Jonas tomó la daga que Almira le estaba entregando, se sentó en el suelo y rodeó el cuerpo de Nirella con una mano y con la otra enterró la daga en su pecho, directamente en su corazón. Almira comenzó a recitar el hechizo y con su último aliento Jonas le dio un beso a Nirella. Una luz cegadora iluminó el salón y un gran reloj apareció sobre ellos, Almira usó sus poderes para hacer retroceder el tiempo y todo comenzó a desvanecerse. El tiempo había vuelto atrás, y el presente desapareció como la bruma de la mañana.
Jonas se despertó asustado y tocó su pecho, el lugar en el que se había clavado la daga, al ver que estaba bien él se levantó de la cama y se dirigió al balcón, necesitaba sentir el aire en su rostro, ver con sus ojos que aquello era real y no un sueño del cual podía despertar en cualquier momento y encontrarse con su esposa muerta en sus brazos.
Al abrir el balcón el aire primaveral le revolvió los cabellos rubios, el resplandor del sol lo deslumbró por un momento, cuando su vista se adaptó miro todo a su alrededor, los sirvientes que estaban cuidando del jardín iban de un lado a otro afanados.
Alguien tocó la puerta, Jonas no tuvo tiempo de contestar cuando la puerta se abrió, era su padre. Al verlo en el balcón él le preguntó.
_ ¿Qué haces en el balcón?
Jonas se quedó mirando a su padre, él aún seguía sin poder creer que su padre estuviera vivo, él sonrió feliz y le dijo.
_ Buenos días papá.
_ Buenos días Jonas, vine haber si estabas bien.
_ Si lo estoy, ¿Por qué preguntas?
Jonas tenía unos días de estar teniendo pesadillas, siempre que se despertaba tenía sombras negras bajo los ojos y en ocasiones se quedaba ido viendo todo a su alrededor, el emperador comenzó a sentirse preocupado por su hijo, él se sentó en el borde de la cama y le dijo.
_ He escuchado que no estás durmiendo bien, ¿Sucede algo?
_ Solo he tenido pesadillas, no es nada importante, no te preocupes.
_ Jonas, eres mi único hijo claro que me preocuparé si no estás bien, ven.
Jonas se acercó a su padre, se sentó a su lado y él le dijo.
_ Por qué no me cuentas cuáles son tus pesadillas, quizá yo pueda hacer que tus pesadillas dejen de atormentarte.
Jonas no podía contarle a su padre que sus pesadillas eran sobre la muerte de Nirella y su muerte misma, no podía decirle que había vuelto al pasado. Como Jonas estaba tan pensativo Kailed le puso la mano en el hombro y le dijo.
_ Si no quieres contarme lo que te atormenta no tienes que hacerlo, se que a veces parece como si estuviera ausente todo el tiempo, pero recuerda que antes de ser emperador soy tu padre y siempre estaré ahí para ti.
Jonas abrazo a su padre y le dijo.
__ Gracias papá.
En el pasado Jonas había creído que su padre no le amaba ya que nunca estaba con él, pero él también había sido emperador y sabía lo ocupado que estaba su padre.
_ Los maestros me han dicho que últimamente has mejorado mucho en tus clases.
_ Quiero esforzarme para poder ayudarte.
Kailed le revolvió el cabello a su hijo y le dijo.
_ Estoy seguro que algún día lo harás, por cierto, ¿Cómo van las cosas con tu prometida?
_ Bien, eso creo.
_ Me hace feliz que ella te guste, debes cuidar bien de ella.
_ Lo sé, esta no vez no volveré a cometer los mismos errores la haré feliz.
El emperador no entendía a qué se refería Jonas, así que solo le dijo.
_ Seguro la harás feliz.
_ Papá, extrañas a mamá.
Kailed hizo una expresión triste al recordar a su esposa y dijo.
_ Siempre, ella es el amor de mi vida y siempre lo será.
Jonas sabía que eso era cierto, su padre no se había vuelto a casar y aun en su lecho de muerte su anhelo había sido volver a verla.
_ Bueno ahora debo irme, tengo una aburrida reunión a la cual atender.
Kailed se levantó de la cama, cuando llego a la puerta dijo.__ Jonas, que tengas un buen día, te veré en la cena.
_ Hasta después papá.
Habían pasado varios días desde que Jonas había vuelto a ser un niño de 12 años, él había estado yendo a visitar a Nirella a la mansión Grafton cada día, pero ella lo seguía esquivando como un gato desde que él la había besado en el que se suponía era su primer encuentro.
Ella no recordaba nada sobre lo que habían vivido antes, al principio él se había alegrado ya que pensó que era una buena oportunidad para hacer las cosas bien, él siempre había deseado borrar todo el daño que le había hecho, y gracias a Almira tenía la oportunidad de hacerlo.
Jonas estaba en su clase de historia con el maestro Fabián, él al ver que él joven príncipe no le prestaba atención le dijo.
__ Su majestad, por favor preste atención, usted es el príncipe heredero y algún día será el emperador, no puede ignorar sus clases de esa manera o no será un buen emperador en el futuro.
Cuando había sido un niño Jonas siempre había sido muy tranquilo y siempre se esforzaba por aprender todo lo que sus maestros le enseñaban, pero él ya sabía todo lo que su maestro le estaba enseñando, como no podía decirlo él simplemente se limitó a seguir sus clases diarias con normalidad pero eso ya lo estaba cansando, ya que eso no le dejaba mucho tiempo para estar con Nirella.
__ Ya me sé la historia del imperio Fabián, podríamos saltárnosla.
Fabián suspiró y dijo.
__ Su majestad no puede saber la historia del imperio porque aún no se la he explicado, deje de inventar excusas y céntrese en mi explicación.
Jonas se recostó en el respaldo de su silla echando su cabeza hacía atrás y comenzó a decir.
__ El imperio de Bolgen tiene una historia de más de doscientos años, este imperio fue fundado por el emperador Samuel Blaktrom quien luchó valientemente contra los otros países que querían invadirnos, compartimos frontera Dreslon, Laitla. y Ghana. También con el bosque de Goren el cual es territorio neutral, no pertenece a ningún reino.
Fabián se quedó sorprendido ante la clara explicación del príncipe heredero. Jonas le dijo.
__ ¿Qué más quieres saber, me se toda la historia del imperio, hasta el número de emperadores que han existido en Bolgen, mi padre es el número 54, yo seré el número 55.
Fabián no podía replicar la clara explicación del príncipe y le dijo.
__ Por hoy daremos por terminada la clase, pero mañana continuaremos.
Jonas se levantó a toda prisa, deseaba ir corriendo a ver a Nirella y dijo.
__ Entonces me voy, hasta mañana.
Jonas se apresuró a buscar al mayordomo y le dijo.
__ Edgar, puedes pedir que preparen mi carruaje por favor.
Edgar era uno de los mayordomos más antiguos del palacio, él ya era un hombre mayor con el cabello blanco y bigote, las arrugas surcaban su cara como una pasa y a veces le costaba un poco caminar, pero seguía negándose a dejar de trabajar; ya que le preocupaba dejar al joven príncipe solo. En el pasado él solo había renunciado a su puesto cuando Jonas había cumplido la edad de dieciséis años, justo cuando él había hecho a Andrew su asistente.
Volver a estar rodeado de todas aquellas personas que habían sido muy queridas en su infancia hizo a Jonas feliz, sobre todo porque podía volver a ver a su padre. Al volver él se había propuesto arreglar todo lo que había hecho mal, incluida su relación con su padre.
Edgar le contestó.
__ Por supuesto joven príncipe, ¿irá a visitar nuevamente a su prometida?
__ Así es.
__ El chef del palacio ha preparado unos deliciosos pasteles, quiere llevarle unos cuantos a su prometida.
__ A Nirella no le gustan las cosas dulces, pero a sus hermanas sí, así que ponme unos cuantos.
Una de las cosas que también se había propuesto Jonas había sido mejorar su relación con las hermanas de Nirella.
Edgar puso varios pasteles en una caja y se la dio a uno de los sirvientes que estaría acompañando a Jonas, también le dio un ramo de flores a Jonas y le dijo.
__ Ya que a su prometida no le gustan los dulces puede regalarle flores, no le parece.
__ Me parece genial, gracias Edgar.
Mientras iba en el carruaje Jonas no hallaba la hora de ver a Nirella, cuando llegó a la mansión Grafton y preguntó por Nirella el mayordomo se puso muy nervioso y dijo.
__ La señorita Nirella está jugando en el jardín en estos momentos, por favor espere un momento mientras la llamo.
__ No te preocupes, solo dime dónde está y yo iré a buscarla.
__ Pero...
__ Insisto.
__ Está bien.
El mayordomo lo guío hasta el jardín donde Nirella estaba jugando, él se detuvo frente a un gran árbol y le dijo.
__ Es aquí.
Jonas miró a su alrededor y dijo.
__ No la veo por ningún lado, ¿Dónde está?
El mayordomo un tanto avergonzado señaló la copa del árbol, Nirella estaba durmiendo tranquilamente entre las ramas como un mono, Jonas no pudo aguantar las ganas de reír. Cuando por fin pudo calmarse le dijo al mayordomo.
__ Déjanos estar solos.
__ Pero...
__ Estaremos bien, no te preocupes.
Cuando el mayordomo se fue Jonas intentó subir al árbol pero no pudo así que se recostó en la hierba esperando que Nirella se despertará, él se quedó mirándola fijamente. En el pasado había sabido que Nirella era un poco salvaje ya que siempre iba buscando insectos entre las flores y corría de un lado a otro sin parar, pero esa parte de ella que le gustaba tomar siestas encima de los árboles no la había conocido.
__ Cuantas cosas me perdí en el pasado por idiota, en verdad nunca te conocí realmente, mi amada Nirella.
Él se sentía feliz de ver a su amada nuevamente, aún cuando hubieran retrocedido a cuando ellos eran solo unos niños, el ver su rostro con los rastros infantiles, sus cabellos negros que solo eran un poco más largos que los de él, sus hermosos ojos ámbar que parecían dos soles en su rostro; él amaba todo de ella.
Nirella comenzó despertarse, al abrir sus ojos miró a un niño rubio de ojos verdes que le veía fijamente mientras estaba recostado en la hierba. Aquel niño se veía hermoso, por un momento Nirella pensó que parecía un ángel con sus delicadas facciones pero luego de centrar bien su mirada se dio cuenta que era el príncipe heredero, ella abrió los ojos como platos y por poco y se cae del árbol, él se asustó y le dijo.
__ Ten cuidado o caerás.
Nirella se aferró fuertemente a una de las ramas y preguntó.
__ ¿Qué hace aquí?
Jonas se incorporó y le dijo.
__ Vine a ver a mi prometida, ¿No puedo?
__ Si dijera que no, no vendría.
__ Hum... No, igualmente vendría a visitarte.
A Nirella Jonas le parecía alguien molesto y aún más cuando recordaba que él la había besado en los labios en su primer encuentro.
__ ¿Por qué no bajas?
Nirella no quería bajar de aquel árbol ya que no quería estar cerca de él, pero sabía que si no bajaba luego su padre la regañaría así que comenzó a bajar del árbol, al tocar el suelo miró que Jonas tenía un ramo de rosas en las manos, él estiró su mano para entregárselas y le dijo.
__ Son para ti.
Nirella le dijo.
__ Para qué querría flores si tengo un jardín lleno de ellas.
Jonas se avergonzó ante la lógica de Nirella y le dijo.
__ Estás son diferentes, estas rosas solo crecen en el palacio imperial.
Nirella miró fijamente las rosas y se dio cuenta que las rosas eran de dos colores, tenían pétalos rojos y blancos, eso llamó su atención y decidió aceptarlas. Olió las flores, tenían un dulce aroma, ella sonrió y dijo.
__ Huelen muy bien, gracias.
Jonas al ver la sonrisa de Nirella sintió como su corazón se calentaba y dijo.
__ Me alegro que te gusten, también he traído pasteles pero se que no te gustan las cosas dulces así que se los di al mayordomo para que se los diera a tus hermanas.
__ ¿Cómo sabes que no me gustan los dulces?
Jonas se puso algo nervioso, se suponía que ellos solo tenían unos cuantos días de conocerse y ella aún no le había dicho que no le gustaban los dulces, se quedó pensando un momento y le dijo.
__ Es que nunca comes pasteles cuando tomamos el té, por eso pensé que no te gustaban.
__ Hum... Pues si, no me gustan los dulces, hacen que me mareé.
__ Entonces supongo que hice bien en traerte las flores.
__ Sí, gracias.
Por un momento solo hubo un silencio incomodo, ninguno de los dos sabía qué más decir, Jonas miró como un grupo de mariposas volaban sobre unas flores y le dijo mientras señalaba las flores.
__ Mira, hay muchas mariposas sobre aquella flores, ¿Te gustan?
A Nirella le encantaban los animales y los insectos, sus ojos se iluminaron y dijo.
__ Vamos a verlas.
Nirella corrió hacia las flores, Jonas se quedó atrás, viendo como ella corría con gran emoción, ella parecía un hada entre aquellas flores, y en ese momento una vez más sintió que Nirella volvía a robar su corazón.
Mientras Nirella perseguía a las mariposas entre las flores Jonas la observaba fijamente. Ella se le acercó y le preguntó.
_ ¿Su majestad está aburrido?
_ No, ¿Por qué preguntas?
_ Ha estado todo el rato de pie sin hacer nada, eso a mí me aburre.
_ Solo te observaba.
Nirella inclinó su cabeza hacia un lado y le dijo.
__ ¿A mi?, ¿Por qué?
__ Porque eres hermosa.
Nirella se sonrojo, y cubrió su rostro con las rosas que aún llevaba en las manos.
Nirella abrió ampliamente sus ojos, y no pudo hablar mientras todo su rostro se enrojeció. Ella no estaba acostumbrada a que le dijeran que era hermosa. Ella corrió lejos de Jonas, él comenzó a seguirla y le gritó.
_ ¿A dónde vas?
Nirella siguió corriendo hasta llegar a un gran árbol que había en medio del jardín, ella se escondió detrás del árbol, Jonas se preguntó qué había hecho mal para que ella escapara de esa manera. Antes de acercarse le pregunto.
_ ¿Por qué huyes de mí?, ¿ He hecho algo mal?
Nirella asomo su cabeza y al verlo tan triste por haber salido corriendo le dijo.
__ No has hecho nada malo, es solo que me dio vergüenza que dijeras que era hermosa.
Jonas se acercó un poco más hasta llegar a tocar el tronco del árbol y le dijo.
__ No tienes que avergonzarte de eso, ya que eres preciosa, a medida que vayas creciendo muchos te lo dirán, aunque nunca olvides que yo fui el primero en decirlo.
Nirella no entendía muy bien a lo que Jonas se estaba refiriendo, así que simplemente asintió con la cabeza. Ellas tenia un pétalo de flor enredado en el cabello, Jonas estiro su mano para retirarlo, mientras sus dedo se deslizaban por sus suaves cabellos negros le dijo.
__ No huyas de mi, eso me entristece.
Nirella se le quedó mirando fijamente, el príncipe era hermoso, su corazón comenzó a latir rápido, ella llevó su mano a su corazón y se preguntó si estaba enferma. Él le preguntó.
__ ¿Te encuentras bien?
__ No lo se.
Jonas se acercó más, Nirella se sintió un poco incomoda y lo empujó.
__ No te acerques tanto.
__ Lo siento, yo no...
Nirella se dio la vuelta, comenzó a caminar y dijo.
__ Tengo sed, vamos a por algo fresco para beber.
Él la siguió, Nirella lo llevó hasta la cocina, todos los sirvientes al ver al príncipe heredero en la cocina abrieron ampliamente los ojos, hicieron una reverencia rápidamente y dijeron.
__ Saludos al príncipe heredero, segundo sol del imperio.
Nirella se había olvidado por completo que Jonas era un príncipe, al darse cuenta del error que había cometido al llevar a un invitado tan importante a la cocina dijo.
__ Podrían llevarnos algo fresco a la terraza.
__ Sí señorita. Respondieron todos aun tiempo.
Nirella se dio la vuelta tomó la mano de Jonas y lo sacó rápidamente de la cocina, mientras caminaban por los pasillos tomados de la mano, Jonas no podía para de sonreír, ella era algo torpe e ingenua, en el pasado él no se había molestado en pasar tiempo con ella y por eso nunca había llegado a conocer esa parte de ella. Cuando llegaron a la terraza una suave y cálida briza les revolvió el cabello, hacia un día hermoso, Nirella soltó su mano y se acercó a la barandilla y se asomo para ver mejor el jardín. Jonas al ver que sus pies comenzaban alejarse del suelo corrió a su lado la sujetó por la cintura y le dijo.
__ No hagas eso, es peligroso, puedes caer.
__ No caeré, siempre lo hago.
En ese preciso momento Jonas se preguntó cómo había llegado Nirella a edad adulta, ella era más temeraria y salvaje de lo que recordaba y le dijo.
__ No vuelvas hacerlo, eres una señorita y debes comportarte como tal.
Nirella se quedó mirando a Jonas enojada y le dijo.
__ Hablas como un hombre viejo y aburrido al igual que mi papa.
Jonas se sintió herido al ser comparado con el marqués Grafton, pero en realidad su alma era la de un hombre adulto aunque su cuerpo fuera de un niño de doce años.
Nirella se alejó de la barandilla y minutos después entraron varios sirvientes que prepararon rápidamente la mesa que había en la terraza, bocadillos con aspecto delicioso y limonada. Nirella tomó su lugar en la mesa, Jonas se sentó frente a ella. Después de terminar de servir todo los sirvientes se marcharon, Nirella comenzó a beber la limonada a pequeños sorbos, a él le pareció que se veía adorable, y se preguntó si en el futuro tendrían una niña que se pareciera a ella, Jonas recordó a Kai y se puso triste a no poder verlo.
Nirella se le quedó mirando y al ver su expresión de tristeza le preguntó.
__ ¿No te gustan los bocadillos?
__ Si me gustan, están deliciosos.
__ ¿Entonces por qué estás triste?
__ Recordé a alguien que extraño mucho.
Nirella le dio un sorbo a su limonada y dijo.
__ Yo también extraño a mi mama, pero ya no puedo volver a verla.
Jonas tomó la mano de Nirella, él no sabía qué decir, ambos habían perdido a sus madres, pero a diferencia de él, Nirella aun recordaba a su madre. El mayordomo se acercó a ellos y dijo.
__ Señorita, tiene una visita.
__ ¿Una visita?
__ Es Nero, el hijo mayor del duque Blake.
Nirella sonrió contenta, sus ojos se iluminaron al escuchar el nombre de la persona que la había ido a visitar y dijo.
__ Dile que venga y prepare un asiento más para él.
Nirella miró a Jonas y le dijo.
__ No te molesta que se nos una alguien más, ¿Verdad?
Jonas quería decirle que no quería que nadie más se uniera a ellos, sin embargo sentía curiosidad por quien era Nero Blake ya que él no recordaba quien era, así que dijo.
__ No me molesta.
Al escuchar las palabras del príncipe el mayordomo arreglo rápidamente un sitio más en la mesa y fue a buscar a Nero. El mayordomo regresó con un chico de unos 14 años, de cabello castaño claro, de ojos grises, su rostro es afilado y definido, de complexión fuerte y era más alto que Jonas. Era un joven de rasgos hermosos.
Nirella al verlo se levantó de su silla rápidamente y se abalanzó sobre él, Nero la envolvió con sus brazos y le dijo. __ Hola Nirella, espero que mi visita no sea una molestia.
__ Tu visita nunca es una molestia, siempre me hace feliz verte.
Jonas hirvió de celos, él se levantó, tiró de la mano de Nirella con cuidado para no lastimarla y le dijo a Nero.
__ ¡Suelta a mi esposa!
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