmediatamente secándose las lágrimas y se dispuso a partir. No le fallaría a Lionel ya que nada tiene que ver en todo esto. Su gemelo no forma parte de su pasado como tampoco Liam, los salvaría a los dos, estuvo tentado de llamar a Ethiel, su más leal amigo, para pedirle ayuda pero se contuvo.
Mirándose al espejo revivió aquellos oscuros tiempos.
- Es mi problema - decía a su propio reflejo - No pienso involucrar a nadie más.
Además Ethiel tenía derecho a tener un poco de paz y felicidad ya que su vida no había sido nada agradable en el pasado
- ¿En serio? - le respondió su propio reflejo que tenía la túnica con capucha roja y solo se le veía sus turquesinos ojos – Creo que tendremos que actuar en conjunto otra vez. Si es que quieres salvarlos a los dos por supuesto.
- Scarlett Demon – dijo Ethan mirándose a si mismo - ¿Por qué unirme a ti? Si todo este asunto es culpa tuya
- ¡Error! - rugió Scarlet Demon - Es Erik ¡El es quien ocasionó todo! ¡Nos tenía atrapados a los dos!
- Te deleitabas dañando
- ¡No! Soy tú y tú eres yo... Ethan
- No puedo aceptarlo y nunca lo haré
- Entonces jamás encontrarás paz en tu interior, ni conseguirás rescatarlos a tiempo. Ni a nuestro amigo ni a nuestro gemelo. No me niegues Ethan, por favor. Necesitas mi poder destructivo especial y yo tu escudo, soy parte de tu conciencia ¿no lo entiendes?
Ethan se colocó la capa roja que hubo tomado la forma de campera haciéndole juego con su pantalón y salió al frío invierno sin responderse a si mismo. Aquella era una dicotomía que seguía en su interior. Se subió a su auto y se alejó. La Montaña de la Niebla sería su primer destino y su auto solo lo llevaría hasta un determinado lugar. Pero sabía dónde dejarlo después.
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