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VICTORIA

CAPÍTULO 1

...Narrador...

Día gris, donde la lluvia es lo que prevalece y pareciera que no va acabar nunca, y por lo pronto no lo hará.

Frente a una cárcel se estaciona un auto, cuya mujer que está en el interior de este se encuentra esperando la liberación de una persona muy importante para ella. Su mejor amiga, sería liberada de ese lugar espantoso donde vivió los últimos cinco años de su vida.

Hace cinco años, su hermana del alma fue condenada por un asesinato que esta semana fue demotrado que ella no lo cometió. Fueron años de lucha para que la justicia la escuchara, y lo logró, no solo eso sino que también le demostró a esta, su inocencia.

Anna la mujer de auto. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un atado de cigarrillos, se encontraba ansiosa y la única forma de apaciguar un poco esa ansiedad era a través del cigarro.

Este reencuentro entre ambas amigas era el momento que estuvieron esperando con mucho anhelo. Un largo camino tuvo que recorrer Victoria, para ser escuchada, lo obtuvo y en un instante más será libre. Anna y Victoria son dos mujeres que se eligieron como hermanas y se acompañaron en los momentos más difíciles.

Tenía el deseo de abrazarse, y Anna de hacerla sentir cuanto la quería. Extraño a su confidente, a la única con la que podía sentir esa confianza que muy pocos te dan.

Victoria saliendo de ese espantoso sitio tendría una batalla con la cual lidiar y esa la cruel sociedad.

A las diez y diez de la mañana se abrieron las puertas de la prisión, dejando ver la silueta de una mujer saliendo a través de ella. La dama se veía demasiado delgada, su tez era pálida y su pelo que alguna vez fue corto, ahora llegaba hasta su cintura. En su mirada ya no había ni una pizca de alegría, solo la tristeza inunda esos ojos marrones que una vez brillaron con felicidad.

De la muchacha alegre, con sueños, esa que llevaba una sonrisa siempre en sus labios, a cada lugar que iba y nunca se borraba. Fue borrada. Ahora solo es un recuerdo de aquella chica.

Anna corrió al encuentro. Como si fuera solo una ráfaga de viento la envolvió en sus brazos y se fundieron en un abrazo tan esperado. Ni la misma Victoria hasta ese momento se había dado cuenta de la necesidad de abrazar a su amiga.

Duró un largo minutos, un preciado tiempo donde muchos sentimientos salieron a flote.

Al romper el abrazo, Victoria se sitio vacío.

Anna agarró en sus manos las pocas pertenencias de Vito, y las colocó en el baúl del automóvil. Su amiga se subió y se sentó en el asiento del acompañante.

—Mi preciado Vito, me invaden una cantidad de sentimiento ahora mismo que me dejan sin poder decirte todo aquello que quisiera contarte.—Anna sentía una enorme felicidad.

En el instante que Vito fue condenada, Anna nunca la abandonó. Busco hasta por debajo de las piedras la verdad, una que estaba oculta y sigue parte de ella en la oscuridad. Lo único certero que tenía era la inocencia de su amiga, pero debía demostrarlo y ella no contaba con los medios necesarios para la investigación.

—Lo se, porque a mi también me sucede lo mismo.—mira su amiga— Solo quiero y debo en este momento decirte gracias, ya que se lo que has luchado por sacarme de allí.—las dos mujeres se quedaron calladas mirándose—Nena arranca el auto y ya dejemos atrás este sitio.

Un sentimiento a Victoria la estaba comiendo por dentro y era el miedo. Una sociedad entera la juzgó y todos hablaron de ella, de la cruel forma que había matado a quien fue su suegra. Por más que ella supiera que era inocente y lo había demostrado, tardó unos largos años.

Aún sabiendo que ahora iba a tener que luchar con sus emociones y sobre todo con una sociedad donde la mirarían juzgando seguramente, temía y mucho porque no solo la agresión física hacía daño, si sólo un gesto, una mirada o simplemente una palabra podían hacer que el alma sangra.

Anna la observaba ir muy pensativa. --¿En que piensas?— Que Vito volviera a su vida de antes era imposible.

Victoria la miró por un momento —¿En que pensaba? — En que soy libre y puedo enfrentar a una sociedad con la cabeza en alto, pero debo admitir que también tengo terror, cada movimiento que haga va a ser juzgado ahora más que antes.

—Eres fuerte y podrás con ellos— suspiro—Soportaste la crueldad con la que te trataron, en ese agujero, y el abandono de tu esposo. — Si bien quería insultar a ese desgraciado, vio que apenas lo nombró y los ojos de Victoria se llenaron de más tristeza.

—¿Sabes? A veces creo que soy fuerte y muchas otras me siento tan débil. Y por favor no hablemos del hombre que se olvidó del juramento que hizo delante de Dios.  — El hombre que decía amarla, ni se permitió dudar y mucho menos movió un dedo para averiguar la verdad.

En un primer momento entendió su dolor, perder a su madre y de esa forma, era horrible. Pero ¿Por qué no dudo? ¿Por qué no la ayudó a demostrar su inocencia? Aunque hacía tiempo, ya que él se comportaba extraño.

—Pues, no hablemos de él si no lo deseas— Por el momento dejaría que su amiga tomara fuerzas, pero luego debía hablar de ese innombrable, ya que no se habían divorciado ella tendría que pedirle el divorcio, pararse frente a él y con la cabeza alta demostrarle que él solo es un mal recuerdo de su pasado.

—Ahora solo quiero ver a mi padre y hermano. — Quería abrazarlos tan fuerte y no soltarlos más.

Anna no continuó con la charla, solo asintió con la cabeza. Ya no quería abrumar más a su amiga con el pasado, se notaba que no quería hablar, no por ahora y ella esperaría hasta el momento que ella lo deseara hacer.

Treinta minutos duró el viaje, se estacionaron frente a una hermosa casa, con su frente rodeada de flores, donde había plantado un árbol de cerezo. La casa era de color blanca, se veía en el fondo del terreno, esta tenía un gran ventanal con cortinas de color beige, y de repente por detrás de esas cortinas se vio la apariencia de una sobra que  se asomó, era un joven de alrededor de 15 años, que al verla, salió disparado de la casa y corrió por el camino hacia las dos mujeres, pero al estar cerca de Victoria se lanzó en sus brazos, apretándola fuerte, tan fuerte que parecía que la rompería en cualquier momento, beso su frente.

—Bienvenida a casa hermana— El joven seguía abrazado a ella, estaba tan feliz de volver a verla, extrañaba a su hermana mayor. — No te imaginas lo que te extrañe. —Como nunca las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

—Mi pequeño, ¿Cómo has estado? — No pudo contener ya sus lágrimas y comenzaron a desparramarse por su rostro.

—Bien, entremos, allí adentro hay un hombre que desea con todo su corazón verte, abrazarte, llenarte de besos y demostraste como lo hizo durante estos años que te ama a pesar de todo los errores que podamos cometer. — Agarró su brazo y la arrastró hacia dentro de la casa.

—Papá, Papá VEN AQUÍ— Gritaba Lorenzo

Un hombre con su cabello blanco apareció en la sala, y no podía creer lo que sus ojos veían, hasta hace una semana solo la veía por un momento en aquella sala de la prisión. Su amada hija estaba ahí con él, con lágrimas en sus ojos se acercó a ella y abrazándola, le dijo cuánto la amaba, su bebé, su pequeña ya estaba de vuelta en casa.

CAPÍTULO 2

...Narra Victoria...

¿Cómo explicar todos los sentimientos y emociones que en estos días me han inundado? Si realmente lo tuviera que explicar, diría no puedo porque son muchos y están tan dentro de mí que no podría explicarlo.

No fueron los mejores días, ni mucho menos lo que esperaba. ¿Y qué esperaba? No sé, simplemente esto no era.

Mañana se cumple una semana de estar de vuelta, de respirar de nuevo ese maravilloso aire de libertad. Pero no todo es maravilloso, estoy en la calle, pero se siente como si estuviera aún encerrada.

Desde el momento en el que volví al barrio y mis vecinos notaron mi presencia, las salidas han sido horribles, sus acciones, sus murmullos cuando paso y sus miradas son juzgándome me siento en una nueva prisión.

Yo sabía que iban a hablar, pero me creía más fuerte. Debo admitir que me equivoque, escuchar los murmullos a mi espalda son como puñaladas en mi alma. “¿De verdad es inocente? ¿Cómo la dejaron libre?” Y muchas cosas más y dolorosas.

Mi querido Lolo, era un pequeño de 10 años cuando entré a prisión, y a pesar de que yo ya no vivía en casa, y nos veíamos con poca frecuencia, él me ha defendido una y otra vez desde que volví. Yo tendría que ser la que lo defendiera, le llevo 10 años, debería ser la que está preocupada por su bienestar y no al revés, o no a su edad de adolescencia.

Lolo es el que intenta que vuelva a integrame en esta sociedad, más de una vez en esta semana me ha hecho salir de casa. A pesar de estar en la adolescencia una etapa difícil para todos, él se comporta como un verdadero adulto, soporta escuchar lo que nuestros vecinos y conocidos hablan de nuestra familia.

Yo salía con él para recuperar ese tiempo perdido, ese tiempo que nos fue robado por personas maliciosas que no pueden vivir sin provocar daño.

Hoy vinimos al parque que está cerca de casa, ya está anocheciendo, el paisaje de ver como el sol va cayendo en el horizonte es increíble, deberíamos volver ya a casa.

—Lolo es hora de volver — le dije me levanté del banco en donde nos encontrábamos sentados charlando y tomando mates.

—Tienes razón, papá nos debe estar esperando para cenar. — Lolo parándose mira una vez más el lago que teníamos enfrente y comienza a caminar hacia la casa.

Cuando llegamos, como dijo lolo papá estaba esperándonos. Se encontraba colocando la mesa para la cena. Desde la puerta del comedor me quedé observando, mi hermano entró al comedor y saludó.

¿Quieren saber algo? Extrañaba esto, cuanto tiempo añore este momento. Papá como siempre nos mandó a lavarnos las manos como si fuéramos aún unos niños. Y para él supongo que seguimos siendo ese par de niños, que hacían travesuras.

Volvimos a la mesa y como en toda esta semana cenamos en familia, solo faltaba dos personas más en esta mesa para que la familia estuviera completa. Mi hermano mayor, el cual se fue de casa al cumplir la mayoría de edad, y mi madre era la otra persona que faltaba aquí, ella falleció mientras yo estaba encerrada. Un maldito cáncer le arrebató la vida.

Desearía haberme despedido de ella, haberla abrazado fuerte y que sintiera cuanto la amaba, pero no pude, no me dejaron estar cerca de ella. Y mentiría si dijera que no la necesito en este momento conmigo.

Hace días, fui a su tumba y allí fue donde tomé una de las decisiones más importantes de mi vida, creo. Debía contárselo a mi familia hoy, y también quiero revelar otro secreto que he guardado.

—Papá, Lolo deseo contarle algo. — ambos pusieron la mirada en mí— Hace unos días como saben fui a la tumba de mamá, hacía ya días que venía pensando una idea y tomé la decisión de irme. — el silencio se hizo en el comedor— Quiero vivir una vida tranquila, salir a la calle sin ser juzgada, sin escuchar los murmullos de la gente preguntándose si soy inocente realmente. — suspire— también la decisión fue tomada porque quiero contarle uno de mis más grandes secretos. Pocos días después de entrar en la cárcel, me enteré de que estaba embarazada, y tuve dos gemelos. — vi sorpresa en su mirada—Mis niños hoy tienen cuatro años y no pudieron tener una mamá presente como lo hubiera deseado, se encuentran en otro país a cargo de la única persona que podía confiar que se haría cargo de ellos y los cuidaría como propios. Quiero un futuro distinto para ellos y que no lo señalen en la calle por ser mis hijos. — ¿Cómo pude esconder este secreto de ellos? Fácil, no me dejaron recibir muchas visitas, en los primeros años.

La cara sorpresa e incredulidad de mi padre y hermano era para una fotografía y no era para menos con semejante bomba. Creo que están pensando que me he vuelto loca. Y podría ser verdad, pero, también es verdad que tengo dos hijos de cuatro años, el primer año le pedí a mis padres que dejen de ir a visitarme porque sabía lo que estaban sufriendo y como mi madre luchaba contra su cáncer, mientras su única hija estaba encerrada. Aparte de que solo eran cortos períodos y una vez al mes lo que me dejaban verlos.

Cuando mamá falleció papá comenzó a ir a visitarme de nuevo, pero eran muy pocas veces la que lo dejaban verme.

—No sé exactamente qué decir. — hablo por fin mi padre— Hija soy feliz, tengo dos nietos, pero, al mismo tiempo triste porque no lo he conocido. Y sé que estás creyendo que pensamos que esta loca, sin embargo, no sé qué lo que dices es verdad, algo dentro de mí sabía que algo estabas ocultando. — la tranquilidad con la que habla mi padre se hacía sentir— Y acepto tu decisión, debes ir por eso dos pequeños y darle esa madre que se merecen los niños y ese amor de su madre que se le fue negado por un largo tiempo, puede que te hayas perdido muchos momentos de ellos, pero, ve no pierda más momentos. —Se levantó y me abrazó— Ve por tu felicidad pequeña.

—Gracias por entenderme, papá— dije entre lágrimas— Pero, antes que me vaya a encontrar con mis pequeños debo pedirle el divorcio a Daniel, sé que me odia.  Deseo darle la libertad de este matrimonio que único bueno que trajo fueron los gemelos, todo el resto fue sufrimiento y dolor— me calle— No le diré de los niños, al menos no ahora.  Sé que suelo egoísta, y quiero ser egoísta por ahora.

Entendí el dolor de mi esposo cuando perdió a su madre, lo que no puedo entender es porque no dudo ni por un segundo de mi inocencia. Aún dolía que no hubiera creído en mí y ni se permitiera dudar de mi inocencia, capaz cuando ese dolor deje de existir en mí le diga que tenemos dos niños.

—Hija, no te sientas angustiada por tu decisión, eran muy jóvenes cuando se casaron, y aun no estando de acuerdo, vi en el que te amaba realmente y tú a él. Me hubiera gustado que esperaran un poco más, y tú terminara tu carrera universitaria, pero las cosas sucedieron de este modo y ahora debes seguir caminando hacia adelante, sin voltear. Si no está lista para decirle de ellos, entonces espera a estarlo. — ¿Será que alguna vez esté lista?

Sin embargo, escuchar esas palabras de mi padre me ponían feliz, no decepcione a mi padre. Era hora de pedir el divorcio, y que ambos podamos ser felices, y comencemos de nuevo, pero separados uno del otro.

Me tomó un par de días decidir cómo debía pedirle el divorcio al hombre que una vez ames como a nadie, lo pensé mucho y decidí hacerlo por medio de una carta.

Tome una hoja en blanco y una lapicera azul para comenzar a escribir.

...Para: Daniel Rossi...

^^^15 de septiembre^^^

Querido Daniel, seguro que estás sorprendido por recibir esta carta, te estoy escribiendo por un motivo, sé que podría llamarte o simplemente ir a verte. Pero me pareció mejor elección escribirte, el motivo por el cual lo estoy haciendo es para que firme los papeles de divorcio, y terminemos esta relación que los une de una vez y por toda, no sirve de nada seguir alargando más tiempo esto, también te voy a decir que siento mucho lo que paso con tu madre, capaz nunca nos llevamos bien, pero tampoco quería que ella tuviera aquel final, espero que algún día den con el verdadero culpable y pague por el crimen que ha cometido. Ya dicho todo me despido y en el sobre junto con la carta encontrarás los papeles de divorcio, no quiero nada, simplemente quiero darte tu libertad en esta relación y yo obtener también mi libertad para seguir mi vida.

^^^Te deseo lo mejor… Hasta siempre.^^^

...***Victoria Campos***...

Terminé de escribir la carta con un nudo en la garganta muchas emociones se removieron, tome los papeles de divorcio y los coloque junto a la carta en un sobre marrón, y lo cerré. Salí de casa con rumbo a llevar el sobre para que sea entregado lo más pronto posible.

Necesitaba poder cerrar este capítulo de mi vida por fin.

CAPÍTULO 3

...NARRADOR...

Un hombre furioso se encontraba en su oficina, revisando unos documentos que eran muy beneficiosos para su empresa, si el contrato se llegara a firmar, sin embargo, no se podía concentrar en el contrato que estaba leyendo.

Lo saca de sus pensamientos su secretaria que acaba de golpear la puerta de la oficina.

—Pasa. —le dijo

—Señor Rossi, ha llegado hace un momento un sobre para usted. —Callo, antes de decir quién era el remitente. —Él sobre viene de parte de la Señora Victoria Campos de Rossi, supuse de inmediato que el sobre debía entregarlo en sus manos. —Frida se acercó al escritorio de su jefe, y dejó encima de este el sobre.

Daniel se quedó mirando. —Ha hecho bien, señorita Frida, puede retirarse. — dejo de ver a su secretaria para poner sus ojos en el sobre que fue dejado frente de él.

Frida no contestó nada, sólo asintió con la cabeza para girarse y salir de la oficina.

Al quedar solo dudaba si debía o no abrir aquel sobre. Tardó alrededor de media hora en decidirse en abrirlo, sacó primero la carta que escribió Victoria y después los papeles de Divorcio de este. Pero, no leyó de inmediato la carta, sino que al ver los papeles del acuerdo de divorcio, algo surgió dentro de él.

¿Era odio lo que lo estaba invadiendo por dentro? Quizás.

Dejo el divorcio arriba del escritorio y agarró la carta escrita de puño y letra por la misma mujer que fue a prisión por el asesinato de su madre. La miró por un segundo antes de comenzar a leerla, leyó cada palabra plasmada en esta y al terminar, arrugó el papel y sin esperar convertido en una bolita la arrojó al tacho de basura.

—No— comenzó a reír— No seas una mujer ingenua, ¿divorciarte de mí tan fácil?, eso jamás sucederá.— se paró frente al gran ventanal de su oficina mirando a la nada sin tener un punto fijo— No pienso perder lo que es mío, y si tengo que estar toda mi vida atado a ti lo haré.— Del enojo que le produjo la situación comenzó a tirar todas las cosas de su oficina, dejándola hecha nada en solo minutos.

La secretaria que se encontraba, sentada en su escritorio, escuchaba como su jefe estaba arrojando las cosas de su oficina, y se preguntaba ¿Por qué estaba tan enojado? ¿Qué había enviado la esposa de su jefe para provocar semejante escándalo?, ella sabía que Victoria Campos era la esposa de su jefe.

Frida se debatía en sí, debía entrar e intentar calmar a su jefe o llamar a la señorita Julieta que era la novia de su jefe para que lo calmara. Así como ella sabía que su jefe estaba casado, también sabía de la existencia de su novia, como a la vez ella era su amante.

Dentro de la oficina, el hombre aún seguía tirando cosas, ya no era solo lo del escritorio, sino todo lo que encontraba en su camino. Daniel, alguna vez le dijo a Victoria que la amaba con locura y le llevó la contraria a su madre para casarse con ella. En aquel entonces se negó a casarse con Julieta, la mujer elegida por su madre, y tampoco le importaba que esa mujer fuera la hija de uno de los hombres más poderosos del país. Él tenía sus propios planes.

Nadie sabía cuáles eran sus planes.

-Madre, prometo vengarme de esa mujer malvada.- Comenzó a llorar en silencio.

Pero esas lágrimas no eran de tristeza por su madre como todos pensaría, sino de frustración por sus planes.

Un rato más tarde, se secó las últimas lágrimas y llamó a su secretaria para que limpiara el desastre que dejó. Las horas pasaron y el momento de volver a casa llegó, pero, no tenía ganas de estar en su casa en soledad. Tenía ganas de ir a un bar a beber y olvidarse de todo por un momento.

Llamó a su amigo.

-Brandon ¿Estás ocupado?

-No, ¿Qué sucede?

-Entonces nos encontramos en el bar de siempre.

-Te espero allí.- colgó la llamada.

Salió de la empresa, y se dirigió hacia el bar donde se encontraría con su amigo y de paso se pensaba emborrachar.

Al llegar al bar se encontró con que su amigo no llegó aún, pero al parecer todavía no arriba al lugar. Se quedó esperando afuera del lugar, mientras aprovecho para sacar un atado de cigarrillo del bolsillo de su saco y tomó uno de estos entres sus dedos, y lo volvió a colocar en su bolsillo el atado mientras, colocaba el cigarrillo atrapado entre sus dedos en su boca.

Brando llegó diez minutos retrasado, al ver que su amigo ya estaba en el sitio esperando por él se acercó a este, se notaba desde la distancia este algo estaba cabreado.

Los amigos se saludaron e ingresaron al bar, prometía ser una noche larga.

—¿Qué ha sucedido Daniel? Ya estaba pensado que te habías olvidado de mi, ya no me llamas para juntarnos desde lo de Victoria y  me sorprendió que de repente hoy decidieras llamarme.— Por alguna razón que Brandon no entendía hace cinco años su amigo había cortado todo contacto con él, por eso se le hacía muy raro que de repente apareciera.

— Lo sé. -- suspiro— he estado ocupado y con muchos problemas en la empresa. Y ahora no solo son los problemas de la empresa, Victoria me ha mandado los papeles de divorcio.— dijo mientras agarraba el vaso de cerveza que le dejaron en la barra hace un instante.

Brando se sorprendió se le quedó mirando y se dio cuenta porque estaba enojado su amigo. Victoria la mujer de su vida le pedía romper ese matrimonio que de repente se desmoronó.

—¿Eso te tiene de mal humor?— Aunque debían ser sinceros, desde el encierro de Victoria ese matrimonio estaba arruinado.

—No tiene el derecho de pedirme el divorcio, no después de todo lo que provocó.— cada vez se enfureció más

— Te equivocas Daniel, ella tiene todo el derecho del mundo de poner fin ya a esta relación que se terminó hace cinco años.— Suspiro— tu la hiciste pasar por un infierno en la cárcel y bien sabes que era inocente.— él siempre creyó que la esposa de su amigo era inocente.

—No, no le daré el divorcio, ella se quedará en este infierno por asesinar a mi  madre. -- Brandon miró a su amigo incrédulo de lo que escuchaba, ¿Qué paso con ese hombre que tan enamorado de su mujer? ¿Dónde quedo?

— Deberían ya separarse legalmente, tu ya dejaste de amarla. —Hace un tiempo por las revistas de chismes se enteró que ahora su amigo estaba saliendo con una mujer, y no con cualquier mujer sino con la mujer que su madre siempre había deseado para él.

—Como ya he dicho no me divorciare, primero acabaré con su vida y haré que suplique porque la mate. -- por sus ojos se dejó ver el odio que sentía— capaz en ese momento firme los papeles.

¿Qué sucedía con Daniel? Ya no era el chico que él conocía desde la niñez, sino que parecía ser otro.

—Escucha la justicia encontró a Victoria inocente, las evidencia entrada fueron contundentes, además que se pudo también demostrar que ese día ella no se encontraba en la casa y no pisó ese lugar hasta el otro día. Tardaron tanto tiempo en ver la verdad porque nadie quería escucharla y su propio esposo la dejó sola. -- suspiro— El hombre que se encontraba con ella estaba en otro país, y hasta que no regresó no supo de lo que sucedió con ella. Fue él quien logró demostrarle a todo que estaba culpando a alguien que no tenía ni la más mínima culpa. -- Él nunca creyó que la esposa de su amigo fuera una asesina, por más que la madre de este odiara a la muchacha por ser de un origen humilde. Algo muy extraño sucedió ese día, alguien que odiaba a la chica sembró la semilla de la duda y se expandió.— Seamos sincero tú deseabas que ella fuera culpable, no quisiste ver más haya de todo. Y ahora no quieres asumir que te equivocaste porque fuiste tú el que falló.

Brandon en el fondo se alegraba de que ese hombre misterioso llevará a sus abogados y abrieran de nuevo el caso de Victoria y haberla sacado de ese horrible sitio.

Agarró su cerveza y tomó un trago.

—¿Qué dices? ¿Inocente? No lo creo. -- un ataque de risa lo invadió.—Puede que yo fallara en nuestra relación, sin embargo fue primero ella la que me engaño. Como tu bien has dicho, la coartada de ella era que no se encontraba en la casa en ese momento, sino que estaba en la casa de ese misterioso hombre. Capaz no fuera la asesina pero debía estar en nuestra casa en ese momento y no en la casa de ese hombre. ME ESTABA SIENDO INFIEL— gritó Daniel

— ¿Tú quieres escuchar la verdad? ¿O pretendes que todos escuchemos lo que dices tú que es la verdad? No creo que ella fuera infiel— veía lo devota que era la esposa de su amigo con él y el brillo en la mirada cada vez que lo veía, desde lejos se podía ver cómo amaba a Daniel.

La verdad era que Daniel no sabía lo que quería escuchar, por un lado decía “amarla” y no quería que ella fuera culpable, pero por otro lado los celos lo segaron cuando le dijeron que ella estaba en la casa de un supuesto amigo que el no conocía de nada, y prefería que eso fuera mentira y fuera culpable del asesinato de su madre. Durante los años que estuvo ella en prisión se encargó que le llegara la información que él había rehecho su vida con Julieta y que era feliz, eso quería que ella viera que su vida sin ella era la mejor y hacer que le doliera, hasta le había mando foto donde estaba teniendo relaciones sexuales con su nueva novia. Pero ahora su esposa salió de aquel lugar y le estaba pidiendo el divorcio, al parecer a ella no le dolía dejarlo, pero Daniel se estaba muriendo por dentro al sentir que ella lo estaba abandonando.

En lo que le queda de la noche, Daniel no volvió a hablar con su amigo y se dedicó únicamente a beber. Eran las 3 de la madrugada cuando Daniel se disponía a irse del bar, se encontraba ya muy borracho.

—Deja que te lleve, no puedes manejar así.— Sostenía a su amigo.

—Tú tampoco puedes manejar.---Estaba más borracho que esté, pero, había tomado.

—Tienes razón, mejor llamemos a un conductor para que venga. -- Daniel solo asintió con la cabeza, y al cabo de unos minutos llegó el conductor. Brandon le entrega la llave del auto de Daniel, ya que él no había ido en auto. Daniel le da una dirección al conductor para que lo llevara y no era exactamente su casa, Brandon se sorprendió por la dirección y pensó ¿Qué pretendes hacer Daniel?

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