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Matrimonio Maldito

Capítulo 1. Traición

Marian estaba muy feliz terminando de preparar todos los detalles de su boda, la cual se iba a celebrar en una semana, ella estaba tan contenta ya que por fin su sufrimiento iba a terminar. Cuando su madre murió, su padre se casó a los pocos días con su amante y la llevó a su casa, le presentó a una niña que tenía su misma edad y le dijo que ella era su media hermana Susan y que debía ser amable con ella.

Su madrastra obligó a Marian a darle su habitación a su media hermana ya que a ella le gustaba mucho, Marian no quería darle la habitación que su madre con tanto cariño había decorado para ella, sin embargo su padre la trato de viciosa por no querer compartir sus cosas y la mandó a dormir con las sirvientas.

De la noche a la mañana Marian había perdido su lugar como señorita de la casa y se convirtió en una más de las sirvientas, su madrastra la obligaba a trabajar todo el día y cuando hacía algo mal la reñía y la golpeaba con el abanico que llevaba siempre encima, su padre siempre que veía que su hija estaba siendo maltratada le decía que era su culpa por no saber hacer nada bien, que algún día agradecería lo que su madrastra hacía por ella.

Su media hermana le quitó sus vestidos, sus joyas y la metía en problemas todo el rato, Marian siempre era castigada duramente y su media hermana Susan siempre se reía de ella cuando nadie veía.

Ella había estado comprometida desde que era pequeña y ahora que acababa de cumplir la mayoría de edad al fin podía casarse y escapar de ese infierno, mientras terminaba de bordar su velo una de las sirvientas fue a decirle que su prometido acaba de llegar, ella muy emocionada se fue a buscarle, sin embargo él no estaba en el recibidor, así que fue al jardín para ver si estaba ahí.

Ella le vio pasar junto a su hermana y se preguntó a dónde se dirigían, así que decidió seguirlos, ellos se detuvieron al fondo del jardín donde había una fuente con una estatua de la diosa del amor.

Marian iba a salir de detrás de unos arbustos para preguntarles qué estaban haciendo, cuando vio su prometido abrazar a su hermana y decirle. __ Te amo Susan por favor, acepta ser mi esposa. Ella se quedó de piedra.

Susan le devolvió el abrazo y le dijo. __ Pero vas a casarte con mi hermana la próxima semana.

__ No tienes que preocuparte por eso ya he hablado con mi familia y han decidido que tu puedes tomar el lugar de Marian en la boda.

__ Pero no quiero que piensen que le he robado el novio a mi hermana.

__ Nuestro matrimonio no era por amor, yo nunca he sentido nada por ella, a quien amo es a ti.

Marian al escuchar eso salió de entre los arbustos y dijo. __ ¿Qué has dicho John?

Él se giró al escuchar la voz de Marian y le dijo. __ Lo siento Marian, pero no puedo casarme contigo, amo profundamente a Susan espero que puedas entenderlo y que apoyes nuestro amor.

Marian se sintió sumamente enfadada, ella no podía creer lo que estaba escuchando, su prometido le estaba pidiendo que apoyara su amor, ella agarró una piedra del suelo y se la tiró a John en la cabeza haciéndole un corte y la sangre comenzó a brotar, Marian le dijo.

__ Eres un desgraciado John, si no querías casarte conmigo por que no lo dijiste antes, te odio.

Ella salió corriendo y se fue a encerrar a su habitación a llorar, ya que había pasado días enteros en planear su boda y al final no iba a ser la novia.

Ella no amaba a John sin embargo estaba furiosa porque su hermano le había quitado a su prometido al igual que todo lo que le pertenecía, ella siempre se las ingeniaba para hacer su vida miserable y por eso la odiaba.

Su madrastra fue a tocarle la puerta poco después, Marian estaba furiosa y de lo que menos tenía ganas era de tratar con ella así que la ignoró, sin embargo su madrastra mandó a buscar las llaves de la puerta y al entrar le dijo. __ Eres una maldita loca como se te ocurre golpear a John.

Marian estaba harta de su madrastra y de sus abusos así que le dijo.

__ No me arrepiento de nada y si no te largas de mi habitación puede que también te abra la cabeza a ti.

__ Eres una insolente como te atreves a contestarme así, me parece que necesitas que te de una buena lección.

Su madrastra se acercó a ella y quiso golpearla con el abanico en la cara pero Marian le agarró el brazo y la empujó al suelo, ella cayó estrepitosamente con las piernas abiertas y se puso roja de la ira mientras comenzaba a gritar.

__ ¡Alguien venga ahora esta maldita loca quiere matarme!

Los sirvientes entraron corriendo a la pequeña habitación sin poder creer lo que veían, Marian estaba de pie junto a su madrastra que estaba en el suelo viéndola con desprecio.

__ Que esperan, agarren a esa loca, ha querido matarme.

Los sirvientes dudaron un momento pero después hicieron lo que les había pedido su señora, ellos no sabían realmente qué había pasado, pero lo que sí sabían era que si no le hacían caso serían despedidos.

Ellos agarraron a Marian por los brazos y le dijeron. __ Lo sentimos. En apenas un susurro para que no fuera a escucharlo su señora.

La madrastra de Marian se levantó del suelo y le dio una bofetada a Marian dejándole la mano marcada en la cara y le dijo a los sirvientes.

__ Enciérrenla en el sótano, sin comida, ni agua hasta nuevo aviso, si me entero que alguien no cumple mis órdenes será despedido.

Todos los sirvientes contestaron a una sola voz.

__ Sí señora.

Ella miró a Marian como si estuviera viendo a una rata y le dijo. __Haré que pagues por esto maldita loca.

Capítulo 2. Atrapada

Marian fue encerrada por los sirvientes en el sótano seis días en los que una de las sirvientas que se llama Rael le llevaba comida y agua a escondidas cada vez que podía. Al séptimo día Marian estaba dormida cuando sintió un golpe en las costillas y se levantó de golpe, eran su madrastra y Susan, su media hermana iba vestida con el vestido de novia que Marian había tardado tanto en escoger, incluso el velo que ella misma había bordado.

Susan se tapó la nariz y le dijo. __ Hola hermana, pensé que te gustaría ver como me quedo tu vestido, hoy es el día de mi boda, lastima que no puedas asistir.

Marian hizo ademán de atacar y uno de los sirvientes la detuvo, su hermana se alejó un poco y le dijo.

__ Te ves muy mal hermanita, quizá deberías bañarte más seguido.

Marian escupió al suelo y le dijo. __ Eres una perra.

__ ¡Oh!, Cariño la que parece una perra eres tu, revolcandote en tu miseria, bueno será mejor que me largue no quiero llegar tarde a mi boda.

Susan se dio la vuelta y se fue, unos minutos después entraron unos hombres vestidos con ropas grises y su madrastra les dijo. __ Llevensela de aquí.

Les dio una bolsa con unas cuantas monedas y les dijo. __Cuiden bien de ella.

Marian intentó resistirse dando patadas y mordidas pero como tenía varios días sin comer bien, terminó cansándose rápido, vio todo borroso y se desmayó.

Los hombres vestidos de gris tomaron a Marian y la tiraron al fondo de un carruaje sin ventanas y cerraron la puerta con llave.

Todos los sirvientes se sintieron impotentes al ver que se llevaban a Marian, pero ellos no podían hacer nada ya que si hacían algo lo más seguro es que los iban a despedir sin ninguna recomendación y no podrían volver a encontrar trabajo en ninguna otra parte.

Marian se despertó encerrada en una habitación oscura en la que sólo una pequeña luz entraba por la rendija, ella golpeó la puerta y gritó desesperadamente que la sacaran de aquel lugar, sin embargo nadie le hizo caso, una hora después de estar en cerrada un hombre vestido de gris, con el cabello revuelto abrió la rendija y le pasó un plato con un pedazo de pan duro y una sopa que parecía más agua que sopa y le dijo.

__ Ahí tienes tu comida.

Marian le agarró la mano y le dijo. __ Por favor espera, no te vayas dime donde estoy.

__ Este es el hospital Branch este el lugar dónde están todos los locos.

__ ¿Qué?, ¿Por qué me han encerrado en este lugar?

__ Te han encerrado por qué estas loca al igual que todos los que están aquí.

Aquel hombre estiró la mano con fuerza y se alejó de ella. Marian estaba aturdida no podía creer que su madrastra la enviará a aquel maldito lugar, ella siempre había querido deshacerse de ella y el día en el que ella no se dejó golpear y la tiró al suelo le había dado una razón para deshacerse de ella.

Marian se comió el pan y la sopa ya que se estaba muriendo de hambre, y no pensaba darle el gusto a su madrastra de morir pronto, pensó que quizá cuando su padre regresara la iría a buscar y la sacaría de aquel lugar, aunque en el fondo ella lo dudaba.

Al día siguiente un hombre fue a ver a Marian y le dio varios golpes con un látigo y le dijo. __ Estos son cortesía de tu madrastra. Después de eso ese hombre se fue y dejó a Marian retorciéndose de dolor.

Su madrastra era tan mala que ni siquiera después de haberla encerrado en ese lugar estaba feliz, al parecer el dinero que le había dado a aquellos hombres era para que la torturaran e hicieran de su vida un infierno.

Marian estuvo encerrada en aquel maldito lugar un año en el que de vez en cuando recibía palizas o latigazos y siempre que lo hacían le decían lo mismo, que eran de parte de su madrastra, ella se había aferrado a su vida desesperadamente, pero al final había perdido toda esperanza de vivir, ya no le encontraba sentido a la vida y lo único que quería era morir, sin embargo ni de eso era libre, cada vez que ella se negaba a comer la dejaban aguantar hambre un par de días y luego la obligaban a comer.

Ella había intentado incluso cortar sus venas con un trozo de piedra caliza que había encontrado en su celda, pero el día que lo hizo la encontraron muy rápido y al final le habían tenido que atar las manos y solo la liberaron para que comiera.

Un día mientras estaba tumbada en el frío y duro suelo uno de los guardias abrió la puerta de su celda, ya que aquello parecía una prisión y ella no podía decir que era un habitación, ya que ni siquiera había una coma, sólo tenía un cubo para sus necesidades en una esquina el cual cambiaban a diario.

Aquel guardia la llevó a una habitación donde habían dos sirvientas que la bañaron, la peinaron y le pusieron ropas limpias, después la llevaron hasta la oficina que debía de ser la del encargado de aquel lugar ya que era lujosa y espléndida lo cual a Marian le aprecio que esa habitación desentonaba por completo con aquel lugar.

Su padre estaba sentado en un sofá hablando con un tipo gordo, grasiento y con la cabeza un poco calva, ella al verlos se quedó parada en la puerta y uno de los guardias le dio un empujón para que entrara.

Su padre al verla se levantó del sofá y le dijo. __ Ven Marian, siéntate.

Su padre le hablaba como si ella acabara de llegar de algún viaje y tuviera tiempo de no verla, Marian se quedó de pie y le dijo. __ Así estoy bien, ¿A qué has venido?

Su padre se dirigió al hombre que estaba frente a él y le dijo. __ Podría dejarnos solos.

__ Sí por su puesto marqués Cailend.

Cuando aquel hombre se retiró su padre quitó su cara de buen padre y le dijo. __ Siéntate, he venido a ofrecerte un trato.

Capítulo 3. Trato

Marian se rió y dijo.

__ Ja, ja, ¿Un trato...?

__ Así es, así que siéntate.

Marian se sentó en el sofá frente a su padre, cruzó las piernas y le dijo.

__ Habla.

__ Quiero que te cases con el duque Lion.

Marian comenzó a reír frenéticamente y le dijo. __ Vaya así que solo has venido porque quieres aprovecharte de mi, pierdes tu tiempo no pienso hacerlo.

__ Pequeña Marian, no querrás estar encerrada en este maldito lugar el resto de tu vida, ¿verdad?

Marian al escuchar que podía pasar el resto de su vida en ese mísero lugar le dijo a su padre desesperada. __ Papá aunque se que te disgusto sigo siendo tu hija, no quiero quedarme aquí por favor sácame de este lugar.

__ Se que no quieres estar aquí, así que por eso he arreglado un matrimonio con el duque Lion para ti, ellos querían a una de las señoritas de la familia Cailend pero como sabrás tú hermana ya está casada y los demás miembros de la familia se han negado a enviar a sus hijas así que piensa, ¿Aceptaras mi oferta?, ¿Si o no?

Marian se quedó mirando a su padre horrorizada, él sabía que ella había estado encerrada en ese lugar todo el tiempo y solo había ido a buscarla ya que la necesitaba para que se casara, su padre al ver que ella no contestaba le dijo.

__ Piénsalo, el duque Lion es un hombre guapo, amable y proviene de una familia respetable, sería una bendición para ti, si pudieras casarte con él.

__ Si no acepto no podré salir de este lugar, ¿No es cierto?

__ Así es.

__ Está bien, acepto.

__ Me alegra que aún guardes un poco de sentido común.

Marian se quedó mirando a su padre con odio y le dijo. __ Sácame de este maldito lugar ahora.

Cuando Marian salió a fuera y los rayos del sol tocaron su cara y sintió que era tan brillante que la cegaba, ella había estado tanto tiempo encerrada sin ver la luz del solo que odio la idea de tener que subirse al carruaje, sin embargo su padre le dio un empujón y le dijo.

__ No te quedes ahí parada como una tonta, camina.

Marian se subió al carruaje y se quedó mirando a través de la ventana como se alejaban de aquel lugar, el cual había sido un infierno para ella, su padre no la llevó a su casa sino que rento un cuarto en una posada y la dejó ahí, dejó a dos guardias vigilando para que no se escapara y una sirvienta la cual ella nunca había visto antes para que la arreglará lo mejor posible para su boda la cual iba a ser al día siguiente.

Al parecer el duque tenía prisa por casarse así que solo iban a firmar el acuerdo matrimonial, Marian después de lo que le había hecho John no quería volver a casarse. Sin embargo si se negaba la volverían a encerrar en ese maldito lugar y ella no pensaba hacerlo.

Esa noche Marian durmió con todas las ventanas abiertas ya que no quería volver a sentirse atrapada nunca mas, a la mañana siguiente la sirvienta le llevó un vestido azul con cuello alto y mangas largas para ocultar todas las cicatrices que ella tenía en su cuerpo, eso le pareció estúpido a Marian ya que al final el duque Lion de igual manera iba a verlas algún día.

Su padre llegó a buscarla y la llevó a la casa del duque Lion donde iban a firmar el acuerdo matrimonial y donde un cura les iba a dar su bendición.

Cuando Marian miró al hombre que iba a ser su esposo se quedó muy sorprendida, ya que él era un hombre guapo, joven y de buen parecer, aunque su padre ya le había dicho eso ella no le había creído, ella esperaba a un hombre viejo, feo y gordo.

El duque Lion se acercó a ella y le dio un beso en la mano y le dijo.

__ Es un placer poder conocerla señorita Marian.

Marian pensó que quizá por fin podría ser feliz y le dijo. __ El placer es mío.

__ Por favor venga conmigo, el cura que nos está esperando en la capilla que hay al fondo del jardín.

Marian le siguió y el cura les dio su bendición, firmaron el acuerdo matrimonial y su padre se fue después de eso, él le mostró la mansión y fue educado y amable con ella.

Al final le dijo que la vería durante la cena y le pidió a una de las sirvientas que la llevara a su habitación, al entrar al lugar que le había preparado lo primero que hizo fue abrir todas las ventanas sacó una silla al balcón y se quedó toda la tarde observando el inmenso jardín hasta que le dio hambre, como aún faltaba un poco para la cena ella salió de su habitación y fue a buscar a una sirvienta para que le diera algo para comer, ella iba a acercarse a ellas cuando las escucho decir.

__ Has visto a la joven señora, dicen que es muy hermosa.

__ Así es, hoy la he visto mientras el joven maestro le mostraba la casa es una pena, ¿No lo crees?

__ Si, el joven maestro está siendo un poco cruel al casarse con ella, si lo de la maldición es cierto ella morirá pronto.

Marian al escuchar que iba a morir por alguna clase de maldición se fue de regreso a su habitación ya que se le había quitado el hambre y espero a que el duque regresará.

Cuando una de las sirvientas la llevó al comedor el duque la estaba esperando, al verla se levantó de donde estaba sentado y apartó la silla para que ella se sentara, Marian se sentó y cuando les sirvieron la comida no podía dejar de pensar en lo que había escuchado así que le preguntó directamente.

__ ¿Por qué te has casado conmigo?

El duque se quedó mirándola con un poco de lástima y le dijo. __¿Tu padre no te dijo nada antes de venir aquí?

__ No, ¿Qué es lo que debería haberme dicho?

__ Verás, hace mucho tiempo un antepasado hizo enfadar a un mago y él lanzó una maldición a nuestra familia, la primera esposa de la cabeza de la familia siempre muere después de un año.

Cuando Marian escuchó eso le dijo.

__ Quiero el divorcio.

El duque la vio apesarado y le dijo.

__ Lo siento pero no puedo hacer eso, en el acuerdo matrimonial estaba escrito, no puedes divorciarte de mí.

Marian se levantó de la mesa y salió corriendo con todas sus fuerzas hacia la entrada, dos sirvientes la atraparon y no dejaron que se fuera.

El duque se apresuró a buscarla y al verla en la entrada, intentando zafarse de sus captores desesperadamente, dijo.

__ Suéltenla.

Él se acercó a Marian y le dijo.

__ Lo siento.

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