Yo puedo, si que puedo.
Yo podre cumplir mis sueños, se que lo haré. Conseguiré un trabajo dónde pueda ayudar a mi madre y también pueda pagar la academia. Se que lo conseguiré.
Támara Peters siempre ha sido una chica dedicada y dispuesta a todo con tal de conseguir lo que mas quiere. Ella no se fija en la acción, siempre y cuando pueda beneficiarse y tenga una buen resultado para ella y su familia.
Su sueño siempre ha sido ser una reconocida bailarina de ballet, desde pequeña había ido a una academia, donde había aprendido todo lo que sabe, para su mala suerte su madre y ella tuvieron que mudarse por razones que nunca supo. Bailar se había convertido en su escape a todo lo que pasaba alrededor, jamás tuvo amigas, no quería que nadie la criticará por las decisiones que algún día tomaría, ella sabía que algún día tomaría una drástica decisión que le ayudaría en su Futuro y no muchos estaría de acuerdo con eso.
Támara siempre había sido una chica envidiada por su figura, pero nadie sabía todo el sacrificio que tuvo que hacer para tener ese cuerpo, nadie supo cuantas moches tuvo que dejar de comer por que era parte de lo que su entrenadora decía, nadie sabia nada. Los chicos sabían que nadie conseguía nada de ella, ni una cita. Aun así, muchos se conformaban con solo hablar con ella en clases o en recesos, lo que era muy pocas veces ya que ella en ocasiones prefería practicar que estar en un comedor lleno de personas que estaban al pendiente de sus movimientos y de su comida.
Támara aparté de ser una chica linda, también destacaba por su inteligencia y eso hacía que mas personas la envidiaran, cosa que a ella no le importaba, se mantenía alejada de todo y de todos.
Támara jamás recibió Bullying ¿Y la razón? Ella sabía como defenderse. Aparte de ser buena con el ballet, la defensa personal había sido un pasatiempo y todo lo había aprendido en vídeos, películas y en luchas clandestinas.
Por esa razón nadie se metía con ella, aun recordaban lo que había pasado el primer día de escuela de ella, recuerdan como ella golpeo al chico problemático de la escuela, en ese entonces ella tenia 12 años y el 14. Desde entonces nadie se mete con ella, las personas sólo la ven, la admiran, pero nadie se acerca a ella, muchos creen que ella es lesbiana, otros creen ya tiene novio y por ese motivo no se acerca a nadie y no permite que nadie se le acerqué.
¿Pero cuál es el verdadero motivo?
¿Que secretos oculta la chica bailarina de ballet?
¿Y cuál seria esa decisión que tomaría en el futuro? ¿Algun chico estaría involucrado en eso?
Támara Peters, una chica de apenas 16 años, esta dispuesta a todo con tal de conseguir lo que quiere, no importa que sea ella estará dispuesta a hacerlo y ella esta tan segura que ese día algún día llegaría.
—¡De nuevo!
Estaba cansada, sudada y sin aliento, llevaba casi dos horas de entrenamiento, pero sabia que todo este esfuerzo valdría la pena en un futuro, mis pies dolían y casi podía asegurar que mis piernas temblaban. Varias chicas me miraban con lástima, otras me miraban mal, ellas siempre decían qué yo sólo trataba de llamar la atención y por eso hacía mas que ellas.
Realmente no era que yo quisiera llamar la atención, era que yo quería ser alguien en la vida y así darle la vida que se merecía a mi madre.
Media hora después, estaba en mi camerino recuperando el aliento, se que todo mi esfuerzo valdrá la pena y no descansaré hasta ser la mejor.
Mire el reloj y en una hora empezaba mi siguiente clase, tome un baño después que mi cuerpo se enfriara un poco, era tan relajante, que me gustaría estar mas tiempo, pero no podía darme eso lujos, no ahorita.
Salí corriendo del estudio, se me hacia tarde y odiaba llegar, si corría mas rápido, llegaría. En el camino choque con un hombre de traje, iba a caer, pero logre estabilizarme.
—¡Lo siento! —grite sobre mi hombro y volví a correr. Si me lo llego a topar en otro momento, me disculpare mas adecuadamente. Aunque no creo que lo vuelva a ver, ya qué no vi bien su rostro. Oh maldita sea.
llego corriendo a la entrada, donde el guardia esta por cerrar la puerta.
—Vamos támara —dice y me deja pasar —deberías acortar tus prácticas.
—Lo se, esta vez no fue mi culpa.
corro nuevamente hacia la escuela, no entiendo por que mi clase esta tan retirada. creo que de tanto correr ya baje unos kilos. Llegue al salón corriendo y por cierto, aun no llegaba la profesora. Mis compañeros me miraron y uno que otro se me acercó, algunos para preguntarme si estaba bien y otros para invitarme a salir, aunque ellos ya conocieran la respuesta seguían insistiendo.
me fui a sentar en mi lugar de siempre, el ultimo asiento, pegado a la ventana, donde podía ver el patio trasero, un lindo paisaje de eso estaba segura. Ahora estaba mas relajada, pero mi mente seguía reproduciendo los pasos de la práctica, en cuanto fuera la hora de descanso, yo iría a mi lugar favorito. La profesora de Artes me había dado permiso de poder ocupar el escenario, donde ellos hacen obras de teatro.
La profesora llego, llamando la atención de todos en el salón, desconecte mi cabeza de la práctica y la concentre en la clase, no podía perderme ningún detalle, ya que siempre lo menos irrelevante era lo que venía en el examen, aún que no siempre era así. Pero me gustaba estar preparada para todo, no podía reprobar ninguna materia o todo mi esfuerzo se iría por la borda y mis planes estarían destruidos y mi futuro olvidado, al igual que yo.
La clase pasaba según su curso, mi mano dolía ya que por ningún motivo dejaba de escribir, tenia que escribir todas las palabras de la profesora para después repasar lo que vi el día de hoy.
Las demás clases pasaron rápido y cuándo menos lo esperaba ya estaba practicando la clase de ballet nuevamente, mientras la maestra de Danza me supervisaba.
—Excelente Támara, te has superado, te seguro que podrás llegar muy lejos.
Esas palabras siempre me servían para motivarme, sabia que si fallaba, decepcionaría a muchas personas que creyeron en mi, valoraría todo. Pero aun así, necesitaba dinero, tanto para mis estudios, como para mi madre.
Tenía quince minutos para comer, fui a la cafetería por un yogurt con granola, eso era todo lo que comería por hoy y ya llegando a mi casa, vería que mas comería.
—Esta tan flaca que da lastima.
ese comentario me hizo determe, sabia quien era la que estaba abriendo la boca, Emily, la popular, plástica y rubia de la escuela.
—No es que este flaca Emi, si no que mi cuerpo esta en forma, pero el tuyo...—dije callándome para verla de pies a cabeza —Dile que deje de comer frituras, no es bueno para la salud —le digo causando la risa de varias personas, no me gusta humillar a nadie, pero con ella, aveces es necesario hacerlo, ya que si no, jamas se callará.
Como, alejada de las personas, aunque puedo sentir su mirada en mi, analizando casa uno de mía movimientos, otros ideando la manera de conquistarme y otras pensando en mil manera de matarme. Al final de todo, siempre era yo el centro de la atención.
Las clases siguieron con normalidad, mi mano dolía en ocasiones, pero no me importaba en absoluto, tenia qué ser la mejor, tenia una beca que me ayudaba a pagar la mitad de mis estudios, pero tenía que mantener mi excelente calificación para seguir teniéndola.
Sentí las horas pasar rápido, el timbre sonó anunciando la salida, tome mis cosas y rápido salí de la escuela, tenía media hora para llegar a mi trabajo. Esta vez no corría, si no caminaba mas rápido de lo normal. El trabajo en esa cafetería era agotador, la paga no era muy buena, pero las propinas eran buenas, me ayudaban día a día, también en convivir con clientes me ayudaría en un futuro, no sabia como, pero me ayudaría.
Llegue once minutos antes, salude con un asentimiento a mía compañeras y me fui a cambiar para ponerme mi uniforme, unos minutos después salí, preparada para la larga tarde que tendría.
(******)
Decidí quedarme Horas extras, pero me arrepentí al ver lo oscuro qué estaba afuera, no tenia miedo, pero sabia que en las noches era peligro, sacudí mi cabeza sacandome todas esas ideas y me dispuse a caminara hacia casa.
Traía mis audífonos puestos, pero no bajaba la guardia, estaba por pasar por calles peligrosas y no me iba a ver como niña asustadiza.
—Hey linda.
Y ahí esta el primer idiota, seguí caminando y después supe no estaba solo, volte a ver cuantos venían y eran tres, bueno, se que podre con ellos. Estaba por llegar a un cruce y vi un carro detenido, aprovecharía ahí para perderlos o inmovilizarlos.
Un tipo salio del auto, hablando por teléfono, en cuanto me vio, colgó y se acercó a mi, oh por dios santo ¿Me iba a secuestrar?
—Te estaba esperando linda —dijo sorprendiéndome, miro hacia atrás de mi y fruncio el ceño, ahora entendía todo el teatro. El señor me abrazó, volteo hacia atrás y los hombres se dieron la vuelta.
—Gracias.
—No agradezca, te llevaré a casa.
espera ¿Que? esto ya se salio de control.
El silencio era tedioso, pero aveces era necesario. No tenía ni idea de que hablar con el, es mas, aun no entiendo como fue que acepte en dejar que me trajera hasta mi casa, era un total desconocido, pero en me ayudó con esos hombres, aún que yo sola podía, pero no me pondría a reclamarle nada, no lo conocía y no sabía como reaccionaria.
—¿Cuál es tu nombré? —me preguntó, su voz era toda una joya varonil, apostaba que de los 26 años no pasaba y yo jamas me equivocaba.
—Tamara Peters.
—¿Cuantos años tienes? —me preguntó y suspire nerviosa, estaba haciendo demasiadas preguntas.
—16.
—¿Y que hace una chica de 16, caminando sola por estas calles peligrosas? —preguntó en reproche, bufé y volte a verlo.
—Sali de trabajar tarde, por eso pase a esta hora, normalmente salgo mas temprano, pero las personas como yo, tenemos que esforzarnos mas en conseguir lo que queramos.
—¿Las personas como tu?
—Si, las personas con escasa economía, por no decir pobreza, no somos como las personas como usted, nosotros nos sacrificamos.
—¿Y como son las personas como yo? ya me dio mucha curiosidad.
—Los ricos, los empresarios, herederos, personas que dicen que se esfuerzan en conseguir las cosas pero realmente no es nada con lo que nosotros pasamos, ustedes no pasan hambre, nosotros si, ustedes tiene dinero para salvar vidas, nosotros las perdemos por no tenerlas, esas son las comparaciones, vera mucha diferencia señor.
Él sonrió de lado y asintió.
—Tienes razón.
—Por cierto ¿Cual es su nombré?
—Xandro, Xandro D' Angelo.
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El auto se estacionó afuera de mi casa, mire a Xandro y le sonríe.
—Muchas gracias señor D' angelo, estoy agradecida por lo que hizo por mi en aquella calle.
—No tienes que agradecer pequeña, simplemente vi que la chica que en él día casi me tiro, estaba en problemas —dijo como si nada.
¿Que? ¿Era él? no me lo puedo creer, reí por lo bajó y lo mire.
—Me disculpó señor, pero llegaba tarde a la escuela y odio llegar tarde.
—Entiendo, ahora ve a dentro que tienes que descansar —dijo y asentí, salí de auto no sin antes escuchar un “Nos veremos después”
Oh por dios, ese hombre es tan perfecto, hermoso, toda una belleza italiana. Entre a mi casa, mi vista fue a dar a la sala donde estaba mi mamá dormida, me estaba esperando. Rápidamente me acerque a ella y le di un beso en la mejilla.
—Mamá, he llegado a casa —le dije en voz baja moviéndola un poco, ella entre abrió sus ojos y me sonrió —Valla a descansar —le dije y ella asintió.
—Te deje la cena lista en la estufa cariño.
—Gracias mamá, en cuanto termine me iré a estudiar y después a dormir.
—No te desveles.
—No te preocupes mamá.
Ella se fue a la habitación mientras yo acomodaba un poco las cosas, guarde las propinas en el recipiente de siempre y fui a buscar mi comida.
Estudiaba mientras comía, así era mas fácil en vez de hacer las cosas por separado, pero siempre tenía cuidado de ensuciar, odio eso.
Mis ojos comenzaron a cerrarse, el sueño se estaba apoderando de mi, mire la hora en mi celular y eran pasadito de las once de la noche, suspire cansada y guarde todas mis cosas, lave los trastes y asegure la casa, apague las luces y me fui a la habitación, la misma que compartía con mi madre.
me di un baño, me puse la pijama y me acosté, solo que no podía conciliar el sueño rápidamente, mi mente se puso a pensar en Xandro ¿Que hacia él en esa calle? era tan confuso.
Nuevamente el sueño se fue apoderando de mi y lentamente fui cerrando mis ojos y en mi Mente solo estaba la imagen de Xandro. Si que era un hombre de ensueño.
...----------------...
La molesta alarma sonó, hoy no tenia práctica por lo que me quería un rato mas con mi madre antes de irme a la escuela, ella aun seguía dormida, me levante y baje para preparar el desayuno, dejaría todo listo antes de que comenzará a arreglarme.
Todo estaba casi listo, cuando escuche sus pasos por el pasillo, ya estaba despierta.
—Mami, ven a desayunar —le dije haciéndola sonreír.
Por mis prácticas, la escuela y mi trabajo, no nos vemos mucho, así qué este día seria diferente, no habría práctica, ni Tampoco trabajo, solo la escuela y ya, lo demás del día lo pasaría a su lado.
—¿No tienes práctica hoy hija?
—No mamá, tampoco trabajo hoy, así que solo iré a la escuela y saliendo me vendré a la casa.
Mientras desayunabamos, le conté el incidente en la calle y como Xandro me ayudó y me trajo a casa.
—Sabes, se me hace muy sospechoso que un hombre como él, ande por estos rumbos —dijo y asentí dándole la razón.
—También pensé lo mismo, pero prefiero no tomarle la importancia, no creo que nos volvamos a topar.
termine mi desayuno y mi madre se paro a lavar los platos antes de que yo lo hiciera, fui a la habitación para tomar un baño y comenzar a cambiarme.
Prepare mi bolso donde siempre llevo mis zapatillas de Ballet, se que practicaría en el receso y no descansaría, hasta que sea hora de la siguiente clase.
Termine de alistarme, seque mi pelo y lo deje suelto, para cuando llegara a la escuela, ya tenia que estar completamente secó. Tome mis cosas y salí de la habitación y fui rumbo a la sala, deje mi bolso y mi mochila en un mueble y fui a la cocina para ver a mi mamá.
Se había quedado viendo nuestro tesoro, nuestro álbum de fotos, todos esos momentos que estuvimos juntas, como un gran equipo, me gustaba verla asi, no se veía preocupada por nada, tampoco estaba mortificada por su enfermedad, yo me encargaba de quitarle todo ese estrés, que todo estuviera bien a su alrededor, sabia qué si no tenia cuidados ni las medicinas indicadas, el cáncer la alcanzaría.
—Mamá, ya me tengo que ir —le dije y me acerque a abrazarla —Nos vemos en la tarde.
—Suerte hija.
Tome mis cosas y salí de la casa, comencé a caminar hacia la parada de autobús, mire la hora de mi celular y estaba a tiempo. Al estar en la parada revisaba mi celular, un auto se estacionó enfrenté, pero no era mi asunto.
—Tamara
Esa voz, yo conocía esa voz.
Levante la mirada para toparme con el auto de Xandro y él estaba afuera con la puerta abierta de atrás, valla, asi que traía chofer.
—¿Si?
—Vamos, te llevaré a la escuela.
Oh jodida mierda.
¿Que rayos pasaba aquí? Me levante de la banca y camine hacia él, quien me recibió con una encantadora sonrisa. ¡Oh dios mio! ¿Que dirán todos cuando llegué en este auto?
Bueno, ya lo descubriría. Solo esperó que las cosas no se salgan de control, eso esperó.
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