A pesar de solo ser un joven de 18 años, mi vida ha dado tantos giros inesperados que siento que esta vez no podré hacer nada para cambiar los sucesos.
Cada acto trae una consecuencia, por ejemplo: Mi padre engañó a mi madre, se divorciaron cuando yo tenía siete años. A los doce años me atraía mi vecino, lo observé por meses a través de mi ventana. Su hermana me vio observando desde la ventana, se lo dijo a mis padres, a su manera. Mis padres creyeron que yo era un pervertido, me encerraron en un internado militar.
Cada una de estas situaciones me ha convertido en el hombre que soy, con una mente decidida, fuerte ante las adversidades y cada vez más cerrado a demostrar mis sentimientos.
Cuando estuve en la academia militar, descubrí que definitivamente me gustan los chicos. Tuve dos relaciones. La primera no salió bien, y la segunda... aún estoy tratando de arreglarla. Para ser más específicos estoy tratando de separar a mi novio de su nueva novia. Él no ha sido capaz de decirle a su madre que es gay. Su hermano sabe de nuestra relación y me está ayudando a convencerlo de decirle a su madre la verdad.
Cada día que pasa me convenzo más de que tal vez Sam no es la persona que estará conmigo el resto de mi vida como prometió. Cada pelea me hace ver que se está alejando más de mí, y que, a pesar de todo, parece no estar dispuesto a luchar por mi como yo lo he hecho por él.
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Tampa, Florida – Mayo,2012 (Hace cinco años)
Hoy me desperté en mi habitación como todos los días. Me metí en la ducha, y cuando salí empecé a buscar ropa para ir a la escuela. Mientras me cambiaba, pude ver por la ventana a Max, el hijo de mis vecinos. No sé si es solo mi imaginación o cada día que pasa él está más apuesto. No puedo dejar de mirarlo. Para tratar de volver al mundo real, salgo de mi habitación y bajo a desayunar con mi madre que me espera desde hace diez minutos.
– ¿Mark qué tanto haces arriba que no bajas a desayunar? Vas a llegar tarde a la escuela. –me regañó igual que cada mañana.
– No llegaré tarde, lo prometo – dije tomando el jugo de un trago y agarrando una manzana de la mesa antes de coger mi mochila y salir de la casa.
Corrí hasta la estación y llegué justo a tiempo antes de que el autobús se fuera, subí y allí me esperaban Josh y Lucas, mis mejores amigos.
– ¿Otra vez te quedaste mirando a tu vecina?
– Cuando ella se dé cuenta estarás en problemas.
– No se dará cuenta. Soy muy cuidadoso.
No me atrevía a corregir a mis amigos con respecto a lo que veía a través de la ventana. Ellos habían ido en varias ocasiones a mi casa, y conocían a Stephany la hermana menor de Max. Ella era muy hermosa y por eso mis amigos creen que me gusta.
En la escuela no suelo llamar mucho la atención, soy un nerd, pero con mejor aspecto que mis amigos. Mis calificaciones son las mejores de mi año. Cuando crezca seré el administrador de la empresa de mi padre, Rob's Corporation. Ya sé cuál es mi futuro y quiero prepararme para ser lo que se espera de mí. Solo hay una cosa en la que sé que mi padre no estará de acuerdo. Mi preferencia a la hora de escoger una pareja.
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Mi padre dejó de vivir con nosotros hace cinco años, cuando mi madre se enteró de que tenía una aventura con su secretaria. Cuando ellos se divorciaron, él despidió a esa mujer y conoció a Sandra, su actual esposa. Ella tiene tres hijas: Becky, Alice y Charleen, que no son de mi padre, la menor tiene mi edad y las pocas veces que la he visto se ha empeñado en querer besarme. Mi padre dice que es porque saqué su atractivo, que las chicas me persiguen a pesar de ser joven.
Lo veo muy poco, ni siquiera viene a verme en mis cumpleaños. Solo recibo un costoso regalo y una petición de disculpa por no poder estar presente. Jamás me ha faltado nada material. Cuando quiero algo solo debo llamarlo y lo tendré, pero aun así no suelo llamarlo muy seguido.
Solo hay una cosa con respecto a papá que no me agrada. Cuando viene a casa... sé que mis castigos serán tan terribles, que me da miedo cuando mamá lo llama.
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Volví hoy a casa después del entrenamiento de soccer, y como siempre, después de una ducha, me sentaba junto a la ventana a ver a mi vecino. Pero hoy hubo un cambio. Stephany me vio observando por la ventana y creyó que la miraba a ella. Estoy en problemas.
La vi correr y llamar a su hermano, así que, cerré la ventana, apagué la luz y me escondí para que no me vieran.
Tengo doce años, estoy en octavo grado y creo que tengo un problema...
A todos los chicos de mi clase les están empezando a gustar las chicas, a excepción de mí.
Mi mamá dice que es normal y que no ha todos nos pasa al mismo tiempo, y que debería esperar.
Pero yo no me atrevo a decirle a ella que cada vez más me llama la atención el hijo mayor de nuestros vecinos.
Mis vecinos están pocas veces en casa por lo que Max suele llegar con su novia muy seguido, verlo con ella me provoca una sensación de molestia que solo había sentido al ver a papá con los hijos de su nueva esposa, pero esta vez era más fuerte.
No sé cómo describir lo que siento cada vez que lo veo, pero definitivamente no me gusta que esa chica venga tanto. Desde que ella llega hasta que se va, suele estar sin ropa encima. Lo único agradable de esa situación es que puedo ver a Max sin ropa también.
Desde hace unos días Stephany ha regresado tempano de su práctica de ballet, y se ha dado cuenta de que me la paso observando hacia su casa, solo que ella no se dio cuenta que no la miraba a ella.
Sé que esto me traerá problemas.
Yo sabía que Stephany me había visto.
Cuando sus padres llegaron ese fin de semana, ella les contó sobre su descubrimiento.
Ellos fueron a mi casa y cuando le dijeron a mamá que era algo grave ella llamó a papá, yo sabía que si él venía no sería bueno para mí.
– Esperen un poco por favor, mi ex esposo está por llegar. – mi mamá se excusó con los vecinos.
– Espero que de verdad valga la pena esperar. – el señor Clayton estaba muy molesto.
Cuando él llego nos sentamos todos en el salón de mi casa, ellos les dijeron a mis padres lo que sucedía y luego Stephany contó su versión de las cosas.
– Desde hace unos días, he sentido que alguien me observa. Cada vez que me asomo a ver por la ventana, siempre veo una silueta en su ventana. Traté durante días de evitarlo, pero ese día... – empezó a soltar lágrimas y a hablar más pausado. – Lo vi claramente a él observando cómo me cambiaba de ropa. Cuando se dio cuenta de que yo lo vi, cerró las cortinas, apagó las luces y se escondió. Ahora me da miedo ir a mi habitación y pensar que él me puede estar viendo con las luces de su habitación apagada. – esta vez sí empezó a llorar sin control alguno.
Mis padres y yo escuchamos en silencio hasta que ella termino de hablar.
– Mark... ¿Qué tienes que decir? – papá estaba bastante serio.
– No la estaba mirando a ella, y si te dijera que veía no me creerías. – y como dije, nadie me creyó.
– Mark... no empieces con eso de yo no he sido, otra vez por favor. – mamá tampoco estaba de buen humor.
– Ya me doy cuenta de que ustedes no pueden controlar a este muchacho, así que dejaré que las autoridades se encarguen de esto.
– Por favor Carl, no creo que sea necesario, nos aseguraremos de que esto no vuelva a pasar.
– ¿Cómo se supone que lo harán?... Porque necesitamos irnos con la tranquilidad de saber que nuestros hijos están a salvo. – La señora Clayton sonaba preocupada a pesar de nunca se encargaba de cuidar a sus hijos.
– Me encargaré de que Mark no vuelva a espiar a su hija. No necesitamos meter a la policía en esto. – papá no quería problemas legales.
Mis padres les dijeron a los vecinos que tomarían cartas en el asunto, y supe que mi castigo no sería como los anteriores.
Estuvieron hablando durante una hora en la cocina, y por hablando me refiero a discutir porque cuando se juntan es lo único que hacen. Cuando salieron de la cocina dijeron que habían tomado una decisión acerca de mí. Entonces me preparé para recibir el castigo.
– Mark... Decidimos cerrar la ventana de manera indefinida. – mamá empezó con las malas noticias.
– Dentro de un mes terminaran tus clases en la escuela. El último día, te recomiendo despedirte de tus amigos. Tomarás un vuelo a California. Hay una academia militar bastante buena, irás allí y estudiarás el resto de los años de escuela que te quedan. – y papá continuó hasta asustarme.
– Mamá... prometo no volver a acercarme o mirar a Stephany, pero por favor no me hagan esto.
– No nos dejas otra opción cariño, si no hacemos algo los Clayton harán que termines en un reclusorio. – mamá sonaba calmada.
– Mamá y yo hemos hecho lo posible para que seas un buen chico. Pero tu madre ya no puede seguir cuidándote si tienes esta conducta, y sabes que yo no puedo llevarte conmigo. Tengo tres niñas en casa y no es buena idea que estén juntos. Créeme hijo, esta es la mejor opción para ti. – dijo de manera seria.
– Esa no es una buena opción. Por favor papá, prometo ser bueno de ahora en adelante, pero no me envíes ahí.
– Tu padre pagará la nueva escuela, y vendrás conmigo en vacaciones.
Sentí que me odiaban, eran mis padres y no creían en mí, era por eso que no me atreví a decirles lo que en verdad veía por la ventana.
Junio, 2012 (Un mes después)
Hoy fue el último día de clases, me despedí de todos mi amigos y compañeros, ellos creyeron que exageraba cuando lo hice, creyeron que de todos modos nos veríamos al terminar la vacaciones, pero lo cierto era que mi vuelo salía hoy por la noche.
Cuando regresé de la escuela papá estaba aquí con su nueva familia para despedirse de mí.
– ¿Aún sigues enojado? Ya hablamos de esto Mark. – él seguía siendo inflexible al respecto.
– Déjalo cielo, no ves que ya está bastante mortificado. – Sandra siempre tratando de calmar el ambiente.
– Extrañaré perseguirte por todos lados Mark, cuídate mucho y no dejes que nadie te bese antes que yo. – dijo Charleen dándome un abrazo.
– Todos son chicos ahí, a menos que le guste eso, no creo que se deje besar por nadie. – Becky también me abrazó como despedida.
– No sabes cuánto voy a extrañarte enano. – Alice no se cansa de decirme así.
– Cuídate mucho Mark. – Sandra también me dio un fuerte abrazo.
– Gracias. Cuida al ejercito de muñecas hasta que yo vuelva. – le respondí con una sonrisa.
– Sabes que no podré acompañarte esta noche. Haz que me sienta orgulloso de ti hijo. – fueron sus palabras mientras ponía su mano en mi hombro.
Nadie a excepción de mis padres sabían que me iba, no quise decirles a mis amigos porque ellos preguntarían el motivo de esa drástica decisión, y no quería que nadie supiera la verdad.
Mamá me llevo al aeropuerto, solo estábamos ella y yo. Aunque sentí ganas, no lloré frente a ella.
– Llámame tan pronto como puedas cariño ¿Llevas el número de casa apuntado?
– Me lo sé de memoria mamá. ¿Vas a extrañarme?
– Por supuesto, eres mi bebé.
Fue difícil despedirme de mamá sobre todo porque yo no me quería ir. Lo único que ella dijo fue que esto era por mi bien. Obviamente no le creí. Una amable azafata me acompañó todo el camino.
Cuando el vuelo aterrizó había un hombre vestido con uniforme militar sosteniendo un cartel con mi nombre. Ella me dejó con él. Era un supervisor dela escuela que me llevó a la escuela, y en el camino me explicó las reglas:
- Los teléfonos solo se usan una vez al mes para llamar a nuestros padres y solo podíamos usarlos durante media hora.
- No podía faltar a clase ni podía llegar tarde, si rompía esta regla, tendría que limpiar los baños con un cepillo de dientes.
- Todos debíamos mantener el orden y la limpieza.
- No peleas.
- No estar fuera de la cama cuando las luces se apagaban.
Al llegar me llevó a mi habitación la cual, me explicó que compartía con otro chico.
– Carter, este será tu nuevo compañero de habitación. Enséñale todo lo que necesita saber. – el instructor habló seriamente.
– Si señor – dijo el chico que estaba acostado.
Cuando el supervisor salió Alex se sentó en su cama.
– Hola, soy Alex. ¿Y tú, cómo te llamas y cuál es la razón por la que terminaste aquí?
– Mi nombre es Mark Robbins. Estoy aquí porque mis padres no confían en mí.
– A eso me refiero... ¿Qué hiciste para terminar aquí? – dijo de manera burlona.
– Espiaba al hijo mayor de mis vecinos por la ventana. – estaba avergonzado en este momento.
– Eso no es tan malo. – minimizó mi infracción.
– Pero todos creyeron que espiaba a Stephany, la hija menor. Ella estaba en la ventana de al lado a la que yo veía. – expliqué para que comprendiera.
– ¿Lo que dices es que te gustan los chicos? – expuso su duda.
– Eso es algo complicado. Ni siquiera sé si de verdad me gustan, solo es una curiosidad.
– ¿Te atrae tu vecino? ¿Por eso lo miras?
– Algo así. – ni siquiera estaba seguro de mis palabras.
– No te preocupes, eso aquí es más normal de lo que piensas. Ahora, toma asiento y escucha atentamente. Ahora estas en una escuela que por fuera y a la vista de todos es solo una academia militar, pero los que estamos aquí vemos de manera diferente. Los alumnos se dividen en tres grupos:
-Grupo escolar, estos son los que entran desde preescolar hasta los once años.
-Grupo superior, estos son los de doce a dieciocho años.
– ¿Y el tercer grupo?
– El tercer grupo, es el más pequeño, así como también el más renombrado de todos. Los Olvidados, somos todos aquellos que, no les importamos a nuestras familias. Estamos aquí todo el año, solo recibimos dinero de parte de nuestros padres, y si somos bien portados nos dejaran salir tres días durante las vacaciones.
– ¿O sea que pertenezco al tercer grupo?
– Tú, mi amigo aún no perteneces a ningún grupo. Para pertenecer a un grupo debes estar aquí al menos seis meses. Pero en vista de que tus padres te enviaron aquí en vacaciones, tal vez no regreses allí hasta la graduación.
– ¿Tú cuánto llevas aquí?
– Estoy aquí desde preescolar. Pero ya estoy acostumbrado, esta es mi casa.
– ¿Tienes algún consejo para mí?
– Si, uno. Debes tener cuidado de la novatada. Este año los encargados son el trío gigante.
– ¿Qué es el trío gigante? – me parece gracioso el nombre.
– El trío está conformado por los gemelos Mitchell y Tom. Tres chicos que aman pelear con quien se les ponga en frente, debes tener cuidado de no meterte con ellos. Puedo estar seguro de que esta novatada será peor que la del año pasado. Todos suelen ser malos con los nuevos porque no pertenecen a ningún grupo, pero estarás a salvo mientras estemos en vacaciones... Como eres el nuevo hay un regalo para ti – me dio un cepillo de dientes, lo que me confundió – Es para limpiar los baños.
– ¿Tengo que limpiar solo con esto? – asintió.
– Seremos compañeros solo por vacaciones. Mi último compañero se graduó hace poco. Arregla tus cosas, las luces se apagarán en veinte minutos. – fue entonces que me di cuenta de que seguía parado al lado de la puerta.
Me di una ducha y me metí a la cama. Llevaba un rato tratando de conciliar el sueño cuando oí algo raro, creí que era mi imaginación, pero los sonidos no paraban así que bajé de la cama y los sonidos se detuvieron. Regresé a la cama y al cabo de un rato me dormí.
Me desperté temprano como de costumbre y me quedé unos minutos en la cama, sentí a alguien salir de la habitación. Salí de la cama para ver que era y ahí estaba Alex aun durmiendo. Es muy extraño.
Decidí darme una ducha antes que él se despertara.
Cuando se despertó empezó a prepararse para el entrenamiento de hoy.
Corrimos cinco kilómetros, luego fuimos a desayunar y a clases, nos dijeron que por ser vacaciones tendríamos la tarde libre y que no debíamos ocasionar problemas. Me di cuenta de que solo habíamos unos doce chicos, así que nos reunimos en mi habitación para conversar y conocernos mejor.
Vi que uno de ellos no dejaba de mirarme.
– Sam... Ya basta. – dijo Alex a modo de advertencia mirándolo.
Sam era un chico de 1,70 m, cabello negro, piel blanca, ojos grises, unos lindos labios que llamaban mi atención y un rostro bastante atractivo.
Los chicos estaban hablando de cosas sin importancia, y se escucharon unos pasos afuera de nuestra puerta, los pasos se detuvieron y todos seguían hablando como si no pasara nada, luego los pasos volvieron a oírse hasta perderse por el pasillo. Fue entonces que todos se quedaron en silencio por un momento, y luego alguien preguntó
– ¿Quién tiene condones? – lo dijo como si fuera lo más natural del mundo.
– Yo tengo. – mi compañero de cuarto alzó su mano.
El chico se acercó y le dio un billete de cinco dólares a Alex y este fue y saco una caja de debajo de su cama, la abrió y estaba llena de condones de diferentes tamaños, sabores y texturas. Me sorprendí porque nunca había visto uno tan de cerca y aquí había muchos.
– Josua, mi amigo ¿Tamaño, sabor, textura?
– M, fresa, normal. – su voz sonaba tranquila a pesar de que su aspecto demostraba lo contrario.
– Esta vez terminaste muy rápido la caja que te conseguí. – lo miró con expresión de sorpresa.
– Ya sabes cómo es Mathew, no para. – se frotó la cara con las dos manos mientras hablaba.
– Pues esta vez les saldrá más caro.
– ¿Por qué?
– Porque si ustedes no paran un poco me quedaré sin nada en un mes y tendrán una semana de abstinencia.
– ¿Estás loco? Mathew me matará. – dijo en tono de preocupación.
– Saldré en tres meses, si no pueden aguantar hasta entonces solo reduzcan las sesiones.
– Eso es imposible y lo sabes. – se quejó.
Después de escuchar esa conversación quedé muy sorprendido por ver que hablaban de sexo como si fuera el clima.
Cuando llego la hora de que todos se fueran a sus habitaciones decidí despejar mis dudas con Alex. Hablé con él acerca de su reciente conversación con Josua.
– ¿Qué ha sido esa conversación de antes? – pregunté cuando nos quedamos solos.
– ¿Cuál? – dijo despreocupado.
– La que tuviste con Josua. De donde vengo la gente no habla de esos temas. – dije como si fuera obvio.
– Pues acostúmbrate porque aquí eso es muy normal. Si tienes alguna duda puedes preguntar a quién quieras. – se detuvo por un momento a mirarme antes de sentarse en la cama.
– Me da mucha vergüenza preguntar sobre eso. Después todos creerán que me gustan los chicos. – expresé con timidez bajando el rostro y la voz.
– Para dejar claro este asunto. No todos aquí somos gais. Algunos tomamos la decisión de tener sexo para poder liberar la tensión. Otros, si lo son y tienen relaciones estables, como Josua y Mathew, por ejemplo.
– Y tú de cual eres. – pregunté con cautela.
– Yo soy bisexual. – su respuesta me dejó bastante sorprendido. Por lo que me quedé en mi sitio sin moverme. Después de unos minutos asimilando lo que me acababa de revelar, me atreví a seguir preguntando.
– Tengo una pregunta para ti. – hablé despacio.
– Dila. – se acostó mientras me observaba.
– Anoche oí algunos sonidos extraños ¿Qué son?
– Mmm, eso. Jax viene a verme de vez en cuando para divertirnos. – su respuesta fue bastante impactante.
– ¿Jax? ¿Ese chico pelirrojo que estaba muy callado? – era ese chico que no dejó de mirar a Alex ni un solo segundo toda la tarde.
– Si, ese. No te imaginas lo caliente puede llegar a ser. Pero déjame darte un consejo. No importa lo que oigas durante la noche, no digas nada, solo sigue acostado como si durmieras. – eso sonó más como advertencia.
– Jamás lo hubiera imaginado. Tengo otra pregunta para ti.
– ¿Qué es esta vez? – dijo exasperándose con mis preguntas.
– Ese chico... Sam... No dejaba de mirarme, me estaba incomodando.
– Solo te diré una cosa sobre Sam, aléjate de él Mark, ese es mi consejo. Ahora ve a ducharte, en unos minutos apagarán las luces. – me dio la espalda y se cubrió con la manta.
Hice caso a lo que dijo Alex y después me acosté a dormir. Pero no logré conciliar el sueño.
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