Desde que nací la mala suerte me perseguía, dicen que cuando nací, la noche era más oscura de lo normal, había una gran tormenta, los vientos eran tan fuertes y fríos, quien diría que nuestros destinos se cruzarían años después.
En mi familia había una maldición según los del pueblo ya que todas las mujeres del lado de mi padre muy pronto se quedaban viudas o no podían encontrarse con su amor, ya que este siempre moría o simplemente no lo encontraban, en cambio los varones vivían felices con su pareja, pero ese no fue el casi de mi padre.
No se si era la casualidad o realmente estábamos malditas pues mi tía Abigail quedó viuda muy joven y todos sus anteriores novios habían muerto trágicamente, la hermana de mi abuelo también quedó viuda muy joven y que decir de las antecesoras todas había sufrido la misma suerte. Como les decía esa noche era terrible todos los habitantes del pueblo cuentan que mientras en una casa se escucharon los llantos de un bebé recién nacido en otra, se escucharon disparos el vecino había matado a su esposa para después dispararse dejando a su pequeño hijo de tan solo diez años con vida, desde ese día esa cada ha estado abandonada, ese mismo día murió mi madre al darme a luz, también perdí a mi padre el solo se fue dejándome a cargo de mi abuelo.
Cómo les dije siempre fue señalada decían que yo estaba maldita desde que yo nací, todos dicen que fue una noche horrible, con lluvia fuertes vientos en las dos casas se escuchaban gritos en una la pareja estaba discutiendo por la infidelidad cometido por ella, solo eran rumores sin embargo el hombre estaba cegado por la irá tanto que le disparó a su esposa, al ver la barbarie cometida se suicidó dejando a su hijo huérfano, el niño al escuchar los disparos bajo hacia donde estaban sus padres, la escena fue traumática, cuando la ama de llaves entró vio al niño llorando al lado de su madre, estaba destrozado, la ama de llaves le pidió a un empleado que fuera en busca del padrino del niño el cual era el médico del pueblo, el médico estaba en la casa vecina tratando de hacer todo lo posible por salvar a la madre y el bebé, la partera que se encontraba primero dijo que el parto era muy complicado que necesitaría otra persona que supiera más, cuando llegó el médico ya todo estaba muy avanzado, sería muy difícil que sobrevivieran mi madre dio su último esfuerzo para darme la vida, al escuchar mi llanto mi madre dio su último suspiro, en ese mismo momento se escucharon dos disparos, mi padre salió desconsolado para nunca regresar dejándome solo con mi abuelo, mi padre iba saliendo cuando el empleado de la casa vecina entro en busca del doctor contándole todo lo ocurrido de aquella terrible desgracia, eran las familias más ricas del lugar pero llenas de desdichas, el doctor del pueblo se hizo cargo de aquel niño, el no podía dejar el pueblo por eso mando aquel niño a diferentes internados dejando aquella casa en el abandono, que muy pronto esa casa se convertiría en mi desdicha. Mi abuelo al ver qué mi madre murió y mi papá me abandono llamo a mi tía Abigail, ella era una mujer, muy fría y estricta tenía dos hijo Manuel y Mauricio, ellos se convirtieron en mis hermanos siempre me protegieron, fueron mis compañeros de juegos de hecho me enseñaron va montar bicicleta que en ese tiempo y en ese pueblo era muy mal visto que una niña andará en bicicleta y con pantalóncillos, mi cabello siempre estaba revuelto por más que mi tía Abigail trataba de que me comportará pero mi abuelo verá un consentidor que me solapaba todas mis travesura, con mis primos teníamos nuestro refugio en aquella casa maldita, que según los habitantes del pueblo había fantasmas, estaba embrujada, pero para nosotros era nuestro refugio, al cumplir seis años mi tía Abigail dijo que ya era tiempo de ir a la escuela, y así lo hizo me envió a un colegio para puras mujeres, claro era un colegio religioso, y por supuesto había monjitas, en mi primer día todas la niñas me rechazaron pues quien se acercaba a mí, pues estoy maldita dicen ellas, pero eso a mí no me importo, era cierto las palabras dolieron pero tenía que seguir adelante.
Mi vida en el colegio era terrible, todas las chicas me ignoraban, o me hacían varias travesura, una de ellas me pego un chicle en mi cabello, no se porque Angélica se portaba así conmigo una cosa era no hablarme pero porque pegarme un chicle, eso sí que me encendió me le deje ir a lis golpes, ya la tenía en el suelo ya la había dominado estaba a punto de soltarle otro golpe cuando escuchó:
--- Camila deja a esa niña, las cosas no se solucionan así, Angélica vamos a la dirección las dos--- dijo la madre Ángeles, ella inmediatamente nos llevo con la madre superiora del colegio, los dos recibimos un castigo ella por pegarme el chicle y yo por la rudeza conque la golpe, si antes era rechazada por mis compañeras ahora lo era más, siempre me refugiaba con las monjitas en especial con la madre Demi, que su que no me sabía su nombre así le decíamos de cariño, ella era tan dulce apesar de todas mis travesuras siempre tenía una sonrisa para mí, las semanas pasaban y mis únicas compañías eran las monjitas, pero este día cambio cuando llegó otra niña, ella era muy tímida y por lo visto también era rechazada al igual que yo a ella la rechazaban porque sus padres eran divorciados, y eso era muy mal visto en mi pueblo Marina así se llama se convirtió en mi mejor amiga, éramos inseparables mi tía Abigail estaba tan contenta que por fin tuviera una amiga y jugará a las muñecas y no a las canicas, mis primos eran en ocasiones nuestros compañeros de juegos, nos gustaba ir a la casa abandonada Marina siempre tenía miedo sin embargo nos seguía, una vez escuchamos ruidos, nos escondimos donde nadien nos pudiera ver, ahí nos dimos cuenta que de vez en cuando alguien se encargaba de la limpieza de esa casa pero que susto nos han sacado pensamos que eran fantasmas, Marina estaba muerta de miedo mis primos y yo la acompañamos a su casa, después nosotros nos fuimos a la nuestra mi abuelo y tía nos estaban esperando para cenar.
--- Camila pero que te ha pasado el olan de tu vestido está roto y que decir de tu cabello está todo revuelto y ustedes dos miren como vienen deben comportarse como hombres---- dijo mi tía Abigail, mi abuelo nos consentía bastante éramos su adoración, y de mi padre no se sabía nada quizá jamás aparecerá. Pasaron los años está apunto de cumplir mis 15 años mi abuelo se encontraba en Londres, y aquí mi tía Abigail preparando todo para mi fiesta sería mi presentación ante la sociedad, mis primos se encontraban en el ejército mi tía hace años que los había enviado mi única compañía era Marina.
Marina muy pronto se iría del pueblo y eso me ponía muy triste y como siempre cuando estaba triste me iba a dormir a la casa abandonada, en la habitación principal era muy grande y hermosa en ella había un cuadro de una mujer con una mirada muy tierna, ese día no debí estar en ese lugar fue mi desgracia.
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